El misterio del sociólogo y las muertes en situación de calle
Felipe Estay está seguro de que la hipotermia ya no es la principal causa de defunción en indigentes. El análisis del ejecutivo de la Fundación Moviliza es que el año pasado más de la mitad de estos fallecimientos fueron por homicidios. Su tesis, debatida y discutida en ese mundo, plantea que las personas en situación de calle son las víctimas involuntarias de la nueva violencia urbana.
Felipe Estay (44) dice que su hallazgo apareció por curiosidad. Él, sociólogo y director ejecutivo de la Fundación Moviliza, que asiste a gente que vive en situación de calle, señala que el año pasado se preguntó cuánta gente moría de frío a la intemperie.
Por eso, mandó una solicitud por transparencia al Servicio Médico Legal, pidiendo información sobre muertes por hipotermia de gente en situación de calle. La respuesta no fue satisfactoria, dice Estay.
-Me dijeron que no tenían información sobre personas en situación de calle, pero sí información general de gente que muere de hipotermia. Fueron poco más de 100 casos en cinco años. Pero después nos preguntamos, ¿qué otro tipo de muerte en población de calle hay?
Estay se encontró con más cosas. Lo primero: el Ministerio de Desarrollo Social no lleva un conteo de muertes de personas en situación de calle con la causa del deceso. El sistema penal chileno tampoco distingue a las personas en situación de calle del resto. Por ende, en el Servicio Médico Legal y en Fiscalía tampoco se cuentan como una categoría aparte.
Esto lo llevó a un sitio web estadounidense: Homeless Deaths Count. De ahí sacó una idea: que él y su equipo contaran las muertes por sí mismos, revisando noticias de medios de comunicación y contrastándolas con información de su organización y de otras que también trabajan con gente en situación de calle.
Estay vio algo preocupante. Si en 2020 encontraron 17 muertes de personas en situación de calle, en 2021 dieron con 29 y en 2022, 44. El año pasado fue el más crítico: contaron 68 fallecidos.
Sólo que esas no eran las mismas cifras que manejaba la Subsecretaría de Servicios Sociales del Ministerio de Desarrollo Social. En esa repartición, el año pasado reportaron la muerte de 27 personas en situación de calle: dos de ellas por agresión física. Para 11 de ellas no hay causa de muerte registrada. El detalle es que esa institución no tiene la obligación de llevar un registro de este tipo de defunciones.
Eso no era lo que más le preocupaba a Estay. Según sus cálculos, en 2020 un 47,1% de las muertes de gente en situación de calle fueron por asesinatos. En 2023 subieron a 51,5%.
-El homicidio es la causa de muerte más prevalente en la gente en situación de calle, según el análisis que hicimos -dice Estay-. La hipotermia y los accidentes son las causas que le siguen, con un 14,7% cada una.
De hecho, el estudio sostiene que, durante 2022, una persona en situación de calle fue asesinada cada 10,6 días.
En cuanto a los perfiles de las víctimas por tipo de muerte, hay diferencias y similitudes.
De las 29 personas que han muerto de frío desde el 2020, 28 fueron hombres. La mayoría eran chilenos, que no vivían en la capital. Las personas asesinadas en situación de calle también son, en su mayoría, hombres adultos chilenos, pero vivían en la Región Metropolitana. De esas, 28 muertes fueron producidas por armas blancas. La causa que le sigue en cantidad son los disparos, con 22 víctimas.
El sociólogo aclara algo: esta medición no es exacta.
-Tiene un sesgo respecto a lo que van informando los medios de comunicación. Pero sí entrega información valiosa.
Liliana Cortés, directora social nacional del Hogar de Cristo, tiene el mismo punto de vista:
-Si bien los homicidios siempre son más noticiosos, yo creo que, efectivamente, han ido apareciendo muertes más violentas de personas en situación de calle en el último tiempo.
Lo que dice Estay es que si bien no recibió la cifra que esperaba, la información que le entregó el SML sirve como punto de comparación.
-Se entiende que si alguien muere de frío en la calle es porque vivía allí. Y 100 muertes en cinco años son pocas. Entonces, se entiende que están muriendo más por causa de homicidios. Es una buena aproximación.
Los resultados que Moviliza encontró fueron difundidos entre las fundaciones que trabajan con gente que vive en la calle. A pesar de que tuvo acogida, no generó consensos, dice Estay.
-Se armó un pequeño debate. Hay quienes tienen miedo que hacer este análisis lleva a estigmatizar a la gente de calle. Pero los datos hay que mirarlos de una forma general. Porque no por dos o tres casos que se asocie al tema de drogas en todas las carpas en Santiago hay un microtraficante.
Rucos en llamas
La gente en la calle no siempre ha muerto asesinada.
Lo dice Alexis Valenzuela, encargado del hogar Padre Álvaro Lavín, una hospedería para personas en situación de calle en el barrio Yungay.
Cuando Valenzuela llegó en 1996 a trabajar ahí, el barrio era tranquilo. Eso sí, dice que vivir en la calle era una realidad aún invisible y desconocida. “Aún se hablaba del viejo del saco”, dice.
Esto empezó a cambiar a punta de tragedias: el frío del invierno de 2006 se llevó a 150 personas en situación de calle en el país. Esta era la principal causa de muerte en ese tiempo, dice Valenzuela.
Fue por eso que se empezaron a implementar planes de invierno y a utilizar centros como el Estadio Víctor Jara, en Estación Central, como albergue. El año 2011 también hubo otro avance: se creó la Oficina Nacional de Calle a través del Ministerio de Desarrollo Social, para brindar asistencia coordinada en estos casos.
Pero Valenzuela dice que la calle empezó a cambiar.
-Se ha puesto más agresiva. Antes era común ver que la gente que vivía en la calle fuera alcohólica. Pero ya no se ve tanto eso. Ahora, la mayoría tiene problemas de drogas más duras.
Valenzuela dice otra cosa.
-Ellos antes venían de sus poblaciones a quedarse acá, un espacio protector, para escapar del tráfico que había en los lugares donde vivían. Pero ahora el barrio Yungay es uno de los más complejos en Santiago -dice-. Este nuevo mercado lo abrió la inmigración ilegal que llegó a estos barrios.
Este cambio no solo se vio en el consumo. También en la forma en que la gente de calle, que suelen tener adicciones, se relacionaba con las bandas que iban llegando a los barrios.
Valenzuela recuerda el caso de Manuel Alcántara, un hombre de 38 años que vivía en su hogar. Trató de escapar del consumo de pasta base en repetidas ocasiones, pero no lo logró. Vivía en el Parque de Los Reyes. Ahí, en 2021, dos personas lo golpearon, apuñalaron y quemaron.
En Santiago, la comuna donde murió Alcántara, según Estay se han registrado seis de estos homicidios entre 2020 y 2023. Hugo Cuevas, director de la Dirección de Desarrollo Comunitario, revela que, además de ese caso, otros dos fallecidos de forma violenta estaban registrados en el programa Plan Barrio Calle Cero, del municipio con el MDS.
Esta comuna no es la única que vio un crimen así contra una persona de calle.
Según el estudio de Estay, Estación Central es la comuna con más homicidios de este tipo (9). Le siguen Recoleta y Santiago (6) y Cerrillos (5).
Ignacio Castillo, director de la Unidad Especializada en Crimen Organizado y Drogas de la Fiscalía Nacional, dice que los homicidios de gente en situación de calle no sólo se han detectado en la capital: se han verificado casos en Iquique, Valparaíso, además de la Región Metropolitana.
Santiago es también, por lejos, la región que reúne más homicidios a nivel nacional: 40 entre el 2020 y 2023. Le sigue la de Valparaíso, con 10. El número baja abruptamente a dos crímenes de ese tipo en seis otras regiones.
Hay ejemplos: un hombre de 55 años fue quemado con bencina en su ruco en Valdivia, en julio de 2023. En Viña del Mar, en noviembre pasado, se encontraron dos cadáveres de personas en situación de calle en menos de una semana: uno apuñalado, el otro baleado. Según indican en ese municipio, estas víctimas mantenían consumo problemático de drogas. Sus muertes se vinculan a ajustes de cuentas.
Liliana Cortés lo grafica de otra manera: es algo que puede suceder al vivir en condiciones tan adversas.
-Si la violencia en la calle aumenta, las personas que viven en la calle no están protegidas. No tienen dónde refugiarse. Si pasa un grupo de personas que te quieren hacer daño, es fácil hacerlo. Un ruco de nylon y cartón en una esquina no es un lugar seguro.
Víctor Beltrán, candidato a doctor en Derecho UDP e investigador del proceso judicial penal, dice que esto se explica porque la dinámica de los homicidios en Chile cambió.
-Según el último Informe de Homicidios, el 53% de estos se producen en la calle -asevera-. Pero antes no era así: lo usual era que víctima y victimario fueran personas conocidas entre ellas, como en casos de violencia intrafamiliar. Hoy, han aumentado los casos con imputado desconocido y no es sencillo establecer una relación o grado de conocimiento entre víctima y victimario.
Valenzuela va un poco más allá con otra explicación.
-Si te das una vuelta por Yungay, vas a ver que hay al menos cuatro rucos donde se instalan tipos extranjeros para traficar. Pero se hacen pasar por gente que vive en la calle.
El vínculo con el narcotráfico de algunos rucos es una hipótesis que se investiga en casos de homicidios de gente de calle.
Por ejemplo, esta es una de las tesis que hay detrás de las cinco muertes en Cerrillos: en junio del 2023, dos hombres en situación de calle murieron a balazos en el sector del Parque Lo Errázuriz. En enero de este año, en tanto, otras tres personas en situación de calle aparecieron baleadas.
Lorena Facuse, trabajadora social y alcaldesa de Cerrillos (IND), entrega su visión.
-La gente en situación de calle tiene un perfil distinto al de hace cinco años. Yo creo que están siendo utilizadas como soldados por bandas de narcotraficantes que se han ido instalando. Hacen uso de estos rucos. Detrás de esto está el crimen organizado -dice-. Además, muchas de estas personas no han tratado sus adicciones, y eso los hace presa fácil de estas bandas.
Víctor Beltrán agrega algo en esa línea.
-Al estar en una situación sumamente vulnerable, es posible que el crimen organizado les abra ciertas puertas de acceso a dinero, drogas u otras cosas. Pueden ser estrategias que las bandas utilizan, precisamente, para fortalecer el control territorial que ejercen sobre un sector. Algo así como lo que ocurre con los narcos que “apadrinan” poblaciones.
Así fue con Benjamín Rossi: un hombre de 42 años que vivía en un ruco en Yungay. Apareció muerto a tiros en la vía pública el 26 de noviembre de 2022. Una línea investigativa que siguió la Fiscalía Centro Norte era que Rossi trabajaba para la banda que controlaba el barrio. Por eso lo mató una banda rival: para dar una señal.
-Yo había visto homicidios de gente en situación de calle. Muchas veces por riñas, peleas a cuchillo con otras personas en la misma situación. Pero estas ejecuciones con arma de fuego -dijo el fiscal Felipe Olivari a La Tercera sobre el caso, entonces- son más o menos nuevas.
Juan Mena (Ind.), concejal de Santiago, dice que hay rucos en su comuna en los que incluso se han encontrado armas adentro, como en sector de Parque de Los Reyes y el Parque Portales. “De hecho, la monja a la que asaltaron en Yungay me dijo que piensa que las personas que le hicieron eso vivían en situación de calle”.
Aún así, Víctor Beltrán no cree que la explicación esté en el tráfico de droga.
-Hay otros factores. Por ejemplo, la gente que vive en la calle siempre maneja mucha información. Y puede tener información de crímenes que se cometen en la calle. Eso quizás les perjudica.
Un nuevo foco
Para Felipe Estay, los resultados de su estudio muestran una arista que aún no se consideraba: hay un problema de seguridad de la gente que vive en la calle, más allá de la ayuda social.
-Si yo no tengo datos sobre muertes por calor, por ejemplo, ¿por qué voy a generar una estrategia para prevenirla? En tanto, si tengo datos de homicidios en la calle, ¿por qué no invertir mis recursos en prevenir ese tipo de violencia?
Aunque Chile sea el Estado latinoamericano que más invierte en gente que vive en esta clase de precariedad, dice Estay, las ayudas aún están lejos de llegar a todos los que la necesitan: de las 30 mil personas indigentes del país, medidas, como los albergues solo llegan a dos mil o tres mil personas.
La alcaldesa Facuse apunta a las culpas de los municipios, donde no es obligación generar un plan de políticas públicas para la gente en situación de calle.
Beltrán, en tanto, dice que es importante analizar la posibilidad de un cambio de foco en la forma en que el Estado mira este problema.
-Lo primero es tener la información para hacer un diagnóstico claro. Porque tenemos pocos recursos en seguridad pública para tomar medidas a ciegas. Pero es importante verlo como un camino, considerando que esto puede frenar el avance sobre el control territorial que pueden tener bandas organizadas.
Estay, por su parte, propone algunas soluciones para la seguridad de las personas indigentes: garantizar el acceso a refugios todo el año, generando estrategias de prevención o campañas de educación masiva:
-Yo no creo que la solución sea una estrategia policial. Pero, sea como sea, no deberíamos estar ajenos. Porque, finalmente, esto nos afectará tarde o temprano a todos.
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