Elizabeth Shakman Hurd: “Muchas mujeres iraníes están cansadas de que su apariencia esté regulada por el Estado”
En respuesta a la muerte de Mahsa Amini tras su arresto por llevar “mal puesto” el velo islámico, mujeres agitan e incluso queman la prenda en señal de protesta, objeto que, según la politóloga estadounidense, es “un símbolo del patriarcado, tanto secular como religioso”.
Lo que comenzó como una detención regular de la policía moral en Irán -donde la palabra regular se convierte en un eufemismo- se transformó rápidamente en una de las mayores protestas que la República Islámica ha visto desde 2019, durante el llamado Noviembre Sangriento. Aquella vez fueron los combustibles. Esta vez se trata de la libertad y, en algunos casos, de la vida de las mujeres iraníes, subsistencia íntimamente ligada al uso del velo islámico del que hoy muchas reniegan, como atestiguan las protestas que cruzan el país.
La chispa se inició el martes 13 de septiembre con el arresto de Mahsa Amini, joven de 22 años, por parte de la policía moral en Teherán. La razón: llevaba “mal puesto” su velo islámico, por lo que debía ser “reeducada”. Hasta ahí, no había nada fuera de lo “regular”, pero su repentina aparición en un centro de urgencias cercano y su posterior muerte, el viernes 16, convirtieron la chispa en un incendio que las autoridades aún no pueden controlar.
Desde el domingo 18, las manifestaciones se han esparcido por Irán, llegando a docenas de ciudades y medio centenar de pueblos. La muerte de Amini bajo custodia policial ha despertado suspicacias por la causa de su deceso, donde las autoridades han asegurado que se debió a un problema al corazón, negando cualquier maltrato físico, tesis puesta en duda por su familia.
Para entender las manifestaciones desde una óptica occidental, pero con la rigurosidad de quien ha estudiado el tema en profundidad, La Tercera conversó con la politóloga estadounidense Elizabeth Shakman Hurd, profesora de Ciencias Políticas y Estudios Religiosos y experta en Medio Oriente de la Universidad Northwestern.
Una semana después de la muerte de la joven Mahsa Amini, las protestas en Irán no han decrecido. ¿Cuáles son las claves para entender lo que está ocurriendo actualmente en el país?
Los iraníes, y en particular las mujeres de todos los estratos sociales, se están manifestando para pedir una transformación democrática en Irán. Se trata tanto de la continuación de movimientos anteriores que pedían reformas, como de un nuevo movimiento espontáneo fundado en la organización y la protesta de las mujeres contra la regulación, la represión y la violencia del Estado.
Estas manifestaciones se pueden comparar con las de Estados Unidos (y del resto del mundo) en respuesta al asesinato de hombres negros desarmados a manos de la policía estadounidense. La gente está harta de la violencia y la represión y se está arriesgando a pronunciarse para exigir justicia y dignidad. Merecen ser escuchados.
A través de videos viralizados en redes sociales, se ha visto a mujeres que se quitan el velo y se cortan el pelo en forma de protesta, tanto en sus hogares como en el espacio público. ¿Qué significado tiene dicha acción en la sociedad iraní?
Muchas mujeres iraníes están cansadas de que su apariencia esté regulada por el Estado. A menudo se espera que las mujeres de todas las sociedades (y no solo en el caso de Irán) se vistan y comporten de determinadas maneras, y se las disciplina si se niegan a hacerlo. En Irán, el control del velo y del peinado han sido durante mucho tiempo un símbolo del patriarcado, tanto secular como religioso. Hay que tener en cuenta que el velo fue prohibido por el Sha, y luego exigido por la República Islámica. Las mujeres quieren tomar sus propias decisiones y expresarse como les resulte adecuado.
¿Existe una petición visible o reconocible en las actuales protestas?
Las manifestaciones se han producido de forma espontánea y reflejan un fuerte descontento con el trato que recibe el pueblo iraní, y las mujeres en particular, por parte del gobierno. Pero, por sobre todo, con la labor de la policía. Se exigen y se requieren reformas.
¿Considera que estas protestas poseen un carácter de género, donde las mujeres lideran los cuestionamientos de lo ocurrido con Mahsa Amini?
Sí, son protestas lideradas por mujeres, donde las redes sociales están jugando un rol muy importante. También se han reportado ciberataques por parte del grupo Anonymous contra el gobierno iraní, así como a medios de comunicación afiliados al régimen.
¿A partir de qué elementos el fundamentalismo islámico y la policía moral justifican la política de vestimenta que promueven, incluso, a través de una fuerza policial?
Las medidas para justificar el sometimiento de las mujeres al patriarcado en sus múltiples formas se basan en todo tipo de argumentos, religiosos y laicos. Yo compararía la situación en Irán con los recientes esfuerzos de los legisladores, predominantemente masculinos, por controlar las decisiones de las mujeres en materia de salud reproductiva en Estados Unidos. Estas leyes también se justifican utilizando posiciones religiosas. Lo que importa aquí es que las mujeres están siendo sometidas a una variedad de medidas para controlarlas, a ellas y sus cuerpos, en todo el mundo. Hay que oponerse a todos estos esfuerzos dondequiera y cuandoquiera que se produzcan.
¿Qué cosas de la sociedad iraní tendrían que cambiar para que las mujeres vieran una modificación en su vida cotidiana, pensando en hechos como los ocurridos con Mahsa Amini?
Sería necesaria una reforma gradual de las leyes internas, lo que sería mucho mejor que una revolución violenta y un cambio de régimen subsecuente. Se trata de un proceso largo y arduo, pero ya está en marcha, como demuestran estas protestas. Los iraníes quieren un cambio.
Teniendo en cuenta las sanciones que el Tesoro de Estados Unidos aplicó al país y la reciente Asamblea General de la ONU, ¿qué presiones pueden ejercer los países de Occidente más allá de condenar lo ocurrido?
Las sanciones están relacionadas con el programa nuclear y no con la política interna en materia de mujeres. Estados Unidos y otros gobiernos occidentales harían bien en no presionar para que se introduzcan cambios en ámbitos culturales de este tipo, porque corren el riesgo de quedar ante la opinión pública como matones imperialistas, lo que no haría más que reforzar los argumentos de los partidarios de la línea dura dentro de Irán. Lo hemos visto una y otra vez en el pasado. Al mismo tiempo, es importante que los estadounidenses, como individuos, expresen su solidaridad con los manifestantes, y espero que muchos lo hagan.
¿Cuál es el alcance de estas protestas a nivel regional? ¿Es posible que la ola se extienda a otros países islámicos?
Creo que se trata de un cúmulo de protestas exclusivo de Irán. Otros países de la región tienen retos y problemas muy diferentes en este momento. Otro aspecto a tener en cuenta es que Irán está sometido a un fuerte régimen de sanciones internacionales que ha agravado la situación económica de los ciudadanos comunes y corrientes de Irán, algo que tampoco ocurre en otros países de la zona. Se trata de protestas específicas de Irán.
La Guardia Revolucionaria de Irán se mostró dispuesta a llevar a juicio a “quienes difundan noticias y rumores falsos”. ¿Qué rol ha tenido este organismo en las protestas?
La Guardia Revolucionaria iraní representa tradicionalmente las opiniones más intransigentes, por lo que es de esperar que se oponga firmemente a los manifestantes, incluso con violencia.
¿Qué papel podrían desempeñar los líderes religiosos y políticos en la búsqueda de una resolución al conflicto?
Los líderes religiosos y otros dirigentes de la sociedad civil harían bien en defender a los manifestantes apoyando las demandas de un gobierno iraní más abierto y pluralista. El régimen actual no refleja la voluntad del pueblo, y así lo han manifestado quienes están protestando.
¿Es posible que el propio líder supremo, el ayatola Alí Jamenei, se muestre dispuesto a cambiar algo? ¿O tal vez por parte del gobierno del Presidente Ebrahim Raisi?
Es poco probable que Jamenei apoye las reformas a estas alturas de su carrera. También es muy improbable que Raisi apoye las reformas: después de su elección el año pasado firmó una orden para aplicar nuevas restricciones que incluyen cámaras de vigilancia para controlar y multar a las mujeres sin velo o remitirlas para que reciban “asesoramiento”, así como una pena de prisión obligatoria para los iraníes que cuestionen o publiquen en internet contenidos que se opongan a las normas sobre el velo. Por otro lado, el jueves Raisi se negó a conceder una entrevista a Christiane Amanpour, de la cadena CNN, porque la periodista se negó a llevar un pañuelo en la cabeza para la conversación que se iba a realizar en Nueva York. Desgraciadamente, esta cuestión se ha convertido en un asunto con una gran carga política -como el control de armas en Estados Unidos- y es difícil mantener un debate razonable cuando todas las partes están tan atrincheradas y polarizadas.
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