En octubre de 2022, Sergio Bitar y el economista sueco Claes Brundenius editaron un libro que analizaba la herencia del socialismo democrático en el continente. Con prólogo del expresidente Ricardo Lagos, el volumen era un conjunto de ensayos de varios autores que miraban el pasado para rescatar elementos hacia el futuro. En el capítulo de presentación, Bitar y Brundenius se preguntaban por la forma que debía adoptar el socialismo democrático en el siglo XXI:

¿Es socialista la promoción de un ingreso básico universal, o la instauración del matrimonio igualitario, o una reforma tributaria con impuestos verdes, o la mayor participación política, o la igualdad de los derechos de la mujer? La política deberá responder con eficacia a nuevos desafíos de la humanidad: la paz, la pandemia, el cambio climático y la igualdad”, anotaron. “La propuesta del socialismo democrático deberá redefinirse para encarar esos problemas, respetando la democracia y los derechos humanos”.

Esas preguntas e ideas resuenan ahora en el Manifiesto del Socialismo Democrático, un documento elaborado por personalidades y líderes del PS y PPD y que se conoció esta semana. El texto de nueve páginas hace una autocrítica de la izquierda tras el fracaso de la Convención Constituyente en 2022 y la elección de consejeros constitucionales de mayo del año pasado y, a su vez, define un camino intelectual y político, una hoja de ruta para recuperar la influencia perdida.

“Somos continuadores de 24 años de gobiernos de centroizquierda y de lo que va de corrido del mandato del Presidente Gabriel Boric: es en esa tradición política en la que nos inscribimos y que reivindicamos con orgullo”, dice el texto, que tuvo entre sus principales autores a Ricardo Solari y Alfredo Joignant (PS), Guido Girardi y Sergio Bitar (PPD). También participaron dando su parecer René Jofré, Paulina Vodanovic, Jaime Quintana y los ministros Álvaro Elizalde y Carolina Tohá.

“En septiembre de 2022 y en mayo de 2023 las izquierdas chilenas sufrieron sus peores derrotas electorales desde 1990, y la mayor derrota política desde el Golpe Militar de 1973″, dice el manifiesto, que, sin embargo, reconoce en la victoria de la opción “En contra”, en el plebiscito de diciembre de 2023, “una bocanada de aire fresco, pero que no exime a las izquierdas de ofrecer explicaciones sobre el fracaso del proceso de cambio constitucional que se inició con el estallido social de 2019″.

El economista Ricardo Solari, PS, fue uno de los autores del manifiesto. Foto: Andres Perez

El documento advierte que “enfrentamos una situación de alta controversia, cuesta arriba, con nuevos adversarios de derecha dura (republicanos) y amenazas de todo tipo de populismos, lo que nos exige explicar y justificar lo que proponemos”.

En un sentido, el manifiesto busca fortalecer la identidad del socialismo democrático, recuperar sentido y protagonismo. Y, a su vez, aspira a establecer una plataforma de unidad para la centroizquierda, que genere una fuerza política para enfrentar a la derecha. Los autores plantean que el socialismo democrático es la alternativa más adecuada para dar esa batalla, porque -dicen- “las otras fórmulas políticas están desgastadas y no tienen la capacidad para enfrentar los problemas nuevos”.

-Si bien se apoya al gobierno, esta es la expresión de una izquierda democrática que quiere representar a las grandes mayorías -dice Sergio Bitar.

El manifiesto llama a recuperar elementos y símbolos esenciales de la tradición socialista chilena, como la vocación universal, la patria (“nuestra tradición era con banderas chilenas”), el valor del trabajo y la seguridad social. Pero en función de un nuevo escenario y de los desafíos que plantean el cambio climático y la sociedad digital.

-La crisis del octubrismo y el fracaso del proceso constitucional son signos de una crisis profunda. Las instituciones como el socialismo democrático no fueron una alternativa. Si hubiera existido un socialismo democrático con ideas, tal vez esas crisis se habrían evitado -dice Guido Girardi. Y agrega: “Se trata de entender que si en el siglo XX el socialismo democrático generó un aporte gigantesco, las ideas de ayer no sirven y hay que repensar el socialismo democrático para esta nueva era”.

Al mismo tiempo que releva su identidad, el socialismo democrático quiere desmarcarse del Frente Amplio. De hecho, dice un observador del trabajo, el proceso de unificación de los partidos del FA operó como un estímulo para la reflexión del grupo.

La izquierda racional

La idea de una Federación Social Demócrata ronda hace décadas en la centroizquierda. Ya en 1987, cuando se creó el PPD en torno al liderazgo de Ricardo Lagos, se pensó en un solo partido con el PS para enfrentar el plebiscito. Pero la idea naufragó entre las divisiones de los socialistas de la época. La aspiración de unidad se prolongó en el tiempo, incluso el propio Lagos mantuvo doble militancia.

Tras las sucesivas derrotas electorales de la izquierda, el deseo de unidad revivió el año pasado, y fue motivo de debate en el congreso del PS, en octubre. Pero fue rechazada.

Desde el PS dicen que la idea detrás del manifiesto es trabajar en una fuerza común, pero afirman que la idea de una federación no fue parte de las conversaciones.

-Es una antigua idea tener algo común, juntar fuerzas. No lo hemos conseguido, pero siempre trabajamos juntos -dice Bitar.

Sergio Bitar, exministro de Obras Públicas (PPD).

Girardi prefiere hablar de una plataforma, un espacio de trabajo “participativo, inclusivo, de una cultura progresista, pero centrada en generar pensamiento nuevo para enfrentar los desafíos viejos, la desigualdad, los problemas de salud, la educación y los desafíos de hoy, el cambio climático, la inteligencia artificial, la biotecnología”.

El manifiesto alude a objetivos de corto plazo, la contienda política electoral, pero también a pensar en un proyecto de país, una visión a largo plazo. En este sentido, el texto recoge también conversaciones con intelectuales progresistas. Entre ellos, mencionan a Kathya Araujo, Claudio Fuentes, Cristóbal Rovira y Juan Pablo Luna.

El propósito, dice uno de los autores, es nutrir la política de ideas y de investigación social. “En Chile hay mucha investigación social y de muy buena calidad, pero la política no se hace mirando la investigación social, no ha tomado en cuenta las transformaciones sociales. Ahí vemos una distancia muy grande entre la acción de la política y su interpretación de la sociedad”.

El manifiesto parte citando a Eric Hobsbawm, el gran historiador marxista británico, y su texto Políticas para una izquierda racional. “Es una forma de reconocernos parte de una tradición socialista, admiramos a Hobsbawm”, dice uno de los redactores. Pero también es una toma de posición: la izquierda racional y realista.

El exsenador PPD Guido Girardi, Foto: Andres Perez

-Lo que nosotros aprendimos es que los grupos de avanzada no transforman la sociedad -dice Girardi-. Los cambios ocurren cuando el conjunto de la sociedad es parte de esos procesos, no cuando hay un grupo iluminado que cree ser dueño de la verdad y a nombre de esa verdad embarca a todo el resto. Izquierda racional apunta a que esto tiene que ser un proceso de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo.

Visto de otro modo, “una izquierda que no hace una interpretación ideológica de la realidad, sino lo más ajustada posible a la realidad”, acota otro autor.

En un contexto de auge de las políticas identitarias, el manifiesto propone un relato universalista: “¿Puede la izquierda renunciar al universalismo que la fundó, ese denominador común que pudo ser en el pasado el proletariado, la clase obrera, los proletarios del mundo o lo que Frantz Fanon pudo llamar los “condenados de la tierra”? Opinamos que no”.

Esa convicción se basa en una certeza, dice Bitar: “La suma de identidades radicales que no tienen una visión conjunta y sin disposición a ceder en sus posiciones, no permite crear miradas comunes, una narrativa unitaria, y eso no da el ancho”.

La patria y la unidad

Para los autores, una de las lecciones que dejó la Convención Constitucional es que la idea de nación genera cohesión social. “El abandono de esa idea desató una derrota cultural devastadora en la campaña del Apruebo”, recuerda un militante socialista. De ahí que ahora revaloren la palabra patria. “Ciertamente, no hay razones para regalarla a la derecha”, dice el manifiesto, que recuerda la visión de Salvador Allende al hablar de la revolución con empanadas y vino tinto.

Seguridad, protección social, salarios y cambio climático son otros de los ejes de la declaración de los socialdemócratas. “El socialismo será verde o no será”.

Un desafío central, dicen los autores, es volver a conectarse con la ciudadanía y con la realidad de las personas, especialmente de los sectores más necesitados y los jóvenes empobrecidos. “Los partidos empezaron a operar en una especie de vacío social y eso no puede ser, no tiene destino. Si la izquierda no se vincula con el mundo popular, con sus problemas, sus angustias, su realidad, no tiene sentido de existir”, dice un líder socialista.

El manifiesto menciona, de hecho, la crítica al “ñuñoísmo”, identificado con el Frente Amplio: la izquierda educada y cosmopolita, desconectada de las clases populares.

El sociólogo Alfredo Joignant (PS). Foto: Juan Farias /La Tercera

Si bien el Socialismo Democrático se integró al gobierno, se ha visto desdibujado, “ha caído en la irrelevancia”, dice Girardi. El fundador del Congreso Futuro ha sido especialmente crítico con el FA. Antes de las elecciones de consejeros convencionales de mayo de 2023, se refirió a Apruebo Dignidad como la “lista del indulto”. Y antes, incluso, especuló que el FA “va a vivir una obsolescencia aceleradísima”.

-Ellos fueron capaces de incorporar a una generación de jóvenes a la política. Pero yo no veo en el Frente Amplio una propuesta que se haga cargo de los desafíos que teníamos pendientes ni los del futuro. Creo que la visión de la izquierda que ellos representan no tiene la capacidad de respuesta a los problemas que enfrentamos. El socialismo democrático sí, porque tiene plasticidad neuronal, tiene capacidad de ir dando respuesta y no se enceguece ante los problemas -afirma.

Con el horizonte de dar forma a un proyecto país, plantean una acción política abierta al diálogo y no descartan la colaboración con sectores de la derecha.

“Las rigideces impiden el progreso. En política tu tarea es avanzar”, recalca Bitar. Pero “esto no es el afán del consensualismo. Los acuerdos son buenos en la medida en que permitan que se mejoren las condiciones de vida de las personas”, dicen desde el PS.

Girardi recuerda la experiencia del Congreso Futuro, donde colaboran personalidades de diferentes tendencias políticas, y plantea que “el socialismo democrático aspira a ser una fuerza que, además de tener ideas, sea inclusiva y colabore a construir un proyecto de país”.

El manifiesto, en todo caso, no es un programa ni un decálogo cerrado, dicen, sino una invitación para el debate. “Esto es una semilla”, asegura Bitar. “Es una provocación”, según Girardi.