Error de diagnóstico: La historia del viaje que empañó el debut de Izkia Siches
Desde antes de asumir, la ministra del Interior y su equipo cercano venían preparando la visita a La Araucanía como la primera gran señal de su gestión. Pero algo salió mal en el camino.
El viernes 11 de marzo, minutos después del cambio de mando, el equipo de la ministra del Interior, Izkia Siches, envió la agenda del primer viaje a La Araucanía a los cinco ministros que la acompañarían. Estaban considerados Maya Fernández, de Defensa; Juan Carlos García, de Obras Públicas; Begoña Yarza, de Salud; Marco Antonio Ávila, de Educación, y Jeannette Vega, de Desarrollo Social.
Con esta visita, la ministra quería mostrar la primera señal sobre cuáles serían las prioridades de su gestión. Y acercarse al conflicto en La Araucanía estaba entre las primeras. Eso explica, también, que haya pedido a tantos ministros que la acompañaran; la señal debía ser potente y multidisciplinaria. Para el martes a mediodía, los ministros ya habrían pasado a quinto plano y la señal se había disparado hacia otro lado: que si este viaje había sido improvisado, que si creyeron que los recibirían distinto por ser del nuevo gobierno, que si fueron demasiado amateur. En cualquier caso, había aquí un error de diagnóstico.
“Traslado Temuco-Ercilla. Familia Catrillanca”. Así estaba descrita la cita en la agenda enviada a los ministros y, por lo mismo, no todos entendieron que la reunión con Marcelo Catrillanca, padre de Camilo Catrillanca, se realizaría en Temucuicui, la conflictiva zona en la que viven cinco comunidades mapuche y donde es imposible entrar sin su venia. Además, porque los secretarios de Estado no participaron de la coordinación de la gira, sino que todo lo administró el equipo de Siches.
Cuando los subsecretarios de Interior fueron avisados de que también estaban considerados en el viaje, Manuel Monsalve puso la primera alerta. Decidió no ir bajo el argumento de que era mejor que uno de los tres se quedara en Santiago, porque ya eran demasiadas autoridades. Esto, porque viajaron Eduardo Vergara, de Prevención del Delito, y Miguel Crispi, de Desarrollo Regional.
No fue raro que Siches decidiera partir su gestión con un viaje, ya que había tenido éxito “El bus de la Esperanza”, en el que la jefa de gabinete recorrió el país acompañada por su equipo de confianza del Colegio Médico (Colmed) durante la segunda vuelta presidencial. Desde ese momento, Siches adquirió protagonismo en el equipo del Presidente Gabriel Boric, cuestión que incluso despertó cierto recelo por parte de algunos miembros de la coalición. Sobre todo en el Partido Comunista, donde ella militó en su juventud.
Desde esos días, Siches se empezó a perfilar para el Ministerio del Interior. Tanto, que apenas ganaron la elección, empezó a trabajar con el abogado Salvador Millaleo, cercano al jefe de gabinete, Matías Meza-Lopehandía, en temas vinculados con los pueblos indígenas. Ya nombrada, se sumaría a ese equipo Rubén Sánchez Curihuentro, director del Observatorio Ciudadano, además de Roberto Estay, jefe de gabinete, y de sus asesores Matías Libuy y Christian Amengual.
Estos dos últimos, más Sánchez, fueron parte de la avanzada que se realizó el domingo 13 en Temucuicui, 48 horas antes de la visita. En ella -acompañados por carabineros de civil-, se reunieron con Marcelo Catrillanca. Fue el comunero quien dio la idea de realizar la reunión en su casa, al interior de una zona en la que el año pasado se cometieron 1.200 atentados, y en la que este año ya han ocurrido ocho homicidios.
Por esos antecedentes fue que la subteniente Constanza Neira Veloso, escolta de la jefa de gabinete, le advirtió: “Es un lugar peligroso”.
Pero no fue la única advertencia que recibió por parte de Carabineros. Los uniformados le recomendaron realizar la reunión en Temuco y, en el caso de trasladarse a la zona, hacerlo en autos blindados. Pero el plan ya estaba en marcha y en las entrevistas televisivas del domingo en la noche, el Presidente lo confirmó: “Instruí a la ministra del Interior que la próxima semana visite La Araucanía”.
Al día siguiente, el tema se conversó por primera vez en el comité político. En medio de la tensión por la repartición de las seremías, se les avisó a los presidentes de los partidos que en la gira se iban a anunciar dichos cargos regionales. Además, se les explicó el motivo del viaje.
–Nos dijeron que se iban a reunir con autoridades ancestrales. Que tenía un peso simbólico. Ahora hace más sentido, dice uno de los asistentes.
A las 17:00 del lunes 14 de marzo, el jefe de gabinete del ministerio envió un correo electrónico a los alcaldes de la región, para invitarlos a una reunión. “Aquella instancia tiene como objetivo presentar a las nuevas Seremías designadas por el Presidente Gabriel Boric y además dar a conocer el equipo de trabajo que se desplegará por el Wallmapu”.
El grupo de alcaldes había participado de una actividad el 3 marzo para conversar sobre el plan del gobierno para la zona y en el que se les comentó del viaje para los primeros días de mandato. Pero nunca se les volvió a informar ni pedir una opinión sobre el cronograma.
En la misma tarde, el equipo de Siches envió una invitación abierta a la comunidad de Temucuicui para la reunión del martes, según comentó Mijael Carbone, vocero de Temucuicui tradicional, la misma facción a la cual pertenece Catrillanca. A las 23:40, mientras el Presidente se refería al viaje en la entrevista con Don Francisco, la delegación aterrizó en La Araucanía junto con el general director de Carabineros, Ricardo Yáñez.
“No va a ser nuestra última visita”, aseguró la ministra del Interior al llegar a Temuco. Con ella también iba su pequeña hija, Khala.
La advertencia que no se escuchó
El martes 15 la jornada comenzó temprano. Luego de una reunión entre los ministros en Padre de las Casas, cada uno siguió su cronograma. A las 9:50 Siches iba junto a su equipo, incluido el subsecretario Crispi, camino a Temucuicui. Pese a las advertencias de Carabineros, la comitiva se trasladó en autos no blindados, con pocas garantías de seguridad y acompañados de policías de civil. En la ruta se juntaron con Marcelo Catrillanca, para ingresar al sector.
Cuando les quedaban 300 metros para llegar a la zona, en el cruce Quechereguas, se escucharon disparos y la comitiva alertó de un corte de ruta. Los intentos de Catrillanca por calmar la situación no sirvieron y tampoco los gestos de los presentes. El caos fue tal que los autos de la delegación chocaron entre ellos y volvieron todos averiados.
Ricardo Yáñez miraba las imágenes de la televisión y repetía cuánto se le había advertido a Siches. El director de Carabineros estaba en el Gobierno Regional de Temuco junto a los generales César Bobadilla y Manuel Cifuentes, quienes coordinaban por radio y celulares la protección de la ministra y su comitiva, una vez que habían llegado al cuartel policial.
A las 10:30 de la mañana los videos de la emboscada a la ministra del Interior ya circulaban por todas partes, mientras ella y su equipo estaban dentro del retén policial de Ercilla. En Santiago, el Presidente Boric estaba preocupado, y tras comunicarse con Siches, decidieron que el plan seguía. La ministra Camila Vallejo fue la encargada. Una hora después, en el patio de Los Naranjos, dijo que el itinerario de Siches seguía y, de paso, que esto había ocurrido habiendo estado de excepción. Mientras, la ministra del Interior había salido ya del cuartel para lograr su conversación con Catrillanca, aun cuando éste ya había dicho que la visita fue improvisada.
En el puente Tricauco encontraron un vehículo quemado junto al siguiente mensaje:
“Izkia Siches, mientras existan presos políticos mapuches, no habrá diálogo. Por Kamilo (sic) Katrillanca y todos los caídos en combate. En Wallmapu no aceptaremos ningún soborno de un Estado asesino”.
La fiscalía abrió una investigación de oficio, pero decidió no interponer ninguna denuncia.
La Resistencia Mapuche Malleco se atribuyó los hechos. “Tuve información por materia de seguridad de que había algunas señales en torno a reivindicaciones de presos políticos mapuches y creo que esas son parte de conversaciones que tenemos que tener”, diría esa noche la ministra del Interior, abriendo así otro flanco sensible. Su propio subsecretario, en Santiago, abordaría el punto: “Las personas que están hoy condenadas por un delito han sido condenadas por nuestro sistema judicial, por lo tanto, están condenadas por un delito que está tipificado en el Código Penal. Desde esa perspectiva no son presos políticos”, dijo Monsalve a T13 Radio.
La queja de los dueños de casa
En el minuto del atentado, los demás ministros se encontraban en sus actividades en la zona. Maya Fernández estaba con las Fuerzas Armadas planificando la “desescalada”, como le llaman a la retirada del estado de excepción; Juan Carlos García estaba reunido con los miembros del MOP de La Araucanía, y Begoña Yarza, en el Cesfam de Labranza.
El ministro de la Segpres, Giorgio Jackson, por su parte, estaba en el Congreso. Todos fueron advertidos de inmediato por sus equipos de lo que había ocurrido y la instrucción no tardó en llegar desde la Secretaría General de Gobierno. Ninguno podía referirse al tema hasta que hablara la vocera, porque estaban llegando críticas a la planificación de la gira.
Lo que más les afectó, dicen cercanos a la ministra del Interior, fue la declaración de Catrillanca tras el atentado. Pero no fue la única opinión que generó ruido al interior del gobierno. El turno del PC les dolió: “No hay que pecar de confiados, acá hubo evidentemente situaciones que no se previeron. Poner en riesgo a un equipo ministerial por parte del gobierno es una situación bastante compleja”, dijo la diputada Karol Cariola.
De todas formas, las actividades continuaron en Temuco. La jefa de gabinete se reunió horas más tarde con la familia Martínez, víctima de incendio en la zona. Además se juntó con el director general de Carabineros, el director general de la PDI, con el general del Ejército de La Araucanía y alcanzó a estar unos minutos en la presentación que realizó su equipo con los alcaldes de la zona. En ella participaron Crispi, Millaleo, Sánchez y Jeannette Vega.
–El alcalde de Ercilla no tenía idea de que la ministra Siches iba a estar en su comuna. Aquí en Victoria estuvieron algunos ministros almorzando y tampoco tuvimos idea de su presencia. Les dijimos que tenían que respetar el territorio y a los alcaldes, que escucharan a los que vivimos aquí. Existe una mirada muy santiaguina, a veces romántica, de lo que puede estar ocurriendo en nuestro territorio. Para limpiar esa mirada, les pedimos que por lo menos nos escuchen-, dice Javier Jaramillo, alcalde de Victoria.
Para peor, en la cita no se anunciaron las seremías, como les había prometido.
–Consulté el motivo, e Izkia dijo que no querían “eclipsar” el nombramiento por lo que había ocurrido. La reunión fue muy similar a la que ya habíamos tenido-, comenta el alcalde de Temuco, Roberto Neira.
Entre los asistentes también hubo quienes valoraron la presentación, como el alcalde de Lautaro, Raúl Schifferli.
Dentro de los ejes que presentaron Millaleo y Sánchez, siempre se mencionó al diálogo como la principal herramienta. De hecho, a algunos alcaldes les han comentado sobre el silencioso trabajo en la zona del Centro Nansen, que dirige Alfredo Zamudio.
De todas formas, la mayoría de los alcaldes no quedaron conformes, por el poco tiempo que les otorgó Siches, a quien le quedaba una junta más en su planificación: los sectores económicos. Estaban ahí representantes de la multigremial de La Araucanía, la Cámara de la Construcción, agrupación de Camiones, además de las principales forestales: CMPC y Celulosa Arauco.
En la cita, a la que la ministra llegó una hora tarde, los presentes no quedaron conformes con la presentación. Sin presentaciones previas, Siches les habló sobre la retirada del estado de excepción y les habló del plan en desarrollo para abordar el conflicto. Los invitados le reprocharon que retirara a los militares sin un plan alternativo en funcionamiento. También le plantearon la importancia del lenguaje y las señales. Si habla de Wallmapu tiene otro efecto en la zona de si habla de La Araucanía, fue el mensaje.
Con quien no se juntó Siches fue con el dueño de casa, el gobernador Luciano Rivas, el único de la oposición. Aun estando en el mismo edificio –casi todas las reuniones las tuvo en la gobernación-, no hubo agenda para él ni para su par del Biobío, quien también había sido citado por el equipo de Interior. La molestia de ambos tenía que ver con la validación de la autoridad, sobre todo en una zona tan compleja. Alrededor de las doce de la noche –cuando Siches ya estaba en Santiago- el gobernador recibió un whatsapp de la ministra disculpándose por no haberlo visto. Le explicó que estaban en instalación, pero que cuando regresaran a la zona, “en dos semanas”, sí se reunirán.
Buscando a un culpable
En la mañana del miércoles 16 el comité político realizó una reunión de emergencia. En ella, el Presidente respaldó a Siches y quedaron de realizar las evaluaciones pertinentes para ver en qué se había fallado. De todas formas, el clima estaba espeso en La Moneda. Los integrantes del gobierno fueron advertidos de que para dar cualquier declaración, tenían que pasar por la Secom y que nadie debía referirse al tema.
Con el correr de las horas, aumentaban las desconfianzas.
En Interior empezaron a buscar culpables de las filtraciones a la prensa y miraron con recelo a la Secom. Algunos dicen que hay diferencias que se mantienen desde la segunda vuelta presidencial y, por lo mismo, justifican el secretismo con el que se gestaron las actividades de la ministra.
También en el gabinete hubo quienes cuestionaron el próximo viaje al norte que prepara Interior. “No podemos cometer los mismos errores”, dijo uno de los ministros. Tras la reunión de la mañana, Siches viajó al Congreso acompañada de Giorgio Jackson, para defender la prórroga del estado de excepción en el norte.
En el Parlamento, varios diputados de oposición criticaron a Siches por el uso del concepto Wallmapu -el que reiteró pese a las advertencias de los empresarios-, por ir a Temucuicui, por referirse a “presos políticos” y por no querellarse tras los hechos ocurridos, punto en el que coincidían algunos integrantes de la coalición de gobierno.
Es más, el mismo día del atentado, Siches le pidió a la directora jurídica de Interior, Camila Barros, y a su equipo, que le hicieran una minuta explicando qué delitos podían configurarse en el atentado que sufrió en Temucuicui. Barros y sus asesores le entregaron un documento donde explicaban que podían presumirse tres delitos: atentado contra la autoridad, incendio y porte ilegal de armas. A pesar de lo que le informaron, Siches decidió no querellarse.
Pero no fue la única crítica que recibió la jefa de gabinete durante esa jornada. En un punto de prensa en el Congreso habló de la confección de un manual para recomendarles a los medios cómo cubrir los conflictos que involucren a los pueblos indígenas o migratorios. La declaración, era de esperar, levantó una serie de críticas que hicieron que la ministra volviera a explicar el punto. Aseguró que el manual no tiene nada que ver con coartar la libertad de expresión, y Camila Vallejo rectificó, explicando que el manual era para uso interno en las comunicaciones del gobierno.
La reunión más importante del Ministerio del Interior para revisar los acontecimientos en Temucuicui fue el jueves. La lección fue que nadie tiene control hoy entre las autoridades mapuche. Y que su promesa de seguridad no es garantía suficiente, resumieron.
Ese día, hubo diferencias por el concepto de “presos políticos” que había utilizado la ministra y coincidieron en que uno de los errores que detectaron en la reunión fue que Marcelo Catrillanca no tenía el peso que imaginaron en Temucuicui. “Nosotros tenemos nuestra propia vigilancia. Si quieren entrar así están muy equivocados. Soy yo el que representa a la comunidad”, dijo Víctor Queipul, lonko de Temucuicui, a Interferencia.
Y el comunicado de la Comunidad Autónoma Mapuche de Temucuicui fue más duro aún con el gobierno: “La ministra de Interior y el gobierno son los únicos y exclusivos responsables, toda vez que se manifiesta mala fe e improvisación. Un gobierno que dice tener el carácter de plurinacional debe conocer y entender los mecanismos protocolares mapuche”.
En esa línea, en la cartera se preguntaron: ¿Quién coordinó la visita con Catrillanca?
Esa disputa tiene diferentes versiones. Algunos apuntaron a la “inexperiencia” del equipo que venía del Colmed, asegurando que fueron los encargados de toda la planificación del viaje. Otros dijeron que Miguel Crispi tenía un vínculo cercano a Catrillanca, desde la negociación de los escaños reservados. Pero la mayoría apuntó al rol de los asesores Salvador Millaleo y Rubén Sánchez, quienes han sido los encargados de llevar las relaciones con los pueblos indígenas.
Un ejemplo: Millaleo fue el que hizo las gestiones para que los representantes de los pueblos indígenas asistieran al cambio de mando.
Autoridades de la zona aseguraron que el mismo Millaleo había recibido advertencias, a través de terceros, de que iba a ser complejo si visitaban Temucuicui. Además, fue cuestionado en la interna por no conocer los protocolos para ingresar a la zona.
Por eso en el círculo de hierro de Siches, como asegura una fuente, insisten en que el error no fue suyo:
-”El bus de la Esperanza estuvo en La Araucanía, funcionó todo y no hubo ningún incidente. Y ese mismo equipo ahora está con Izkia, pero con algunas otras personas. ¿Dónde está el error, entonces?”
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