Era 2021 y, en plena pandemia, una organización de monedas digitales aterrizó en Chile, sin mayores anuncios, haciendo una promesa provocativa. Se llamaba Worldcoin, un proyecto dependiente de Tools for Humanity, creada en 2019 por Alex Blania y Sam Altman, CEO de Open AI, la empresa responsable de Chat GPT. Su ofrecimiento era sencillo: le darían 10 worldcoins -unos $ 20 mil de entonces- a cada persona que les permitiera escanear su iris. El valor de la moneda fluctúa según variables del mercado. Por esa razón, hoy está avaluada en $ 90 mil.

El procedimiento sigue siendo el mismo. La persona interesada descarga la aplicación de Worldcoin y reserva una hora en una sucursal. Cuando llega, espera en una fila bastante extensa para realizar el escaneo de su iris. Aunque, primero, se deben cumplir tres requisitos para recibir sus monedas: ser mayor de edad, no tener nacionalidad estadounidense y no poseer un VPN, es decir, una ubicación registrada en Estados Unidos. Sin embargo, para la verificación de mayoría de edad no solicitan documentos que acrediten esto. Según una trabajadora de la organización, para evitar que menores de edad se registren, se guían por la apariencia física de las personas: “si se ve menor o si no aparenta su edad no registramos”.

Por último, para completar el registro, la persona debe aceptar el escáner biométrico y el envío de sus datos a un blockchain, una cadena de bloques que contiene información codificada. Al aceptar estas condiciones, el personal de Worldcoin pone a la altura de los ojos de las personas unos aparatos circulares y plateados bautizados como “Orb”. Estos escanean el iris para verificar que el sujeto es humano y no inteligencia artificial, además de asegurar que una persona no se está registrando dos veces.

Mediante el escaneo del iris se genera un código particular o hash, que queda encriptado y guardado en la fundación Worldcoin. Este registro se oficializa cuando la persona obtiene su WorldID, una cuenta dentro de la empresa, la cual, según lo define su sitio web, es “un pasaporte más humano para internet”.

Inicio de la aplicación móvil "Worldcoin".

Wordlcoin enfatiza que el escaneo del iris se hace para identificar que se trate de una persona humana: “Una de las problemáticas que vemos más presentes es la necesidad de diferenciar entre actividad humana y bots en internet. A raíz de este problema es que nace Worldcoin, con la misión de generar una red de personas a nivel global privadas, preservando la privacidad de todos los individuos que forman parte de esta red”, manifiesta el argentino Martín Mazza, gerente general para Latinoamérica de Tools for Humanity, a través de una videollamada.

Tras estos procesos, el usuario recibe sus monedas digitales, denominadas tokens. Según una trabajadora de Worldcoin, para traspasar el dinero a una cuenta chilena, primero, se tiene que realizar un traspaso a una billetera digital, como Okx o Binance. Luego se transfiere el dinero a una cuenta de un banco chileno. El traspaso, según los trabajadores, debería llegar en dos semanas.

El ánimo filantrópico con el que la criptomoneda se anuncia no ha evitado que la empresa se vea envuelta en controversias. En Kenia y España se ha prohibido su funcionamiento, puesto que las agencias de protección de datos de estos países cuestionan la legalidad de la recolección de datos biométricos y su tratamiento, por la sensibilidad de estos. Nada de eso impide que cientos de personas acudan a los 11 puntos ubicados en la Región Metropolitana, o a los otros 10 que funcionan en ciudades como Valparaíso, Curicó, Concepción o La Serena, a escanear su iris para recibir sus criptomonedas de bienvenida. En las filas se ven hombres y mujeres jóvenes, de entre 25 y 35 años, en su mayoría chilenos.

Chile, dice Mazza, es un país llamativo para esta organización, cuyo lanzamiento oficial aquí fue en junio de 2023. El gerente considera que “es un país en Latinoamérica muy bueno para innovar y testear tecnologías. Un poco por el contexto de Santiago, por el tipo de ciudad que es. De hecho, Chile fue de los primeros países donde estuvo disponible el servicio en la región. La adopción en Chile fue muy positiva. Más de un 1% de la población hoy ya se verificó”, explica.

Fila de gente esperando escanear su iris a cambio de 10 criptomonedas. Para realizar el procedimiento se debe agendar una hora desde la aplicación móvil. Foto: Bastián Sepúlveda

Es viernes 15, y entre las personas que acudieron a registrarse en la sede del Subcentro Escuela Militar están Ale Baza (25), estudiante de Ingeniería Comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez, y Monserrat Salinas (27), abogada de la Universidad del Desarrollo.

“Vivimos en un mundo súper globalizado. Muchas empresas tienen nuestros datos. Empresas que nosotros ni siquiera conocemos. El día de mañana, probablemente, así va a funcionar la economía. Y si no funciona así, bueno, qué es lo que puede pasar”, explica Salinas sobre sus razones para registrarse.

“Un día me junté con un amigo en el mall y lo estaban haciendo. Dije ya, filo, qué es lo peor que puede pasar”, añade Baza.

El lado B

Martín Mazza quiere hacer una precisión: a quienes se registren, la organización no les está dando dinero a cambio de los datos de su iris. El ejecutivo, en cambio, lo presenta de otra forma. Dice que este abono es “para que todas las personas puedan participar y disfrutar de este acceso. Damos los tokens como un welcome grant (ofrecimiento de bienvenida)”, explica el gerente regional.

Aún así, las condiciones son claras: para recibir las criptomonedas hay que entregar la información biométrica.

El modelo operativo ha generado controversias. Compartir datos tan sensibles como los del iris podría traer graves consecuencias para la persona registrada, dicen expertos: “Las personas tienen ciertas características únicas, tales como el iris. Si esa información es utilizada por una tercera persona, o esa información se vende o se entrega para utilizarse con fines delictuales, significa que esa única verificación va a estar a manos de otra persona que pueda ocupar esto. Una consecuencia muy grave es la pérdida de control sobre su información. Luego esa información es aprovechada de una manera ilícita o no ilícita por actores autorizados o no autorizados. Si pasa eso, es información que ya está fuera de control”, sostiene Juan Carlos Lara, director ejecutivo de la ONG Derechos Digitales.

Interfaz de la aplicación Worldcoin. Acorde con la página web de la empresa, el objetivo es brindar a todas las personas un pasaporte digital.

La misma postura toma Felipe Harboe, abogado y socio de H&CO, estudio especializado en datos y regulación tecnológica:

“Es un riesgo para las personas que ceden su iris, debido a que las tecnologías de validación de identidad estarán asociadas a características fisiológicas. Por tanto, que una empresa maneje su iris podría, eventualmente, exponer a la persona a malos usos de su factor de identificación, con la consiguiente afectación de sus derechos”, advierte el abogado.

Ante este riesgo, el 6 de marzo pasado la Agencia Española de Protección de Datos ordenó una medida cautelar para prohibir el funcionamiento de Worldcoin, aludiendo a una posible cesión de datos personales a terceros. En este caso, datos biométricos. Sobre la reacción en España a la llegada de esta empresa, Josep Cañabate, abogado y académico de la Universidad Autónoma de Barcelona, se cuestiona la capacidad reactiva que tuvo España para regular esta empresa:

“Si ya 400 mil personas se registraron, eso quiere decir que reaccionamos muy tarde. Al final, lo que la agencia ha hecho es bloquear esos datos. Es decir, que no los pueden utilizar. Falta transparencia, falta información, y eso genera riesgos”.

Los locales disponibles para realizar el escaneo biométrico. En total son 11 puntos ubicados en RM y 10 en regiones.

A pesar de que este proceso se denomina como una prohibición, como han declarado medios españoles, para la organización Worldcoin se trata de una simple pausa de tres meses: “Cualquier tecnología disruptiva e innovadora va a generar preguntas. Estamos dispuestos a colaborar y a esclarecer estas informaciones. En España lo que sucedió es que estamos pausados. Es diferente de estar baneados o prohibidos. Hemos colaborado con los reguladores por meses antes de eso, entonces ya tenemos este camino abierto con ellos”, comenta Martín Mazza.

Aún así, Cañabate advierte sobre los escenarios a los que se exponen los países que no regulen este tipo de empresas:

“Los países deben ser cautos y, antes de permitir que se produzca esa recogida, que se cercioren de las garantías que ofrece la empresa. Que se exija una mayor información a los usuarios, para que el ciudadano que ya quiera registrarse esté plenamente informado y que se le aseguren las finalidades por las cuales han consentido. Hay que tener cuidado. La identificación del iris se traduce en un código y es como si estuviéramos dando la contraseña más robusta que podamos tener”, reflexiona el académico.

Esos peligros no les preocupan a Monserrat Salinas ni a Ale Baza.

“Nuestra información está en todas partes. No es algo que empresas gigantes ya no tengan. Piensa que si quiero comprar un disfraz, Instagram me va a empezar a mostrar publicidad de disfraces, entonces son cosas que en el fondo ya están. Es un riesgo, sí, pero lamentablemente ya vivimos con este riesgo”, menciona Salinas.

“Si te mienten sería raro, porque es una empresa que opera legalmente en Estados Unidos y ellos tienen leyes más duras con el tema de regulación de lo que sea. No está en Rumania”, especifica Baza sobre sus razones para confiar en el proyecto.

Sobre qué hará con el dinero, Salinas comenta: “Usaré el dinero para pagar deudas estudiantiles u otras cosas personales, como la tarjeta de crédito. Lo ocuparé para financiar mis gastos”.

El caso de Baza es distinto: “Me lo recomendaron unos amigos y vine. Lo hago porque estaba sin hacer nada. Entonces, lo ocuparé para invertir”.

El vacío legal

En Chile, organizaciones de este tipo no están plenamente reglamentadas. La norma que las regula, que es la ley de protección de datos, es de 1999 y no contempla un organismo especializado en supervisar esta clase de organizaciones, a diferencias de países como Uruguay, Brasil o Perú, que cuentan con agencias enfocadas en estas temáticas, las que han solicitado a Worldcoin información relativa al tratamiento de los datos.

Sobre este trabajo de fiscalización, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) respondió que “no se encuentra dentro del perímetro de regulación y supervisión de la CMF, correspondiendo su actividad al ámbito vinculado al tratamiento de datos personales”.

El Sernac, en tanto, declaró que “se encuentra analizando las implicancias relativas a la protección de datos que esta empresa extranjera aplica en Chile. En este contexto, se están revisando las bases legales y se tomarán las acciones necesarias una vez concluida la fase de recolección de antecedentes”.

Finalmente, desde el SII explicaron que “para efectos tributarios, el SII entiende que las criptomonedas consisten en activos digitales o virtuales, soportados en un registro digital único denominado blockchain, desregulado, sin intermediador y no controlados por un emisor central, cuyo precio está determinado por la oferta y la demanda. No considerándose en Chile como monedas de curso legal o como monedas extranjeras o divisas”.

Puesto de Worldcoin en Subcentro Escuela Militar. La empresa llegó en marzo de 2021 en una versión beta, pero su lanzamiento oficial fue en junio de 2023. Foto: Bastián Sepúlveda.

“Hoy lo único que hay para un ciudadano que se siente afectado es presentar un habeas data, que es un procedimiento judicial, o un recurso de protección en virtud de la constitucionalización que hicimos el 2018″, declara Harboe. Durante su época como senador por el PPD impulsó el proyecto de protección de datos personales que, eventualmente, crearía la Agencia de Protección de Datos Personales como una forma de actualizar la ley de 1999.

El proyecto se encuentra en una comisión mixta, la última instancia antes de ser aprobada luego de pasar previamente por ambas cámaras. Esta comisión, presidida por el senador Alfonso De Urresti (PS), está evaluando su creación.

“Esta agencia permitirá dar protección a los datos personales de las personas que se encuentren en el país. Será un organismo autónomo y altamente técnico, dedicado exclusivamente al cumplimiento de esta función”, afirma el parlamentario. Este organismo se encargará de regular empresas que tratan datos personales, como Worldcoin.

Así, al momento de detectar irregularidades o no cumplir con los requisitos exigidos por la ley, la agencia “podrá prohibir su funcionamiento e imponer sanciones muy altas a la empresa”, concluye De Urresti.

Sin embargo, de ser aprobada, esta agencia podría entrar en vigencia recién dentro de dos años. Respecto de esta demora, Juan Carlos Lara explica que es muy preocupante:

“Esto dejaría a todas las personas desprotegidas. Tanto a quienes hayan entregado datos como, potencialmente, a quienes tengan interés o curiosidad por hacerlo, pues la falta de protección termina siendo un incentivo a prácticas de dudosa legalidad y aún más dudoso compromiso ético”, advierte el codirector de la ONG Derechos Digitales.

Worldcoin es una organización dependiente de Tools for Humanity, creada en 2019 por Alex Blania y Sam Altman, CEO de Open AI, la empresa responsable de Chat GPT.

Sin embargo, el viernes pasado el destino de Worldcoin en Chile pudo haber sufrido un vuelco.

Ese día el abogado Ciro Colombara, Guido Girardi, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Encuentros del Futuro, y Moisés Sánchez, director ejecutivo de la Fundación Kamanau, presentaron un recurso de protección en contra de la criptomenda por la obtención de datos biométricos.

El comunicado de prensa que enviaron, explica que el recurso comprende que escanear “además de ser ilegal y arbitrario, vulnera el legítimo ejercicio de las siguientes garantías fundamentales, amparadas en el artículo 19 de la Constitución; garantía de que el desarrollo científico y tecnológico estén al servicio de las personas; el respeto a la vida y a la integridad física y psíquica; el derecho a la vida privada, y el derecho a la propiedad”.

Según Girardi, es imperativo exigir garantías a Worldcoin:

“Hay que regular. No puedes autorizar un uso en estos temas tan sensibles sin que haya un marco regulatorio. Todas las neurotecnologías deben estar al servicio de las personas. Aquí lo que ocurre es lo contrario. No se resguardan los derechos de las personas. La finalidad de este recurso es garantizar que estos datos estén al servicio de las personas y no para ser usados en función de otros intereses”.

Además, agrega, “las personas no saben que se están transformando en mercancía. No alcanzan a dimensionar el trasfondo de lo que está ocurriendo”.

Worldcoin escanea el iris para verificar que el sujeto es humano y no una inteligencia artificial, además de asegurar que una persona no se está registrando dos veces.

Juan Carlos Lara complementa esta afirmación: “Es una mala noticia por esta forma de instrumentalizar el cuerpo y la información personal como moneda de cambio. Vemos que hay poca intuición de comprensión sobre el valor que tiene esta información, en particular del iris. No se sopesa la importancia que tienen nuestros datos”.

Lara añade que no hay un correcto entendimiento por parte de la ciudadanía sobre esta clase de operaciones: “Es una mala noticia por esta forma de instrumentalizar el cuerpo y la información personal como moneda de cambio. Vemos que hay poca intuición de comprensión sobre el valor que tiene esta información, en particular del iris. No se sopesa la importancia que tienen nuestros datos”.

El principal público afectado sería el mismo que, día tras día, hace fila frente al Orb: jóvenes de entre 25 y 35 años. Una generación que, según Lara, “vive una situación de creciente precariedad y desigualdad socioeconómica, con expectativas insatisfechas de bienestar, alto endeudamiento y, a la vez, con constante estímulo a buscar fórmulas de enriquecimiento”, concluye el experto en derechos digitales.

Ese perfil podría ayudar a entender una última característica de Worldcoin en su apuesta por la expansión. Para incentivar su crecimiento, existe la posibilidad de obtener tokens extras por recomendar usuarios. “Puedes referir hasta cinco personas y, por eso, te dan alrededor de $ 30 mil. Entonces, en eso ando, refiriendo. Así saco un dinero extra, paralelo a las cosas que hago”, comenta Ale Baza. Para esto se ubica a un lado de la fila en el Subcentro de Escuela Militar y, cuando alguien le parece amable, se acerca y le comenta sobre el código de referidos.

En una de esas oportunidades, Baza se fija en alguien. Es un chico similar a él, de unos 30 años. El estudiante de Ingeniería se acerca para intentar darle su código y, así, obtener otros $ 30 mil. Mientras Baza le habla, la fila sigue creciendo.

El chico le responde, le dice que sí.