Francisca Mardones (24 de septiembre de 1977) vive un momento estelar en su vida, generado gracias al mayor éxito de su carrera como deportista: el oro en el lanzamiento de la bala en los Juegos Paralímpicos de Tokio, un hito que estuvo a un minuto de no producirse, porque el conductor japonés del auto oficial que la transportaba a la competencia se perdió y la llevó a otro estadio. Estuvo a 60 segundos de ser descalificada, enfrentándose a toda esa presión inesperada. Pero eso no le importó, y no solo ganó la prueba, sino que se dio el lujo de quebrar dos veces su propio récord mundial.
“Había llegado súper angustiada, porque todo el tiempo había estado pensado que fregamos. Pero me pude enfocar y decir ‘no importa que nos perdimos, que no pude hacer nada de la planificación, que no pude traerme comida ni que la toalla se haya quedado afuera y que no iba a tener que ponerme en la cabeza. Filo, hay que aperrar así nomás y competir en las condiciones en que estoy’”, recuerda.
Tanto su desempeño como el de sus compañeros fue realmente brillante, y se emociona al repasar esos éxitos. Sabe que lo ocurrido en Japón va a quedar en la historia. “Estoy muy feliz por todo lo que está pasando. Lo merecíamos hace rato. Era necesario que se le tomara realmente el valor al deporte paralímpico”, sostiene.
¿Cómo ha podido procesar estas sensaciones después de su oro en Tokio?
Me ha sido súper difícil, porque antes de competir tenía el teléfono apagado y luego de la competencia lo prendí y te juro que tengo un montón de mensajes y notificaciones. He estado tratando de retomar la comunicación con mi familia y obviamente he hablado con ellos, pero antes, incluso, me salí de WhatsApp para concentrarme. Hablando con mi familia, me empecé a dar cuenta de que esto se supo en todo Chile. Fue una sorpresa muy linda, porque muchas veces no se sabían los resultados de inmediato, y saber que toda la gente en el país pudo disfrutar del triunfo, es algo que también me llena de alegría.
¿Cuánto le cambió la vida?
He tratado de seguir desconectada. Me meto a mis redes sociales, y es tanta la cantidad de mensajes que, por más que intento leerlos, son interminables. Claro, es mucha la alegría y la felicidad, y me voy a dar el tiempo de leerlas y contestarlas o darles por lo menos un me gusta. Pero llegó el minuto en que terminó la competencia y me agoté física y mentalmente, porque es el fin de un proceso de cinco años.
¿Cómo fue ese proceso?
Imagínate que comencé mi proceso de preparación a Tokio en tenis. Hubo un año completo en el que todavía pensaba en tenis. Ya en agosto de 2017 empiezo con el entrenamiento de lanzamiento y dije que ojalá pudiera volver a algún gran evento. Fue un proceso de aprendizaje y de muchísimo entrenamiento, porque tenía que ponerme al día en esta nueva disciplina. Yo venía con buenos resultados y una buena beca en tenis, y de un minuto para otro, tenía que validarla en los lanzamientos. Fue un proceso bien difícil, porque tenía esa presión de rendir para que me aprobaran el cambio. Si no, el camino era retirarme. E, incluso, cuando dejé el tenis, algunas personas me comentaron o me hicieron ver que a lo mejor era el minuto de retirarme.
¿Y realmente se le pasó por la cabeza la idea del retiro?
No, porque me conozco tanto como deportista, que sabía que podía rendir bien físicamente. Sabía que venía con una muy buena preparación de entrenamiento de alto rendimiento. Me estaba costando el tenis, pero todo lo que había aprendido por años me podía ayudar para comenzar en otro deporte. No desde lo más bajo, sino que ya con una etapa ganada gracias toda esa experiencia adquirida.
¿Se le abre el apetito con el próximo ciclo paralímpico que es más corto?
Sinceramente, hoy te digo que estoy agotada. En realidad, todavía tengo que poder descansar un poco para decirte que quiero hacer completo el próximo ciclo. Yo sé que en un mes me van a venir todas las ganas. Pero lógicamente me proyecto para Santiago 2023. Eso ha estado en mi mente desde que supe que se van a hacer los Juegos Parapanamericanos en Chile. Me encantaría que el estadio esté lleno, con todos vestidos de rojo, apoyándonos... Que estemos de local en un gran evento, es algo que no se da muy seguido.
¿Cuánto cree que cambiará la percepción hacia el deporte paralímpico después de la actuación del Team ParaChile en Tokio?
Todas mis esperanzas estaban puestas en estos Juegos, en el sentido de que la gente en Chile iba a percibir realmente lo que eran y eso haría cambiar esa percepción que existía. Pensé que estamos en pandemia, que no podía ir público y, entonces, iban a ser unos Juegos de mucha difusión. Y eso es lo que precisamente se necesita en Chile. Porque yo sabía que, cuando la gente los viera, se iba a entusiasmar, se iba a dar cuenta de la alta preparación, del alto nivel competitivo que hay. Y todo lo que está pasando ahora, me está dando la razón. Hoy se está valorando al deporte paralímpico. Antes se pensaba que era de recreación, y no; es de alto rendimiento. Y que eso se vea en Chile y que los medios lo difundan, es increíble. Todavía falta que se les den más protagonismo y más portadas. Quizás falta un pequeño cambio, pero este es el gran avance que ha habido. Creo que el deporte paralímpico explotó en Chile con estos Juegos y no tengo dudas que, de aquí a Santiago 2023, va a seguir creciendo y vamos a tener un gran apoyo para cuando estemos compitiendo de locales.
¿Siente que vive el momento más feliz de su vida?
Sin duda. Ya creo que no me quedan sueños por cumplir. Nooo, sí me quedan...
¿Qué sueño le va quedando?
Santiago 2023. Poder tener una medalla de oro en casa. La tengo en tenis, pero me gustaría tenerla en el lanzamiento y con estadio lleno.
¿Cuál cree usted que es la clave del éxito del deporte paralímpico chileno?
No sé cuál es, porque no sé cómo trabajan lo demás. Sí sé que tenemos buena cercanía con el Comité Paralímpico, con el Ministerio del Deporte y el IND. Ya se nos escucha a los deportistas. Yo recuerdo años atrás que al deportista no se le escuchaba, sino que solo se escuchaba a los dirigentes o a los entrenadores. Ahora sí se hace. El tratar de darnos apoyo es fundamental. Tengo que decir, eso sí, que toda la evolución de mi carrera ha sido gracias al aporte privado. Tengo un auspiciador, que es CCU y que está conmigo desde 2007. No sé si hay algún otro deportista que tenga un auspiciador durante tantos años. Gracias al aporte de ellos he podido ir evolucionando. Por otro lado, Se habla que el deporte es un proceso para llegar a tener medallas. Quizás, Mariana (Zúñiga) cambió un poco esa teoría, ya que en su debut sacó medalla, pero creo que es porque viene con un talento innato. Otros, también tenemos talento, pero lo hemos venido trabajando de año en año. Además, nosotros comenzamos cuando había una federación que no daba todo el apoyo que necesitábamos y estábamos en otras condiciones. Después se creó el Comité Paralímpico, y ahí se estructura el apoyo y se va haciendo un buen trabajo que hoy está dando frutos. Además, se crean leyes, por las que luché muchísimo y que sirvieron para abrirles el camino a los que venían. Esta es la coronación de mucho sacrificio y siento que lo he vivido todo en el deporte. Estoy muy orgullosa de lo conseguido.
Días antes de competir por el oro, usted hizo noticia al convertirse en la primera mujer chilena en tener una Barbie en su honor. ¿Cómo se fue gestando ese homenaje y cómo lo recibió?
Debe haber sido una sorpresa en Chile, además era primera vez que pasaba. Me contactaron, porque venían siguiendo mi carrera deportiva, sabían de mi triunfo con récord mundial en Dubái. Entonces, fue todo un seguimiento, veían que dediqué muchos años de mi carrera a la enseñanza del deporte y me vieron como un ejemplo para las niñas y niños del mundo.
¿Qué gustito se va a dar al llegar a Chile?
Quiero comerme un asado. Estoy desesperada por comer rica carne, jugosa. Además, justo estamos en septiembre. Me gusta la entraña, también la punta picana.
¿Cuál es su punto favorito para la carne?
Me gusta tres cuartos. Ojo que a mí me gusta hacer el asado.
¿Y tiene algún secreto en la preparación?
Ponerme una máscara facial de las que salieron ahora con la pandemia porque, como quedo a la altura de la parrilla, me saltan todas las chispas. Entonces, me tengo que cambiar a cada rato la ropa, porque la tengo llena de hoyitos por las chispas. Aparte de eso, me gusta que el fuego esté bien fuerte para sellarla al comienzo y luego ir bajando la temperatura. Me han felicitado por la buena mano que tengo.