Frei Betto: “Lula tiene mucho ánimo para hacer lo que no hizo en sus mandatos previos”

Ha estado cerca de Luiz Inácio Lula da Silva en momentos claves de la vida del sindicalista y expresidente brasileño (2003-2010). En abril de 1980, Frei Betto acompañaba al dirigente de izquierda cuando fue arrestado por policías del Departamento de Orden Política y Social (DOPS) en su domicilio de São Bernardo do Campos, en las afueras de Sao Paulo, por liderar la huelga metalúrgica contra la dictadura militar. Pasó 31 días en la cárcel entonces.

En 2002, a sus 58 años, el escritor y teólogo brasileño se convirtió en asesor informal de la campaña que al año siguiente llevaría por primera vez a Lula al Palacio de Planalto. Ya en Brasilia, el líder del Partido de loa Trabajadores (PT) nombró a Frei Betto asesor especial de la presidencia de Brasil en el programa estrella del nuevo gobierno, “Hambre cero”. Duró dos años en el cargo, justificando su salida por “estar viviendo la crisis de los 60″. En esa oportunidad puntualizó que dejaba de ser asesor del gobierno para ser “asesor personal del amigo Lula”.

Sería en abril también, pero de 2018, cuando Frei Betto, uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación y amigo de la expresidenta brasileña Dilma Rousseff y del fallecido líder cubano Fidel Castro, compartiría otro hito en la vida de Lula. A las 7.00 de la mañana del día 6 de ese mes, despertó a su amigo, que había dormido en una habitación improvisada, sobre un colchón extendido en el suelo, en la sede del Sindicato Metalúrgico ABC en São Bernardo do Campo. Esa jornada el petista debía entregarse a la Policía Federal, en el marco de la Operación Lava Jato. “Mi segunda despedida de Lula”, fue el título que Frei Betto escogió para la columna que publicó esa vez en el diario O Globo.

Acusado entonces de corrupción pasiva y lavado de dinero por el juez Sérgio Moro, Lula pasaría 580 días en la cárcel, antes de ver anuladas sus condenas. “La detención refuerza el liderazgo de Lula”, dijo en esa oportunidad Frei Betto a La Tercera. Y ahora, a dos semanas del balotaje del 30 de octubre que enfrentará en las urnas al expresidente con el actual mandatario Jair Bolsonaro, el teólogo se muestra optimista sobre la suerte de su amigo. “Todo indica que va a ganar”, asegura.

Recientemente usted dijo que “Lula va a ganar la segunda vuelta porque ahora tiene más apoyo”, en alusión al respaldo de los excandidatos Simone Tebet y Ciro Gomes. ¿Cree que esos apoyos son suficientes para garantizar el triunfo? De hecho, usted mismo alertó de “no cantar victoria antes de tiempo”.

Sí, todo indica que Lula, visto al día de hoy, va a ganar la elección. Según las encuestas, él tiene un 53% de los votos (válidos), y Bolsonaro, un 47%. En la primera vuelta, Lula tuvo seis millones de votos más que Bolsonaro. En 2014, Dilma Rousseff venció a Aécio Neves por apenas 3,4 millones de votos. Y las encuestas apuntan que los electores esta vez ya han definido sus votos.

Usted es estrecho amigo de Lula. ¿Cómo lo ha visto durante esta campaña? ¿Cuál es su ánimo ante la posibilidad de volver a la presidencia de Brasil?

Lo veo con mucho ánimo, disposición de hacer ahora lo que no hizo en los dos mandatos anteriores. Está muy animado.

En su calidad de teólogo, ¿cómo analiza la disputa por los votos de los electores evangélicos? ¿Qué opina de las fake news difundidas por pastores relativas a que Lula pretendería cerrar templos?

Lula ha sido el presidente que hizo más leyes a favor de la libertad y de la diversidad religiosa. Esta fake news de cerrar los templos no es convincente para los electores. Pero la mayoría de los evangélicos sigue a sus pastores que, en general, son bolsonaristas. Bolsonaro tiene un 65% de los votos evangélicos, y Lula, un 31%.

En el inicio de la campaña, Jair Bolsonaro pronosticó que esta sería una disputa del “bien contra el mal”. ¿Qué le parece esta estrategia maniqueísta de Bolsonaro?

La mayoría de la gente pobre que ha recibido el (programa de asistencia social) Auxilio Brasil de Bolsonaro ha votado por Lula. La gente pobre sabe que “el mal” no es Lula, sino el hambre, la desocupación, la inflación, el desastre económico que causa miseria y pobreza.

¿Cuál es su opinión de Bolsonaro? ¿Cómo califica su gobierno? ¿Qué riesgos enfrenta Brasil si es reelecto?

Bolsonaro es nítidamente un sicópata, un hombre sin ninguna empatía con el dolor del otro. Su gobierno es considerado “malo o malísimo” por el 45% de la población. Su reelección puede significar el fin del poco de democracia que queda en Brasil. ¡Tiene vocación de dictador!

Usted ha dicho que si Lula vuelve al poder, no debe ignorar los “horizontes revolucionarios” ni evitar “competir de igual a igual con la derecha”. ¿Este eventual gobierno será más radical o se verá obligado a pactar con el centro político?

Va a tener que pactar. El Congreso elegido ahora es de centroderecha. Pero si Lula logra movilizar al pueblo eso puede darle condiciones para avanzar más. Brasil necesita de reformar estructurales urgentes.

A su juicio, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrentará el próximo presidente de Brasil?

El combate al hambre, donde 33,1 millones de brasileños sufren hambre crónica; a la inflación; al desempleo, y reforzar las políticas sociales.

Si Lula es electo presidente, ¿qué rol cree que jugará Bolsonaro y el bolsonarismo desde la oposición?

De sabotaje permanente al gobierno de Lula, con todo tipo de violencia, ya sea presencial como virtual.