Fútbol joven: el drama de las generaciones en riesgo de perderse
Las divisiones inferiores han sido las más afectadas por la pandemia. El último partido lo disputaron hace 21 meses. Recién esta semana se decidió reanudar las actividades. Septiembre será el mes del retorno.
La búsqueda del recambio ha sido uno de los conceptos más aludidos en el fútbol chileno en los últimos años. La Generación Dorada comienza a extinguirse, más allá de que sus principales referentes sigan esforzándose por dar muestras de vigencia. La incógnita se sitúa, de forma natural, en la búsqueda de los talentos que deberán asumir el relevo en los próximos años. Y la incertidumbre pasa por un dato concreto y decidor: hace 21 meses que las divisiones menores del fútbol chileno tienen congeladas sus competencias. Primero el estallido social y luego el coronavirus interrumpieron de cuajo las actividades de los jóvenes que sueñan con convertirse en la nueva camada de jugadores nacionales. En el mejor de los casos, se alcanzaron a jugar dos partidos de la temporada 2020 antes de la paralización.
Recién esta semana surgieron señales de reactivación. El jueves volvió a sesionar la Comisión del Fútbol Joven. Seis meses habían pasado desde la última vez que se juntaron los clubes que la integran: Audax Italiano, Unión Española, La Serena, Antofagasta, Magallanes y Santa Cruz. El ingreso de gran parte del país a la fase de Preparación en el plan Paso a Paso favorece la reanudación de las actividades. Se retomarán con un rediseño que apunta a rescatar a las dos generaciones más afectadas: los torneos contemplarán las categorías Sub 18 y Sub 21. El resto seguirá congelado a la espera de que se sigan produciendo condiciones sanitarias que conduzcan a las autoridades a levantar las limitaciones. El viernes, a través de un comunicado, la ANFP oficializó el retorno.
Los clubes se aprontan sobre la marcha. Tal como sucedió cuando los primeros equipos volvieron a competir, estiman que sus jugadores emergentes necesitarán un mes de preparación para volver al campo de juego. Septiembre asoma como la fecha para el retorno. Antes de eso, la ANFP deberá distribuir los kits sanitarios para prevenir contagios. Los jugadores y los cuerpos técnicos deberán estar vacunados, un factor esencial para evitar eventuales propagaciones de la enfermedad.
Trabajo discontinuo
La incertidumbre ha consumido a todos los actores, partiendo por los sueños de los emergentes valores que veían a las puertas de cumplir su gran objetivo de vida. El surgimiento de la pandemia alteró todos los planes. Se interrumpieron las competencias, los clubes suspendieron los entrenamientos presenciales, las cambiaron por sesiones de preparación virtuales y varios optaron por acogerse a la Ley de Protección del Empleo y pasar a los cuerpos técnicos de las categorías previas al profesionalismo a cobrar sus salarios a través del seguro de cesantía, una medida que recién ahora, con el nuevo escenario y mayor certeza respecto de la vuelta, empezarán a reconsiderar. “Estoy evaluando la salida de la Ley de Protección del Empleo de algunos técnicos”, dice, a modo de ejemplo, Luis Baquedano, gerente general de Unión Española. La medida se replicará en la mayoría de los clubes del país.
Los timoneles asumen el decisivo retraso que se producirá en sus nuevas generaciones de futbolistas. El trabajo por categorías quedó atrás, dando paso a paso a la preparación de los talentos de mayor proyección a través de planteles que reúnen a los mejores elementos de cada serie y, en algunos casos, de la promoción de jóvenes al primer equipo. “Nosotros tenemos trabajando un grupo Sub 21”, ejemplifica Baquedano. “Llevamos un trabajo bastante discontinuo, incluyendo a las dos categorías grandes. El resto es por Zoom. En la medida en que el Paso a Paso nos los ha permitido, cuando Puente Alto ha avanzado de fase, hemos vuelto a los entrenamientos con los que quieren volver a hacerlo. Hemos perdido más de un año, ya dos generaciones por lo bajo. La ANFP ha sido bastante poco proactiva en ocuparse del tema”, critica el presidente de Audax Italiano, Lorenzo Antillo.
“Una catástrofe”
Jaime Carreño es el entrenador de la categoría Sub 15 de Unión Española. El lunes debe presentarse ante César Bravo, el jefe técnico de las inferiores hispanas, además de entrenador del primer equipo, para recibir instrucciones respecto de la reanudación de actividades. Como varios de sus colegas a nivel nacional, su relación laboral con el club estuvo suspendida. Hoy, valora la llamada para el retorno. “Quiero agradecerle a Unión que me hayan convocado”, parte diciendo. Después, dimensiona la experiencia de los últimos dos años. El análisis no abarca solo el plano personal. También aborda el golpe que significó para toda la industria. “Es una catástrofe”, apunta, antes de entrar el análisis de perjuicios que, enfatiza, superan a los jugadores más cercanos al profesionalismo. “No solo se pierden dos años o a los Sub 17 y los Sub 19, sino chicos que nunca han tenido Sub 11 o Sub 12. Esos chicos no tienen nada de trabajo técnico ni físico, entonces, no se sabe cómo los vas a recibir en las categorías siguientes. Si dicen que el campeonato será Sub 21, a los primeros equipos van a llegar dos o tres, pero en los más chicos está todo perdido. Y es en esas categorías iniciales donde uno empieza a ver quiénes tienen condiciones y proyección”, sostiene. “Alexis Sánchez tenía razón cuando decía que había que trabajar más con las divisiones inferiores. Yo le agregaría que, sobre todo, hay que hacerlo con los más chicos”.
Carreño expone otras problemáticas. “Nadie ha tomado en cuenta, tampoco, la salud mental de los chicos. Ellos están muy ansiosos. Y la cesantía también es una materia importante. A priori, Universidad Católica ha sido el único club que no ha pasado al seguro de cesantía a sus entrenadores. Ahí se explica el éxito en la generación de jugadores. Tienen un jefe técnico, Rodrigo Astudillo, por 15 años”, valora. Y, con un ejemplo cercano, grafica la importancia de un trabajo planificado y continuo. “Carlos Palacios llegó con 15 años, desde Recoleta. Y se vendió en US$ 3 millones. Esa es una muestra de la importancia que hay que darle al Fútbol Joven”, sostiene.
La reinvención
La vuelta de la competencia es una luz al final de un camino que para la mayoría de los técnicos de cadetes fue tortuoso. Sin ir más lejos, en abril, a través de su cuenta en Twitter, José Luis Sánchez, ex jugador de Unión Española, Universidad de Chile y Vélez Sarsfield, entre otros clubes, lanzó un llamado de auxilio, exigiéndole al gobierno la aprobación del tercer retiro de fondos desde las AFP. Luego, a El Deportivo, el Matador explicó la realidad que atravesaba. “Fue bajando el porcentaje igual que a todos. Ahora no sé en cuanto va ni cuando van a pagar. No te reconocen los entrenamientos por Zoom, nada. Entonces, basta”, exigió. En ese diálogo, vaticinó los perjuicios que vivirá el fútbol chileno. “En dos años se verán las consecuencias. No se ve interés entre quienes organizan el Campeonato”, lamentó.
Sin su fuente laboral más firme, y con los ingresos disminuidos producto de la ley que permitió a las empresas, y en este caso a los clubes, la suspensión del vínculo laboral, varios entrenadores tuvieron que reinventarse. En algunos casos, como el de Carreño, abriendo academias de fútbol o realizando entrenamientos a través de la plataforma Zoom. Para los trabajos presenciales, había que ingeniárselas y realizarlos en la medida de que las restricciones sanitarias lo permitieran.
Sin embargo, no todos pudieron seguir vinculados a la actividad que han realizado durante toda la vida. La necesidad los llevó a explorar distintas formas de generar recursos para mantener sus hogares. Así, fue usual ver a varios rostros reconocibles de los clubes nacionales convertidos en conductores de aplicaciones de transporte de pasajeros, de distribución de comida o dedicándose a la venta de artículos de sanitización. Sánchez, de hecho, trabajó en Uber. Pocos lo reconocieron. “Ahí uno se da cuenta de que Chile es un país poco futbolizado”, concluyó.
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