Gabriel Suazo (Santiago, 9 de agosto de 1997) vive el momento más especial de su carrera. Es el capitán de un Colo Colo líder y candidato, tanto en el Torneo Nacional como en la Copa Chile. Atrás quedó la dramática imagen del Cacique jugando un inédito partido por la permanencia. Hoy, las aspiraciones son totalmente distintas y el lateral izquierdo encabeza el renovado camarín de Gustavo Quinteros. Amante de los juegos de mesa, de los videojuegos y de las transmisiones por Twitch, el jugador se está recuperando de un esguince de rodilla, pero eso no merma el ánimo para conversar y desenvolverse en diversos temas.
Usted es uno de los jugadores que siempre termina siendo titular, incluso no siendo la principal alternativa en un comienzo. ¿Cuál es la clave?
Es porque cada entrenamiento es como si jugara un partido. Trato de demostrar siempre que quiero jugar, por más que esté siendo titular en todos los partidos y que ahora estoy siendo capitán, yo demuestro y doy la confianza al técnico de que siempre quiero jugar. Eso es algo importante. Lo que ve la gente es solo el partido, y está claro, pero nosotros tenemos una semana larga y hay que entrenar, estar al cien, cuidarse… Eso es un factor. Luego, viene la humildad. Cada vez que me ha tocado estar afuera o cuando me ha tocado jugar, siempre he sido el mismo; jamás he cambiado. Y, en cuanto al fútbol, tácticamente puedo cumplir en la función en que se me necesite. Puedo tener partidos buenos o malos, pero lo táctico es muy importante hoy en el fútbol. En ese sentido, me encuentro un jugador inteligente en la faceta táctica, y eso los entrenadores lo buscan mucho. Es un punto a favor, creo yo.
¿Le agrada más actuar en esa posición o sigue sosteniendo que le gusta jugar más de volante?
A mí siempre me ha gustado mucho más jugar de volante, eso está claro. Pero en este último tiempo, jugando de lateral con Gustavo, me he sentido muy bien, con mucha libertad para atacar. Es mucho más cómodo a la hora de defender, porque tenemos un equipo más corto y estamos cerca siempre de nuestra marca. Entonces, por lo mismo, me siento bien. Quizás, anteriormente, te hubiera dicho de volante sí o sí, pero hoy estoy en una posición en la que me acomodo muy bien; sé muy bien los movimientos que tengo que hacer; cuándo moverme, cuándo no; cuándo atacar y cuándo no.
En su ausencia, volvió Miiko Albornoz en su posición. ¿Cómo ve esa competencia?
En Colo Colo hay competencia muy alta en todas las posiciones. Así somos los grandes equipos. Por ejemplo, en la defensa, jugaban Emiliano (Amor) y Mati (Zaldivia), y Maxi (Falcón) estaba en la banca. Y ahora se lesionó Mati y Maxi está jugando de nuevo. Son competencias muy lindas y fuertes.
Queda la sensación de que usted llevaba tiempo preparándose para ser capitán. ¿Es correcta esa percepción?
Me ha tocado compartir camarín con jugadores de mucha jerarquía que han sido capitanes. Me tocó con (Gonzalo) Fierro, después con Esteban (Paredes); con Jaime Valdés y Jorge (Valdivia). Recuerdo que, cuando no jugaba con Tito (Tapia), Jaime me decía “siempre en mi equipo, titular y capitán”. O, cuando el Mago se fue a México, me dijo “Gaby, estoy seguro de que vas a ser el capitán de Colo Colo, prepárate para eso”. Y Esteban, que si bien no se quería ir, ya me estaba diciendo que su legado hacia mí iba a ser la jineta; que me lo merecía... Que mis compañeros y ese tipo de personas, con tremenda trayectoria, te lo digan, es lo más lindo que me ha ocurrido y estoy muy agradecido de ellos. Son muy importantes en mi vida personal y profesional.
¿Cómo lo designan capitán?
No se hizo una votación, sino que se dio jugando los amistosos, donde empecé de capitán. Igual, mis compañeros me decían “hola, capi”. Entonces, ya lo teníamos medio interiorizado. Si bien, yo llevo la jineta, pero dentro del equipo hay muchos líderes. Está el Mati Zaldivia, el Torta Opazo o el Indio (Cortés). Ser capitán es una responsabilidad tremenda y no es tan solo dentro de la cancha. Fuera de ella, hay un millón de cosas que hay que hacer y que antes las hacían Gonzalo o Esteban. Y para eso, los muchachos me han ayudado en todo sentido.
¿Siente que hay más miradas sobre su rendimiento por su condición de capitán?
Claro. El capitán, sobre todo, tiene que demostrar. Por ejemplo, si me expulsan por algo inapropiado en la cancha, va a causar mucha más repercusión que si fuera otro jugador. Soy el capitán de Colo Colo y siempre tengo que dar el ejemplo. Para mí es hermoso tener ese tipo de presión. En las juveniles me tocó ser capitán y en la Sub 23, igual. Así que estoy muy agradecido de esta oportunidad.
¿Cómo lo hace para enfrentar la crítica del hincha, la que muchas veces es muy dura con usted?
Gracias a Dios, soy una persona de mente muy fuerte. De esas cosas, me fortalezco. Eso es gracias a mi familia, que me ha enseñado así; es gracias a mi mujer, que siempre me ha apoyado. Esas cosas las trato de evitar. El año pasado, cuando el equipo estaba en una situación muy mala, no solo se me criticaba a mí, sino que a cada uno de los jugadores. Obviamente, cuando un equipo tan grande está en esa situación, uno tiene que saber convivir con eso. No tiene por qué pasar, pero en el fútbol a nivel mundial ocurre. Esto es así, y lamentablemente hay jugadores que se ven mucho más afectados. Sabemos lo que pasó en el fútbol uruguayo. Uno espera que no suceda de esta forma, pero en nuestra profesión estamos en la boca de todos, aunque nosotros no queramos. Es algo muy mediático. Tenemos que saber convivir con eso. Por eso, trato de no ver nada de fútbol en redes sociales. Ni cuando estamos bien ni cuando estamos mal. Me dedico a lo mío, a esforzarme en los entrenamientos y a tomar en cuenta las críticas que me hacen mis compañeros, que son constructivas; las que me hace mi familia; y las que me hace el cuerpo técnico, porque son las que me van a ayudar a crecer como jugador y persona.
Interesante reflexión...
También trato de ayudar a mis compañeros y a los más pequeños. Me acuerdo de cuando Bryan Soto cometió un error en un partido; se sentía pésimo y yo le trataba de ayudar; de decirle que no se preocupara, que así es el fútbol y que para eso estamos sus compañeros y su familia. Le decía que no se pusiera a leer cosas, porque la gente es así: cuando cometes un error, te putean; pero cuando haces un gol, esos mismos lo gritan con el alma. No me entero mucho de las cosas que dicen, porque trato de evitarlo.
Entre los comentarios que se ven a veces, algunos dicen que hace una de más o intenta alardear de su técnica.
La verdad es que hago todo en función del equipo. No soy de tirar bicicletas ni nada en especial. Lo que hago es lo que se me ocurre en el momento, lo que estoy pensando que es lo mejor para el equipo. No soy de ese tipo de jugadores, como Martín (Rodríguez), que te puede tirar una bicicleta o una rabona, y lo tengo más que claro. Pero tampoco soy un jugador que pega pelotazos para donde salga. Yo, por ejemplo, me fijo mucho en las estadísticas. El cuerpo técnico nos manda las estadísticas de los duelos individuales de cada partido, y yo gano el 80% de los duelos defensivos. En eso me fijo gracias al cuerpo técnico, que nos brinda esas posibilidades de poder ver en lo que mejoramos y en lo que estamos fallando. Lo vemos con video también, revisando cada jugada al detalle. Y para mí es muy importante tener esos números, más allá de que la gente muchas veces se queda con un pase malo que hice, cuando di 10 mil pases más en el partido.
¿Cuánto significa para usted Gustavo Quinteros?
Es un técnico muy importante, como cada uno de los que he tenido. Por ejemplo, con el Tito, que fue con el que menos jugué de titular, aprendí mucho. Con cada cuerpo técnico he aprendido mucho, y lo mismo con Gustavo, que en un comienzo me utilizó de volante y después, cuando necesitó un lateral izquierdo, me puso ahí en un partido de entrenamiento y desde ese momento no salí de esa posición. Creo que le di mucha seguridad en ese puesto, en un momento difícil para el equipo, porque nos hacían muchos goles y nos sacaban muchos centros. Y, cuando entré, le pude otorgar esa seguridad. Si bien era una época muy complicada y no podía pasar al ataque tanto como hoy día, le pude dar un equilibrio defensivo. En ese entonces, no salíamos jugando, no presionábamos, porque el objetivo era no perder los partidos, ya que estábamos con una presión muy grande. Jugábamos partidos muy buenos e igual nos terminaban haciendo un gol en que la pelota pegaba en los dos palos, el travesaño y entraba con un rebote. Teníamos que meter y correr todos juntos para sacar la situación adelante. Y así lo hicimos.
¿Es lo más duro que le ha tocado vivir?
Es lo más duro, pero a la vez es de donde más he aprendido en mi carrera. Uno de los logros más importantes que he tenido en mi vida no solo profesional, sino que también cotidiana, fue haber superado esa adversidad que tuvimos todos. Sufrimos una barbaridad. No solo nosotros, sino que nuestras familias. Muchas veces llegaba a la casa llorando después de los partidos, y ahí estaba mi familia, conteniéndome, apoyándome... Entonces, son situaciones de las que muchas veces los hinchas no se dan cuenta y algunos creen que jugamos por la plata. Nosotros somos personas y sufrimos y por eso mismo jamás tiré el poto pa’ las moras, como se dice en buen chileno. Siempre quise aportar, y cada vez que me tocaba estar en rueda de prensa, decía que estaba orgulloso de estar acá, apoyando y aportando lo que más pudiera para sacar a Colo Colo de esa situación. Y eso es lo que trato demostrar no tan solo en las buenas, como ahora, sino que también en las malas, como nos tocó vivir.
Ahora son candidatos a ganar todo...
Claro, obviamente Colo Colo es candidato desde lo que se ve hoy día, y está perfecto. Eso lo hemos ganado nosotros y estoy muy orgulloso eso. Todo esto que mencionas, lo hemos ganado con sacrificio y huevos. Pero hay que dejar claro que esto se construyó desde el campeonato anterior, de toda esa mierda que comimos todos nosotros, de los muchachos que se fueron. Estoy muy agradecido de cada uno de ellos por todo lo que aportó. Crecimos como jugadores y personas. Este momento también es de Esteban, Carlos (Carmona), el Chaco (Insaurralde), Julio (Barroso), Matías (Fernández), el Mago y muchos más... Esto es gracias a todo lo que nos enseñaron.
¿Dónde se imagina en cinco años más?
Me imagino en Europa con mi familia y estando en la Selección. Para allá apunto. Siempre ha sido un sueño desde chiquitito jugar en Europa, y los sueños están para cumplirlos, como lo estoy haciendo hoy en Colo Colo, donde estoy muy feliz. Pero ese obviamente es un objetivo para mí, y ojalá lo pueda cumplir en base a esfuerzo y trabajo.