Mientras las distintas izquierdas que habitan la Convención Constitucional estuvieron un día y medio negociando los nombres de la presidencia y la vicepresidencia, los 37 constituyentes de la derecha se tomaron más de una semana para acordar quién los representará en una de lasvicepresidencias adjuntas de la mesa delórgano.

El hecho generó que varios representantes de la UDI, RN, Evópoli, el Partido Republicano e independientes, tuvieran que echar pie atrás a las duras críticas que lanzaron contra sus pares de la Convención tras la ajetreada elección de la nueva presidenta María Elisa Quinteros (MSC) y el vicepresidente Gaspar Domínguez (Independientes No Neutrales).

Y es que el episodio del aún oficialismo pasó a engrosar una larga lista de desavenencias que arrastra la derecha desde hace bastante tiempo y evidenció aún más los duros conflictos que aún permanecen en elsector.

En esta entrevista el constituyente y expresidente de Evópoli, Hernán Larraín Matte, y quien es parte de la fórmula que se acordó para destrabar el asunto -él será vicepresidente de la mesa en los últimos tres meses de trabajo mientras que el constituyente de RN, Raúl Celis lo será en los próximos meses-, aborda lo ocurrido esta semana y lanza una crítica a las directivas de los partidos de Chile Vamos por no haberse involucrado a tiempo en el tema.

Además, el constituyente hace un duro llamado a su coalición respecto al proceso constituyente: “Si queremos proyectarnos hacia el futuro, debemos entrar en una profunda reflexión”.

Luego de la maratónica jornada del martes 4 donde la mayoría de la Convención no pudo llegar a un nombre para reemplazar a Elisa Loncon, usted en Twitter calificó el hecho como un “lamentable espectáculo”. ¿Cómo calificaría, entonces, lo que ocurrió esta semana en su sector?

Si bien son cosas distintas porque en un caso elegíamos a un presidente y un vicepresidente a través de una votación abierta entre convencionales y el otro era a través de una fórmula de patrocinio, sí hay que decir que como Convención dimos una pésima señal hacia afuera en ambos casos y creo que los cargos nos desviaron de lo que es más importante: la nueva Constitución. Espero que ese capítulo haya quedado atrás y que nos concentremos en lo fundamental que son los contenidos.

¿Por qué su sector, que son 37 en la Convención, no se pudo poner de acuerdo y se demoró tanto en la solución para la vicepresidencia adjunta?

Creo que fue lamentable y que se dilató en exceso. Nos pudimos haber anticipado y tuvimos tiempo para hacerlo. Esto se trabó políticamente y llegó incluso a las directivas de Chile Vamos. Espero que aprendamos de este capítulo.

¿Se equivocó al criticar de esa forma a la izquierda y a la centroizquierda, sin esperar las negociaciones de su sector?

Hago la misma autocrítica para lo que ocurrió entre las izquierdas respecto de la presidencia y la vicepresidencia, como lo que ocurrió en nuestro sector. Haber invertido tanto tiempo es una tensión por los cargos que desgasta a todos los sectores y en particular a la reputación de la Convención.

La fórmula a la que llegaron para la vicepresidencia, donde el constituyente Raúl Celis estará tres meses en el cargo y luego usted otros tres meses ha sido cuestionada, administrativamente, por algunos constituyentes y abogados. ¿Está seguro de que será posible?

Sí. La presidenta María Elisa Quinteros dijo que existía un precedente, que habló con la Secretaría Técnica y nosotros nos preocupamos exactamente de eso mismo antes de presentar la fórmula.

Va a tener que juntar los patrocinios de nuevo en tres meses más…

Así es.

17.10.2019. ENTREVISTA AL PRESIDENTE DE EVOPOLI HERNAN LARRAIN MATTE FOTO: JUAN FARIAS RETRATOS - ENTREVISTA

Lo ocurrido esta semana lo podríamos poner en una larga fila de conflictos que ha tenido su sector y que se vienen sucediendo desde, al menos, el estallido social. Y que en la presidencial también ocurrieron. ¿Por qué no se ha podido solucionar?

Si bien estoy enfocado en la Convención, sí creo que es importante que Chile Vamos haga una autocrítica como coalición respecto a lo que le tocó vivir en los últimos años y hacia dónde va. Un ejemplo, y a propósito del conflicto que acabamos de vivir: esta es la primera vez en que Chile Vamos se reúne con sus convencionales en seis meses de Convención. Y fue a raíz del conflicto de un cargo. Eso es una señal que retrata los déficit que tiene nuestra coalición. Si Chile Vamos quiere proyectarse hacia el futuro, tiene que entrar en una profunda reflexión.

¿Hacia dónde cree que debe proyectarse y con quiénes? Hace poco, el excandidato presidencial de su partido, Ignacio Briones, reconoció que no votó por Kast y señaló que es el momento de preguntarse por un camino propio…

Chile Vamos ha devenido en una alianza electoral más que en un proyecto político con una propuesta nítida al país. La primaria y la elección presidencial lo demuestran. El futuro dependerá de si propone una visión reformista, de cambios, para expandir la libertad y avanzar en justicia social, en un marco de orden y estabilidad. O al contrario, seguirá soñando en volver al 17 de octubre. No veo al Partido Republicano en ese proyecto.

En seis meses de trabajo de la Convención, ¿por qué no se habían reunido las directivas de los partidos con los constituyentes de Chile Vamos?

En seis meses, la primera reunión que hubo entre convencionales y los dirigentes de Chile Vamos fue producto de la crisis de un cargo. Y espero que en los próximos seis meses haya un involucramiento de la coalición con sus convencionales, que participen de los debates, que se involucren en las distintas temáticas, porque además hay un Congreso que va a tener que implementar eso. El presidente de la UDI, Javier Macaya, dijo que tenemos que trabajar para que gane el Apruebo en el plebiscito de salida con un texto equilibrado. ¿Por qué? Porque el Rechazo es una mala opción para Chile. Espero que esa visión sea la de toda la coalición y que fluya a una relación con sus convencionales, porque Chile se juega mucho en los próximos seis meses.

¿Es esa la visión de toda la derecha de la Convención?

Estoy seguro que toda la derecha de la Convención tiene conciencia de que vivimos momentos de importantes transformaciones sociales. Veo también, crecientemente, a un grupo que quiere ser parte de los cambios desde nuestras convicciones y principios. Hemos conversado con varios convencionales que nuestro sector enfrenta un dilema: o la derecha participa de los cambios del futuro o seremos irrelevantes.

¿Y de qué forma debe participar? ¿Tratar de incidir lo más posible en cambios, por ejemplo, que le pueden ser ajenos a su ideario histórico?

Con propuestas propias, proactivamente, con nuestras banderas. Ofensivamente y no reactivamente. Por ejemplo, debemos avanzar en materia de derechos sociales esenciales porque son mínimos fundamentales para que todos pueden ejercer una libertad efectiva. Debemos redistribuir el poder a las personas, desconcentrándolo del Estado. Proponer una ruta para un desarrollo sustentable. O la paridad. Que como señaló Marcela Cubillos, llegó para quedarse. La clave es avanzar en cambios serios, graduales y bien hechos.

¿Cómo espera que se involucren las directivas de los partidos en el debate constitucional? Precisamente, eso fue criticado por algunos constituyentes de la UDI, hablaron incluso de “intromisión” de la directiva de RN…

Cuando hablo de involucrarse, quiero decir de que sean parte de las discusiones y conozcan la complejidad de lo que en cada comisión se está discutiendo, de que se involucren en conocer las iniciativas constitucionales que estamos presentando en las comisiones. Por ejemplo, que haya un debate abierto sobre el bicameralismo, sobre los derechos sociales, que nuestro sector pueda hacerse parte de cómo vamos a proteger el medio ambiente y tener una economía para el siglo XXI, de cómo abordamos el desafío de reconocimiento de los pueblos indígenas, y en eso hay muchos espacios de colaboración, de diálogo, de coordinación, que le haría muy bien al sector porque podría encontrar un lugar para hablar de contenidos y no de cargos.

Si a su sector le costó ponerse de acuerdo para una vicepresidencia adjunta, ¿cómo podrá ponerse de acuerdo en los debates de fondo de la Convención y que necesitarán 2/3 del pleno para aprobarse?

Una cosa es ponerse de acuerdo para cargos y otra cosa es ponerse de acuerdo para normas. Ha habido un diálogo bastante transversal para responder la pregunta fundamental sobre los dos tercios. Y hay que buscar en las siete comisiones, en cada una de ellas y las distintas materias, acuerdos a nivel de comisión que sean lo más amplio y transversales posible. Distintos sectores han expresado que debemos buscar una suerte de dos tercios a nivel de comisión. Pero es muy temprano para decir con certeza que hoy día están todas las condiciones para hacerlo y uno que es extremadamente difícil, pero esa es la tarea que tenemos que hacer.

¿Y cuál será su tema prioritario en los próximos seis meses de la Convención?

Una modernización profunda del Estado. En lo sustantivo tenemos que separar, diferenciar lo que es el gobierno, las autoridades políticamente electas para llevar adelante un programa, de lo que es la administración del Estado. Nosotros queremos proponer un servicio civil con carácter de autonomía, que tenga la capacidad de velar por una carrera funcionaria y un empleo público que sea profesional, meritocrático y ajeno a los intereses de los partidos. Cuando el segundo gobierno de Michelle Bachelet llegó, cambió el 80% de los directores de hospitales públicos. Cuando Sebastián Piñera llegó al poder por segunda vez, cambió el 80% de los directores de hospitales públicos. En ningún país moderno ese nivel de intervención, por ejemplo en salud pública, es aceptable.

Hay constituyentes, de distintos colores políticos, que se han mostrado disponibles a aumentar el plazo del mandato de la Convención más allá de los doce meses. ¿Cuál es su postura?

Soy partidario de que nosotros cumplamos en el plazo el desafío que tenemos como convencionales. Creo que abrir el debate sobre los plazos es abrir el debate sobre las reglas de la Convención. Y yo prefiero no hacer eso. Abrir ese debate, además, genera incentivos que no necesariamente pueden ser los mejores para el proceso porque podrían involucrar cambios no solo respecto de los plazos, sino de otrasmaterias. D