Jaime Quintana: “Una Constitución más a la derecha puede ser el detonante de un nuevo estallido social”
El presidente del PPD no esconde su desazón con el texto elaborado por el Consejo: “Se me hace insufrible imaginarme en la urna votando a favor”, dice. El senador advierte que, en caso de que se apruebe, podría provocar un escenario peor que el de 2019.
“En contra para reencontrarnos”. Esa fue la frase que planteó hace unos días el senador y presidente del PPD, Jaime Quintana, como una idea para que el oficialismo enfrente el plebiscito del próximo 17 de diciembre.
Aunque los partidos de gobierno todavía no oficializan su postura ante el referéndum, lo cierto es que para nadie en el sector es un secreto que rechazarán el texto constitucional elaborado por el Consejo.
El senador afirma que aunque en lo simbólico prefieren una Constitución elaborada en democracia, no pueden sacrificar el fondo, lo que, a su juicio, está en riesgo con la actual propuesta de nueva Carta Magna.
El texto constitucional ya está listo, falta solo la votación final. ¿Cuál es su evaluación?
No tengo todavía una evaluación acabada del texto. Se requiere una lectura comprensiva, por lo que está en juego. Y no solo eso, se requiere un análisis también colectivo, al interior del PPD y en el Socialismo Democrático.
Ya varios han manifestado que no les gusta el texto. ¿Qué asuntos le preocupan a usted?
Muchos. Primero, quisiera decirte que el proceso es decepcionante, porque esta segunda oportunidad contaba con todos los elementos para alcanzar un texto de consenso y estamos terminando con uno que divide a Chile. Hay artículos que parecen más un manual de doctrina que una Constitución, y no creo que los chilenos necesiten ser adoctrinados.
¿Cuáles?
Me preocupan básicamente los temas de derechos sociales, la relevancia que adquieren los aspectos económicos. Si bien en el texto propuesto hay menciones de sobra al estímulo económico, no percibo un señalamiento claro sobre el rol estratégico que le corresponderá liderar a Chile en las próximas décadas en materia de transición energética y nuevas fuentes de electricidad, así como el desarrollo de la minería metálica y no metálica al servicio de la humanidad. Incluso, hay otro aspecto que a uno lo hace pensar, que es lo que hay detrás a propósito de esto de manual de doctrina. Es imposible no comparar lo que está saliendo con la Constitución moralista de 1823, que es la de Egaña. Es curioso que algunos quieran repetir esa fórmula 200 años después.
¿Cuándo oficializarán la postura por el “En contra”?
El PPD tomará una definición en un congreso nacional, no obstante, a título personal, se me hace insufrible imaginarme en la urna votando a favor. Con todo, lo fundamental no es lo que vote yo o lo que vote el PPD, sino el convencimiento al que llegue la mayoría de los chilenos sobre si esta propuesta es un avance o es un retroceso. Y, hasta ahora, predomina un retroceso.
¿Hace alguna autocrítica como sector? No quisieron moverse del texto de los expertos y no aceptaron que, esta vez, la derecha tenía la mayoría del Consejo.
Lo que pasa es que ese argumento es válido también al revés. Porque es justamente esa la crítica que se le hizo por parte de la derecha en su momento a los sectores que tenían el control absoluto del texto que fracasó en 2022. Entonces, ese argumento de la derecha es también decepcionante, porque nos lleva a la misma lógica del empate. Se la farreó un sector, ahora se la farrea el otro extremo. Y yo creo que eso es tremendamente preocupante. Una Constitución más a la derecha que la actual puede ser el detonante de un nuevo estallido social aún mayor que el de 2019.
¿Pero no cree que eso es sembrar temor?
Si con el actual marco institucional se produjo un estallido, no sería un absurdo pensar que con una Constitución que restringe más aún los derechos de las personas se pudieran provocar en el futuro nuevas revueltas. Este texto está más a la derecha en materia de voucher, de subsidio a la demanda, de lo que el propio Jaime Guzmán y quienes estuvieron en su momento en esa redacción vislumbraron. No tiene que ver con lo que se fue atenuando y modificando con las sucesivas reformas en los gobiernos democráticos, no. Incluso, en algunos aspectos, sobre todo con la libertad de elección, se les pasa un poco la mano. Pero también hay aspectos valorables.
¿Cuáles?
Aunque es muy tangencial, se hace un reconocimiento de los cuidados y eso, desde el punto de vista social, es relevante. Otro aspecto positivo es la defensoría de las víctimas. Pero no son suficientes.
Usted plantea la opción de un nuevo estallido social. ¿Cree que si se aprueba este texto no se logra encauzar el malestar social que viene desde 2019?
Claramente, y aquí vuelvo a la autocrítica de nuestro sector, sin duda, porque es lo mismo que nos pasó en 2022. Ahí teníamos una oportunidad de hacernos cargo de la crisis, de los aspectos sustantivos, y finalmente se optó por otro camino, lo mismo ahora. Entonces, se piensa que un texto aprobado al límite ya es suficiente para que la situación constitucional de fondo se clausure o los momentos constitucionales no reaparezcan, y yo creo que eso es un profundo error (...). Aquí no hubo un aprendizaje, más bien hubo el interés de pasar por encima del resto. Por lo tanto, esta es la Constitución de la derecha y de la extrema derecha. Chile Vamos en esto se dejó llevar, se dejó tironear, porque está pensando en el corto plazo, en la elección municipal, en la elección parlamentaria y presidencial. En ellos claramente se ve un retroceso en materia de derechos sociales, en los que habíamos coincidido justamente en el contexto del estallido.
Estar “En contra” de la propuesta del Consejo supone defender la Constitución actual, cuyo origen fue en dictadura, lo que ustedes siempre han criticado. ¿No es contradictorio?
Se pueden usar todas esas etiquetas, pero lo responsable y lo que a nosotros nos motiva es poner en la balanza lo simbólico, que es el origen, que no es el que nos gustaría, porque quisiéramos una Constitución en democracia. Pero también se tiene que poner en la balanza el fondo. Y lo que tiene que predominar es el fondo.
¿El texto del Consejo es peor que el de la extinta Convención? Ese usted lo aprobó.
Esa es una pregunta que yo no he analizado aún. Ninguna de las dos propuestas es enteramente de mi agrado. Yo siento que en la primera propuesta había más oportunidad para sectores que tradicionalmente fueron postergados en la Constitución vigente. Y en la propuesta que se nos presenta ahora hay mayores oportunidades para sectores que ya han tenido oportunidades. Como sector queremos ponernos del lado de fortalecer la democracia, y creo, con todas las deficiencias que hubo, que eso se lograba mejor en la propuesta fracasada del año pasado.
¿Cree que era mejor el texto?
En suma y resta, creo que era mejor texto el de la Convención, por el foco que ponía.
Pero esa propuesta fue mucho más criticada, porque los cambios eran drásticos, por ejemplo, en el sistema político y judicial.
Sí, por eso te digo que tampoco era una Constitución para salir a aplaudir. Por eso nosotros, como sector, hablamos de “aprobar para mejorar”. Porque había muchas cosas que había necesariamente que mejorar.
¿Por qué en esta ocasión no podrían estar en un apruebo para mejorar?
Vamos a tener a la derecha que va a defender esto y eso genera mucha incertidumbre. No es que nos sintamos cómodos con la Constitución del 80, pero la Constitución del 80, si bien tiene un problema en su origen, tiene un recorrido con el cual los gobiernos democráticos en general pueden gobernar. No digo que haya que dejarla como una cosa pétrea para el futuro.
¿Si se rechaza el texto desistirán en este gobierno de una nueva Constitución?
Primero vamos a hacer el ridículo, ya lo estamos haciendo. Por eso, un poco con la lógica del deporte, estamos en los 100 metros y la única medalla que hemos ganado como país es el sectarismo y la división. Si esto no se aprueba, serán otras generaciones las que lleven adelante estos cambios. Las condiciones en el corto plazo no están.
¿El Presidente Boric debería manifestar cómo votará en el plebiscito?
El Presidente tiene el derecho a entregar su opinión, como cualquier persona, independiente de nuestras responsabilidades.
La derecha les lleva ventaja en términos de difusión de la postura de cara al plebiscito. Si gana el “A favor” supone que sus ideas no representan a la ciudadanía. ¿Cómo van a administrar una nueva derrota?
Sin duda, sería una nueva derrota de todos: del gobierno, del oficialismo y de todo nuestro sector. Pero también hay riesgo para la derecha, en el sentido que decidió hacer una apuesta vertiginosa en todo este proceso constitucional. Si les va bien, obtendrán una victoria electoral e ideológica que puede dejarlos al borde del triunfo en las presidenciales. Pero si les va mal, habrán tirado por la borda la pole position que lograron tras el plebiscito de 2022.
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