Jean Pierre Matus: “No se me puede juzgar por lo que hice en mi pasado como abogado privado, júzguenme por mi labor actual como juez”
En una semana atribulada en que el caso audio y sus vínculos pasados con el penalista Luis Hermosilla lo llevaron nuevamente a la primera línea, el ministro de la Corte Suprema hace sus descargos. “Nunca he sido amigo de Hermosilla, nuestra relación fue siempre profesional”, dice.
Jean Pierre Matus estaba podando un árbol de su patio delantero, un sábado -hace dos semanas, en su casa en Vitacura-, cuando un mal movimiento hizo que se cayera de la escalera en que estaba apoyado y se fracturara el peroné. Era una lesión que, según su médico tratante, le costaría estar, al menos, un mes fuera de su trabajo como ministro de la Segunda Sala de la Corte Suprema. Esto, ya que el tratamiento consiste en mantener la extremidad inferior en alto y quieta, imposible para un juez que escucha sentado horas de alegatos en un estrado.
El miércoles 21 se encontraba acariciando a “Blue”, uno de sus cuatro gatos, cuando la calma de su licencia médica fue interrumpida. Algunos de sus amigos, colegas y cercanos le informaban por mensajes telefónicos y llamados que una vez más sus vínculos pretéritos con el penalista Luis Hermosilla -formalizado esta semana- estaban en la prensa. A esa altura, no era la primera vez que el magistrado debía enfrentar cuestionamientos por su pasado como abogado de causas particulares y previas a que arribara a la Corte Suprema en 2021.
La primera vez fue en marzo de este año, cuando Ciper publicó que en el celular incautado al penalista, y exasesor de Gobierno, Luis Hermosilla había conversaciones que daban cuenta de un presunto tráfico de influencias para ayudarlo a ser nominado en la Corte Suprema.
Ya por esos primeros meses de 2024 cualquier contacto con Hermosilla, caído en desgracia por el caso audio, era mirado con sospecha. Al día siguiente de la publicación, el ministro Matus no titubeó y convocó a la prensa en los pasillos de tribunales y afirmó: “Eso es falso”. Junto con ello, aseguró que no tenía conversaciones, vía WhatsApp, de ese tenor con el penalista. Lo que sí dijo era que habían intercambios de carácter profesional, pero que no podía develar porque estaban protegidos por la propia legislación, ya que eran parte del secreto de su función como abogado.
Hoy, por primera vez, el magistrado -desde su lugar de reposo- responde a fondo a La Tercera sobre las acusaciones que, incluso, han llevado esta semana a un par de diputados a evaluar una eventual acusación constitucional para removerlo.
Ministro, hoy (jueves) leímos en redes sociales que se “enfermó” luego de que aparecieran ayer chats suyos con Luis Hermosilla, ¿Qué responde, cómo está?
Mire, vi eso también en la tele. ¡Qué quieren que les diga! Como les dije al principio cuando llegaron: me caí. Fue hace dos semanas, un sábado, pero como los periodistas que fueron hoy al Palacio de Tribunales no preguntaron desde cuándo estoy con licencia quedó esa sensación. Son los tiempos que vivimos... ¿Qué le voy a hacer?
Vamos a la génesis de todo. ¿Qué pensó cuando se enteró de este audio grabado a Hermosilla y las repercusiones que eso trajo?
No me gustaría pronunciarme en detalle, porque como este caso puede llegar a la Sala Penal que integro...
Evidentemente, con todo lo que ha pasado, lo van a inhabilitar...
Ya, sí. Pero sin pronunciarme, porque no corresponde como juez, a si es delito o no. Cuando leí en la prensa lo del audio, debo confesar que me dio tristeza. Primero, porque cómo una colega graba algo así, si hay algo que se protege en la profesión de abogado es la reserva, de reuniones, de sentencias, de acuerdos... ¿Me entiende? Para mí era impensado que una colega hiciera eso.
Pero lo que se escucha es que no estaban urdiendo una estrategia judicial, eran abogados hablando de pagar coimas...
Claro, y eso es muy lamentable, sabe, porque es algo, como dirían las abuelas, en nuestra profesión “más viejo que el hilo negro”. Abogados que ofrecen servicios a nombre de terceros, dicen ‘no te preocupes, yo le pago a tal o cual’, pero es puro cantinfleo. De hecho, es una conducta tan antigua que está sancionada en el Código Penal de 1870. Consiste en suponer falsas remuneraciones a un empleado público. Porque, le repito, cualquiera puede decir ‘mire, yo tengo llegada con tal persona y por eso usted me va a pagar unos dineritos para dárselos a ese funcionario’, pero en verdad nunca se los da.
Puede que la conducta delictual sea antigua, pero ¿se imaginaba a Luis Hermosilla ejecutándola en 2023? Teniendo en cuenta que en el pasado usted, como abogado privado, hizo tratos con él para apoyar defensas...
Lo primero, yo nunca he sido amigo de Hermosilla. No conoce mi casa, no conozco la suya, nuestra relación fue siempre profesional.
¿Como la asesoría en la defensa el exministro Andrés Chadwick?
Sí, como esa defensa. Yo en ese año, 2019, trabajaba en el libre ejercicio de la profesión de abogado, después de décadas dedicado a la academia, como profesor, escribiendo libros. No había nada extraño detrás de esta relación. De hecho, así como esa vez le hice el contacto con el profesor alemán Kai Ambos, para que realizara un informe en derecho para su defensa, en otra oportunidad estuve en la otra vereda.
¿Cómo es eso?
Hice un informe en derecho, en otro juicio, que derribaba su hipótesis de defensa en el caso Yarur vs. Yarur. Y es que eso hacíamos quienes nos dedicábamos al estudio del derecho como insumo para tribunales.
Ciper publica el audio de Hermosilla, se abre una causa penal, se dice que el abogado influyó en nombramientos judiciales y aparece su nombre.
Siempre estuve tranquilo, porque yo sabía que mis contactos con él nunca fueron para pedirle apoyo o influencia para este cargo. Cuando apareció el primer reportaje, que no sabía cuál era el enfoque, respondí tal cual. Yo iba a la Comisión de Constitución del Senado, como profesor, sin cobrar ni uno. Entonces, cuando quedo en la quina, para integrar el cupo de abogado externo -o extraño- que integra la Corte Suprema, lo que hice fue llamar a todo el mundo que me conocía. Y no con afán de “oye, recuerdas lo que hice por ti, ayúdame ahora”, sino que para decir: “Estos son mis antecedentes, te envío documentos de lo que ha sido mi carrera, mi trayectoria, etc...”.
¿No hubo nada espurio con Hermosilla?
No, y se lo dije al medio que me vinculó con él al nombramiento. Unos amigos me enviaron un texto en que aparece que desde que se publicó ese primer reportaje, al día de hoy, el texto ha sido modificado 21 veces. Pero bueno, no sé si ustedes se acuerdan, pero antes de ser aceptado como supremo, externo, tuve una campaña en mi contra. Muy fuerte. Hubo una carta de por qué yo no podía llegar al máximo tribunal. Porque había asesorado al Ejército, y que por eso no podía ser nominado. Entonces lo que yo hice fue presentar mis credenciales, este soy yo, este es mi trabajo.
¿Siente que merecía llegar a la Corte Suprema?
Sí, era eso. Llevaba 30 años dedicado al Derecho Penal, escribiendo libros, dictando clases, organizando seminarios, siendo abogado integrante del máximo tribunal. En una ocasión le dije, de hecho, a Hermosilla: “Si alguna vez te pregunta por mí el Presidente Sebastián Piñera, a quien nunca conocí, háblale de mi trabajo en la academia”. Toda una vida dedicada a esto. Pero ninguna petición de algo ilegal.
Pero se le cuestiona por haber sido muy tajante en decir que “no tenía chats con Hermosilla”...
Dije desde el principio, busque la prensa de la época: no tengo chats pidiendo que él influyera por mi nominación, pero la gente se queda con los puros titulares. A veces pienso que aquí hay cosas externas a mí. Yo cuando asesoré al Ejército, cuando participé de la defensa del señor Chadwick, no pensaba postular a la Corte Suprema, pero se dio la oportunidad, quedé en quina y he tenido a unas personas cuestionándome insistentemente por lo que hice en mi pasado. ¿Acaso yo juzgo a profesionales como ustedes por lo que han hecho antes?
Yendo al punto clave de por qué lo citó el fiscal Felipe Sepúlveda a declarar en la causa audio, no fue por su nombramiento, pero fue por los pagos de Hermosilla al informe del profesor Kai Ambos... ¿Sabía usted de dónde sacaría los fondos?
Yo no tenía idea. Mis honorarios están en un cheque en la carpeta, también esos chats por el trabajo del profesor, ambos, pero de la operativa del pago, yo desconozco. Ahora escuché que la Fiscalía dijo en la formalización que eran dineros de Factop.
El expresidente de la Suprema Milton Juica cuestionó que usted haya intervenido en la defensa de Chadwick, sosteniendo que habría infringido varias obligaciones como abogado integrante de la Corte Suprema…
Entiendo que el exministro está confundido. A fines de marzo de 2018 renuncié a mi designación de abogado integrante, de manera que, a la época de mi asesoría en el año 2019, no estaba sujeto a ninguna de las limitaciones que afectan a los miembros del Poder Judicial.
Pero él insiste en que usted debió declarar en algún momento sus relaciones con Hermosilla, por el tenor de los chats revelados…
Como le señalé, con el señor Hermosilla sólo he tenido relaciones profesionales esporádicas, una vez en posiciones contradictorias (como en el caso Yarur) y otra, colaborando en la defensa del señor Chadwick. Y ese es el tenor de las comunicaciones reveladas, en las que no aparece ninguna actividad ilícita, y que, precisamente, por su carácter profesional, yo estaba obligado a mantener en reserva. No mantengo ninguna relación de amistad, familiar o interés societario o patrimonial con el señor Hermosilla que debiera declarar en mi calidad de ministro de la Corte Suprema.
Comisión de Ética
Pese a todas sus explicaciones, hoy es blanco de la Comisión de Ética de la Corte Suprema...
¿Qué quiere que le diga? Yo he expuesto mi reparo: no se me puede juzgar por lo que hice en mi pasado como abogado privado, júzguenme por mi labor actual, la de juez.
Usted, al igual que Ángela Vivanco, son abogados externos. ¿Es complejo convivir con el resto de los supremos que son judiciales?
No voy a desconocer que hay estatus y es que, claro, pese a que fui abogado integrante, lo cierto es que a uno no lo conocen, no ha tenido una vida común con ellos, no se ha ido a las convenciones de magistrados, pero yo al menos lo enfrento bien. Salvo mis votitos de minoría.
Eso dicen, que de la Tercera Sala salió por ser disidente y se fue a la Segunda Sala penal...
(Se ríe) Ustedes saben que las ministras (de la sala constitucional) me regalaron un pitufo gruñón, por mis votitos de minoría. Pero como dice un viejo dicho, “causa fallada, causa olvidada”, si no imagínese. Y lo de la sala penal es porque siempre lo quise. Después de toda una vida ligada al derecho penal, sentí que me lo merecía.
Es paradójico que a 24 años de que se lanzara El libro negro de la justicia chilena, de su hermana, la periodista Alejandra Matus, en que se develaban malas prácticas del Poder Judicial, ahora sea usted el foco de cuestionamientos... ¿Qué piensa?
Para que vea, esas malas prácticas que había, yo defendí que se publicaran, aquí en Chile y en la Corte Interamericana, y ganamos ese pleito.
Pero ahora podría ser un protagonista de aquello, si solo leemos lo que se dice de usted en redes sociales y en la prensa...
Bueno, quizás por eso mismo yo no tengo problemas con la libertad de prensa. Yo he defendido a periodistas que son perseguidas. Ahora, si soy pariente o no de una periodista, si eso les molesta o me desacredita como juez, yo les diría a esas personas que están equivocados. Los mismos que levantan la idea de una acusación constitucional... Yo diría que lo que tienen que hacer es revisar mis sentencias, mis votos. Llevo tres años en la Corte Suprema y en ese tiempo yo he hecho mi trabajo, mis votos en contra, jamás doy entrevistas, tengo un listado enorme de personas que los litigantes podrían usar para inhabilitarme. No doy entrevistas, pero ya dije: “Está bueno”...
Creo en la libertad de prensa, sin duda, pero todo tiene un límite y también creo en el derecho a defenderme, que es lo que estoy haciendo en esta entrevista.
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