Joaquín Fermandois, historiador: “Piñera proporcionó acción y recursos a la derecha, pero no un discurso o una idea de país”

JOAQUIN FERMANDOIS
El historiador Joaquín Fermandois. FOTO: BASTIAN SEPULVEDA

Presidente de la Academia Chilena de la Historia y académico de la USS, el historiador analiza el legado del expresidente, a casi un mes de su muerte. Dice que con su doble elección demostró que “la derecha es un agente político tan fuerte como la izquierda”. Advierte la debilidad política de sus gobiernos, pero resalta que logró sortear la crisis de 2019. "Quizá el tiempo demuestre que tras el estallido y la crisis constitucional terminó por fortalecer la democracia", comenta.


Entre las finanzas y la política, el expresidente Sebastián Piñera no fue una excepción en la historia de la derecha chilena. Más bien, compartía rasgos con líderes históricos del sector. Así lo piensa Joaquín Fermandois, a casi un mes de la muerte del exmandatario, ocurrida el 6 de febrero. El historiador recuerda a Gustavo Ross, exministro de Hacienda de Arturo Alessandri Palma y candidato presidencial en 1938; Arturo Matte, candidato en 1952, y al expresidente Jorge Alessandri (1958-1964). También menciona a Hernán Büchi y a Joaquín Lavín. Pero a diferencia de ellos, dice, “Piñera tenía un vínculo con el pasado socialcristiano, falangista, de sus padres”.

¿Cuánto lo influyó ese vínculo?

Bastante. Piñera era hijo de la economía norteamericana, de Harvard, de la Escuela de Economía de la Católica. Quiso brillar por medio de la Democracia Cristiana y se le cerraron las puertas. Con buena y mala razón, porque, claro, venía como un afuerino, porque tenía una fortuna, había hecho plata rápido, pero no fue bien recibido y pasó a la derecha. Sin embargo, siempre le quedó dando vueltas una nostalgia por el mundo de la DC. Con la derecha fue un matrimonio por conveniencia al comienzo, aunque él, en términos económicos, participaba de toda la transformación económica de Chile llevada a cabo en el régimen militar.

Presidente de la Academia Chilena de la Historia, académico de la USS y profesor emérito de la UC, Fermandois se reunió algunas veces con el expresidente, siempre dentro de un grupo. Y a partir de esas conversaciones quedó con la imagen de una persona atenta, inteligente, activa, pero acaso con menos habilidad para escuchar. “No estoy seguro de que me haya escuchado”, dice rodeado de libros en su departamento, en Providencia.

Para Fermandois, “el gran sueño de Piñera fue ser aceptado y apoyado por la Democracia Cristiana. Eso siempre le quedó”. Pero recaló en la otra orilla política.

Él tuvo roces con la derecha, ¿cómo lo vio usted?

Él venía de la DC y en los 90 cayó muy mal su toma de distancia del régimen militar, aunque no la acentuó mucho al comienzo. Yo lo critiqué por el 2013 por el asunto de los “cómplices pasivos”, cuando el sector estaba muy mal. Si lo hubiera dicho en el 89, de acuerdo. Si hubiera dicho mire, yo tengo ideas de renovación de la derecha, ahora vamos a una democracia, pero hay un tema de derechos humanos que hay que confrontar, pero no lo dijo. Lo habrá dicho en su casa, tal vez, pero en política esas cosas son válidas en la medida en que se pronuncian públicamente. Y parte de la derecha económica lo miraba con sospecha por esta fortuna producida con tanta rapidez.

¿Generaba desconfianza?

Despertó recelos. Él tenía una inteligencia fuera de lo común que lo favorecía mucho. Pero esas cosas se pagan, porque el éxito rápido produce envidia o es cuestionable. Conocí a gente que no le perdonó nunca algunas cosas. Fue célebre su disputa con Ricardo Claro. Piñera hacía las cosas a su modo y, a la vez, le reprochaban mucho su debilidad política. Él proporcionó acción, proporcionó recursos a la derecha, pero no proporcionó un discurso, no proporcionó una idea de país, salvo esto de crecer, etcétera. Tenía una clara debilidad política que se manifestó mucho en los dos gobiernos. Y eso creó también problemas dentro de la derecha.

JOAQUIN FERMANDOIS
"El el funeral fue la contracara, la respuesta al estallido. Parece difícil de entender, pero los dos Chile son verdaderos", dice Fermandois. FOTO: BASTIAN SEPULVEDA

¿Cuáles fueron sus principales logros?

Él fue el último tercio de los famosos 30 años. Pero ya la legitimidad del sistema se había erosionado. Todos los remansos que tienen éxito después se erosionan; la vida política es así. El sistema político funcionó muy bien, con una izquierda fuerte, democrática, que aceptaba algunos elementos del régimen militar, sobre todo de la transformación económica. Y con una derecha fuerte, pero de oposición. Cuando se intercambiaron los papeles, el asunto empezó a temblar. No solamente por el intercambio de roles. La economía tuvo un momento brillante hasta la crisis asiática. Luego bajó un poco y después subió con Lagos, pero no recobró el impulso anterior. Y después fue cada vez más a menos. El Presidente Piñera, probablemente, logró atenuar la caída, pero no dio o no pudo dar el golpe de timón que se esperaba. Durante el estallido y la pandemia en especial, él se negaba a lo que le pedía mucha gente, que hiciera programas sociales. Pero no quería hacerlo, porque eso gastaba recursos y él tenía un plan de recuperación. Y vino la pandemia, la paralización y la economía se vino abajo. Entonces ocurrió el tema de los retiros, que fueron fatídicos para el país.

¿Cuál es su herencia?

Yo creo que es una herencia difícil de cuantificar. En un momento de crisis grave, quizás por su personalidad y por ser alguien de derecha, esta alcanzó una intensidad más fuerte. Pero resistió. La derecha parecía a punto de derrumbarse y sobrevivió. Fue dos veces presidente, va a ser recordado por eso. Y al final la apuesta de la nueva Constitución fue arriesgada, pudo haber terminado muy mal, y terminó bien hasta el momento. Lamentablemente, se perdió la segunda oportunidad por errores que cometió también parte de la derecha. Pero el país recuperó su camino. Y el funeral fue la contracara, la respuesta al estallido. Parece difícil de entender, pero los dos Chile son verdaderos.

Piñera mostró el mismo síndrome de Jorge Alessandri, que no logró dar el salto, no fue mal gobierno, pero no logró dar el salto cualitativo. Y la derecha terminó casi destruida después de su gobierno.

Joaquín Fermandois.

¿Qué piensa de su dificultad para liderar la coalición?

Al final la lideró: persistió y encauzó el sistema. Piñera era débil políticamente, sus gobiernos fueron débiles en esos términos. En parte por él y su equipo, y en parte porque las derechas tienen menos experiencia que las izquierdas en manejar al Estado y la política. Piñera quería impulsar al país a la meta del desarrollo, que es medio utópico. No lo logró, pero sí pudo sortear una tremenda crisis nacional.

¿Cómo valora el hito de haber sido dos veces electo Presidente?

Demostró que la derecha es un agente político tan fuerte y legítimo como la izquierda, con ciertas diferencias. Pero Piñera mostró el mismo síndrome de Jorge Alessandri, que no logró dar el salto, no habiendo sido mal gobierno, pero no logró dar el salto cualitativo. Y la derecha terminó casi destruida después del gobierno de Alessandri, lo mismo que en 2013. Recuerde que Evelyn Matthei fue una heroína, sacó un 37% de los votos. Y en el segundo gobierno de Piñera estuvo a punto de pasar lo mismo. Pero el ambiente se enfrió y aparecieron los republicanos. No sabemos qué va a pasar, pero la polaridad se equilibró.

¿Reconcilió a la derecha con las convicciones democráticas, como dijo Gonzalo Blumel?

Yo creo que la derecha siempre ha sido democrática, en un cierto sentido. En el siglo XX la derecha y la izquierda ayudaron a crear la democracia en Chile. ¿Cuándo la derecha se apartó de la democracia? Después del shock de la Unidad Popular, que tampoco era democrática. Salvo que alguien me demuestre que Chile avanzaba hacia una democracia occidental mejor, la única que realmente ha existido en la modernidad. No. En verdad iba hacia un modelo marxista. Eso fue un shock y ahí falló la derecha. En los 70 nadie podía hablar mucho, pero se podían hacer algunas cosas y no se hicieron. En los 80 eso cambió. Y sobre todo a partir del 83 la derecha vuelve a entrar al juego político, y la Unión Nacional empuja el acuerdo nacional del 85. Yo diría que más que convicción democrática, faltó una ética del Estado de Derecho y del sentido de lo político que implicaba participación con ese propósito. Esto es cada vez menos válido a medida que se avanzaba hacia el plebiscito.

JOAQUIN FERMANDOIS
Joaquín Fermandois. FOTO: BASTIAN SEPULVEDA

Y en ese sentido, ¿no valora el gesto de Piñera de hablar de los cómplices pasivos?

No lo valoro mucho. La gracia habría sido en el 89. Lo dijo en 2013 pensando que lo iban a aplaudir y no lo aplaudieron, no le sirvió mayormente. Tal vez internacionalmente, o en foros universitarios. Y le sirve ahora, por supuesto, y se ha repetido mucho a raíz de su trágica muerte. Y le permite también al Presidente Boric hablar bien de Piñera, porque no hubiera podido decirlo de otra forma.

¿No comparte la idea de que Piñera ayudó a refundar la derecha?

No, refundación no. Pero sí es el dirigente más importante en los últimos 30 años, sin duda. Una figura importante también es Evelyn Matthei o Andrés Allamand en los 90. La UDI en esa década y al comienzo del 2000 tuvo un éxito electoral impactante. Lavín estuvo a punto de ganar la Presidencia. Entonces no es solamente Piñera, es esta nueva generación en la derecha. Para resumirlo, la derecha sabe actuar en democracia, faltándole experiencia y mensaje político.

¿Cómo describiría su estilo de gobernar?

Tenía mentalidad de gerente. Ordenaba que le mandaran todos los informes antes de las reuniones. Y hacía preguntas complicadas. ¿Por qué afirma esto? ¿Y de dónde saca este número? ¿Cómo llegó a esta conclusión? Y muchas veces los mandaba corregir.

¿Cuál ha sido el efecto de su muerte?

Le ha dado una inyección de energía a la derecha. Eso es fuerte. La derecha puede decir “tenemos un héroe” y una figura ahora reconocida.

Y en ese sentido, ¿deja un legado para la derecha?

Es una figura importante. El legado es algo mayor. Para mí, Piñera es parte del sistema que sigue al régimen militar. Es parte de la cultura política, de un mismo Chile que va evolucionando. Quizá el tiempo demuestre que tras el estallido y la crisis constitucional terminó por fortalecer la democracia.

¿El reencantamiento con su figura va a durar o comenzará a disminuir?

Todas las cosas pasan. En este país no hay mucha memoria. Pero va a quedar como una figura, una parte de la historia del país y no una parte negativa. Y para su sector político, una referencia que pueden tener con cierto orgullo.

¿A la altura de Jorge Alessandri?

No, porque Alessandri tenía algo de cierta majestad, de gran señor, muy natural, que le fluía, y eso impregnó su recuerdo. Piñera, en cambio, era un hombre de acción, pero tiene una proyección internacional de la que carecía Jorge Alessandri. Esto le da más fuerza a la imagen retrospectiva de Sebastián Piñera.

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