Joaquín Morales Solá: “Argentina vive un proceso en el que el oficialismo no tiene candidatos”
“Alberto Fernández está peor que Cristina Kirchner en las encuestas anteriores a la condena”, dice el columnista en alusión al fallo por corrupción que afectó a la vicepresidenta. A su juicio, el mandatario “no está en condiciones de imaginar siquiera una reelección” en 2023.
La prensa argentina lo retrató de forma clara: todos esperaban un fallo desfavorable para Cristina Kirchner, incluida la propia vicepresidenta de la nación. Pero pocos se habrían atrevido a vaticinar el sorpresivo anuncio de la líder peronista sobre su no postulación ni a la presidencia ni al Senado transandino en 2023.
“No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta ni a senadora”, dijo evidentemente enojada, con los ojos humedecidos, al finalizar su discurso tras el fallo. Pero sus palabras no solo significaban que podría perder el fuero que la protege actualmente de cumplir prisión efectiva -si la Corte Suprema ratifica el fallo-, sino que también mueve las posibles cartas del oficialismo, de la oposición y la perspectiva de futuras investigaciones en su contra.
Sobre esta aparente acefalía entre las candidaturas presidenciales del oficialismo y de los próximos procesos judiciales a los que se enfrentará la expresidenta, el periodista argentino Joaquín Morales Solá habló con La Tercera. Para el columnista, es posible que Cristina Kirchner sufra más reveses judiciales.
¿Cuál es el panorama judicial de Cristina Kirchner, considerando las otras causas abiertas que mantiene?
En primer lugar, hay una investigación, que es la del lavado de dinero en los hoteles y los edificios de la familia Kirchner, que es un supuesto delito que involucra a la familia y a dos empresarios: Lázaro Báez -el mismo que aparece en la causa “Vialidad”- y Cristóbal López. ¿Por qué señalo esta causa? Porque el caso “Vialidad” es el delito precedente del lavado de dinero que se da en los hoteles. El Estado argentino, obviamente, como todo Estado, tiene que pagar con dinero blanco, con dinero perfectamente bancarizado. Los empresarios que recibían estas obras lo tenían que convertir en negro -ahí hay otra causa contra la familia Báez, que se va a resolver en diciembre-, lo sacaban del país y después lo devolvían. Pero necesitaban blanquearlo, por lo que lo lavaban a través de los hoteles de la familia Kirchner, y estos empresarios alquilaban los edificios durante todo un año, sin usar esos hoteles. “Hotesur y Los Sauces” es una causa necesariamente consecuente de la de “Vialidad”. También hay una causa extra, que es la de los “Cuadernos”, donde el chofer de un exfuncionario llevaba una especie de libro de su vida, y es una prolija descripción de cuántos empresarios y funcionarios participaban en el cobro de sobornos. Eso fue investigado por la justicia. Cristina Kirchner está procesada en primera instancia, procesada por segunda instancia por la Cámara Federal y está en el trámite del juicio oral que todavía no comienza. En esa causa hay muchos exfuncionarios e importantes empresarios argentinos que aceptaron el sistema del arrepentido y confesaron todo lo que habían hecho, por lo que es una de las causas donde la vicepresidenta está más comprometida.
¿Es posible que alguna llegue a una condena, como en el caso “Vialidad”?
Yo creo que sí. La Cámara de Casación (tribunal de segunda instancia) tiene que resolver en diciembre o febrero, porque en enero hay receso judicial, el inicio del juicio oral por “Hotesur y Los Sauces”. El juicio por los “Cuadernos” ya está habilitado en el tribunal, pero lo están atrasando cuestiones logísticas, porque es un juicio que involucra a muchísimas personas: hay funcionarios, exfuncionarios, familiares, empresarios, ejecutivos de empresas, y se necesita una sala muy especial para hacer esto. Yo creo que sí. Si fue condenada por esto (“Vialidad”), va a ser necesariamente condenada por lo otro.
En su discurso tras el fallo, Cristina Kirchner anunció que no postularía a nada en 2023, ¿cree que efectivamente no se presentará como candidata?
Nunca creí que iba a ser candidata presidencial en el 2023, porque simplemente no puede ganar esa elección. Tiene una imagen negativa cercana al 70%, y no olvidemos que en Argentina, como en Chile, hay segunda vuelta. Además de la alta imagen negativa, cuenta con una intención de voto de alrededor del 26%, pero sí creo que todavía puede repensar lo que dijo tras el fallo, que se dio en una situación de alteración y mucho enojo. Su decisión de no ser candidata a senadora, sobre todo por la provincia de Buenos Aires, puede ser revisitada, porque ahí puede obtener el cupo saliendo primera o segunda, porque entran dos senadores. Con todas estas condenas, ella va a necesitar tener fueros. Si bien a partir de febrero cualquier sentencia de prisión contra la vicepresidenta va a ser domiciliaria, porque va a cumplir 70 años y según el Código Penal argentino después de esa edad los condenados a prisión pueden cumplirla en su hogar, ella nunca va a querer ser una persona condenada a cárcel efectiva. Los fueros la resguardan hasta el momento en que haya una sentencia efectiva, y eso lo entrega la Corte Suprema. Cuando este órgano del Estado dice que la condena a prisión ha sido bien dictada, es firme y el propio Senado tiene que autorizar su desafuero para enviarla a prisión, lo que tomará por lo menos uno o dos años más.
En caso de que cumpla la promesa de no postular a la presidencia, ¿cómo se abre el escenario para otras candidaturas en el oficialismo y la oposición?
Argentina vive un proceso en el que el oficialismo no tiene candidatos. Las supuestas cartas presidenciales están muy mal ante la sociedad, según todas las encuestas. El hijo de la vicepresidenta, Máximo Kirchner; el ministro de Economía, Sergio Massa; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, todos están muy mal. Y, al mismo tiempo, hay una sobreabundancia, tal vez dañina, de candidatos de la oposición. Hay por lo menos cuatro o cinco en la coalición Juntos por el Cambio, más el candidato libertario y antisistema Javier Milei. En la oposición hay una sobreabundancia de candidatos, y en el oficialismo hay una decapitación de cartas presidenciales. Creo que la única manera de resolver esto es que Massa logre enderezar la economía -con muy poca expectativa por parte de todo el mundo- y que sea el que mejor elección haga perdiendo, porque ninguna encuesta anuncia hoy que el peronismo puede ganar las elecciones del próximo año. Más aún, los propios peronistas están resignados a que se van a enfrentar a una derrota. La pregunta es si ese fracaso será muy profundo, o si va a ser una derrota digna que les permite tener cierta influencia en el Congreso.
Llama la atención de que en ningún momento haya nombrado al Presidente Alberto Fernández entre las posibilidades. ¿Considera que está muerta la posibilidad de la reelección?
El Presidente está peor que Cristina Kirchner en las encuestas anteriores a la condena. Contaba con una mayor imagen negativa y menos intención de voto. Cristina Kirchner hoy es la líder del peronismo, pero se erige como cabecilla a partir del liderazgo de una fracción que tiene entre el 26% y el 28% de los votos, y los va a seguir teniendo después de la condena. En cambio, el Presidente no lidera ese sector. Su intención de voto es de 10 puntos, 12 puntos máximo. Es muy baja, pero con una imagen positiva igual o peor que la de Cristina. El Presidente no está en condiciones de imaginar siquiera una reelección, pero qué sé yo, es probable que el próximo año, ante la carencia de candidatos, decida presentarse a ganar o morir.
¿Cree que la oposición podrá capitalizar el fallo contra CFK?
Lo primero que tiene que hacer la oposición es disciplinar sus peleas internas y administrar sus ambiciones. Si estamos hablando de Juntos por el Cambio, hay demasiada lucha de egos, vanidades y ambiciones, y a la sociedad ya no le está gustando eso. También explica el crecimiento de este líder antisistema que es Javier Milei, que, ojo, en la región tenemos a Bolsonaro y a Castillo en Perú, que cometió un golpe de Estado el miércoles. Son dirigentes antisistema que surgieron a partir de una sociedad harta, fatigada y decepcionada con la clase dirigente clásica. Así que lo primero que tiene que hacer Juntos por el Cambio es administrar esa lucha interna para presentarse ante la sociedad de una manera distinta a la que se viene presentando, donde se ven más peleas internas, entre ellos, que peleas con el gobierno y contra el peronismo. Ahora, obviamente, el peronismo va a tener como líder a una persona condenada a prisión por actos de corrupción, porque mientras no haya otra instancia de la justicia que revoque esta decisión, que creo que no la va a haber, esta condena contra Kirchner es la que ella va a sobrellevar. Tendrá que caminar por la vida condenada a prisión por actos corruptos, y a eso, obviamente, una oposición bien plantada le puede sacar provecho.
¿Le parece que exista algún paralelo entre lo ocurrido en Perú y Argentina en los últimos días?
Cristina Kirchner, en la desesperación de los últimos tiempos, porque sabía que esto venía, ha intentado romper todas las instituciones. De hecho, ha paralizado el Congreso. No lo ha cerrado, lo ha paralizado, porque el Congreso no puede designar a sus representantes del Consejo de la Magistratura, que es un organismo de la Constitución muy importante, porque es el que designa, asciende o destituye jueces. Se ha llegado a esos extremos, pero no creo que llegue más allá, no al golpe de Estado grotesco de Castillo. Hasta donde llega la mirada, eso no puede suceder en Argentina, porque Cristina no es la jefa del Poder Ejecutivo. En el caso de Castillo, él sí lo era. No me imagino al Presidente Alberto Fernández haciendo una cosa así, y Argentina tiene mecanismos institucionales, creo yo, históricamente más fuertes que los de Perú. A pesar del esfuerzo de los Kirchner por romper las instituciones durante 20 años, las instituciones se han mantenido más o menos firmes. La Corte Suprema es independiente, sigue tomando sus decisiones, le gusten o no a la señora de Kirchner. El Congreso ha rechazado varias de las iniciativas de Cristina, cuatro por lo menos, para modificar la justicia, porque sabía que este proceso se le venía encima. La fortaleza institucional de Argentina creo que es distinta a la de Perú.
Considerando la acusación del Presidente Fernández a algunos jueces por su supuesto alineamiento con la oposición, ¿cómo cree que afecte a la institucionalidad?
En primer lugar, lo que hay que tener en cuenta es que eso surge de intervenciones de los servicios de inteligencia a los teléfonos privados de personas, lo que obviamente no trasciende a través de los servicios de inteligencia, sino a través de un innominado hacker. Estas personas iban a una residencia privada en la Patagonia, y si iban a una residencia privada es porque el dueño de la residencia los invitó, no estaban yendo a un hotel de lujo. El hecho de que Fernández lo presentara un día antes del fallo del caso “Vialidad”... El gobierno, el kirchnerismo y los medios que simpatizan con ellos divulgaron esto, y confunden mucho a la sociedad. Pero, yendo al fondo de su pregunta, ¿esto va a incidir o no en la fortaleza institucional del país? No, no va a incidir. Se habla de una causa judicial que demorará algún tiempo en resolverse, pero esto no afecta a todo el Poder Judicial y tampoco afecta a la independencia de la Corte Suprema, porque no hay ningún juez de dicho ente involucrado en nada. Lo que sí desnuda es la decisión del gobierno de incursionar en la vida privada de las personas.
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