Juan Guaidó: “Si queremos hablar de lecciones aprendidas, tenemos que partir del hecho de que Edmundo González es el presidente electo de Venezuela”
El expresidente encargado de Venezuela Juan Guaidó defiende la estrategia que siguieron la oposición y la comunidad internacional en 2019 para enfrentar a Nicolás Maduro y pide que "ningún presidente se enconda" ahora para eludir el paso de reconcer al candidato de la oposición como el triunfador de las elecciones del 28 de julio.
El Mandatario chileno, Gabriel Boric, sigue resistiendo la creciente presión interna en favor de que reconozca al candidato de la mayoría opositora venezolana Edmundo González Urrutia como presidente electo. “Hay cierto consenso en una gran parte de la comunidad internacional en no repetir la experiencia del ‘presidente encargado’ Juan Guaidó. Básicamente, porque no demostró ser efectiva y no produjo un cambio en Venezuela”, ha dicho el Jefe de Estado al justificar el porqué no ha dado ese paso que ya dieron Argentina, Perú y Panamá.
Desde Estados Unidos, donde se encuentra exiliado, el viernes en la mañana, justo antes de dar una conferencia a estudiantes y profesores de la Universidad de Portland sobre la situación en Venezuela, el expresidente encargado Juan Guaidó hizo un alto en sus actividades para hablar con La Tercera y responder al Presidente Boric.
¿Qué deberían hacer Chile y los demás países para ayudar a Venezuela?
Creo que el Presidente Boric ha tenido hasta el momento una posición constructiva, de decir la verdad, y eso requiere valentía. La oposición ganó la elección el 28 de julio, lo dijo el Centro Carter. Lo demostramos con las actas que obtuvimos del Consejo Nacional Electoral. Y Maduro cerró la elección. Ahora el gobierno de Maduro y su dictadura están tratando de generar confusión, diciendo que las actas que mostró la oposición son las “actas de la oposición”. No, son las actas del proceso electoral que obtuvimos de las máquinas del Consejo Nacional Electoral y que nuestros testigos valientemente consiguieron y logramos digitalizar.
Tenemos que partir de cosas esenciales. La primera es que ganamos la elección. Y eso se logró con la experiencia no de cinco años, sino de 15 años en Venezuela luchando por la democracia. Hemos pasado por procesos de diálogo, de protesta pacífica, de elecciones. Porque recordemos el 2015, cuando ganamos la Asamblea Nacional, que fue una primera experiencia exitosa de nosotros de defender los votos. Tenemos la experiencia de reunificar a la oposición. Tenemos la experiencia del gobierno interino, que es básicamente defender nuestra Constitución en el 2019, porque lamentablemente no es primera vez que Maduro robó una elección.
¿Cree que la posición del gobierno de Boric frente a Venezuela empujó de alguna manera a Lula, Petro y AMLO a tomar una actitud más crítica frente a Maduro?
Creo que, de alguna manera, Boric ha sido un validador moral para la izquierda latinoamericana y le pone ciertas restricciones a cualquier intención adicional que puedan tener Lula, (Gustavo) Petro o AMLO (Andrés Manuel López Obrador). Y voy a decirlo con responsabilidad. Yo no confío en Lula, Petro y AMLO. Creo que son buenos interlocutores con Nicolás Maduro. Pero no son ni mediadores, ni facilitadores, ni negociadores. Ellos se han restringido a decir: Maduro, muestra las actas. Que es básicamente decir: Maduro, reconoce tu derrota. Porque ellos saben bien que Maduro tiene las actas desde el 28 de julio. Es el Consejo Nacional Electoral el que emite las actas, y ese consejo es controlado por la dictadura de Maduro, por lo que ellos tienen perfecto conocimiento de su derrota. También las Fuerzas Armadas. Lo que sucede en Venezuela no es un tema de izquierdas o de derechas, es un tema de derechos fundamentales. Aquí la gran pregunta, hablando de lecciones aprendidas, es qué palancas, qué herramientas van a tener Brasil, Colombia y México luego de lo evidente, luego de la derrota de Maduro, para presionar a Maduro a una transición, a una solución negociada.
¿Tiene esperanza de que eso se pueda lograr?
Mira, debo ser sincero. Yo tengo esperanza en que Lula, Petro y AMLO no reconozcan a Maduro. Es decir, no puedan reconocer de ninguna manera la situación de facto en Venezuela. Pero la pregunta sigue siendo la misma. ¿Qué herramientas tienen Lula, Petro y AMLO para presionar a Maduro, cuando ya es más que evidente que, a dos semanas de las elecciones, Maduro no va a reconocer por buena voluntad su derrota?
Si queremos hablar de lecciones aprendidas, tenemos que partir del hecho de que Edmundo González Urrutia es el presidente electo de Venezuela. Es decir, no se defiende la democracia simplemente con lemas o sólo retórica. Si de lecciones aprendidas vamos a hablar, bueno, quisiera saber si, por ejemplo, reconocer a un presidente electo es un acto de valentía o simplemente es hacer lo correcto. Aquí no hay nada extraordinario en reconocer la victoria de Edmundo González Urrutia. Es más, voy más allá. Sería lamentable que la región, que Latinoamérica, que el mundo entero, no lo hiciera. Porque sería un mensaje a la lucha por la democracia, no solamente en Venezuela, sino en el mundo entero. Así que, mira, la gestión de Lula, Petro y AMLO debe demostrar que están del lado de la democracia. Y ojalá me sorprendan, quiero que me sorprendan, que no sea solamente enunciativo lo que están haciendo, sino que realmente están buscando los mecanismos para una transición en Venezuela. El mundo entero se los agradecería.
¿Hay alguna diferencia entre la reacción que ha tenido ahora el gobierno de Maduro en comparación a lo que ocurrió en 2019?
Maduro nunca se esperó la reacción, ni en el 2019, ni en el 2024. Creo que, de alguna manera, tenemos que reconocer también lo que ha sido la curva de aprendizaje del pueblo venezolano, lo que ha sido la curva de aprendizaje de la resistencia democrática en Venezuela. Porque no en vano ganamos en el 2015, reunificamos al país, lo movilizamos, demostramos nuestra victoria, ejercimos el Parlamento Nacional con responsabilidad, generamos gobernabilidad desde el Parlamento, logramos desconocer el intento de robo de Maduro en el 2018. También fue un logro diplomático el que no se reconociera a Maduro.
Ahora van a tratar de ganar tiempo. Van a tratar de normalizar la situación a través de la represión. Evidentemente, es tan grande el fraude, es tan grande el robo, que tuvieron que inventar un número. Ellos van a buscar solidaridades automáticas. Lo hicieron ya con Rusia, con China, con Irán, Sudán. Falta Darth Vader, Lex Luthor. Es parte de su estrategia. Van a utilizar esos países para tercerizar la diplomacia en la ONU, en la Comisión de Derechos Humanos. Van a tratar de nuevo de poner que es un tema de derecha o de izquierda. Van a poner que esto es un tema del imperio contra los pueblos oprimidos. Ya sabemos el manual. Entonces, no podemos normalizar la tragedia, el robo, el fraude, la persecución. Y ya la pregunta no es para los venezolanos en este caso. La pregunta es para el Presidente Boric. Bueno, ¿qué aprendió él del proceso del 2019? ¿Cómo logramos una transición efectiva en Venezuela con las herramientas que tiene la comunidad internacional?
Varios países han manifestado sus dudas sobre la eficacia de repetir la experiencia de 2019, de reconocer a un presidente que en la práctica no tiene el poder sobre las instituciones del Estado, ni control del territorio, ni de las Fuerzas Armadas.
No tengo una pizca de duda que eso es lo que corresponde hacer. Hacer lo correcto no es un acto de valentía. Un acto de valentía es defender la democracia en terreno en estos momentos en Venezuela, hacer frente a las balas, a la tortura, a la represión. Es tan dramático, tan terrorífico lo que pasa en Venezuela. Y por eso digo, mira, una gran ventaja que tenemos con respecto al 2019 es que aquí no hay lugar para la interpretación.
Ganó Edmundo González Urrutia. E insisto, no es que ganamos en un contexto suave, no es que ganamos en un contexto sencillo de una, entre comillas, elección.
Yo entiendo que la diplomacia tiende a ser cómoda. La diplomacia tiende a representar los intereses de cada país al final del día. Eso lo entiendo bien, eso también lo hemos aprendido en Venezuela de manera muy clara. Pero de nuevo, no hay otro modo de proceder en elección alguna. Y más si estás en dictadura. Y cuando gana un presidente en Dominicana, en Panamá, en Argentina, en Colombia, lo primero que hace cualquiera es levantar el teléfono, llamar y decir: te felicito por el triunfo electoral que tuviste. Esa es la norma.
La mayoría de los países de la región han puesto en duda los resultados divulgados por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, también han afirmado que todo apunta a un triunfo de González Urrutia. La duda está en si es conveniente reconocerlo como presidente electo. Y esa duda surge, precisamente, en que tres años después de reconocerlo a usted como presidente encargado de Venezuela, esos apoyos comenzaron a diluirse.
Bueno, recordemos la pandemia en el medio, ¿no? Que no es menor. Hacer lo correcto no puede ser visto como cometer un error. Tendríamos que dudar, no de un reconocimiento, tendríamos que dudar de la democracia en sí. Es decir, ¿de qué vale votar?, ¿eso fue un error? Entonces, yo no quisiera pensar que los países latinoamericanos o democráticos del mundo entero van a ignorar la masiva votación en contra de todo pronóstico, en contra de toda persecución del pueblo de Venezuela. Porque Nicolás Maduro, un dictador, un delincuente internacional, sin duda, pudiera verlo mal. Y eso pudiera hacer difícil una posible negociación. Pero si no hablamos del voto. Si no hablamos de la expresión popular, del respeto a eso, de qué hablamos.
A su juicio, más allá de la eficacia que tenga, el reconocer a González Urrutia como presidente de Venezuela ¿es un paso ineludible?
Maduro es un asesino, un torturador. Entonces, bueno, vamos a reconocerlo porque... La fuerza se impuso. Entonces imagínate lo que representaría para la democracia, no para los venezolanos, insisto, para la democracia en el mundo que de facto se reconozca a un delincuente. Porque bueno, está ahí. Porque bueno, se aferró al poder a través de las armas. Eso sería declarar en pleno siglo XXI la muerte de la democracia. El debate no puede ser sobre qué tan efectivo es el gobierno interino y el reconocimiento, aunque sea lo que corresponde. Si no tendríamos que preguntarnos entonces qué tan efectiva es la negociación. Qué tan efectivo es el voto. Ese es el debate que tenemos realmente ahorita. Si quieren trasladar eso a Juan Guaidó o al ejercicio del 2019 para eludir su responsabilidad, eso es otra cosa.
Es decir, si presidentes en Latinoamérica todavía por afinidad ideológica o por proximidad ideológica con Lula, Petro y AMLO, porque ya con Maduro sería demencial, no quieren hacer su trabajo, ya es responsabilidad de ellos. Ahora, no es suficiente hablar de lo que pasa en Venezuela, sino es momento de tomar acción. Y una acción sencilla, diplomática, sin muchos problemas. Entendiendo el lapso de tiempo que les están dando a Lula, Petro y a AMLO para que negocien y que Maduro reconozca su derrota. Porque eso es lo único que se puede reconocer. Incluso, entendiendo eso de parte del Presidente Boric. Pero la acción diplomática concreta que corresponde es reconocer lo obvio. Que tenemos un presidente electo. Por difícil que sea, es lo conducente. Y entonces el problema no es el reconocimiento a Edmundo González Urrutia, el problema son las herramientas que tenemos para hacer responsable a Maduro.
¿Cuáles fueron, a su juicio, los principales logros de su gestión como presidente encargado?
Creo que hay muchos. Lo primero fue precisamente reunificar la alternativa democrática en 2019. Veníamos de un 2018 con pocas esperanzas, con pocas herramientas para poder hacer responsable a Maduro luego del robo. Y lo primero fue reunificar al país, remoralizar a toda la oposición y luego movilizarla. Y luego vino la gestión diplomática de unificar criterios con respecto a nuestra Constitución. Eso puso a Venezuela en el mapa. El reconocimiento de la emergencia humanitaria compleja creada por Maduro. Y luego vinieron, obviamente, las consecuencias para él de haber robado la elección: sanciones. Todo lo que tuvo que ver, incluso, con la recompensa por su captura. La detención de muchos de sus aliados. Lamentablemente, vino la pandemia con el control social y el encierro, obviamente, lo que contuvo eso de alguna manera. Bueno, no conseguimos hasta este momento, incluso luego de haber ganado una elección, el lograr la transición democrática. El reclamo en este momento para nosotros como venezolanos, para Edmundo González Urrutia, para María Carolina Machado, ya no es una elección libre. Esa elección pasó el 28 de julio. Es concretar la transición para que cese la usurpación. Necesitamos una transición en paz y en democracia para nuestro país en este momento.
¿Qué le diría al Presidente Boric y a otros mandatarios de la región que prefieren no reconocer a González Urrutia como presidente electo de Venezuela?
Que aprendamos la lección del esfuerzo democrático que hace el pueblo de Venezuela. El reconocimiento internacional del triunfo de González Urrutia ni siquiera es una estrategia. Eso no es una ruta para recuperar la democracia. Eso es lo correcto. Eso es lo que evita la impunidad. De ahí parte la acción. Lo que estamos haciendo los venezolanos parece que es obvio, ¿no? Resistir. Demostrar el fraude. Votar. Buscar un proceso de negociación válido, incluso, a través de aliados ideológicos de Maduro -no de la oposición-, como son Lula, Petro y AMLO. Yo creo que la ruta que tiene que marcar la comunidad internacional para recuperar la democracia de Venezuela es decir no a la impunidad. De cero tolerancia al delito, al crimen y a la dictadura. Eso va mucho más allá de lo obvio, lo evidente, lo sensato, que es reconocer la victoria del pueblo de Venezuela. Entonces, que no se esconda ningún presidente.
¿Repetir las elecciones presidenciales es un camino viable para la oposición después de lo que pasó el 28 de julio?
Lo pongo en estos términos. Es difícil llamar elección a lo que sucedió el 28 de julio. Y, más allá de eso, ahora hay 2.200 secuestrados por la dictadura, 25 asesinados, tres diputados secuestrados en la última semana, incluyendo a William Dávila, a Américo de Gracia, a Freddy Superlano. Cuadros medios en el exilio, en clandestinidad o semiclandestinidad por la persecución de la dictadura. Eso sí sería revictimizar a toda una sociedad y borrar el valor del voto y de la resistencia democrática en Venezuela y en el mundo entero. Diferente es pensar en una negociación de salida para Maduro.
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