Killpxe, Cobras y Revoltosos: los protagonistas de la violencia en la Garra Blanca
Los últimos episodios de desmanes en la final de la Supercopa y agresiones en Mendoza son algunas de las consecuencias de la nueva dinámica al interior de la barra brava de Colo Colo. Luego de décadas de liderazgos fuertes y cuestionados, que llevaron a una seguidilla de asesinatos, hoy se vive un vacío en que varios grupos, con un largo historial de rencillas y presuntas vinculaciones con el crimen organizado, se pelean por ser reconocidos y tomar algo de poder en al interior de la Garra Blanca.
“Sr. juez: solicito se rectifique que me encuentro sin orden de arraigo nacional vigente a la PDI (...) Realizo esta solicitud ya que tengo un viaje programado a Mendoza″, pidió por escrito Daniel Alejandro Maulén Jara (29), el pasado 12 de febrero, al Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago. El viaje del miembro de la Garra Blanca, la barra brava de Colo Colo, tenía un objetivo claro: ser parte de los más de 15 mil chilenos que llegaron al estadio Malvinas Argentinas a ver el partido que el jueves 22 de febrero jugaron por la Copa Libertadores Godoy Cruz de Argentina y el cuadro nacional.
La prohibición de salir del país pesaba sobre Maulén desde el 20 de diciembre de 2019. Ese día fue detenido por lanzar una bomba molotov en la esquina de la Alameda con Ramón Corvalán, en la comuna de Santiago, durante el estallido social. Tras un año detenido, Maulén comenzó una vida de prófugo por más de un año, hasta que, en octubre de 2021, fue recapturado. “Las calles nuevamente deben florecer de rebeldía, de ese rojo rebelde, insurrecto y subversivo; hasta que la dignidad se haga costumbre”, escribió Maulén como “preso político” en un mensaje difundido por los “Antifascistas”: una de las facciones más políticas e influyentes de la Garra Blanca en la actualidad. Finalmente, en agosto de 2023, el juez Daniel Urrutia condenó al barrista a cumplir tres años y un día bajo libertad vigilada intensiva y levantó su arraigo nacional.
Tras su solicitud el tribunal ofició a la PDI y Maulén, junto a su hermano Ignacio, pudieron llegar a Mendoza. Aún así no alcanzaron a ver el partido. La mañana del jueves 22 de febrero, horas antes del encuentro que Colo Colo ganó 1-0, miembros de la facción “El Poniente”, de la comuna de Maipú, amenazaron a un equipo de prensa del Canal 7 de Mendoza que hacía grabaciones en la Plaza Independencia de la ciudad. “¡No me grabí (sic) a mí! ¡Peguémosle a estos hue… hermano, peguémosle!”, se escucha decir a varios hombres vestidos con camisetas de Colo Colo, tras lo cual lanzaron patadas y trataron de quitarle las cámaras. El resultado fue que Daniel Maulén, su hermano Ignacio y otro sujeto siguen hasta hoy detenidos por el delito de “robo agravado en poblado y en banda”. “Si logramos la condena, tendrán que cumplirla en la provincia”, anunció Alejandro Gullé, procurador general de la Suprema Corte de Mendoza.
La suerte de los hermanos Maulén se sumó a la de otros 10 hinchas de Colo Colo que están en su misma situación, uno de ellos por violar a una mujer de 29 años en la calle. Los hechos son parte de una nueva escalada en la violencia protagonizada por sectores de la Garra Blanca, que tuvieron su último gran hito en los incidentes y el incendio de butacas en el Estadio Nacional durante la final de la Supercopa del 11 de febrero pasado. Un fenómeno en el que los resultados judiciales son escasos y donde las grandes preguntas son quién tiene el liderazgo y qué es lo que está pasando hoy al interior de la temida Garra Blanca.
Una barra incontrolable
“¡Actividad relámpago! Beneficio a detenidos en Mendoza. Venta de papas fritas y bebestibles”, publicó en sus historias de Instagram la cuenta oficial de la Garra Blanca el pasado sábado 24 de febrero. En el posteo se acompañó una fotografía de 12 hinchas con sus rostros tapados sosteniendo un lienzo con la leyenda “Killpxe”, en referencia al “piño” (grupo de barristas) de la comuna de Quilpué. De la docena de detenidos que deberán enfrentar a la justicia en Mendoza, al menos tres son parte del piño “Killpxe” de la Región de Valparaíso, quienes participaron en el intento de saqueo de una tienda en la ciudad argentina.
“Los piños son grupos de hinchas, en su mayoría jóvenes, que responden a cierta identidad común en distintas poblaciones, sobre todo en la zona periférica de Santiago”, explica el periodista y premio nacional de Periodismo Deportivo Danilo Díaz. Estos grupos se identifican por un nombre y tienen en los lienzos que cuelgan en el estadio y en los murales pintados en poblaciones su mayor símbolo de estatus ante el resto de la barra. Por un lado, muchos de ellos realizan actividades en sus barrios, como campeonatos de fútbol y rifas. Pero, al mismo tiempo, otros buscan ejercer dominio y control territorial por medio de la violencia. “Buscan ser ellos el espectáculo y no apoyar el espectáculo que es el partido de fútbol, incluso, a veces les da lo mismo el resultado”, asegura un miembro del directorio de Blanco y Negro, sociedad anónima deportiva que hoy administra el equipo Colo Colo.
Lo ocurrido en Mendoza no es el único hecho en el que este grupo de Quilpué ha sido protagonista. Basta con hacer una revisión detenida de las imágenes de los incidentes y el incendio provocados el 11 de febrero pasado en el Estadio Nacional para identificar, participando directamente de los desmanes, a hinchas vistiendo poleras con el lema “Killpxe, piño descontrolado de la GB”. Además, también se puede ver a un sujeto con una camiseta que lleva el nombre “Rusio”, del grupo “Revoltosos” de la población El Castillo de La Pintana, y a integrantes de las “Cobras” de Maipú, vinculados a la facción “Poniente”, de la que también son miembros lo hermanos Maulén Jara, detenidos en Mendoza. Por todo lo ocurrido en el suspendido partido de la Supercopa, tan sólo cuatro personas pasaron a control de detención y, hasta hoy, el Ministerio Público no ha informado de nuevas personas identificadas o detenidas.
Hoy son pocos los actores clave en Colo Colo y en el fútbol que se atrevan a hablar abiertamente sobre las dinámicas y los liderazgos actuales de la Garra Blanca. “Los ‘Antifascistas de la GB’, que son los más políticos y los que van a marchas, con mucha certeza fueron los que hicieron el boicot al minuto de silencio por la muerte del expresidente Sebastián Piñera y los que llevaron un lienzo no autorizado en su contra en el partido de la Supercopa”, afirma un exdirigente del Club Social y Deportivo, ente que agrupa a los 80 mil socios del club. “Ellos inician el tema, pero no son ellos los que se ponen a pelear y hacen el incendio. Eso demuestra que la Garra Blanca hoy es algo muy inmanejable, son muchos piños sin ninguna gobernabilidad”, señala la misma fuente.
Un actual dirigente del club social remarca las diferencias que hay entre las características que hoy tienen los hinchas que monopolizan el sector “Arica” del estadio Monumental, lugar donde históricamente se ubica la Garra Blanca, con la composición de la barra décadas atrás. “Cuando yo iba a la barra a principios de los 90 era otra cosa. Había más diversidad. Incluso desde los estilos musicales. Había chascones, trash, punky, hippies. Pero hoy son todos como del mismo perfil de los cantantes urbanos, que les gusta la plata, que andan exhibiendo lo que tienen”, afirma.
Alberto Arellano, autor del libro De quién es Chile: Colo Colo en la era de las sociedades anónimas (Catalonia), ha estudiado e investigado a la Garra Blanca. “La gran pregunta es qué es la Garra Blanca hoy: yo me atrevería a decir que es una organización heterogénea, algo muy atomizada y con alianzas circunstanciales”.
Sangre y fuego en la Garra Blanca
En la retina de miles de chilenos quedó inmortalizada la imagen de Sandor Voisin, más conocido como “El Barti”, sin polera y con el rostro ensangrentado, apuñalando en varias oportunidades por la espalda a Manuel “Huinca” Saavedra en medio de la barra de Colo Colo, en diciembre del año 2000. Se trataba del hecho más grave de violencia en los estadios hasta esa época y que, de paso, abrió una nueva era en la disputa por el liderazgo de la Garra Blanca.
“La Garra Blanca comienza a tomar forma desde fines de los 80 y se consolida como una organización importante, porque obedece a una estructura determinada que recibe recursos y acumula poder bajo la nueva administración de Blanco y Negro desde el año 2005″, explica Alberto Arellano. Con Francisco Muñoz, también conocido como “Pancho Malo”, a la cabeza, la facción llamada “La Coordinación” se impuso al resto tras la caída de “El Barti” y “El Huinca”. “Si uno revisa los más de 20 años de trayectoria de la Garra Blanca es innegable que el periodo 2005 a 2012 se hace fuerte a partir de prebendas de recursos que son allegados por la propia administración de Blanco y Negro, en particular por quien era su presidente, Gabriel Ruiz-Tagle”, agrega el periodista.
El resultado inicial fue una disminución de la violencia dentro del estadio. “Aparentemente, en las gradas ya no se acosa a las mujeres, ya no te roban las zapatillas ni la camiseta y se les manda a pegar a las personas que intentan traficar adentro”, sostiene Arellano. Pero, en cambio, la disputa por el control y los negocios asociados a la Garra Blanca se trasladarían a la calle. En la última parte de 2006, Colo Colo debía jugar un partido contra Gimnasia y Esgrima de La Plata, en Argentina, evento al que Blanco y Negro recomendó a sus barristas no viajar. El consejo fue oído por Muñoz y sus seguidores, pero no por Juan Arancibia Bugueño, “El Pirata”, integrante del piño “Los Gangsters” de Cerro Navia, quien llenó un par de buses con hinchas y partió al otro lado de la cordillera. “Eso, en definitiva, es liderazgo y valentía, y va minando el poder de ‘La Coordinación’ y de Pancho Malo”, relata Arellano. El resultado fue que “El Pirata” fue baleado por la espalda y, aunque sobrevive, queda con secuelas. Sus familiares apuntaron a Muñoz como responsable, pero el homicidio frustrado nunca pudo ser aclarado.
La respuesta no sería menor. En 2007 un grupo de sujetos intentó balear a Francisco Muñoz a la salida de su casa, cerca de la Plaza Italia, en Providencia. La rápida intervención de un funcionario de la PDI que circulaba por el lugar le salvó la vida a Muñoz, y tres garreros opositores al líder de “La Coordinación” fueron condenados a ocho años de cárcel. Pero la disputa por el control de la Garra Blanca seguía en pie y una nueva facción denominada “Los Ilegales” se convirtió en la mayor amenaza para el liderazgo de Muñoz. “Yo nunca voy a renegar de mi pasado como barrista y en mi administración se logró pacificar la Garra Blanca. Yo he sido la persona en Chile que más años lideró una barra de fútbol y tuve la posibilidad de retirarme, no como mis antecesores, que los retiraron”, asegura Muñoz.
Los hechos cuentan una historia un tanto diferente. En julio de 2012, a cuadras del estadio El Teniente de Rancagua, Francisco Figueroa Muñoz, conocido como el “Mero Mero”, miembro del piño “Los Spectros” de Peñalolén y enemigo acérrimo de “Pancho Malo”, fue asesinado a puñaladas. El homicida resultó ser Alejandro Ñanco, más conocido como “El Ardilla”, brazo derecho de Muñoz en “La Coordinación”. Nuevamente, pese a que se le apuntó como responsable, nunca se logró probar la participación de Francisco Muñoz en el crimen.
Los hechos marcaron el fin del dominio de “La Coordinación” y ocurrieron a meses de que el gobierno del entonces Presidente Piñera, quien antes de su gobierno fue el accionista mayoritario de Blanco y Negro, pusiera en marcha el plan Estadio Seguro con el que se pretendía eliminar la violencia en los estadios. “Creo que acá tanto periodistas charlatanes y personas que promovieron el plan Estadio Seguro tienen que asumir que generaron una anarquía en los estadios. El 2012, supuestamente, yo era el problema de todo esto y el gobierno de la época montó una persecución en mi contra”, reclama Muñoz, quien, tras ser detenido ese mismo año por violencia en los estadios, perdió el liderazgo en la barra y nunca más volvió a un recinto deportivo.
El funeral sin culpables
El 19 de abril del 2023, en medio del partido que Colo Colo jugaba contra Monagas de Venezuela por la Copa Libertadores, los movimientos ágiles de un hombre con una capucha roja que, con un trozo de fierro, trataba de agredir a otro hincha interrumpieron la atención en el juego. Se trataba de una gresca al interior del sector Lautaro del estadio Monumental, en el que adherentes de la desaparecida “Coordinación” se estaban enfrentando con sus enemigos de “Los Ilegales”, tal como lo hacían desde más de 10 años. El protagonista y hasta ahora único identificado de la riña fue Alejandro Ñanco, “El Ardilla”, exaliado de Francisco Muñoz y quien hacía sólo meses había salido de la cárcel tras cumplir su condena de 10 años por el homicidio del “Mero Mero” en 2012.
Lo más grave era que el “El Ardilla” tenía prohibición de estar dentro de los estadios tras haber sido sorprendido en 2022 tratando de ingresar fuegos artificiales en un camión que llevaba agua para los guardias del recinto. Pese a ello, ya había logrado entrar a otros seis partidos en el Monumental. “Es vergonzoso que tengamos ese tipo de gente dentro del estadio, y yo no tengo una explicación de cómo ocurre. Es un tema muy complejo, muy largo, pero le puedo asegurar que no es fácil, sino obviamente que habríamos hecho todo. Hay suplantación de identidad, hay un montón de formas, lamentablemente”, dijo entonces el presidente de Blanco y Negro, Alfredo Stöhwing.
Tras los hechos, Blanco y Negro presentó una querella en la que expuso diferentes capturas de sus cámaras de seguridad que muestran claramente el rostro de cinco sujetos participando en los desmanes y encendiendo fuegos artificiales. Con esta información, señalan fuentes de Blanco y Negro, esperaban que tanto la Fiscalía Metropolitana Oriente como el departamento OS13 de Carabineros pudieran dar con la identidad del resto de los involucrados. Pero hoy, a casi un año de los hechos, “El Ardilla” sigue siendo el único nombre claro. Desde la concesionaria dicen estar “decepcionados”. “Ñanco ya fue formalizado por incitación a actos de violencia y por el desacato especial de la ley de violencia en los estadios, de la prohibición de ingreso a estadios que pesaba en su contra. Pero en ambos casos la ley establece que no son penas particularmente altas. Él sigue en prisión preventiva”, afirma el fiscal de la unidad de Alta Complejidad, Jorge Martínez.
La misma desilusión -expresa otro miembro del directorio de Blanco y Negro- tuvieron al interior de la sociedad anónima por el resultado de la investigación del “funeral” en el que una treintena de personas entraron, amenazando con un arma de fuego, y pasearon por el Monumental el féretro de un hincha fallecido el 24 de abril del año pasado, sólo días después de los incidentes protagonizados por “El Ardilla”. En su acción judicial la concesionaria aportó los nombres de 35 personas que fueron identificadas por ellos y las patentes de 19 vehículos que entraron sin permiso al recinto. Pero a 10 meses de iniciada la causa, el Ministerio Público la cerró por falta de antecedentes. “Se descartó el delito de violación de morada, porque el estadio no es un hogar. Además, el informe de la Bicrim de Macul no pudo establecer una amenaza real y cierta hacia los guardias, ni identificar a la persona que específicamente habría usado el arma”, señalaron desde la Fiscalía Oriente.
Lo único cierto es que la vulneración de la seguridad del Monumental durante el peculiar velatorio terminó por gatillar la salida del jefe de seguridad de Colo Colo, Luis Urzúa. “Había deficiencias en su gestión en algunos puntos. Luis tenía algunos conflictos con la barra y también con otras personas. Pero lo que más nos preocupaba era que las avalanchas o turbazos se estaban volviendo habituales”, relata un miembro del directorio de Blanco y Negro. Urzúa también se había convertido en un objetivo de la Garra Blanca y era constantemente amenazado por aplicar “a diestra y siniestra”, aseguran miembros del club social, la prohibición de ingreso al estadio por hechos de violencia. De los 5.464 casos vigentes de prohibición de ingreso, 1.995 han sido cursados por Colo Colo. “Luego llegó un reemplazante, exfuncionario de Estadio Seguro, que duró un par de días porque la barra descubrió que era fanático de la Universidad de Chile”, relatan las mismas fuentes, en una muestra del poder que aún conserva la presión de los grupos organizados de hinchas.
Por ahora, en cada partido que se juega en el Monumental hay un fiscal de turno en la sala de seguridad del estadio. Varios de los actores en el tema creen que se deben tomar medidas más drásticas para abordar la violencia que ha rebrotado de la mano del retorno masivo de hinchas a los estadios tras la pandemia. “Lo que realmente falta aquí es un sistema de inteligencia y eso se utiliza normalmente a través de la infiltración. La única forma de saber realmente cuáles son los nuevos liderazgos y los grupos que están emergiendo es estando adentro y esa es una labor que debiese liderar Fiscalía”, propone otro miembro del directorio de Blanco y Negro. Desde el Ministerio Público, aseguran que se sigue trabajando en identificar a sospechosos de actos de violencia, como lo ocurrido en el Nacional el 11 de febrero pasado.
“No es normal la cantidad de lienzos, no es normal la cantidad de fuegos artificiales, no es normal que esos barristas y los que están metidos en problemas sean los primeros en comprar entradas y que vayan a Argentina, vayan a Colombia, vayan a Venezuela. ¿Cómo se financia eso?”, deja como una pregunta sin respuesta Danilo Díaz.
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