La columna de Guarello: No lo conocía nadie
"Lo que puede dar Brereton lo notamos todos, lástima que sus compañeros en la cancha no acaben de verlo. Que cuando la pide o marca la diagonal para la habilitación opten en un 99% por el pase lateral o el toque a cinco metros para cualquier otro".
Derrotado, pero muy tranquilo, y hasta un pelo desafiante a la hora de responder preguntas. Así estaba Martín Lasarte en la conferencia de prensa el viernes en la noche tras quedar eliminado con Brasil en la Copa América. La sufrió el actual campeón del torneo, aprovechó el único yerro defensivo que tuvo la defensa y supo aguantar el resultado bien metido atrás después de que Gabriel Jesús imitara una película de Karate Clase B y se hiciera expulsar. Entonces el entrenador uruguayo rayó la cancha frente al micrófono, porque, se supone, muchos apostaban a que Chile sería goleado. Algo improbable: esta Selección recibe tan pocos goles como los que convierte. Lo lógico era que perdiera con Brasil, cosa que ocurrió; la orgía de goles o la masacre eran cosas de redes sociales y las consabidas “opiniones de la calle” con las cuales se nutren los matinales.
Una derrota digna que no aporta mucho al proceso y aporta menos a la generación de jugadores. Brasil respetó a Chile con buenas razones y nuestra Selección jugó sin complejos ni presiones, como ha venido sucediendo hace más de diez años. Un equipo de jugadores curtidos, que se ha visto en instancias de mayor exigencia y sabe cómo sobrellevarlas. Pero también tuvo problemas gigantescos para generar ocasiones de gol, problemas que se agudizan a la hora de convertirlas. Generamos poco, anotamos menos. Un tema antiguo que hemos tratado en esta columna varias veces.
Ahí entra, casi de rebote, el empeñoso y luchador Ben Brereton. Tal vez en Europa haya decenas como él, pero en Chile, ninguno. Y su sola presencia en la cancha le da al equipo otra cosa. Entró con Argentina porque Palacios no respondió y sorprendió con su potencia, personalidad y la voluntad de pedirlas todas. Son pocos los que la piden siempre y no se conforman con un par de jugadas para quedar bien. Y no solo eso, corretea a los rivales y baja a colaborar en defensa.
Pero el gran plus del delantero del Blackburn Rovers es que sabe jugar. Todos sus defectos técnicos los neutraliza con una mecánica y activación fuera de rango en nuestro medio: siempre marca las diagonales, siempre se muestra, se mueve por todo el frente del ataque, juega de primera, aguanta la pelota de espaldas y encara hacia el arco. Le da el peso específico al ataque que Nicolás Castillo o Angelo Henríquez jamás pudieron. A Brereton se le notan los entrenamientos en la selección Sub 19 de Inglaterra donde fue campeón de Europa con Phil Foden y Mason Mount. Es un jugador bien trabajado, colectivo y con fundamentos, que aporta la verticalidad que le faltaba a la Roja.
Lo que puede dar Brereton lo notamos todos, lástima que sus compañeros en la cancha no acaben de verlo. Que cuando la pide o marca la diagonal para la habilitación opten en un 99% por el pase lateral o el toque a cinco metros para cualquier otro. Es muy evidente cuando se queda frustrado, con ambas manos abiertas pidiendo un balón que nunca le llegara. Pero no baja la guardia y pide la siguiente, que tampoco le llega. Entonces se inventa un cabezazo imposible y sacude el travesaño de Ederson. Y, a pesar de esto, sus compañeros otra vez lo dejan pagando.
Lasarte dijo que “hace un mes nadie conocía a Brereton”. En Más que Fútbol de Directv dábamos todos los lunes resúmenes del Blackburn con jugadas del delantero chileno desde hace más de un año. Tal vez muchos no lo conocían, es una anécdota, lo triste es que a esta altura su propio camarín haga tan poco por conocerlo y aprovecharlo.
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No solo el rival y la estrategia preocupan a las estrellas de la Roja y del fútbol chileno en general, antes de entrar a la cancha. El corte de pelo y de la barba concentra mucha de su atención. Y, también, una importante inversión. Un jugador paga hasta $ 150 mil por servicio.
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