La funa que enfureció a Marcelo Ríos
Un Lamborghini a alta velocidad, un comentario enojado en una red social, un negocio de hasta 15 millones de dólares y la declaración de María Eugenia Larraín son algunos de los elementos en la querella que el extenista chileno puso contra uno de sus vecinos. La tramitación de la causa en Sarasota también ha aportado una nueva pregunta: ¿Sigue siendo Marcelo Ríos una figura pública?
La tarde del 24 de diciembre de 2021 el oficial Justin Toler, de la Policía de Sarasota, en Florida, recibió un llamado. Había un problema en el barrio de Indian Beach: una zona acomodada, con vista a la Bahía de Sarasota, donde viven unas 55 mil personas. Toler llegó a la dirección a las 16.46. Había dos hombres discutiendo. Uno era Thomas Frascone, un empresario de 37 años dedicado a los capitales de riesgo e inversión. El otro era Marcelo Ríos.
Esto anotó Toler en su parte policial.
“Frascone informó que estaba en su patio delantero cuando observó que un Lamborghini iba a toda velocidad hacia el norte. Frascone, luego, subió a su automóvil y siguió al Lamborghini. Frascone confrontó al conductor del Lamborghini, Marcelo Ríos, sobre su exceso de velocidad. Frascone estacionó su automóvil en el medio de la puerta principal de Ríos para que no se pudiera cerrar. Ríos golpeó la ventana de Frascone para preguntar qué necesitaba, pero Frascone se negó a hablar con él. Ríos le avisó a Frascone que quería que saliera de su propiedad”.
Toler se retiró del lugar después de hacerle una advertencia verbal a Frascone y de dejar registro de su invasión a la propiedad de Ríos.
Las peleas entre ambos vecinos no terminaron ahí.
El 28 de diciembre, a las 19.04, el sargento Jeffrey Ball también tuvo que ir hasta Indian Beach.
“Respondí al lugar por un informe de una disputa. Me reuní con Thomas Frascone, quien me informó que Marcelo Ríos, que se encuentra en la misma calle que la suya, ha estado causando disturbios con su vehículo. Frascone dijo que Ríos conduce muy rápido y que acelera su motor ruidosamente afuera de la casa de Frascone cuando pasa por ahí. Me reuní con Ríos, quien me dijo que su tubo de escape es ruidoso y que no lo hace a propósito. Frascone dijo que intentó hablar con Ríos en el pasado y le preguntó si podía dejar de conducir rápido por su casa, porque tiene un perro y un niño a quienes les gusta estar en el patio delantero”.
Marcelo Ríos otra vez dijo que no quería molestar a su vecino, pero Frascone, según el parte policial, no quería dejar el tema ahí. Le mostró unos videos al sargento, donde se veía a un Lamborghini acelerando por esa calle residencial, donde el límite de velocidad es de unos 24 km/h. Según el empresario, Ríos andaba a más de 100.
El problema, le dijo el policía, es que en el registro no se veía la patente. Era imposible asegurar que se trataba del auto de Ríos.
Ese día y el siguiente, al igual como lo venía haciendo desde octubre de 2019, Frascone posteó en su cuenta de Instagram, theorie.arms, fotos de algunas de sus 13 armas de asalto, algunas con miras telescópicas. En el perfil de esa red social, entonces, su descripción tenía esta leyenda: “Sin dioses ni reyes. Sólo hombres”.
La molestia de Frascone con toda esta situación sólo parecía crecer.
El 29 de diciembre fue a la comisaría a pedir que eliminaran la advertencia que había quedado en su hoja de vida, luego de haber invadido la propiedad de Ríos. Su argumento ante los policías fue que sólo había detenido su auto en la entrada de la casa de su vecino. Pero que nunca, efectivamente, había ingresado a la residencia. Después de revisar los videos, le dieron la razón. Antes de retirarse, como se puede leer el archivo del caso, Frascone pidió más presencia policial para detener el exceso de velocidad del Lamborghini.
No es lo último que haría.
El rugido del Huracán
El 6 de enero de 2022, Thomas Frascone escribió un largo posteo en la red social Nextdoor: una suerte de Facebook, en que distintos vecinos de una misma comunidad pueden subir comentarios sobre las cosas que están sucediendo en sus barrios. El de Frascone se titulaba “Peligroso conductor de Lamborghini en vecindario de Indian Beach”.
El texto, de unos cuatro mil caracteres, comenzaba así:
“Para aquellos que se preguntan sobre el extremadamente ruidoso Lamborghini Huracán blanco (con pinzas de freno de color verde brillante) que ha estado usando nuestro vecindario como pista de carreras durante el último mes y medio, el propietario es el Sr. Marcelo Ríos”.
Luego dio su relato sobre su versión de los hechos del 24 de diciembre.
“En la víspera de Navidad, después de que Ríos pasara frente a mi casa a casi 70 MPH (mientras mi esposa y mi hijo de un año y medio estaban en el patio delantero), pasé por su casa para pedirle que por favor se detuviera. Estacioné al final de su entrada y bajé mi ventana y con calma le pedí al Sr. Ríos que por favor redujera la velocidad mientras estaba en el vecindario, por la seguridad de todos. El Sr. Ríos inmediatamente se volvió hostil e hizo amenazas verbales, luego comenzó a golpear y patear mi automóvil cuando llamé al 911. Cuando llegaron los oficiales, dijeron que no podían hacer nada, porque no presenciaron nada (no pude grabar video con mi teléfono mientras también estoy en línea con el operador del 911″.
La acusación no terminaba ahí.
“Ahora que el Sr. Ríos sabe que la policía está al tanto de sus actividades, está intentando tomar represalias contra el vecindario. Múltiples vecinos han informado que pasó conduciendo lentamente o se detuvo frente a sus casas y luego aceleró ruidosamente su automóvil. Esto parece ser un intento de intimidar a aquellos de nosotros que le hemos dicho que “reduzca la velocidad” en el pasado. El Sr. Ríos sabe dónde vivo y ha estado haciendo esto de dos a cuatro veces al día, incluso temprano en la mañana y tarde en la noche, lo que ha estado despertando a mi hijo. Claramente no tiene respeto por nadie más”.
Al final del posteo Frascone contó quién era el vecino conflictivo, en base a lo que encontró en Google.
“Antecedentes adicionales sobre el Sr. Ríos: es un extenista profesional que parece haber sido obligado a retirarse a principios de la década de 2000, después de una serie de arrestos, que incluyen agredir a un taxista y a dos policías en Italia, agredir a alguien en un bar en Ecuador (orinando sobre la víctima), atropellando a su exentrenador (Manuel Astorga) con un Jeep, y su exesposa testificó que él era abusivo y una vez la arrojó de un vehículo en movimiento”.
Frascone añadió el historial de multas de Ríos. Tenía tres por exceso de velocidad en Sarasota. Una del 16 de abril de 2019, cuando manejaba su Nissan blanco a 71 km/h en una zona donde se permitían 56 km/h. Otra del 2 de julio de 2020, arriba de un Corvette negro. Esa vez iba a 100 km/h en una zona donde sólo se podía andar a 48 km/h. La última era del 21 de junio de 2021, cuando fue sorprendido a 119 km/h en una zona donde el límite eran 64. Fue la misma época en la que Ríos dio a conocer en su Instagram que se había comprado un Lamborghini Huracán: un deportivo que pasa de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y tiene una velocidad máxima de 325 km/h.
En pocos días la publicación de Frascone generó más de cien comentarios. En base a la información que aparecía en los partes policiales, algunos vecinos comenzaron a enviarle mensajes telefónicos a Ríos exigiéndole que anduviera más despacio. Otros se preguntaban de dónde sacaba el dinero para tener un auto tan caro, y ahí alguien dijo que daba clases de tenis y que qué pensarían sus empleadores si supieran la clase de persona que tenían en sus canchas. Tuvieron que pasar varios intercambios antes de que alguien comentara que Ríos había sido el mejor tenista del mundo en 1998, “por un tiempo muy corto”, y que “siempre ha tenido mal genio”. Eso no sorprendió a los vecinos: los trataron de sociópata, sicópata, de enfermo mental y de drogadicto. Varios pusieron en duda su situación migratoria y uno escribió “quizás Chili es el lugar que le da permiso para ser un idiota”. El hilo después derivó en que el país era Chile y no Chili, y algunos discutieron acerca de si ser chilenos era solamente una nacionalidad o, también, una raza.
Eso colmó la paciencia de Ríos. El 13 de enero de 2022, su abogada, Lan Kennedy-Davis, del estudio jurídico Rumberger Kirk & Caldwell, ingresó una querella civil por injurias y calumnias contra Frascone, en el duodécimo juzgado del condado de Sarasota. La causa quedó en manos del juez Hunter Carroll.
El escrito establecía que “las acciones del demandado han dañado irreparablemente al demandante, su reputación y su relación comercial e intereses. El demandante y su familia han tenido que estar constantemente en guardia y temerosos por su seguridad, la de su familia y su propiedad, y han recibido comunicaciones de empresas asociadas preocupadas por la publicación del demandado”.
El último punto hacía referencia a un negocio millonario que Ríos había perdido por culpa de la publicación en Nextdoor. Como declararía Marc Gagliardi, representante de la empresa de desarrollo inmobiliario Kapstones Holding, su firma estaba viendo unos proyectos en la zona de Indian Beach. Ríos estaba afiliado a ese proyecto como inversionista. Su participación le significaría una ganancia de entre US$ 7.500.000 y US$ 15.000.000. Todo eso cambió con la funa. Tres días después, el 9 de enero de 2022, “la compañía notificó a Marcelo Ríos su intención de terminar su participación en los proyectos como resultado directo del posteo de Thomas Frascone”, dijo Gagliardi el 18 de octubre de 2022. En la misma declaración explicó que “los comentarios de otros en respuesta directa a la publicación de Thomas Frascone en Nextdoor demuestran que la comunidad tiene odio y repugnancia contra Marcelo Ríos”.
Por lo mismo, el quiebre era inevitable: “La afiliación continua de la compañía con Marcelo Ríos después del posteo de Thomas Frascone afectaría negativamente a la compañía”.
Esa era la argumentación de Ríos para reclamar una compensación económica. Así lo indica la querella.
“En consecuencia, el demandante busca daños y perjuicios por un monto entre $ 7.500.000 y $ 15.000.000 que se relaciona específica y únicamente con las ganancias estimadas del proyecto Kapstones. No se han reclamado otros daños”.
Declara Kenita
Thomas Frascone contrató al abogado Andrew Wilson, del estudio Adams and Reese. Según la ley local, para acusar difamación, una figura pública afectada tiene que demostrar que el acusado actuó con malicia. Por lo mismo, la estrategia de Wilson fue recoger todos los artículos de prensa que retrataban a Ríos como un personaje controvertido, con mal carácter y conductas reprochables, para sostener que las palabras de su cliente se sustentaban en esa información. Por ejemplo, dentro de la prueba que levantaron, hay cuatro reportajes sobre el tenista chileno. Uno de ellos, muy comentado en su minuto, fue uno de la revista deportiva Sports Illustrated de 1998. Era un perfil de Ríos. El titulo era “El hombre más odiado del tenis”.
La lista de testigos que entregaron para el juicio iba en la misma línea. No sólo había ocho vecinos del barrio de Indian Beach. Entre sus testigos también estaban los encargados de archivos de los medios que citaron, representantes corporativos de la ATP y dos chilenos: Manuel Astorga y María Eugenia Larraín.
“La denuncia de Ríos fracasa como cuestión de derecho, porque es una figura pública y, por lo tanto, no puede prevalecer ninguno de sus reclamos por difamación sin alegar y probar que Frascone actuó con malicia real, lo que Ríos no ha alegado”, sostiene el documento en que Wilson respondió a la querella.
No fue la única movida del abogado defensor. En diciembre de 2022 se acercó al periodista Mark Scoop Malinowski, residente en Sarasota y autor de una biografía sobre Ríos que lleva por título “El hombre que nunca conocimos”, donde reúne historias y relatos sobre el tenista chileno. Wilson quería que Malinowski lo ayudara y trató de persuadirlo varias veces. Fue tanta su insistencia que el periodista, que es un gran admirador de Ríos, le tuvo que pedir a su abogado que le dijera a Wilson que dejara de insistir. Después de eso, Malinowski salió de la lista de posibles testigos de Frascone.
La búsqueda ansiosa por el periodista cumplía otro propósito: también era una forma de demostrar que Ríos era una figura pública. Algo que la abogada del chileno, Lan Kennedy-Davis, negaba.
“El demandante fue campeón de tenis en 1998 y se retiró hace aproximadamente dos décadas debido a lesiones. El demandante no es una figura pública, y los hechos de este caso no están relacionados de ninguna manera con la profesión anterior del demandante”, aparece en el expediente de la causa.
Su oficina también hizo averiguaciones. Encontraron que Ríos no era la primera persona del barrio a quien Frascone acusaba por acelerar demasiado su auto. Antes le había hecho lo mismo a otra vecina, llamada Christina Davis, a quien increpó porque su Toyota Camry había despertado a su hijo recién nacido.
El 31 de marzo de 2022, a través de Zoom, María Eugenia Larraín prestó declaración. Fue breve.
Dijo: “Marcelo nunca ha sido físicamente abusivo ni agresivo conmigo”.
Dijo: “La siguiente afirmación en Wikipedia es inexacta: ‘Él fue acusado por su segunda esposa, María Eugenia Larraín, de tirarla de su auto cuando manejaba para visitar a su hija en Costa Rica. Larraín llegó al aeropuerto de Santiago de manera dramática, en silla de ruedas y mostrando múltiples moretones en las piernas”.
Dijo: “Marcelo nunca me empujó o tiró del vehículo mientras recogía a su hija en Costa Rica. Mis lesiones fueron simplemente causadas por el accidente automovilístico en sí”.
Y al final de todo dijo: “Nunca he acusado o denunciado a Marcelo ante las autoridades judiciales o policiales”.
Sus palabras hacían referencia al accidente que sufrió en septiembre de 2005. Cada vez que habló del tema, Larraín contó la misma historia. Que cuando Ríos iba a recoger a su hija, se bajó del auto y lo dejó desenganchado. Larraín estaba adentro del vehículo cuando empezó a irse hacia atrás por una pendiente. Cuando chocó, ella salió expulsada. Eso explicaba las heridas que se vieron cuando regresó a Santiago.
Ocho meses después de su declaración, en el programa Juego textual, Larraín contó que Ríos la había llamado. Según ella, luego de esa conversación, habían quedado en buenos términos tras años de distanciamiento.
El 17 de mayo de 2022, los asesores legales de Ríos le hicieron la primera propuesta a Frascone para llegar a un acuerdo judicial. No la aceptaron. Lo mismo pasó con la segunda propuesta, que enviaron el 4 de noviembre del mismo año. Ninguna de las dos partes quiso participar de este reportaje.
La declaración de Marcelo Ríos en el tribunal estaba fijada para el 17 de enero de 2023. Once días antes, Wilson y su equipo indicaron que querían que su contrainterrogatorio fuese registrado en video y no con un taquígrafo.
La abogada de Ríos no lo toleró.
“Nosotros hemos intentado establecer ciertos parámetros para la declaración (de Marcelo Ríos) a fin de proteger los derechos de privacidad del demandante, así como para evitar que los demandados usen la declaración para generar interés en el demandante por parte de la prensa, de modo que pueda fabricar respaldo para su afirmación de que el demandante es una figura pública”.
Esa pregunta, si Ríos finalmente seguía siendo una figura pública, si su pasado es representativo de la persona que es hoy, fue poco a poco colándose en la tramitación de la querella. Y hasta ahora no hay acuerdo.
El inicio del juicio está fijado para el 9 de octubre.
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