La nueva realidad del aborto en EE.UU. tras el fallo de la Corte Suprema
Luego de la derogación de Roe vs. Wade, que despenalizaba la interrupción del embarazo, los operadores de clínicas abortivas se están mudando, pero algunas empresas han anunciado que financiarán los costos de traslado de sus trabajadoras para recibir atención médica.
Angela Huntington se estaba preparando para este momento desde hace meses. Incluso antes de que la Corte Suprema de Estados Unidos emitiera su fallo la semana pasada, que puso fin a la protección constitucional al aborto, la interrupción del embarazo se había vuelto casi imposible de conseguir en estados como Texas, Oklahoma y Missouri.
La llaman, desesperadas, asustadas y a menudo sin dinero. Algunas son víctimas de violación y violencia intrafamiliar. Otras son madres recientes que aún amamantan a hijos. Otro embarazo tan pronto, dicen, es algo que simplemente no pueden sobrellevar.
“Es angustiante”, dijo Huntington a The Associated Press. Ella trabaja para Planned Parenthood en Missouri como coordinadora de pacientes que desean interrumpir su embarazo. Ayuda a las mujeres que la llaman a reprogramar citas canceladas para un aborto, a veces a cientos de kilómetros de distancia de donde viven, tras la anulación de la histórica sentencia de Roe vs. Wade, el caso judicial de 1973 que despenalizó el aborto en Estados Unidos y que ahora la Corte Suprema anuló.
El reciente fallo del máximo tribunal ha provocado una andanada de viajes por todo el país, debido a que cada vez más estados restringen la interrupción del embarazo. Ya lo había advertido el mismo día de la sentencia el Instituto Guttmacher, considerada una fuente primaria de investigación y análisis de políticas sobre el aborto en Estados Unidos. “Esta decisión tiene enormes consecuencias para las personas embarazadas en todo el país y hará que sea más difícil o imposible acceder a servicios de aborto en muchos estados. Este es un duro golpe para la salud reproductiva, los derechos y la justicia”, señaló la institución en su cuenta oficial de Twitter.
Y los temores se hicieron realidad rápidamente. “Tan pronto como se publicó la decisión, los estados comenzaron a prohibir el aborto y hasta el domingo 26, 10 estados habían implementado prohibiciones”, dijo esta semana a La Tercera Elizabeth Nash, investigadora de la oficina de Políticas Públicas del Instituto Guttmacher en Washington. Según Reuters, hasta el viernes, 13 estados liderados por los republicanos prohibieron o restringieron severamente el procedimiento en virtud de las llamadas “leyes gatillo”.
Así, los jueces han acordado que entren en vigencia las prohibiciones o restricciones en Alabama, Ohio, Carolina del Sur, Tennessee y Utah. Pero las prohibiciones siguen en suspenso en Louisiana y Texas, entre otros, y están pendientes en Florida, Indiana y otros estados, señala The Associated Press.
La Dra. Herminia Palacio, presidenta y directora ejecutiva del Instituto Guttmacher, declaró el día del fallo de la Corte Suprema que era “seguro o probable” que 26 estados terminen prohibiendo el aborto. “Si los 26 estados prohibieran el aborto, 36 millones de mujeres en edad fértil vivirían en un estado sin acceso” a la interrupción del embarazo, agregó Nash.
Ante las maniobras legales, muchas clínicas se preguntan cómo deben proceder. Los centros de abortos reabrieron el martes en Louisiana, mientras que Dakota del Norte dijo que la única clínica en ese estado cerraría a fin de julio. Con ello, las mujeres que quisieran interrumpir su embarazo deberían ir a Moorhead, Minnesota.
Ya en diciembre, el sitio Axios había advertido que, si la Corte Suprema anulaba Roe vs. Wade, la estadounidense promedio podría tener que viajar alrededor de 200 kilómetros para llegar al proveedor de abortos más cercano, en comparación con el promedio vigente de 40 kilómetros, según la base de datos de Myers Abortion Facility. El porcentaje de personas que viven a más de 320 kilómetros de distancia de un proveedor aumentaría del 1% al 29%, agregó.
Los datos de Myers complementan un informe del Instituto Guttmacher, que descubrió que las personas que buscan abortos en los estados del sur y del medio oeste tendrían que viajar cientos de kilómetros para acceder al procedimiento. En Florida, por ejemplo, la distancia promedio de conducción en un solo sentido bajo una prohibición total del aborto sería de 925 kilómetros. Actualmente, las personas viajan casi 13 kilómetros de ida para llegar al proveedor más cercano. En tanto, las residentes de Louisiana que busquen servicios de aborto tendrían que recorrer las distancias más largas, 1.070 kilómetros en un solo sentido. En la actualidad, viajan aproximadamente 60 kilómetros en un solo sentido.
Existen mujeres que han estado conduciendo durante horas para acceder a la atención de la salud reproductiva. Es el caso de una mujer de Texas, de 33 años, que manejó sola cuatro horas durante la noche para llegar a una clínica de abortos de Louisiana para una consulta. Inicialmente planeó dormir en su automóvil, pero un grupo de defensa la ayudó a conseguir una habitación de hotel.
Soltera y con tres hijos de entre cinco y 13 años, no tiene trabajo y, sin la ayuda de grupos que ofrecen un aborto seguro, dijo, probablemente habría buscado otra forma de interrumpir su embarazo. “Y no debería ser así. No debería tener que hacer eso. No debería tener que pensar así, sentir así, nada de eso”, señaló a The Associated Press. “Tenemos que ser escuchados. Esto tiene que cambiar. No está bien”, agregó.
Para dar atención a mujeres como esta y ante la ola de restricciones desatada por el fallo de la Corte Suprema, los operadores de las clínicas abortivas se están mudando, hay más donaciones para las organizaciones sin fines de lucro y un grupo envía camionetas para administrar píldoras abortivas. Algunas ciudades, como Kansas City y St. Louis, también están elaborando planes para ayudar en la logística de los viajes.
Huntington y otras como ella intentan cambiar las citas a clínicas en Kansas, Illinois e incluso Colorado. Si una paciente no tiene dinero, pero tiene acceso a un vehículo fiable, la funcionaria de Planned Parenthood puede ofrecerles tarjetas para que le pongan combustible. También trabaja con organizaciones sin fines de lucro para reservar vuelos comerciales y alojamiento. En las últimas semanas, dijo, un grupo llamado Elevated Access reclutó a pilotos voluntarios de avionetas para transportar a pacientes a sus citas de interrupción del embarazo y a veces despegan de pequeñas pistas rurales.
Incluso, antes del fallo, gigantes como Amazon, Starbucks, Gucci y Levi’s anunciaron que cubrirían todos los gastos de las trabajadoras que optaran por el proceso médico y tuvieran que desplazarse a otro estado para recibirlo. En los últimos días se sumaron Nike y Adidas, así como Meta, Apple, Microsoft, Intel, Yelp, Disney, Netflix, Sony, Warner, Johnson y Johnson, entre otras más.
Entidades financieras como JP Morgan, el Bank of America; firmas importantes como Accenture, Deloitte y PWC también se unieron. Las últimas en adherirse al movimiento en defensa de los derechos reproductivos de las mujeres son H&M, Google, Uber y hasta el propio Elon Musk con Tesla.
Pese a ello, el propio Presidente Joe Biden reconoció el viernes que algunos estados de Estados Unidos tratarán de arrestar a las mujeres que crucen las fronteras estatales para abortar. En una reunión virtual sobre el derecho al aborto con gobernadores estatales demócratas, el mandatario dijo que cree que “la gente se va a escandalizar cuando el primer estado (...) intente detener a una mujer por cruzar una frontera estatal para obtener servicios sanitarios”. “Y no creo que la gente crea que eso va a ocurrir. Pero va a ocurrir, y va a mostrar a todo el país que esto es un asunto gigantesco, más profundo; es decir, afecta a todos sus derechos básicos”. Ante ese escenario, Biden aseguró que el gobierno federal actuará para proteger a las mujeres que necesiten cruzar las fronteras estatales para abortar y garantizar su acceso a la medicación en los estados donde esté prohibida.
La gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, señaló en la reunión que su estado “no cooperará” en cualquier intento de localizar a las mujeres que han abortado para castigarlas. “No vamos a extraditar”, garantizó. A su turno, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, dijo al grupo que “sólo un puñado de estados” van a tener que ocuparse de la salud de las mujeres de todo el país. “Hay mucha tensión ahí afuera”, afirmó Hochul. “Es una cuestión de vida o muerte para las mujeres estadounidenses”, añadió.
En efecto, la revista Nature destacó que investigadores de salud pública y economistas presentaron evidencia a la Corte Suprema antes del fallo que anuló Roe vs. Wade que muestra que restringir el acceso al aborto tiene consecuencias negativas para las mujeres embarazadas, que corren un mayor riesgo de problemas de salud física y mental cuando se les niega un aborto, y para la salud de los bebés. “Sabemos por otras restricciones severas en estados como Texas lo que sucede cuando se restringe el acceso al aborto”, comentó Liza Fuentes, científica investigadora senior del Instituto Guttmacher, con sede en Nueva York.
En 2013, cuando Texas aprobó una ley que incluía la prohibición de la mayoría de los procedimientos de aborto después de las 20 semanas de embarazo, la tasa de abortos del estado se redujo en un 13%. Ampliado, eso representa a más de 100.000 personas en Estados Unidos a las que se les niega un aborto después de Roe y tienen el potencial de resultados negativos, indicó Fuentes. “Y esa es una estimación bastante conservadora”.
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