La revolución silenciosa en el PC

Lautaro Carmona
La revolución silenciosa en el PC. Dragomir Yankovic/Aton Chile

Tras varios meses de enfrentamientos internos -incluso públicos- dentro del que fuera uno de los partidos más monolíticos de la política chilena, las generaciones más jóvenes buscan disputarle al actual timonel, Lautaro Carmona, la conducción de la tienda. Sin embargo, hasta ahora, este último goza de amplio respaldo en las instancias que definirán su reelección.


Momentos decisivos se viven al interior del Partido Comunista de Chile. A casi un mes de la fecha fijada para la renovación de la mesa directiva de la tienda que dirige Lautaro Carmona (72), integrantes de la llamada generación sub 50 comenzaron a desplegarse entre la militancia con un objetivo en mente: conseguir los apoyos suficientes para dar un vuelco en la conducción de la tienda.

“Lautaro Carmona en estos momentos tiene altas posibilidades de ser reelecto como presidente del PC y que haya continuidad en la conducción del partido, pero esas posibilidades no están selladas, aún no está descartado que haya un cambio”, afirman integrantes del comité central del PC que pidieron reserva de sus nombres como condición para hablar para este artículo.

El viernes y sábado de la semana pasada, previo a la realización del comité central del Regional Metropolitano en la sede del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL) -el último que se hizo a nivel nacional, en el marco del largo proceso preparatorio con miras al consejo general del partido del 14 y 15 de enero próximo-, varios dirigentes comunistas críticos de la gestión de Carmona, entre ellos Marcos Barraza y Claudia Pascual, se reunieron para definir una estrategia que les permita posicionarse de mejor manera en dicha instancia y los nombres de eventuales candidatos al nuevo comité central que se elegirá a fines de enero.

Saben que el próximo consejo general es clave para dar el salto a la mesa directiva. Es esa instancia, en la que participan cerca de 400 delegados nacionales, la que presenta los 120 nombres que irán a la papeleta y que competirán por uno de los 96 puestos en el comité central.

El sistema de renovación de dirigentes en el PC tiene sus particularidades. En sufragio universal, en el que pueden participar todos los militantes que están al día en sus cuotas, cada militante vota por 96 nombres de entre esa lista de 120. Los más votados pasan a formar parte del comité central, el que una vez constituido decide quiénes asumirán como presidente y secretario general del partido, además de los integrantes de la comisión política.

Entre los 96 dirigentes que conforman el actual comité central -máximo órgano de decisión de los comunistas- se ha hecho evidente la insatisfacción de un amplio sector del partido con el liderazgo que ha desplegado Carmona desde que asumió la presidencia de la tienda, en septiembre de 2023, tras la muerte del exdiputado Guillermo Teillier, quien dirigió al PC durante 18 años.

El 61% de los integrantes del actual comité central comenzó a militar después de 1985, por lo que están más próximos por edad a la generación sub 50 y a la de recambio que a los liderazgos “históricos”.

“La conducción de Lautaro Carmona, indistintamente de que pueda tener continuidad, genera mucha insatisfacción. Las diferencias más sustantivas están en su relacionamiento con el gobierno, en la lógica como ejerce el poder y en la lectura que hace sobre el campo internacional”, resume un dirigente comunista con 39 años de militancia activa en el partido fundado por Luis Emilio Recabarren, por lo que es considerada una de las figuras relevantes de la llamada generación sub 50 que busca competir en esta vuelta por la conducción del partido, con nombres como los de los dirigentes Marcos Barraza, el senador Daniel Núñez y la senadora Claudia Pascual.

Eso, si es que este grupo logra concitar en menos de un mes los acuerdos y apoyos necesarios entre los representantes de la denominada “generación de recambio”, que incluye a líderes comunistas más jóvenes, de entre 37 y 42 años, como Karol Cariola, Camila Vallejo, Irací Hassler y otros exdirigentes del movimiento estudiantil que alcanzaron fama en las protestas del 2011 y que con el tiempo escalaron en puestos de poder, tanto en el Parlamento como en el gobierno de Boric, sin que eso hubiera significado necesariamente hasta ahora un mayor protagonismo en la interna del partido.

Vallejo - Cariola
Camila Vallejo y Karol Cariola en los salones del Congreso.

Las críticas a la conducción de Carmona se arrastran desde hace tiempo y alcanzaron su peak entre julio y agosto pasado, a raíz de la seguidilla de enfrentamientos que protagonizó con el gobierno. El propio Carmona reconoció por entonces a sus más cercanos el desgaste que estaba sufriendo su liderazgo. Por lo mismo, el timonel comunista optó por “sumergirse” y reducir su nivel de exposición. La estrategia le dio resultado. En los últimos meses, señalan por igual dirigentes comunistas como timoneles de otros partidos del oficialismo, Carmona logró reafirmar su liderazgo en la interna del PC.

Los malos resultados obtenidos por el partido en las últimas elecciones municipales y de gobernadores -en las que perdieron alcaldías emblemáticas, como Santiago, se quedaron sin el único gobernador que tenían y redujeron el número de concejales y cores- volvieron a reflotar las tensiones internas y reimpulsaron a la incipiente disidencia a la actual mesa directiva. Un hecho casi inédito en la centenaria historia del PC.

Representantes de la “generación sub 50″ y de la “generación de recambio” en la comisión política y en el comité central del PC por igual le reprochan a Carmona el exacerbar pugnas políticas con el gobierno de Gabriel Boric en temas que, aseguran, no están en juego principios fundamentales para el partido. “Eso termina produciendo un desgaste innecesario por temas que no debieran ser fuente de diferencias reales, perdiendo espacio para los temas que realmente importan”, afirman dirigentes del comité central del PC. En esa línea, por ejemplo, le recriminan el haber convertido la abrupta salida de Juan Andrés Lagos como asesor del Ministerio del Interior, ocurrida en junio, en una diferencia política entre el PC y el gobierno. Un tema que, añaden las mismas fuentes, se debió haber resuelto mediante una conversación privada entre la directiva del PC y las autoridades de Interior.

“La defensa de Juan Andrés Lagos fue algo mucho más personal de Carmona, porque era su principal aliado y amigo, que algo del partido”, sostiene una integrante de la comisión política del PC. Esto fue evidente en el primer punto de prensa que dio Carmona tras conocerse la noticia de la salida de Lagos de La Moneda. En esa ocasión, enfrentó a la prensa para criticar al gobierno acompañado de Lagos y sin la presencia de la secretaria general del partido, Bárbara Figueroa.

Lautaro Carmona - Juan Andrés Lagos
El presidente del PC Lautaro Carmona junto a Juan Andrés Lagos tras su salida del Ministerio del Interior.

No es la única vez que Carmona ha dejado al margen a quien, en la práctica, es la número dos del partido y que en la tradición comunista era la llamada a sucederlo en un tiempo más como timonel de la colectividad. La expresidenta de la CUT, de 45 años de edad, no ha entrado en confrontación, al menos públicamente, con Carmona. Pero sí ha hecho esfuerzos por mediar entre la directiva y las generaciones más jóvenes.

“Es raro, pero Bárbara Figueroa debería ser la figura que más se debería ver acompañando a Carmona en los momentos importantes, pero él siempre privilegia el aparecer acompañado de Juan Andrés Lagos”, reclaman dirigentes del comité central.

Y ese es otro de los cuestionamientos que desde el interior del PC le hacen los más jóvenes al estilo de liderazgo de Carmona. “No se caracteriza por ser un liderazgo de puertas abiertas. Lautaro confía en un grupo muy pequeño de colaboradores y eso impide que otros dirigentes intervengan”, señalan.

El círculo de hierro del actual timonel, además de Juan Andrés Lagos (70), incluye al encargado de organización del partido, Javier Albornoz. Con 56 años de edad, casado con la senadora Claudia Pascual, tiene cercanía con las nuevas generaciones de dirigentes comunistas. Sin embargo, señalan integrantes del comité central, al igual que ocurre con Bárbara Figueroa, la lealtad que han mostrado con Carmona les ha impedido oficiar de nexo con los sectores disidentes y ha limado el apoyo que tenían dentro de esos sectores.

El timonel comunista también ha afianzado su liderazgo interno a través de una estrecha alianza con el exalcalde de Recoleta Daniel Jadue. Un apoyo que podría tener un impacto más acotado para Carmona en su intento por mantener la presidencia del PC. Es muy difícil que el exedil, quien está formalizado por presunto fraude al Fisco, estafa y administración desleal en el marco del caso Farmacias Populares, y bajo arresto domiciliario total, pueda asistir al próximo consejo general del PC. “No es lo mismo que Jadue envíe una carta o un video a los delegados a que esté presente en el consejo y participando de las negociaciones y debates internos”, admiten en el PC.

Las fisuras internas también han quedado expuestas en los descuelgues de algunos dirigentes más jóvenes, como la exalcaldesa Hassler, la ministra Vallejo y la presidenta de la Cámara de Diputados, Karol Cariola, entre otros, respecto de la postura oficial del PC bajo la conducción de Carmona en temas internacionales. En agosto pasado, tanto Hassler como Vallejo tomaron distancia del apoyo que dio la mesa del PC a Nicolás Maduro, tras las polémicas elecciones presidenciales en Venezuela. “Ha tenido una deriva autoritaria en los últimos años y particularmente en este último tiempo muy tremenda”, dijo Cariola sobre el gobierno venezolano el 12 de agosto, alineándose con la posición del gobierno de Boric de no reconocer los resultados de la elección y exigir que se transparentaran las actas con los escrutinios.

El problema, afirman al interior del PC los críticos de Carmona, es que la actual directiva no ha permitido los espacios para que esas diferencias se resuelvan de manera adecuada. Y eso es algo que ha quedado a la vista en los últimos meses, incluso para observadores ajenos al PC, quienes han mirado atónitos cómo se caía la imagen monolítica del partido.

“Confieso que no es fácil mantener al PC como punto de referencia monolítico, todo por alterar su inveterada costumbre de discutir lo importante hacia dentro y luego salir con una sola voz. En aquel entonces bastaba que hablara uno, el secretario general, y no había mucho que agregar sin repetir. Ahora, cuando alguno habla no se sabe si es la voz oficial (del partido), del encargado de enviar mensajes hacia el gobierno o si está tratando de convencer a su propio partido por la prensa. Última alternativa que haría revolcarse en su mausoleo a Lenin (...) Me temo que el orden jerárquico es cosa del pasado”, señaló el sociólogo y exsecretario general de la DC Víctor Maldonado.

Desde el PC, integrantes del comité central y de la comisión política del partido reconocen el surgimiento de este problema, uno al cual no estaban acostumbrados. No obstante, dicen, muchas de las vocerías a veces contradictorias con la posición oficial del partido se deben al rol institucional que algunos dirigentes tienen en la actualidad, ya sea como ministros de Estado, presidenta de la Cámara, parlamentarios y alcaldes, y no a diferencias ideológicas profundas.

A diferencia de la crisis que sufrió el PC a fines de los 80 e inicios de los 90, tras la desaparición de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín, en el que sí hubo una confrontación ideológica -había comunistas marxistas y no marxistas, y estos últimos terminaron abandonando la colectividad- hoy lo que los separa son diferencias políticas frente a situaciones coyunturales, aseguran. Diferencias que también han debilitado el liderazgo de las generaciones más jóvenes frente a las bases comunistas, quienes les cuestionan el ser proclives a entenderse con sectores socialdemócratas y una mayor apertura a políticas reformistas.

La posición mayoritaria dentro del PC no ve con buenos ojos la forma en que el gobierno de Boric ha cedido ante la oposición para intentar sacar adelante las principales reformas comprometidas y preferirían que La Moneda fuera mucho más activa en sacar al pizarrón a la derecha por no responder a las demandas sociales.

El domingo pasado, pese a que en el comité central del Regional Metropolitano del PC respaldó la reforma de pensiones que intenta sacar adelante el Ejecutivo, varios dirigentes le advirtieron a la ministra Jeannette Jara que no darían “carta blanca” a la negociación que realiza La Moneda con Chile Vamos en el Congreso.

Ministro Nicolás Cataldo y ministra Jeannette Jara saliendo de La Moneda. 26 de agosto.

Jara junto a Vallejo y al titular de Educación, Nicolás Cataldo, son miembros del comité central del PC y se les reconoce su capacidad de influir en dicha instancia. Sin embargo, los tres han afirmado que no disputarán en esta ocasión un puesto en la directiva, pese a que en la elección interna de diciembre de 2020, Vallejo obtuvo una de las primeras mayorías. Los tres han señalado que esperan seguir en el gabinete de Boric. Cariola, en tanto, quien en la elección pasada buscó llegar a la secretaría general del partido, también ha descartado competir en esta ocasión. Hoy está enfocada en cerrar su período como la primera presidenta comunista de la Cámara de Diputados, en el nacimiento de su primer hijo y en lo que será su campaña por llegar al Senado en la elección del próximo año.

Por eso, las conversaciones de los últimos días al interior de la “disidencia” a la mesa de Carmona se ha concentrado en ganar la batalla del próximo comité central y desde ahí levantar a una de las figuras de la generación sub 50 para competir a Carmona.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.