Las culpas del doctor Córdova
Una operación mal realizada que terminó con la muerte de una mujer en Ancud, la extracción de un corazón para regalárselo a una hijastra y una autopsia mal realizada en un caso que, por eso, aún no se puede resolver, fueron parte de las negligencias cometidas por el Dr. Fernando Córdova. ¿Cómo alguien con esos antecedentes pudo seguir trabajando en el servicio público? Nadie tiene la respuesta.
El cuerpo de Marta Bustos fue encontrado en Huasco, enterrado a un costado de la línea del tren, el 20 de diciembre de 2016. Para esa fecha, la mujer de 29 años llevaba nueve días desaparecida. Después de cuatro años, no hay culpables ni detenidos. La única novedad que la familia ha recibido fue la sentencia al cirujano Fernando Córdova Guerra, el pasado lunes 21 de diciembre. El Juzgado de Garantía de Vallenar lo condenó -entre otros cargos- por obstrucción a la investigación. La causa se originó por las dudas que había respecto de la autopsia que le practicó a Marta Bustos, el 4 de enero de 2017, cuando trabajaba en el Servicio Médico Legal.
“Conforme al peritaje de autopsia que el acusado remitió a la Fiscalía Local de Freirina, en el marco de la investigación por la muerte de la víctima Marta Bustos, se advirtieron incongruencias en la exposición y conclusiones en dicho peritaje. Principalmente sobre la causa de muerte de la víctima, ya que determinó una enfermedad común, en comparación a las evidencias halladas y condiciones en que fue encontrado el cuerpo”, dice el fiscal jefe de Vallenar, Nicolás Zolezzi.
En el informe de autopsia, Córdova indicó que la muerte había sido por un “infarto agudo del miocardio”. Pero un nuevo peritaje, realizado por una especialista de Santiago, el 17 de enero de 2017, arrojó que el primer informe no se ajustaba a la realidad y que había varias evidencias de la participación de otras personas en la muerte de la mujer.
Eso ponía la lupa sobre Fernando Córdova: un hombre de 65 años, bajo, canoso y de lentes. Nació como hijo único de un obrero y una modista, pero terminó titulado de Medicina en la Universidad de Chile y especializado en cirugía en la Universidad Católica. La mayor parte de su trabajo lo realizó en el norte, aunque también tuvo pasos por el Hospital Sótero del Río y el Hospital de Ancud.
“Esto trajo como consecuencia la pérdida de evidencia biológica que, indudablemente, ha afectado hasta el día de hoy la investigación penal que sigue la Fiscalía de Freirina en cuanto al esclarecimiento del hecho de la muerte de Marta Bustos y la responsabilidad criminal en éstos”, explica Nicolás Zolezzi, fiscal jefe de Vallenar.
Luis Lobos, primo de Marta, aún recuerda cuando se enteró del improbable resultado de la autopsia de Córdova: “Me acuerdo que estaba fumando un cigarro cuando llegaron de la PDI. Estaba el hermano de la Marta y le comentaron que era una muerte natural. Y mi primo le dijo: ‘¿Cómo va a ser una muerte’ natural? ¿Acaso se mató y se enterró sola?”.
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Hasta noviembre del año pasado, Fernando Córdova trabajaba como jefe del Servicio de Cirugía en el Hospital Provincial de Huasco y en el SML. Pasaba sus días entre una casa en La Serena y una habitación que arrendaba durante la semana en Vallenar. En 2016 fue reconocido por ese recinto por sus 35 años trabajando en la institución. Entre sus especialidades como cirujano estaban la cirugía digestiva, laparoscópica y proctológica.
La causa por la autopsia a Marta Lobos, sin embargo, no era la primera vez que enfrentaba a la justicia. El 21 de agosto de 2006 operó a Gladys Saldivia Calisto por una colelitiasis (cálculos al interior de la vesícula biliar) sin haber realizado una biopsia -como indican los protocolos- para detectar con certeza si tenía cáncer o no. La dieron de alta, pero tuvo que volver a ser internada. Esta vez en la Clínica Alemana de Puerto Varas, el 9 de septiembre.
Ahí descubrieron que Gladys Saldivia nunca tuvo cáncer, sino que una inflamación crónica benigna. El especialista que realizó la nueva operación declaró que “se encontró con pus dentro de la cavidad abdominal, restos de sutura con tejido necrótico, con un panorama bastante desolador, con una vía biliar que estaba dañada producto de la operación practicada por Fernando Córdova”.
Finalmente, Gladys Saldivia murió el 17 de octubre, a los 51 años. La Fiscalía de Ancud determinó que Córdova podría haber evitado ese desenlace si la hubiese enviado a un recinto de salud especializado.
Roberto Torralbo Mansilla, esposo de la víctima, declaró contra el médico. Dijo: “A él lo conozco bastante bien, pues pasé malos ratos. En un principio se negó a autorizar el traslado de mi señora. Después que la intervino traté de hablar, ya que veía que no hacía nada por mejorarla, y él no quiso hablar conmigo. Luego de la operación, el doctor Córdova le diagnosticó cáncer terminal y me dijo ‘tu señora tiene tres días de vida a partir de hoy’”.
La defensa del cirujano reconoció la negligencia, pero indicó que su actuación se debía a las condiciones que tenía en aquel momento. “Él no olvidó esa situación, él optó por otra vía que a él le parecía más conveniente a la luz de lo que estaba observando”, señalaron en esa oportunidad.
El 3 de noviembre de 2009, Fernando Córdova fue sentenciado a 540 días de presidio menor y el pago de $ 35 millones a la familia de la víctima. Por su intachable conducta anterior no tuvo que ir a la cárcel y fue suspendido para ocupar cargos públicos durante la condena, aunque, según consta en la investigación judicial por el caso de Marta Lobos, siguió trabajando en el Hospital Provincial de Huasco.
La Tercera intentó contactarse con la familia de Gladys Saldivia, pero fue imposible. Roberto Torralbo, dice su abogado, Julio Álvarez, “aún se encuentra muy afectado”.
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La investigación judicial por el presunto femicidio de Marta Bustos permitió conocer un tercer caso que apuntaba al doctor Córdova. Esta vez, por la extracción de un corazón de un cadáver. Ocurrió el 13 de noviembre de 2015, tras la muerte de José Aravena Bustos, un hombre que se suicidó tras haber sido denunciado por violencia intrafamiliar en Vallenar. El cirujano extrajo el corazón para realizar la autopsia. Al considerar que se trataba de un órgano sano, no lo diseccionó y lo guardó.
El 22 de febrero de 2017, el SML de Santiago volvió a examinar el cuerpo. Determinaron que el procedimiento de Fernando Córdova estaba completamente errado, “…que, de lo descrito sobre el corazón en el informe de autopsia respectivo, sólo corresponde el peso y la descripción de forma y tamaño. Todo lo señalado respecto a cavidades, perímetros valvulares y paredes ventriculares es falso, ya que el corazón no fue abierto ni cortado”, señala la segunda autopsia.
La investigación judicial aclaró que Córdova regaló el órgano a una de sus hijastras, que estudiaba Enfermería en la Universidad Santo Tomás de La Serena. Le había comentado que tenían problemas para el ramo de Anatomía, ya que la universidad no tenía corazones reales para ser estudiados.
La causa se sumó a la investigación por las negligencias ocurridas en el caso de Marta Bustos. Fernando Córdova fue declarado culpable por el delito reiterado de falsificación de documento público, obstrucción a la investigación y tráfico ilícito de órganos. La pena dictada por el Juzgado de Garantía de Vallenar fue de cuatro años de libertad vigilada intensiva, suspensión del cargo y el pago de una multa de 2 UTM mensuales.
“Como Hospital de Vallenar, recibimos la sentencia e inmediatamente, dada la gravedad de los hechos, se generaron los actos administrativos para desvincular al funcionario y generar la inhabilidad para ejercer cargos públicos en nuestra región”, comenta el director del Servicio de Salud Atacama, Claudio Baeza.
“En 2017 se sumó una nueva causa contra el Dr. Córdova (por destinación irregular a docencia de un corazón). El director nacional de ese entonces procuró la desvinculación del médico, quien presentó la renuncia en abril de 2017”, aseguran desde el área de comunicaciones del SML.
La Tercera intentó contactarse con el cirujano, con su familia y abogados, pero ninguno estuvo disponible. Actualmente, Córdova vive en La Serena. Aún mantiene una consulta privada, según un perfil creado en la red Doctoralia. “He decidido seguir ejerciendo en forma privada mi especialidad, al menos por cinco años más. Qué ofresco ? (sic), obviamente puedo realizar operaciones como se indica más adelante. Pero creo más importante poder aclarar dudas, que puedan tener las personas, por indicaciones de cirugías, sin por ello comprometerse a que yo realice dichas intervenciones”, ofrece el doctor Córdova en la página web.
La suma de sus sentencias abren espacio a dudas sobre el trabajo que el cirujano cumplió en la Cuarta Región. Pero hasta ahora no hay ninguna nueva denuncia.
“Al momento del ingreso del doctor Fernando Córdova al Hospital Provincial de Huasco cumplía con todos los requisitos de ingreso a la Administración Pública. Debemos reiterar que existe efectivamente un registro, información y control del personal que ingresa a la administración del Estado. Por lo tanto, todas las sanciones de carácter administrativo siempre quedan registradas en la hoja de vida del funcionario”, asegura Claudio Baeza.
“Al ingresar un profesional al Servicio Médico Legal, este debe realizar una declaración jurada sobre su currículum, asegurando que no tienen impedimento para desempeñarse en el sector público”, explican desde el área de comunicaciones del SML.
Sin embargo, el certificado de antecedentes de Fernando Córdova no dice nada sobre la muerte de Gladys Saldivia en Ancud.
“No lo sabía, pero resulta increíble que haya incurrido en delitos de la misma naturaleza y que el sistema no impida la repetición de estas desidias”, comenta el abogado Julio Álvarez.
La causa más grave, sienten en Vallenar, sigue siendo la de Marta Bustos. En ese proceso, la defensa del médico presentó un informe psicosocial, donde se señalaba que Córdova padecía depresión severa y crónica desde 2005. Ese, indica el fiscal jefe de Vallenar, fue el argumento que dieron: “El condenado y su defensa aludieron razones de salud, de parte del profesional, que lo llevaron a cometer los hechos”.
Pero eso no es suficiente para la familia de Bustos. Hasta hoy, ninguno de ellos puede olvidar el día en que Fernando Córdova se cruzó en sus vidas.
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