Las tensiones entre Izkia Siches y el círculo de hierro presidencial
El anuncio de la vocera Camila Vallejo sobre reforzamiento del equipo de Interior revivió antiguos roces entre los ministros más cercanos al Presidente.
La tarde del miércoles, el equipo de asesores de la ministra del Interior, Izkia Siches, confirmó su participación en la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados. La jefa de gabinete se integró a la reunión a través de Zoom. Lo hizo vestida con un estilo sobrio y con las banderas de Chile y del Ministerio del Interior detrás suyo. Así se dirigió a los parlamentarios, leyendo el discurso que preparó junto a su equipo para explicar el error.
“Hoy acudo ante ustedes como ministra del Interior y Seguridad Pública en el ánimo de colaboración que hemos tenido con el Congreso Nacional desde el gobierno del Presidente Gabriel Boric. Esta vez, para precisar (...) sobre la información emitida por esta ministra la semana pasada en esta misma comisión”.
La imagen distaba mucho de la que hubo siete días atrás. El miércoles 6 de abril, en esa misma sala, con un tono distendido y relajado, Siches comentaba que un avión con migrantes expulsados había regresado a Chile con todos sus pasajeros. “Mis felicitaciones al gobierno anterior, porque tuvo la capacidad de tapar esto con tierra, no sé cómo, pero es algo gravísimo”, aseguró ese día, en una intervención que marcó un punto de inflexión en el inicio del gobierno de Gabriel Boric.
La información que entregó Siches era falsa. El autogol obligó a desplegar una serie de gestiones para detener la crisis que activó la jefa de gabinete. Y, de paso, dejó al descubierto las tensiones y desencuentros en el equipo que el Mandatario designó para su primera línea en La Moneda.
La ministra Camila Vallejo y su par Giorgio Jackson llegaron a la oficina del Presidente. Eran cerca de las 11 de la mañana del jueves 7 de abril. Ahí estaba Siches, apesadumbrada, quien ya había conversado con el Mandatario sobre su desafortunada performance del día anterior. La decisión fue clara: el Presidente saldría a darle su respaldo público, y la labor del resto fue salir a controlar los daños. La tarea más pesada recayó en Jackson, quien logró que los parlamentarios de Apruebo Dignidad no salieran a criticar a la ministra del Interior, aun cuando, en la interna, la visión de los propios ministros era bastante crítica.
“Con esto sí que pierde su liderazgo como ministra del Interior”, comentaban en La Moneda.
El domingo la muestra fue evidente.
“La ministra del Interior juega un rol importantísimo para el gobierno, porque es jefa de gabinete, ella tiene que asumir, es su tarea, lo ha estado haciendo, y eso requiere reforzar evidentemente su rol de conducción de un gabinete completo. Eso es lo que hace el Ministerio del Interior. Evidentemente, ha cometido errores, lo hemos dicho públicamente, ella lo ha asumido públicamente, se ha hecho cargo de esos errores y eso también implica reforzamientos de equipos, cuidarnos más en las exposiciones, ha sido parte de la conversación. Pero ella juega un rol fundamental y nosotros, como equipo, como gabinete completo con el Presidente, entendemos la importancia de su rol”, dijo la vocera.
Por más intentos posteriores para bajar el perfil, las palabras de Camila Vallejo cayeron pésimo en Izkia Siches y su entorno. Para afuera, la interpretación inmediata fue que se rompía así la suerte de pacto de no agresión que había entre ambos mundos. Porque si bien Vallejo y Siches tienen un trato cordial, no hay entre ellas la complicidad que sí tiene Vallejo con Giorgio Jackson, o con el Presidente Boric, o con la ministra Antonia Orellana.
Los ministros volvieron a verse las caras el lunes a las 8.00 en el comité político en el que el Presidente sólo pudo asistir una hora, porque luego tenía reuniones bilaterales con otros jefes de cartera.
En el desayuno, que incluía café, jugo de naranja y tostadas con palta, el ministro de Hacienda, Mario Marcel -quien no suele tomar la palabra más allá de hacer comentarios técnicos- intentó poner paños fríos a la situación y aseguró que, en tiempos tan cambiantes para la política, errores como esos se leían como verdaderas catástrofes cuando no necesariamente lo eran. “Va a haber momentos en que se van a caer y yo les digo que caerse es parte de esto”, dijo Marcel. Comentario que, en conversaciones privadas posteriores, Siches reconoció que sintió como un espaldarazo necesario para comenzar una nueva semana. A la cita se unieron los presidentes de los partidos oficialistas y de nuevo se puso el asunto sobre la mesa.
“No me pareció bueno el anuncio de vocería. Las reestructuraciones en los equipos no se dan a conocer”, advirtió el presidente (S) del PS, Andrés Santander, respecto de los dichos de Vallejo y los cambios para la cartera de Interior. “Los asesores no son cargos para poner el foco comunicacional encima”, dijo otro de los presentes.
En respuesta, Siches tomó la palabra: “Nosotros nunca hemos dicho eso. No sé quién lo filtró. Lo voy a averiguar”.
La idea de anunciar a la prensa los cambios en el equipo no había salido de Interior y eso incomodó al equipo de la jefa de gabinete, en donde ya habían considerado una señal grande que Vallejo no hubiera salido a respaldar inmediatamente a su par de Interior tras el episodio del avión.
El Presidente Boric se sorprendió cuando vio que la prensa recogía ya el lunes las diferencias entre sus ministras. Hasta ahora, advierten en La Moneda, la serie de rencillas siempre había llegado hasta el jefe de gabinete presidencial, Matías Meza-Lopehandía. Él se encargaba de esos asuntos. Pero ahora era distinto. Boric, aseguran, pidió bajar el perfil a la situación. Como resultado inmediato, en la primera reunión de la semana para revisar la agenda de la gira del Plan de Recuperación Económica “Chile Apoya”, en la tarde del lunes, tanto Siches como Vallejo bromearon e ironizaron con el tema en la oficina de Vallejo. En el equipo de la Segegob compartieron una imagen de aquella cita con el mensaje: “Que se trabaja bonito acá”.
Pero esa no era la primera vez que las diferencias de opinión y las desconfianzas se hacían notar entre el círculo de ministros más íntimo del Presidente y sus equipos.
Las tensiones anteriores
El 19 de diciembre, día de la elección presidencial, Gabriel Boric vio los resultados junto a su pareja, Irina Karamanos, en una habitación del hotel Fundador. En el salón del mismo piso estaba la familia del Presidente, sus padres y sus dos hermanos, y sus colaboradores y amigos más cercanos. Estaba su amigo Emiliano Salvo (hoy en avanzada presidencial), el sociólogo Sebastián Kraljevich (embajador de Chile ante la OEA), Felipe Valenzuela (director de comunicaciones), entre otros. Pero el plantel que hoy conforma el comité político no llegó completo a ese lugar. Sí estaban Giorgio Jackson, Antonia Orellana e Izkia Siches, pero Camila Vallejo no subió. Su ausencia sorprendió a los presentes.
Pese a que Siches y Vallejo militaron en las Juventudes Comunistas de la Universidad de Chile, su relación nunca fue cercana. Sus amigos la definen como una relación “no muy llena de afectos”.
“La conocí en la época estudiantil, en los primeros años. Ella era recién ‘mechona’, yo era consejera. Después la vi en la Fech”, dijo la ministra del Interior a La Tercera en diciembre del año pasado.
Por eso, cuando la jefa de gabinete decidió renunciar al Colegio Médico y ponerse a disposición del comando de Boric, no hubo mayor relación entre su equipo y el de Vallejo.
“Cuando llegué al comando no trabajamos mucho. Asumí, tuvimos dos o tres reuniones y me fui a la gira. No participamos tanto”, reconoció Siches a este medio en esa misma conversación tras el triunfo.
Mientras la ministra del Interior recorrió Chile en el “Bus de la Esperanza”, Vallejo organizó la iniciativa “Un millón de puertas por Boric”.
En el círculo del Mandatario aseguran que desde que apareció Siches en la campaña, de inmediato comenzaron los roces con Vallejo y con Giorgio Jackson. La exjefa del Colmed llegó, además, con su equipo de asesores -el mismo que hasta ahora la acompaña- y la mayoría de las veces su opinión como generalísima de la campaña no coincidía con la de los entonces diputados Vallejo y Jackson. Además, en el equipo advierten que la popularidad y buena evaluación que concitaba entonces Siches generaba cierto recelo en el equipo, que se sentía algo desplazado por las decisiones de la última incorporación.
La desconfianza entre ellos continuó hasta el día de la segunda vuelta.
En un principio el acto iba a realizarse en Serrano y no en la Alameda. Algunos optaban por algo más sobrio y otros, como Siches, querían algo masivo y con música. “Algo más latinoamericano, un impulso a la popularidad”, decían en el equipo.
Finalmente, el acto se realizó en la Alameda y vinieron los problemas. La masividad del evento y la tardanza por las diferencias en la toma de decisiones hicieron que el discurso presidencial se atrasara. Así, llegaron a la Alameda y se dieron cuenta del desorden que había.
Algunos de los miembros más cercanos al equipo presidencial tuvieron que ver el discurso de Boric detrás del escenario y en sus celulares, mientras que la única en subirse a la tarima, aparte de la familia Boric Font, fue Siches.
“¡Izkia, presidenta!”, se escuchaba desde la masa.
Luego regresaron al hotel, a la fiesta de celebración, y nuevamente Vallejo fue la única del comité político en no aparecer. Varios integrantes del comando, incluida Vallejo, fueron críticos con la organización del acto y con el uso del escenario.
Pero la señal más significativa vino después: la mañana del lunes siguiente, Boric llegó a La Moneda acompañado de Giorgio Jackson e Izkia Siches.
Recién al día siguiente Vallejo apareció junto al Mandatario en la visita a la Convención Constitucional.
Jackson y la instalación
“Tienen que tomar un rol de liderazgo”. Ese fue el mensaje que repitió Boric a Siches, Vallejo y Jackson al empezar la etapa de transición presidencial. Es más, debieron reunirse en varias ocasiones para trabajar en la conformación del gabinete y proponer nombres al Presidente.
En “La Moneda Chica” hubo tensión entre los equipos de trabajo. Sobre todo entre los asesores de Siches, que se sintieron cuestionados por Jackson.
-Ahí se empezó a instalar la tesis de que Izkia llegó con todo el Colmed en su equipo. Nadie los conocía, por lo que querían saber qué hacía cada uno de los que trabajaban con la ministra. Había desconfianza y ellos lo sintieron, porque en el Frente Amplio no estaban acostumbrados a trabajar con personas nuevas-, dice un integrante del comando.
En enero, tanto Jackson como Siches tomaron protagonismo en el equipo de transición.
Jackson insistía en la teoría de los anillos concéntricos, mientras que Siches no veía con malos ojos adherirse a Socialismo Democrático.
-Giorgio es un liderazgo más frenteamplista, es más pragmático y le cuesta más confiar en la gente. Mientras que Izkia tiene formas más concertacionistas-, dice un dirigente de partido que conversó con ambos en ese proceso.
En uno de esos días, el Presidente Boric recibió un consejo por parte de uno de sus amigos más cercanos.
“Gabriel, tú eres el Presidente”, le advirtió, ante las luchas de poder que eran evidentes en las oficinas de Av. Condell.
Tras el anuncio del gabinete, que incluía a las dos coaliciones, mejoró la relación en el período de instalación.
Siches de inmediato decidió que iba a trabajar con sus antiguos colaboradores, aunque en su círculo dicen que el grupo se achicó. Entre ellos están el jefe de gabinete, Roberto Estay; Matías Libuy y José Peralta.
Las relaciones estaban cada vez mejor, incluso el 4 de marzo Giorgio Jackson y Camila Vallejo asistieron al cumpleaños de la titular de Interior, en su casa en La Florida. A la celebración también llegaron las ministras Begoña Yarza, de Salud, y Jeanette Vega, de Desarrollo Social.
Pero después del cambio de mando, con la aparición de los primeros errores y el viaje a La Araucanía, reaparecieron las desconfianzas.
-Es por la inexperiencia del equipo del Colmed, decían distintos integrantes del gobierno, que apuntaban al jefe de gabinete, Roberto Estay. Hasta ahora, su figura es la que genera mayor desconfianza. Estay, además, es el único de los jefes de gabinete que -después de los últimos conflictos- ha acompañado a la ministra Siches al comité político.
En Interior, por su parte, empezaron a dudar de dónde nacían las acusaciones y también de las filtraciones. De hecho, en el equipo de asesores de la jefa de gabinete sospecharon directamente de la Secom y de la Segegob.
Desde ahí, según transmiten de Interior, la comunicación entre ambas carteras ha sido distante, precisamente por la desconexión que existe entre ambos equipos. Eso hasta el miércoles 6 de abril, cuando Izkia Siches debió replegarse tras su actuación en el Congreso. Un “error” que hoy la pone en una situación distinta a la de la exitosa noche de la segunda vuelta. Ahora, la ministra Siches parece ser quien está abajo del escenario.
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