Los dos mundos de una elección
En las principales ciudades, Gabriel Boric simplemente arrasó con José Antonio Kast. Pero a medida que la cantidad de habitantes de las comunas bajaban, la disputa se hacía cada vez más estrecha entre ambos. La distancia de los resultados entre estos distintos bloques de municipios apunta a un fenómeno estudiado a nivel internacional: la distancia política que emerge entre los núcleos más urbanos y las zonas rurales.
Si se suman ambas, las comunas de Puente Alto y Maipú tienen en total según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) 1.224.514 habitantes. En números simples: si fueran una región, serían la cuarta mayor de todo el país, sólo por detrás de la Metropolitana, Valparaíso y Biobío. Y son el ejemplo patente de la gigantesca movilización electoral que llevó a la segunda vuelta del domingo pasado a ser la elección con más votantes en la historia de Chile. Los dos municipios con más personas del país pasaron de 362.911 votantes en la segunda vuelta de 2017 a 486.757 -123.846 más- en el balotaje de 2021, pero además le dieron 141.227 votos más a Gabriel Boric de lo que obtuvo Alejandro Guillier cuatro años antes, y 17.491 sufragios menos a José Antonio Kast de lo que logró Sebastián Piñera en esa misma instancia.
Las tasas récord de participación, 57,91% para Puente Alto y 64,53% para Maipú -apenas tres puntos menos que Las Condes, una comuna que habitualmente lidera por bastante en este apartado-, son parte de un fenómeno más profundo. Durante la semana se ha destacado el rol de las mujeres y de los jóvenes en el triunfo de Boric. Pero a estas dos dimensiones hay que agregarle un factor territorial: una victoria sumamente amplia en las grandes urbes, donde además se dio un salto grande en cuanto a la cantidad de sufragios. Por el contrario, a medida que las comunas tenían menor población -los denominados municipios rurales-, el desempeño de Kast mejoraba y hasta superaba al de hoy presidente electo, aunque la participación proporcionalmente subió menos.
La Tercera Domingo analizó los datos finales entregados por el Servicio Electoral en cuanto a votos y participación para las 346 comunas del país. Luego, se separaron en cuatro grupos: más de 100 mil habitantes, entre 50 mil y 100 mil, entre 10 mil y 50 mil y menos de 50 mil. A partir de esa información, aparecen con claridad patrones que muestran diferencias relevantes entre el comportamiento de los municipios de diferentes tamaños.
La distancia en las comunas pequeñas
Partamos por los más pequeños. Entre las 88 comunas de Chile que tienen menos de 10 mil habitantes, la participación entre la segunda vuelta de 2017 y el balotaje de este año subió 3,55 puntos (de 45,86% a 49,42%). Sin embargo, el alza dejó a este grupo igualmente seis puntos por detrás de las cifras de participación general del país, que llegó a 55,64%. En 47 de esos municipios ganó José Antonio Kast (el 53,41% del total), y también recolectó más votos que Boric: 118.775 contra 116.367, es decir, 50,51% versus 49,49%.
Si se sube un escalón, hasta los 168 municipios que tienen entre 10 mil y 50 mil habitantes, las cifras van variando un poco y se acercan algo más al patrón global, pero todavía con una fuerte distancia. En este grupo participó el 53,36% de los votantes, 3,72 puntos más que en el balotaje de 2017, y Boric logró una leve ventaja contra Kast (954.667 sufragios y el 51,18% de la votación versus 910.704 votos y el 48,82%, una diferencia de 2,36 puntos), pese a que el republicano ganó en 86 municipios del bloque y el presidente electo se impuso en 82.
En ambos nichos hay un resultado muy distinto al general de los comicios, pero que es consistente con uno de los fenómenos más estudiados en cuanto a comportamiento político a nivel internacional: la división que existe entre las zonas rurales y urbanas en cuanto a los sufragios.
El caso más extremo es el de Estados Unidos, donde usualmente los pueblos pequeños y comunidades rurales son desde hace algunas décadas un bastión del Partido Republicano. Esto es relevante, entre otras cosas, porque por su sistema electoral le ha permitido a los candidatos ganar estados con escasa población, pero que les han permitido ponerse adelante en el conteo de electores -que son los que finalmente deciden quién es el presidente- y triunfar en dos elecciones en que no tuvieron la mayoría de los sufragios populares: George W. Bush frente a Al Gore en 2000, y Donald Trump versus Hillary Clinton en 2016.
La explosión en municipios grandes
De hecho, el patrón de diferencias urbano-rural se empieza a notar ya con fuerza en los 26 municipios que tienen entre 50 mil y 100 mil personas. Aquí, la participación entre 2017 y 2021 subió en 5,81 puntos, llegando hasta el 56,97% del padrón, un punto y medio más que el promedio general. En este grupo, además, Boric se impone en 20 comunas y Kast en seis, y la distancia es de casi ocho puntos entre ambos: el abanderado de Apruebo Dignidad cosecha 451.382 votos, el 53,97% de las preferencias, y su rival llega a 384.929 sufragios (46,03%).
Pero sin duda la mayor explosión, y la que explica en buena parte el margen de la elección, se da en las 64 comunas que tienen más de 100 mil habitantes. Aquí fue donde se produjo el mayor aumento en participación: de 48,62% en la disputa Piñera-Guillier hace cuatro años a 56,56% en los comicios del domingo recién pasado, colocándose con cerca de un millón de votos emitidos más que en la elección anterior (4.545.720 versus 5.510.738).
Acá es donde el triunfo de Boric es más amplio. No sólo gana en 51 comunas -Kast sólo se queda con 13-, sino que le saca 16 puntos de ventaja en el bloque: 58,01% versus 41,99%. En votos, además, la diferencia entre ambos en este grupo es de 848.420 sufragios: 3.073.603 para el candidato ganador y 2.225.183 para el líder republicano. Un margen sumamente relevante considerando que la diferencia total fue en torno a 970 mil votos.
Aunque podría existir un sesgo dado que 36 de las comunas en este bloque son de la Región Metropolitana, más de la mitad del total, el análisis permite además apreciar un elemento en torno al desempeño global de Boric: su buena performance en las principales comunas de algunas regiones, en especial del sur del país, le ayudó o bien a recortar la ventaja global de Kast o incluso a ganarle.
En el primer escenario se encuentra, por ejemplo, el Maule. Boric perdió en esa región por poco más de dos puntos -48,96% versus 51,04% de Kast-, siendo que Sebastián Piñera había sacado casi 15 puntos de ventaja a Alejandro Guillier en 2017. Y buena parte de ese acortamiento se explica por cómo le fue en los dos municipios más poblados, Talca y Curicó. En el primero, el abanderado de Apruebo Dignidad ganó con nueve puntos de ventaja -54,57% frente a 45,43-, y en el segundo le sacó casi seis puntos -52,94% versus 47,06% de Kast-.
Y en el segundo está Los Ríos, en que el diputado se impuso por menos de un punto a Kast -50,47% versus 49,53%- de la mano de una ventaja arrolladora en Valdivia, la única ciudad de la región con más de 100 mil habitantes: acá, Boric sacó 18 puntos de distancia, 59,08% versus 40,92%, en un municipio que conduce la alcaldesa RD Carla Amtmann.
Son estadísticas que apuntan, finalmente, a la consolidación del fenómeno de la diferencia de votos y respaldos políticos entre las zonas más urbanas del país y las comunas rurales. Una tendencia que hay que seguir con atención para revisar si se profundizará o tendrá algún retroceso en los ciclos eleccionarios venideros que enfrente nuestro país.
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