Los test rápidos rinden su primera prueba
Aunque su efectividad no está clara, los exámenes rápidos de detección de Covid-19 parecen ser una pieza clave para lograr la “nueva normalidad”. Municipios y el Minsal han emitido compras por más $ 1.500 millones.
Apenas levantaron la cuarentena obligatoria en Vitacura, Javiera (43) salió de su casa para visitar a un amigo y pasar a buscar una cama que le habían regalado. Salió tranquila tras pasar semanas encerrada, ya que, pensó, era casi imposible que estuviera contagiada con Covid-19. Pero al llegar a su destino se encontró con una sorpresa: el dueño de casa no la dejaría entrar sin antes realizarse un examen rápido de coronavirus.
Doce test había comprado para hacerles pruebas a los miembros de su familia y a los conocidos que visitaran su residencia. Las pruebas las había comprado a $ 22 mil a un dentista conocido. Por eso, Javiera accedió a hacerse el examen sin dudarlo. Puso su dedo índice para que la pincharan y depositó la sangre en una ranura “de esas parecidas a las de embarazo”, recuerda. El pinchazo no dolió, y en cuestión de minutos el examen arrojó una raya roja: negativo para Covid-19. “Me lo hice feliz, porque pude salir y me dio mayor seguridad, aunque dicen que tiene una súper baja probabilidad de acierto”, reconoce Javiera.
Hacia fines de marzo ya se hablaba de la existencia de test rápidos para Covid-19 y cómo estaban siendo implementados en todo el mundo. Esto, porque prometen ser la herramienta clave para el retorno a la “nueva normalidad” de la que se habla por estos días. “Su uso principal será para examinar a contactos directos de alguien que haya dado positivo y que no ha desarrollado síntomas”, confirmaba entonces el ministro de Salud, Jaime Mañalich, mientras anunciaba la compra de un millón de kits de estos exámenes rápidos. Pero no solo eso. También se ha hablado de que la aplicación de estos test podría servir eventualmente para la entrega de los “carnés de alta” que Mañalich mencionó hace unas semanas para las personas que se hayan recuperado de la enfermedad y hayan salido de la cuarentena.
Falso negativo
La prueba de detección rápida del Covid-19 mide la presencia en la sangre de anticuerpos generados contra la enfermedad, a través de una muestra que se deposita en uno de los cartuchos para su análisis. Positivo, negativo o inválido son las opciones que entrega el examen. “La presencia de anticuerpos en la sangre indica que la persona tuvo contacto con el virus y, por los estudios hechos en el otro coronavirus del 2003 (Sars Co-vi-1), se presume que la presencia de los anticuerpos podría proteger a la persona de nuevas infecciones por Covid-19, pero en realidad no hay certezas”, explica la expresidenta de la Sociedad Chilena de Infectología (Sochinf), Mónica Lafourcade.
Esta prueba no entrega un diagnóstico oficial para coronavirus. Así lo confirmó el viernes la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza: “El único test diagnóstico que confirma que una persona tiene Covid-19 es el examen de PCR. Y este examen tiene que tomarse por profesionales certificados, en un laboratorio que esté certificado por el ISP. Hay a nivel del país otros exámenes llamados test rápidos que a veces confunden a la comunidad para el diagnóstico”. Al analizar solo los anticuerpos, el método no está diseñado para un uso exprés, como el que experimentó Javiera, pues las conclusiones pueden ser erradas y arrojar falsos negativos. “No es un examen que sirva hoy para hacer un diagnóstico de Covid cuando la persona comienza con los síntomas, porque los anticuerpos aparecen tardíamente a partir de la segunda semana después de iniciados los síntomas”, añade Lafourcade.
Sin embargo, el test de anticuerpos sí sería efectivo para testeos masivos, como una herramienta de vigilancia para estimar la proporción relativa de personas que han tenido contacto con el virus en diferentes poblaciones. De ahí su cotización a nivel mundial y local por parte de empresas y entidades públicas.
Según registra Mercado Público, 51 municipalidades a nivel nacional han solicitado este tipo de insumos para detectar la presencia del virus, por un monto que supera los $ 1.535 millones. El municipio de Coelemu, en la Región del Ñuble, lidera el monto pagado por comprar estos productos, tras emitir órdenes por 2.000 kits, avaluados en casi $ 24 millones. Y la comuna de San Carlos, en la Región del Biobío, es la que mayor número de exámenes rápidos solicitó: 2.520, por un monto de $ 15 millones.
La Subsecretaría de Salud Pública, según los registros de Mercado Público, es otro de los grandes compradores de estos insumos. Adquirió más de 70 mil kits de testeo rápido, por un monto que bordea los $ 515 millones.
El auge de este nuevo mercado ha develado un riesgo que está en la mira de las autoridades: la comercialización de test poco confiables y sin certificación. Prueba de ello fue lo que pasó hace unas semanas en España, donde el gobierno hispano compró a una empresa china 340 mil tests rápidos que venían defectuosos y que no contaban con los estándares de calidad y fiabilidad requeridos. O en Reino Unido, donde recientemente se confirmó que los kits de detección que habían ordenado a China no tenían la sensibilidad suficiente para detectar los anticuerpos, pues lo hacían solo en personas que estaban muy enfermas. Para evitar esto, el Instituto de Salud Pública (ISP) publicó una lista con 32 fabricantes provenientes de EE.UU., Brasil y países asiáticos que están certificados para vender las pruebas en Chile.
Con todas las advertencias, igual el mercado informal hace lo suyo y se ofrecen kits por internet, sin especificar su procedencia. “Hay muchas marcas de dudoso desempeño y que se ofertan en el mercado informal, eso es un peligro y debiera regularse mejor, porque puede tener graves consecuencias”, advierte Mónica Lafourcade.
De hecho, la Municipalidad de Las Cabras, en la Región de O’Higgins, emitió a principios de abril una orden de compra al Laboratorio Clínico La Casa Blanca Spa para adquirir 130 test rápidos elaborados por la empresa china Dynamiker Biotechnology, por casi $ 3 millones. Sin embargo, la firma asiática no está dentro del listado de 32 empresas certificadas por el ISP para la venta de los exámenes rápidos. Desde el laboratorio aseguran estar certificados por la Clínica Alemana, pero la clínica lo niega.
Un pinchazo a la entrada
Donde más podría verse reflejada la eficiencia de este método es en el testeo de trabajadores. Un artículo publicado en La Tercera por académicos de la Universidad Adolfo Ibáñez y la firma Grupo Bios -ligada al científico Pablo Valenzuela e importadores de test rápidos- planteaba lo siguiente: al testear a las personas de una empresa una o dos veces por semana, derivar al sistema de salud a quienes testean positivo, trazar a los contactos de los contagiados y testearlos también, se romperá la cadena de contagios aislando a quienes estén enfermos. Señalan que aplicando este método, cerca del 95% de los trabajadores podría continuar sus labores, a diferencia de un 58% si es que la empresa cierra cada vez que aparece un caso. De lo contrario, si es que no se aplica ninguna medida de control, un 26% de los trabajadores se contagiaría.
Quien ya adquirió, por su lado, kits de test rápido fue la compañía minera BHP, que gastó US$ 8 millones en 150 mil unidades. “Inicialmente los aplicaremos a las personas con síntomas respiratorios, a las que luego enviaremos para confirmación con test PCR. Esto para evaluar la calidad de los tests”, afirma Alberto Pacheco, head de Salud de BHP.
“El testeo mantiene un ambiente seguro dentro de la empresa. Evita que crezca el número de casos de contagio, porque hay poca gente contagiada circulando, ya que está detectada con relativa rapidez”, explica el economista Alexander Galetovic, quien forma parte del mencionado grupo de académicos. No obstante, para la aplicación de este método es clave un esquema de coordinación, como medidas de distanciamiento social, cumplimiento efectivo de cuarentenas y colaboración público-privada. Por lo mismo, el Ministerio de Hacienda ha mantenido conversaciones con integrantes de este grupo, quienes lo están asesorando para volver al trabajo.
Complemento, no reemplazo
Entre los médicos ven con aprensión la idea que el testeo rápido se implemente con masividad. La OMS ya lo advirtió a principios de abril, asegurando que su uso debería limitarse solo para entornos clínicos, investigando su rendimiento y potencial de utilidad diagnóstica. Coincide el doctor Cristóbal Cuadrado, académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile: “Aún no sabemos si los anticuerpos detectados por las pruebas se traducen en una inmunidad efectiva o por cuánto tiempo dura esa inmunidad. En ese sentido, usarlo como una herramienta para sacar a las personas a trabajar es algo apresurado, una apuesta no exenta de riesgos”.
Por ahora, para la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, su implementación debiera ser solo con fines epidemiológicos, para testear asintomáticos, levantar cuarentenas o realizar estudios transversales. “Los otros países que plantean esta nueva normalidad tuvieron un número importante de personas contagiadas y se vio sobrecargada su red asistencial. Pero aquí todavía tenemos mucha gente susceptible. Si podemos diagnosticar y aislar los casos y contactos, vamos a poder entrar en esta normalidad. Si eso no se fortalece, lo más probable es que vamos a abrir, se nos va a incendiar algo, vamos a tener que cerrar, y así sucesivamente”, advierte.
Para los expertos, la mejor forma de comenzar a usarlos es como un complemento a los exámenes PCR y aumentar, además, la aplicación de esta prueba en caso de tener síntomas. Palabras, comportamientos y preocupaciones de la nueva normalidad.
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