Miguel Bosé (65) parece nuevamente algo más sereno. Después de tres años especialmente polémicos y tumultuosos para el cantante español, quien tras su último paso por el Festival de Viña en febrero de 2018 -sí, aquel del recordado collage- se ha visto envuelto en problemas fiscales, terminó con su mánager histórica y con su pareja con una batalla legal por la custodia de sus hijos de por medio, perdió parte de su voz y ha sorprendido al mundo con sus controversiales opiniones sobre política exterior y la pandemia. En los últimos días ha vuelto a presentar una versión algo más parecida a la del artista y la persona que conocimos por décadas al entregarse, justamente, a su propio pasado.

En medio del encierro mundial producto del Covid-19 que “secuestró dos años de mi vida” -reclama-, Bosé aprovechó la falta de actividad musical para terminar sus memorias y debutar en el mundo editorial. Publicado el mes pasado, en El hijo del capitán trueno (Espasa, Planeta) el cantante viaja a su prehistoria para presentar en sociedad a “Miguelito”, “Miguelón”, el primogénito de la actriz Lucía Bosé y el célebre torero Luis Miguel Dominguín, junto con los pasajes menos conocidos de su agitada infancia y adolescencia antes de convertirse en estrella a inicios de los 80. Y aunque el libro incluye recuerdos duros y crueles, sobre todo los que revelan la compleja relación con su padre y los maltratos que sufrió de parte de este, de alguna forma el músico ha encontrado en esas páginas, como también en la serie biográfica que prepara para el próximo año, un refugio personal para un presente que le incomoda.

“Son memorias bellas. Duras, desagradables, crueles, fuertes, pero en ningún momento hay resentimiento. Cuando cuento los conflictos que surgieron con mi padre, por ejemplo, los explico tal y como los recuerdo, y los recuerdo de manera muy tensa, pero no había ningún resquemor hacia él, si no las memorias hubiesen tenido otro cariz”, explica Bosé a Culto desde su casa en México, donde vive hace casi cuatro años, mientras se disculpa por un catarro que agudiza sus problemas vocales y que lo obliga a interrumpirse para tomar agua.

De muy buen ánimo y sin la actitud confrontacional e incómoda que mostró en casi todas las entrevistas recientes que dio a la prensa de su país, Bosé hoy está exultante mientras habla de la buena recepción de una autobiografía escrita con gracia y buen pulso, de su vida excepcional, de su memoria prodigiosa, de la serie biográfica que lanzará con Paramount+ que funcionará como secuela del libro, con fuerte protagonismo de Chile y del Festival de Viña de 1981. Lo mismo al detallar sus planes de volver a la música en 2022. Pero basta cualquier alusión a la contingencia para que al otro lado de la pantalla aparezca el Bosé más iracundo, el decepcionado de su alguna vez amiga Michelle Bachelet pero en realidad del sistema completo y de los políticos “de todos los colores”, el que habla de “dictadura médica” para referirse a la era Covid.

Ha dicho que cuando empezó a escribir el libro “las heridas ya estaban sanadas”. Pero por muy resuelto que haya encarado el proyecto, volver al pasado y revivir ciertos traumas igual conlleva cierto desgaste emocional, ¿no?

No, fíjate que al revés. Fue una sorpresa porque cuando empecé a escribir las memorias todo me llegaba muy resuelto y, de hecho, el libro carece de rencor. Los conflictos que en aquel momento tenía con mi padre años más tarde ya se habían resuelto. Cuando entré en los 16 o 17 años, los problemas con mi padre, los históricos, ya se habían hablado, ya se habían perdonado, entendido, se habían aceptado, con lo cual, cuando me llegan estas memorias, sus memorias ya habían sido habladas y resueltas. Y eso en general pasa con todo, pero es la primera vez que me pasa con un libro porque es el primer libro que escribo. Con las canciones es verdad que si te llega una idea la sigues, la persigues, se te resiste, pero dices que tiene que salir, porque quieres que sea contado, y no surge. Y de repente un buen día a las 4 de la mañana te despierta esa canción porque ha decidido que ahora sí se puede contar, ahora está lista para ser contada. Creo que las cosas no pasan hasta que las cosas deciden que ha llegado el momento en que se permiten ser contadas.

El cantante en la adultez junto a su madre.

Por más duros que puedan ser ciertos pasajes, los de los maltratos y homofobia de su padre, el safari que casi lo mata, sus intentos por iniciarlo sexualmente, el libro nunca pierde su luminosidad y sentido del humor. ¿Siempre esa fue la intención?

Siempre. Y si te das cuenta, cosas que podrían ser más escabrosas, más morbosas, como todas las iniciaciones sexuales que tuve, fascinaciones, arrebatos, no hay amarillismo ahí, nada de eso, porque en su momento en mi casa esas cosas se vivían y se compartían, eran parte del mobiliario de la casa. Cuando sucedían, sucedían a la vista de todos, y con eso se afrontaban y hablaban con mucha naturalidad. No había clandestinidad, por lo tanto no había suciedad, no había pecado. Jamás tuve yo ni nadie de mi familia la sensación de que había algo recriminable, perjudicial, que se pudiese juzgar, de ninguna manera. Y ese es el tono del libro porque ese es también mi carácter. Mi carácter no es para nada hacer pesar las cosas a nadie, las cosas suceden y ya está y hay que saber de alguna manera reciclarlas, integrarlas, todo ese proceso que es tremendamente enriquecedor. No me paso el tiempo juzgando, no soy nadie para juzgar, y eso es algo aprendido, inculcado en la educación que tuve, esa especie de let it go estaba desde que soy muy pequeño.

¿Cómo logró recoger ese caudal de nombres e información, tanto de su infancia como de los días previos a su nacimiento? ¿Eran historias que se contaban en la familia o tuvo que investigar?

Yo tengo una memoria prodigiosa para ese tipo de cosas que no tenía sentido recordar, hasta que de repente me puse a escribir y me di cuenta que probablemente esa memoria estaba ahí, hospedando hasta el momento de escribir el libro. Es una memoria sensorial, muy detallada, muy fina. Las historias que cuento son las historias tal y como las recuerdo, mientras que las que son anteriores a mi nacimiento son las que he oído contar en mi familia toda la vida. Sólo recurrí (a otras fuentes) para las páginas que cuentan el traslado de mi madre a Guatemala, para dar una descripción más exacta del momento político, pero son sólo unas líneas porque quería dar datos del golpe militar que estaba sucediendo en ese instante.

Justamente ese momento en que su madre vuela embarazada de ocho meses a Guatemala con la guerrilla, a reunirse con su padre y escapar del aeropuerto en medio de un tiroteo para luego dar a luz en Panamá, es derechamente cinematográfico. De alguna forma, antes de nacer, parecía destinado a tener una vida fuera de lo común.

Sí, date cuenta que las historias de mi vida, lo que conforman mi vida, vienen de un “olimpo” de personalidades que en aquella época era muy excepcionales, nada era corriente. Mi vida no empieza como suelen empezar las vidas de la mayoría de los artistas, que comienzan de la nada, en familias muy humildes y de ahí van escalando. Mi vida empieza en una familia que ya era muy notoria, con mucha fama, con unas profesiones muy establecidas, con repercusión a nivel planetaria, por lo cual yo nací famoso, nací en un mundo donde la palabra anonimato no existía, era todo conocido, público, compartido y por lo tanto expuesto.

Para muchos, encarar un ejercicio autobiográfico de este tipo podría suponer un proceso de sanación, de catarsis, pero no parece ser su caso. ¿Por que escribió el libro, finalmente? ¿El objetivo era dejar registro de esta historia?

O sea, yo lo que tenía como referencia en cuanto a biografías escritas y que no quería para nada entrar en ese tono, al que le tenía verdadero rechazo y terror, era la de la hija de Joan Crawford, Mommie dearest, que parece que fue escrita para recriminar cosas, para culpar, sacar venenos. Demasiado tarde, chica, ya fue. Perder tiempo en especular sobre lo que podría haber sido me parece que es un ejercicio de necios, se cuentan las cosas cuando ya están liberadas y así aparecen, pero no endulzadas ni sobrecargadas de bilis o de hiel.

La compleja relación entre padres e hijos hombres está presente también en otras series actuales, de ficción y de no ficción. ¿Cree que se está revisando el rol del hombre y del padre en la actualidad, y que ejercicios como el suyo pueden aportar en esa discusión?

Yo creo que eso ha existido siempre. La verdad es que si llega en este momento puede llegar en cualquier otro. De las series que se están haciendo te puedo hablar de la que conozco, que es la mía, que se empieza a rodar en enero y saldrá en octubre de 2022 por Paramount+. Empieza justo cuando acaba el libro y se dedica mucho a la música, a la profesión, al reto que supuso entrar en este mundo despiadado, manipulador, que todo lo tritura. Es muy para la gente, ya verás. Estalla la música, estalla la banda sonora y estallarán los recuerdos de cuatro generaciones. De hecho, uno de los primeros episodios arranca en Viña del Mar, porque me acuerdo del shock que fue la salida al escenario apenas empezada la carrera en un lugar como la Quinta Vergara, iluminada por las antorchas de periódicos, con ese olor a eucaliptus que llegaba de las laderas y bajaba mezclado con el humo de papel incendiado. Y ese griterío que te tiraba para atrás. Eso era muy fuerte, y yo tenía 19 años. Y recuerdo aterrizar en Chile con mi mánager, que era chilena, Rosa Lagarrigue, y ver el aeropuerto lleno de gente. Le digo “mira cuanta gente hay, ¿a quién estarán esperando?”. “A ti”, me dijo. Yo pensé que eran Los Beatles o que alguien así llegaba. La serie va por ahí, está hecha para la gente y para poder contar todas esas historias de hotel, esa cantidad de soledades que permiten a la serie hacer flashbacks en el tiempo y donde aparecerán cosas que no están en el libro. Yo creo que es bellísima. He colaborado en escribir todo el contenido previo y creo que es una serie muy diferente a todas, muy musical y muy basada en aquellas cosas, como cuando fui por primera vez a la Quinta Vergara con Camilo (Sesto), Julio Iglesias, KC and the Sunshine Band. O cuando llegué al (hotel) O’Higgins y vi en una pantalla de televisión al rey dando su discurso después del Golpe (de Estado de 1981 en España). Yo estaba a miles de kilómetros de casa y la desesperación que hubo fue tremenda. Creo que va a ser un complemento al libro maravilloso, donde habrá también algo que ver con el padre, pero no está basado en eso.

20 de Febrero del 2018/VIÑA DEL MAR El cantante español, Miguel Bosé se presenta, durante la primera noche de la 59 versión del Festival de la Canción de Viña del Mar 2018. En la imagen recibe el premio Artista Icono del Festival. FOTO: RODRIGO SAENZ/AGENCIAUNO

A propósito de Chile, ¿qué pasó realmente entre usted y Michelle Bachelet? ¿Por qué se quebró esa amistad?

Hombre, Michelle Bachelet es un personaje importante en la historia de Chile que yo he apoyado, en campaña, como he apoyado a (Ricardo) Lagos en su momento por mi conexión histórica con el Partido Socialista en España. Pero eso es un recuerdo lejano porque con la política no quiero saber nada. Y cuando digo nada es nada, porque estoy esperando la hora y el momento en que reviente el puñetero sistema entero.

¿Está decepcionado de los políticos?

Es que esa no es la palabra, no hay una palabra en el vocabulario para definir lo que yo siento por el sistema político. Y meto dentro a todos los partidos, no salvo a nadie. Hace algunos años dije hasta aquí con esta farsa, esta corrupción, este engaño, este robo constante, este sometimiento, esta esclavitud que ejercen sobre todos nosotros desde que nacemos por ley marítima. Eso se tiene que acabar ya. Llega un momento en que llega otro, agarra el trono de poder y hace exactamente lo mismo que hacían los anteriores. Cada candidato, del color que sea. Ya no creo en ese sistema, estoy deseando su muerte natural o forzada si es posible, lo antes posible.

¿Con Bachelet qué pasó?

Simplemente ella tenía una función que cubrir, siendo alta comisionada, porque obviamente en Venezuela en ese momento se estaban cometiendo gravísimos delitos de derechos humanos, hace más de una década. Y al momento de las elecciones le pedí que hubiese vigilancia y que se creara una comisión para la vigilancia y la detección de los abusos de los derechos humanos, cosa que no hizo a tiempo. Llegó cuando le dio la gana, llegó tarde y luego hizo una disertación políticamente correcta dejando contento al gobierno de Venezuela. En el fondo, la función para la que estaba llamada no la ejerció. En estos momentos en los cuales todos los países del mundo, a través de este problema, esta dictadura médica, los ciudadanos estamos sometidos a tantas presiones, a tantos intentos de obligación, de mandatoriedad, hay un constante y diario ataque a los derechos humanos, individuales y de la ciudadanía. ¿Qué está haciendo ella? ¿Ha declarado algo? No, porque ella también es parte de este sistema político que tiene que desaparecer.

¿Tiene planes de volver a cantar o se va a dedicar a la escritura?

No, no, (ríe) lo mío es la música. Y de hecho en este periodo de reclusión forzada he estado no solamente escribiendo un libro, sino que he compuesto mucho. Creo que en primavera ataco la grabación y para final del próximo año, cuando esto se calme un poco y remita, habrá gira. Me han secuestrado dos años de mi vida, me han robado mi profesión y estoy furioso, quiero matar. Y me la voy a retomar porque nadie me roba nada sin permiso. Los políticos ya lo hacen pero no estoy dispuesto a que lo haga un bicho. Pero vuelvo, eh, en 2022 llegará la normalidad, esto ya se anuncia. Y ya volveremos, si Dios quiere, a lo de siempre.