A menos de un mes de cumplir dos años en la Presidencia de El Salvador, Nayib Bukele cosecha un sinnúmero de polémicas que incluyen su irrupción en el Legislativo escoltado por las FF.AA. para exigir al pleno aprobar un préstamo o su orden de mezclar en las celdas a los reclusos de las maras. Pero el sábado pasado fue un paso más allá. En el estreno de su partido Nuevas Ideas como mayoría absoluta en el Congreso tras arrasar en los comicios de febrero, destituyó a los cinco magistrados de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la más alta instancia de justicia del país, y luego al titular de la Fiscalía General del Estado.

“Los magistrados han generado, con sus pronunciamientos y con sus sentencias arbitrarias, un fraude a la Constitución”, justificó Bukele. “Estamos limpiando nuestra casa y eso no es de su incumbencia”, lanzó ante las críticas de la comunidad internacional.

Desde entonces los cuestionamientos al mandatario se han intensificado. “Nayib Bukele lo logró: es un autócrata”, escribió el periodista salvadoreño Óscar Martínez en una columna publicada en The New York Times. “¿Nayib Bukele será el próximo autócrata de América Latina?”, se preguntó en otra pieza de opinión del mismo diario el periodista británico Ioan Grillo.

Nayib Bukele durante una reunión con embajadores acreditados en El Salvador en el Palacio Nacional, en San Salvador, el lunes pasado. Foto: AFP

Lejos parecen los tiempos en que el “terremoto” Bukele no solo rompió con los 30 años del bipartidismo que gobernó el país, sino también se catapultó como el mandatario mejor evaluado en la historia democrática del país, con más del 70% de aprobación.

Con apenas 39 años de edad, Nayib Armando Bukele Ortez es hijo de Olga Ortez y Armando Bukele Kattán, un reconocido empresario y doctor en química industrial de origen palestino. De acuerdo al libro biográfico de Alfredo Bukele, primo del papá del mandatario, en 1921 el abuelo de la familia, Humberto Bukele Salmán, viajó junto a sus dos hermanos desde Belén para establecerse en América Latina. Desde ahí, el clan comenzó a generar distintos negocios bajo la Sociedad Colectiva Mercantil H. Bukele e Hijos y Compañía.

Nayib creció en la casa familiar que compartía con sus tres hermanos: Karim, Ibrajím y Yusef. La religión fue parte importante de los primeros años del político, debido a que su padre fue el fundador de la comunidad musulmana en el país. Reconocido imán, promovió la construcción de la primera mezquita de El Salvador.

Los primeros años de educación de Nayib transcurrieron en la Escuela Panamericana, una institución privada de enseñanza bilingüe, en la que conoció a sus amigos Fernando López, hoy ministro de Medio Ambiente, y María Luisa Hayem, ministra de Economía. En el último año de bachillerato Bukele se convirtió en presidente de su curso y en el anuario escolar de 1999 quedó estampada una de las anécdotas del ahora jefe de Estado: se autodefinió bajo su fotografía como “Class Terrorist” (Terrorista de clase) después de que en un regreso de un viaje fue cuestionado por las autoridades por su apellido, lo que coincidió con los atentados contra las embajadas de EE.UU. en Tanzania y Kenia, ocurridos en 1998.

Soldados armados, siguiendo órdenes del Presidente Nayib Bukele, ingresan al Congreso a la llegada de los legisladores, en San Salvador, el 9 de febrero de 2020. Fpto: AP

Uno de los profesores de Nayib Bukele fue Óscar Picardo. “Yo trabajé en el colegio entre 1993 y 1995. Era profesor de Letras y lo conocí cuando estaba en séptimo grado -12 o 13 años-. Era un preadolescente con una personalidad fuerte que lideraba a su grupo de amigos. No tenía un rendimiento académico muy destacable, era un chico promedio. Es una persona bastante astuta, que logró capitalizar el enojo ciudadano con la política tradicional y lo transformó en una opción política sin ideología, uno no sabe si es de derecha o de izquierda. El problema es que va acumulando un nivel tal de poder que puede ser utilizado para bien o para mal”, señala el docente, que ahora se desempeña como investigador universitario, en conversación con La Tercera.

A los 18 años, Nayib Bukele ya dirigía una filial de motos Yamaha, armó una discoteca y lideraba la empresa de publicidad familiar, Obermet. Sin embargo, su padre y su tío tenían una amistad con Schafik y Farid Hándal, ideólogos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Este lazo permitió que Nayib comenzara a manejar las comunicaciones del partido, tarea que se extendió por 12 años. La colaboración llegó cuando el partido había perdido dos elecciones presidenciales frente al partido de derecha Arena, que posicionó a Francisco Flores (1999-2004) y Elías Saca (2004-2009), y que posteriormente volvió al poder de la mano de Mauricio Funes, en 2009.

Nayib Bukele ofrece una conferencia de prensa en un hotel de San Salvador, el 28 de febrero de 2021. Foto: AFP

El mandatario salvadoreño estudió Ciencias Jurídicas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, pero no terminó la carrera. En cambio, en 2012 fue electo alcalde del pequeño municipio de Nuevo Cuscatlán, de menos de 10 mil habitantes. En ese momento, el diario El Español destacó que el edil donaba su sueldo para financiar becas estudiantiles.

Después de la primera victoria electoral, en 2015 postuló en las elecciones municipales por San Salvador, respaldado por una coalición entre el FMLN y el Partido Salvadoreño Progresista. Fue electo con un 48% de los votos. En este período, realizó una remodelación al centro histórico de la ciudad, lo que le valió los aplausos de la ciudadanía y propuso la política de “Una obra por día”.

Esta fue la antesala de su postulación presidencial. Tras ser expulsado del FMLN en 2017 luego de ser acusado de “violentar los principios del partido”, comenzó a formar su conglomerado propio, Nuevas Ideas. Para 2018 y mediante un vivo en Facebook, Bukele informó la inscripción de su candidatura por Gran Alianza por la Unidad Nacional, ya que su partido no recibió las autorizaciones. Finalmente, con un 53% de los votos fue electo el 3 de febrero de 2019, generando sorpresa ante el arribo de un outsider.

Condena internacional

Desde su llegada a la Presidencia, Bukele -que está casado con la psicóloga infantil Gabriela Rodríguez, con quien tiene una hija y además funge como “reclutadora del gabinete social”- utilizó sus redes sociales como el principal instrumento para acercarse a los salvadoreños.

“Bukele está quebrantando las formas para hacer política, se siente arropado por el respaldo popular y esa es la excusa que ocupa para realizar violaciones constitucionales. Hay demasiadas señales de alarma en temas de transparencia, de respeto a DD.HH., de sensibilidad humana básica y graves indicios de corrupción. El gabinete no se caracteriza por tener gente con méritos, sino con lealtad a la voluntad presidencial. Lidera Bukele y después en su círculo íntimo están sus hermanos directos como asesores, cumplen funciones, pero no tienen cargos públicos oficiales. Los adeptos de Bukele son gente necesitada, más aún en pandemia”, señala a La Tercera el periodista salvadoreño Gabriel Labrador.

Según el diario digital El Faro, al menos 14 personas entre familiares, amigos y cercanos cumplen algún rol en el Ejecutivo.

Manifestantes protestan contra la destitución de los jueces de la Corte Suprema y el Fiscal General por parte del Congreso salvadoreño, en San Salvador, el domingo pasado. Foto: Reuters

Durante su primer año de gobierno, Bukele realizó solo tres viajes: China, México y EE.UU. Pero ahora la Casa Blanca se sumó a los reclamos. El último enfrentamiento del mandatario con la comunidad internacional se dio el lunes, cuando citó a los embajadores acreditados para rechazar los reproches contra la destitución de los jueces y del fiscal general. “Están mal informando a sus países” y “se nota que están cargados a un lado”, les reprochó. La reunión fue a puertas cerradas, pero el martes fue transmitida en cadena nacional, lo que causó la molestia de los diplomáticos de Chile y de la Unión Europea (UE) debido a la divulgación del encuentro sin ser informados.

“Al igual que en sus gestiones de alcalde, no se conoce el plan de trabajo del gobierno. Hay mucha comunicación propagandística con respuestas inmediatas, todo con un tono muy publicitario. La información es limitada y sin planes concretos. Tuvo una alineación casi perfecta con Donald Trump y firmó para que El Salvador recibiera solicitantes de asilo como si el país tuviera las condiciones. Bukele tiene problemas con los DD.HH., la democracia, el Estado de Derecho y la libertad de expresión, entonces ha tenido quiebres, ha tendido a acercarse a China”, finaliza la politóloga salvadoreña Karen Fernández.