Patricio Dussaillant: “Republicanos no puede proyectarse como partido único para gobernar”
Asesor cercano de los ganadores en la reciente elección, dice que el triunfo de Kast no es casual, sino una construcción de años. Aquí afirma que ahora el gobierno debe invitarlos a conversar. “En el ambiente de “acordemos una Constitución”, no es bueno ningunear al que tiene un 35%”.
Es el hombre que diseña los mensajes y forma parte del equipo que ayuda a enfocar y estructurar el relato de José Antonio Kast. No tiene militancia activa, pero desde la campaña presidencial anterior viene trabajando con el líder del Partido Republicano. También participó de la franja televisiva para esa colectividad en la última campaña por consejeros constitucionales.
Exdirector de la Fundación Jaime Guzmán, Patricio Dussaillant es experto en comunicación, asesor de empresas y profesor de la Universidad Católica.
Con Kast tienen una amistad de años. Se conocen desde la universidad, luego coincidieron en la UDI y ambos se fueron del partido. La cercanía se mantiene hasta hoy.
Los republicanos lograron 23 de los 51 consejeros que tendrán que redactar la nueva Constitución. Un paso clave para las aspiraciones presidenciales de José Antonio Kast.
Se dice que fueron un tsunami en esta elección. ¿Qué significa ese 35,4% con que ganaron? ¿Qué radiografía tienen?
Lo que hay es una construcción. Kast no partió de la nada. La foto es la primera vuelta presidencial, donde bordeó el 30%. Ese fue un éxito enorme. Por lo tanto, mantener ese piso le ha demandado mucho trabajo. José Antonio ha recorrido el país varias veces. No es que llegó a la segunda vuelta y después se fue para la casa. Su ánimo siempre ha sido el de seguir y esperar la siguiente ola del tsunami.
Pero el 35,4% que alcanzó ahora es más que esa construcción…
Por supuesto. Desde la elección anterior, comunicacionalmente, Kast quedó asociado en la mente de los chilenos con ciertos temas: seguridad, terrorismo, inmigración. Yo también estuve trabajando en la franja de la elección presidencial y hay temas que uno sabe que quedaron impresos desde allí. Sólo había que traerlos al presente. Framing, en términos de teoría de la comunicación.
¿Y dónde pusieron el foco?
Como estrategia comunicacional, decidimos poner el foco en la marca Republicanos. Primero, porque muchos candidatos eran desconocidos. Y segundo, porque todos los otros se pusieron nombres diferentes y la gente se perdió. Aquí se mantuvo la marca.
¿La marca de Kast es muy distinta a la del partido?
Con dos campañas presidenciales en el cuerpo, él ya está más institucionalizado. El partido va más atrás. Pero con la elección de su directiva, se va a ir marcando un tono que debiera empezar a chorrear al partido.
¿Qué es lo más potente de la marca Kast?
Una de sus ventajas -que se traduce a votos- es la consecuencia, la coherencia. La gente dice: “Este señor siempre ha dicho lo mismo. No ha cambiado”. En tiempos de incertidumbre, la gente mira a quien le dé alguna certeza.
¿El partido podría ser su mayor debilidad?
En la medida en que el partido se vaya institucionalizando y tomando el tono de Kast, será una ventaja. Todos los partidos nuevos tienen gente que desentona, porque todavía no está claro cuál es la cultura interna.
Tienen la mayoría. El gran reto de Kast será trabajar para aprobar una Constitución. ¿Muy complejo?
No. Hay que ver lo que está haciendo la Comisión de Expertos. Ahí hay un buen ejemplo de cómo avanzar. Lo importante es aunar voluntades para sacar un texto que idealmente se apruebe. Para eso habrá que ceder. Después se someterá a plebiscito y los chilenos dirán si les gusta o no.
¿Y si se rechaza?
No hay nada dramático si se rechazara. La vez anterior se estableció un cronograma que después no se cumplió. El artículo decía que si se rechazaba, se seguía con la Constitución actual y se modificaba en el Congreso. Hasta se habían bajado los quórums. No se cumplió. Pero ahora si se rechaza, volverá al Congreso y allí se reformará. Ánimos de reformar hay en todos los sectores.
Pero aquí Kast se juega algo más que un texto constitucional. Está la presidencial.
Para efectos futuros, sería muy bueno aprobarla. También para Boric sería bueno dejar una Constitución firmada por él. Sería un gran legado. Veo difícil que tenga otros. Pero independientemente de eso, ir a un tercer proceso constitucional sería una locura. Es ahora o nunca. Después entramos en el ciclo de las elecciones municipales y presidenciales.
¿Cómo es la etapa que viene?
Hay dos etapas en paralelo. El gobierno tiene que seguir gobernando y la oposición debe seguir con su trabajo legislativo. Y la tarea constitucional va por otro carril.
Me refiero al rol del Partido Republicano frente a las otras fuerzas políticas…
Hay conversaciones que se tienen que abrir, pero tienen que ser institucionales. Hasta ahora el gobierno sólo ha dialogado con Chile Vamos. Me parece que va a tener que abrirse a hablar con republicanos también.
¿Qué amenazas ven ustedes hoy? Ya no tienen la amenaza de Chile Vamos.
Republicanos no puede proyectarse como partido único para gobernar. Chile Vamos puede no ser una amenaza electoral, pero sería un complemento para gobernar el día de mañana. Es un poco parecido a lo que pasó con el Frente Amplio. Solos era imposible. Necesitaban agregar gente para poder cumplir con todos los cargos.
Varios analistas dicen que ustedes son espejo de lo que pasó entre el FA y la Concertación. Ustedes adelantaron a RN y la UDI por la derecha. ¿A eso se refiere?
Republicanos no tiene nada que ver con el fenómeno del Frente Amplio. Algunos hablan del “espejo”. No lo creo. El Frente Amplio es parecido al Podemos en España.
¿Y ustedes a Vox en España?
No. El estilo y el discurso de Vox no tienen nada que ver con el estilo de José Antonio. Son caricaturas que buscan encasillar. Como cuando dicen: “Es que son igual que Trump”. No veo ninguna semejanza con Trump ni Bolsonaro ni Vox. Son situaciones enteramente diferentes.
Pero sí son una derecha distinta a la que encarna Chile Vamos.
Si se leen las declaraciones de principios de los partidos de la derecha, son súper parecidas. Prácticamente, es casi lo mismo. A lo mejor hay una diferencia de estilos.
¿Por ejemplo?
Una diferencia es que el Partido Republicano siguió haciendo un trabajo que la UDI dejó de hacer en los sectores populares.
Si fuesen tan parecidos, no se entiende que algunos republicanos hayan tratado a Javier Macaya de “traidor” por firmar un acuerdo para mantener el proceso constitucional…
No fue ninguna autoridad del partido. En política está lleno de gente que habla… Mira lo que ha pasado con el Team Patriota. En las redes sociales están haciendo pedazos a Kast por la entrevista en La Tercera del domingo pasado. Le dicen que es un traidor por empujar la nueva Constitución. Pero como decía el Quijote: “Deja que ladren, Sancho, porque es señal de que avanzamos”. Esos extremos van a existir siempre.
¿Voto de castigo?
¿El centro quedó desfondado en esta elección?
Creo que el punto es otro. En los análisis que hicimos para definir la estrategia de campaña nos preguntamos ¿qué está pasando realmente en el país? ¿Qué está sintiendo la gente? De ahí nacen los conceptos de reconstruir, de refrescar la política, de recuperar la calle, el barrio. Desmenuzamos el fenómeno del malestar que se expresó en el estallido social.
¿Sigue vivo ese malestar?
Como reconoció Kathya Araujo: el malestar todavía está ahí. Nosotros recogimos el tema para efectos de la campaña. En la franja planteamos los temas que están en el malestar de la gente. Por ejemplo, la inseguridad, pero no solamente por la crisis de violencia o económica. Hicimos un capítulo sobre la Salud, otro sobre la Educación. La gente nos decía: “Todos queremos que nuestros niños tengan más educación que uno”. Bueno, eso causa mucha frustración.
En los análisis se dice que la enorme votación de Kast no es del todo propia. Que hay voto de castigo al gobierno; personas desafectadas con la política. ¿Cómo van a fidelizar a votantes tan líquidos?
La liquidez es un fenómeno mundial. Estamos en una sociedad en que la gente fluye, en que los referentes cambian. Efectivamente, hoy la gente vota mucho más por personas que por ideas. No vota por programas.
¿No?
No. Eso de que “me eligieron por un programa”, ya no va. La gente no lee los programas. En un mundo de desconfianza absoluta, elige al que le da más confianza, más certezas. En un porcentaje, eso vieron en Kast.
¿Hay también un voto de protesta al gobierno? O sea, más que votar por Kast lo hicieron en contra de Boric.
De todas maneras. Hay una desilusión. Una frustración de expectativas. Pero también hay un voto de seguridad, de inmigración, de terrorismo. Hay otro voto de malestar por la salud, por la educación. De gente que dice: “No me han arreglado estos problemas que les dijimos en octubre del 2019″. Es una suma de razones. Hasta lo del tobogán pudo haber influido en un voto de último minuto.
¿En serio?
O sea, cuando yo soy un Presidente al que están cuestionando por ser muy joven y no tener experiencia, no me puedo tirar por un tobogán.
¿Y si fuera un señor de edad, con una imagen de serio, ahí sí?
A ver: si Lagos se tira por el tobogán, habría sido una humorada. Con Boric no. Él necesita vestirse de grande. Pero con eso reafirmó una sensación de algunos votantes de que “parece que elegimos a alguien demasiado joven”. Él sabe que hoy en día todo el mundo graba. Y si estás en un lugar público tienes que hacer cosas que reafirmen lo que has querido transmitir en el último tiempo. Porque esa es la estrategia que ha querido instalar el gobierno.
¿Realmente eso pudo influir en la derrota del oficialismo?
…Dos días antes de la elección, pasó lo del tobogán y se plagó de memes. Perfectamente, eso puede haber influido en el último minuto. También había mucha gente, y es lo que muestran los nulos, que no sabía por quién votar y tomaron la decisión estando en la fila.
Eso hace más frágil la posición de Kast, ¿no?
Sobre lo mucho que ha ido construyendo, no es tan frágil. Kast quedó en una mejor posición que todos los demás.
Me refiero a que no tiene un voto fiel.
Hay un porcentaje que nunca va a ser fiel.
¿Será la mitad?
Puede ser. Yo creo que es el porcentaje que alcanzó en la primera vuelta de la última elección presidencial. Ahora hay que fidelizar y trabajar.
¿Y cómo se logra fidelizar votos tan sueltos?
Un factor importante a tener en cuenta es que los otros perdieron por falta de conexión. Aquí se trabajó para entender de verdad en qué parada estaban los chilenos. Esa conexión hay que mantenerla. Y eso es calle.
Nosotros decíamos que con ocho o 10 consejeros tendríamos un resultado increíble. En la franja apostamos por llevar a los 12 mejor posicionados. Pero José Antonio Kast empezó a recorrer el país y al volver de los viajes nos dijo: “La sensación de la calle es enteramente distinta que en la presidencial. La gente me saluda, me grita a favor. Esta cuestión va mejor de lo que estamos pensando”.
¿Kast les reportó que venían con el viento a favor?
Exacto. Entonces, empezamos a grabar a seis candidatos más en la franja. Las encuestas comenzaron a decir que podíamos llegar a 17 o 18 consejeros. Lograr 23 era impensable. Nadie se puso en ese escenario.
¿Difícil administrar ese triunfo?
Si uno estuviera en la parada de la ambición de poder y de la soberbia, sería difícil. Pero estamos en la parada de que la gente nos contrató para hacer una tarea. Vamos a hacer todo lo posible para cumplir bien. Pero hay que hacerlo desde desde la humildad. No creerse el cuento.
Los 50 años
En medio del nuevo proceso constituyente será la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado. ¿Se están preparando para enfrentar ese momento? ¿Con qué relato?
Hemos conversado sobre eso.
¿Podría afectarles?
Depende de cómo se baje el gobierno y de cuál sea su postura.
A ver…
El gobierno tiene una estructura de relato que le salió muy fácil en los incendios del verano. El Golpe también se le presta para hablar de buenos y malos, de víctimas-victimarios. Pero no sé si en el ambiente de “acordemos una Constitución” es bueno ningunear al que tiene un 35%.
¿Y cree que eso puede pasar?
Antes del resultado electoral, pudo haber sido una buena estrategia instalar el eje de buenos y malos. Los 50 años del Golpe eran perfecto para eso. Pero sería una mala estrategia comunicacional salir a decir: “Estos son antidemocráticos, son extremos”, justo cuando necesitamos sentarnos y conversar. Me imagino que el relato que ellos tenían pensado era extremarlo, pero no sé si el ambiente en el país está para eso.
Inexorablemente va a aparecer. Dirigentes de la UDI se han alejado del pinochetismo. Ahora podría recaer sobre Kast y republicanos.
Pueden buscar instalarlo como una etiqueta. Pero el electorado está absolutamente despolitizado. Para muchos el tema de los 50 años ya es historia. Es como la guerra civil con Balmaceda: 50 años después ya no se hablaba del tema. No sé si ahora el tema flota tanto. Quizá flota en una élite. Pero uno sale un poquito de la élite y la polarización no existe. Las preocupaciones de la gente son absolutamente otras.
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