Gabriel Boric estaba en uno de los lugares más simbólicos de su visita a Buenos Aires, la Escuela de Mecánica de la Armada, el mayor centro de torturas y exterminio de la dictadura argentina, hoy convertido en Museo de la Memoria. Sin embargo, en su punto de prensa apareció un tema muy distinto. Se le preguntó por una acusación realizada por Karina Oliva -en un escrito presentado en el tribunal supremo de su expartido Comunes- donde revela que durante su campaña a gobernadora en 2021 le pidieron incluir en su rendición facturas de la campaña de primarias presidenciales de ese mismo año. Muchos interpretaron que la hoy cuestionada dirigenta apuntaba al Presidente.
“No tengo noticias de aquello”, respondió Boric tras tomar un sorbo de agua de una copa. “He sido muy claro que el financiamiento de campañas tiene que ser transparente, regular y no puede haber espacio para arbitrariedades. Acá no hay nada que esconder...”, agregó con firmeza.
La denuncia de irregularidades en la rendición de los gastos de la campaña de Oliva ante el Servel (boletas por $ 137 millones a siete asesores y una factura “por pagar” de $ 50 millones por un desayuno) apareció días antes de la elección presidencial e hizo que Boric le quitara públicamente su respaldo. La entonces candidata a senadora de Comunes que aparecía como la favorita en la Región Metropolitana volvía a perder una elección en los descuentos.
Esta semana, cuatro meses después, el tema irrumpió otra vez en el círculo cercano a Boric. Fue el propio ministro Giorgio Jackson quien a través de sus nexos con Comunes, se interiorizó del tema.
Cercanos a Oliva transmitieron al gobierno que su escrito apuntaba contra la diputada Rojas (a quien sindica como una de las autoras de una operación en su contra) y que no existía ninguna intención de involucrar al Presidente. Más aún, agregan las fuentes, cuando la Corte de Apelaciones acaba de admitir un recurso de protección presentado por los dirigentes expulsados del partido.
Fue el abogado de Oliva, Juan Carlos Manríquez, quien salió a desmentir las versiones que indicaban que su clienta había presentado una declaración judicial, en la cual deslizaba que fondos de su campaña habrían ido a la candidatura a primarias de Boric.
No obstante, el episodio encendió alertas en La Moneda.
El financiamiento irregular de la política es un tema “moral” muy sensible para el Frente Amplio, afirma Carlos Correa, exdirector de la Secom en el segundo gobierno de Michelle Bachelet. “Ellos se plantearon como una alternativa distinta a la política tradicional y cuando las expectativas son más altas, el daño comunicacional por un hipotético escándalo de ese tipo, es mucho mayor”, advierte.
Lo mismo opina el analista político Max Colodro: “Para la generación que recién se instala en el gobierno, cualquier antecedente sobre eventuales irregularidades, abusos de poder o privilegios indebidos, la daña de modo especial. Para aquellos que han hecho de la probidad un canon ético intransable, no poder predicar con el ejemplo es siempre muy dañino y complicado”.
El reflote del caso Oliva se sumó esta semana a otras polémicas por designaciones en el gobierno de parientes de la diputada Claudia Mix, entre ellas, su pareja, Gerardo Flores, como seremi de Deportes en la VI Región, y de su hermana, Patricia Mix, como seremi de Cultura en Valparaíso.
El difícil match entre Izquierda Autónoma y Poder
Sus propios militantes coinciden que el origen de gran parte de los problemas que ha tenido Comunes en sus tres años vida, está en su formación. En 2019 la tienda nace tras la unión entre dos fuerzas con historias muy distintas -Izquierda Autónoma y Poder- que se necesitaban mutuamente para alcanzar puestos de poder (ver infografía en la edición papel).
El primer grupo venía de las principales universidades y aportaban el sello intelectual y teórico. Ahí estaban los exdirigentes estudiantiles Andrés Fielbaum, Javiera Toro, Víctor Orellana, Sebastián Aylwin, Giorgio Boccardo, Valentina Saavedra y Francisco Figueroa, entre otros, quienes años antes habían logrado la salida de Boric de la IA.
Su contraparte –Poder- llegaba con un arduo trabajo en la periferia de Santiago y ponían “la calle”. Liderados por Jorge Ramírez (expareja de Oliva y padre de su hija) habían logrado un rápido crecimiento convocando a diversos grupos sociales que navegaban a la deriva y utilizando técnicas de adoctrinamiento aprendidas in situ en encuentros con el MAS de Evo Morales, Podemos, de España y La Cámpora kirchnerista. También habían acogido a exmilitantes desilusionados -y también expulsados- de partidos de la Concertación.
“Había desconfianza y lucha de clases. Nosotros éramos los cuicos de Las Condes, Providencia y Ñuñoa”, recuerda un militante de IA, quien hoy está en La Moneda.
Como sabían que el match no sería fácil, se dieron seis meses de negociaciones y seis meses de trabajo en conjunto, hasta llegar a la mañana del domingo 20 de enero de 2019, cuando se lanzó con bombos y platillos (literalmente) Comunes. Al acto en el Teatro Azares -en el barrio Brasil- asistieron los presidentes del PS, Álvaro Elizalde, y del PC, Guillermo Teillier, y la excandidata presidencial Beatriz Sánchez.
En su discurso, la flamante presidenta, Javiera Toro (IA), se adelantó a lo que ocurrió dos años después (con Boric). “Hacemos un llamado a todas las izquierdas a construir una alianza social y política. Creemos que esa es la forma de construir una oposición efectiva al gobierno (de Piñera) y al avance de la derecha”, dijo esa calurosa mañana.
Pero como era esperable, al pasar el año acordado, Poder Ciudadano tomó el control total del partido en vísperas de un año electoral clave. “No vamos a estar disponibles para acuerdos a puertas cerradas y con la política tradicional”, advirtió el 25 de julio de 2020 su nuevo timonel, Jorge Ramírez, marcando la línea de lo que sería su postura contraria a pactar con la ex Concertación y que sepultó las primarias conjuntas.
Pero el gran gol de la dupla Ramírez-Oliva se produjo el 29 de noviembre de ese año, cuando la dirigenta ganó las primarias del FA para la gobernación metropolitana, dejando en el camino a Sebastián Depolo (RD) y a María José Cumplido (PL). Luego de estar a punto de ganar a Claudio Orrego (DC) obteniendo 704.227 votos.
Pero a diferencia de lo que se podría pensar, el vertiginoso ascenso de la carismática dirigenta feminista desencadenó en Comunes peleas, traiciones y líos de platas, que terminaron con el reportaje de Ciper que denunciaba financiamiento irregular de su primera campaña. En horas el caso pasó a la fiscalía que ordenó un polémico allanamiento del Gope a la sede del partido.
“El triunfó en primarias de Karina vino a confirmar la tesis del desborde, eso es lo desordena todo”, señala hoy Ramírez.
Elecciones internas y el fantasma de Jadue
A pesar de todos estos líos internos, Comunes hoy es la tercera fuerza del FA -detrás de RD y Convergencia Social- con 13 mil militantes y tres parlamentarias (Mix, Rojas y Emilia Schneider). Está presente en el gabinete de Boric con Javiera Toro, en Bienes Nacionales) y en dos subsecretarías: Giorgio Boccardo, en Trabajo, y Haydée Oberreuter, en Derechos Humanos, quien es independiente pero cercana al partido. Esto, además de su estructura en casi todas las regiones, convierten a Comunes en una fuerza muy apetecida. Y así como la facción liderada por Mix y Rojas logró sacar al “olivismo” instalando una directiva interina presidida por la concejal por Maipú, Ka Quiroz, muchos creen que con la misma facilidad otro líder podría arrebatarle las riendas.
El 8 de mayo hay elecciones internas y compiten dos listas: “Unidxs” encabezada por el sociólogo y exdirigente estudiantil Marco Velarde, quien representa la continuidad de la actual mesa, y “En la calle somos más” liderada por el alcalde de Macul, Gonzalo Montoya (42), quien representa a la actual oposición y es apoyado por el “olivismo”.
Pero antes que el miércoles partiera la campaña ya se produjeron las primeras escaramuzas.
El domingo pasado Montoya lanzó su candidatura en un acto en el teatro de la Corporación Municipal de Cultura de Recoleta, donde participó activamente Daniel Jadue. Un video -grabado con un celular- donde aparece el edil comunista saludando uno por uno a los partidarios de Montoya circuló esta semana en sectores del FA.
El edil de Macul (quien había competido antes en la lista del PRO de ME-O y que fichó por Comunes a mediados de 2021) cuenta que él arrendó el teatro y que son muy amigos con Jadue. Consultado por su plan para Comunes, dice que es ayudar a cumplir el programa de Boric e impulsar políticas públicas desde los territorios: “Falta escuchar más a la ciudadanía, sus dolores, sus necesidades, me motiva hacerlo desde un partido, que hoy están muy cuestionados”.
Velarde, en tanto, evita referirse a la relación de Jadue con su contrincante, pero sí afirma que Montoya es el candidato del grupo del “olivismo”, al que acusa de malas prácticas y faltas a la probidad que le hicieron mucho daño al partido en un momento estelar del FA. “Hacemos una autocrítica por haber permitido un manejo discrecional de los recursos del partido. Por eso proponemos refundar Comunes e implementar normas de transparencia, democratización y descentralizada en el manejo de los recursos”, señala.
La amistad de los alcaldes capitalinos, sumado a la estrecha relación de Oliva con Jadue (que se hizo pública en la campaña de primarias presidenciales), ha provocado suspicacias en el actual oficialismo de Comunes, quienes han comentado a sectores del Frente Amplio y del gobierno el acercamiento del expresidenciable comunista a la colectividad.