Putin sofoca inédita rebelión protagonizada por aliado y líder mercenario devenido en “traidor”
Cuando las tropas del Grupo Wagner se encontraban a pocos kilómetros al sur de Moscú, Yevgeny Prigozhin anunció la paralización del avance de sus columnas militares tras la mediación del Presidente bielorruso, Alexander Lukashenko. Por ahora, el líder del Kremlin logró apaciguar a su poderoso otrora chef, quien partirá a Minsk sin un caso penal a cuestas.
“Esto simplemente no sucede en la Rusia de Vladimir Putin. Especialmente en público”, escribía ayer Nick Paton Walsh, corresponsal jefe de Seguridad Internacional de CNN, tras la inédita rebelión liderada por Yevgeny Prigozhin, el otrora chef del presidente ruso devenido hoy en poderoso líder del ejército privado de mercenarios Grupo Wagner. Y es que la sublevación de Prigozhin contra Putin suponía “la amenaza más grave a su control del poder en los 23 años que ha dirigido el Estado nuclear”, destacó Paton Walsh. Por ello, el líder del Kremlin no dudó en ofrecer un discurso televisado a la nación, donde calificó el levantamiento de “traición”. “Todos los que prepararon la rebelión sufrirán el castigo inevitable”, advirtió.
Pero el conflicto desescaló tan pronto como empezó. Cuando un convoy de combatientes amotinados de Wagner se acercaba por carretera a las afueras de Moscú con unos 5.000 hombres encabezados por el comandante Dmitry Utkin, Prigozhin anunció la paralización del avance de sus columnas militares hacia la capital rusa en la denominada Marcha de la Justicia tras la mediación del Presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
“Iban a desmantelar PMC Wagner. Salimos el 23 de junio en la Marcha de la Justicia. Ese día avanzamos hasta estar a casi 200 kilómetros de Moscú. En ese tiempo no hemos derramado ni una sola gota de sangre de nuestros combatientes”, relató Prigozhin en un mensaje de audio difundido en Telegram. “Ahora ha llegado el momento en que se podría derramar sangre rusa. Por eso comprendemos la responsabilidad este derramamiento de sangre rusa de una de las partes y vamos a dar marcha atrás a nuestros convoyes y a regresar a los campamentos según el plan”, añadió, en alusión a sus instalaciones en Ucrania, donde combaten junto a las tropas rusas.
Prigozhin aceptó una propuesta para detener su avance hacia Moscú de Lukashenko, quien había recibido previamente autorización de Putin para emprender esta mediación. Ambos gobernantes habían mantenido por la mañana una conversación para “abordar la situación en el sur de Rusia” tras la irrupción de Wagner en la ciudad de Rostov del Don (sede del mando militar ruso para el sur) y “los dos presidentes acordaron adoptar medidas conjuntas”. Más tarde el propio Lukashenko “de acuerdo con el Presidente de Rusia mantuvo conversaciones con el líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin” y se desarrollaron una serie de contactos y negociaciones a lo largo del día.
Según The New York Times, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció que se retiraría el caso penal contra Prigozhin, quien irá a Bielorrusia. En tanto, los combatientes de Wagner que se rebelaron con él no serán procesados por la ley dado su “servicio en el frente”. Los mercenarios que no participaron en el motín pueden firmar contratos con el Ministerio de Defensa ruso, dijo.
En una muestra de la tensión vivida ayer, Moscú había erigido retenes con vehículos blindados y tropas en su borde sur, además de clausurar la Plaza Roja, a medida que la capital rusa se aprestaba para el posible arribo del ejército privado. El alcalde Sergey Sobyanin pidió a los residentes de la ciudad que se abstuvieran de usar sus automóviles en medio de la llamada operación antiterrorista en la capital y la región circundante que las autoridades introdujeron durante la jornada. También declaró el lunes día no laborable para la mayoría de las personas, con excepción de los servidores públicos y empleados de algunas empresas industriales.
Tras el anuncio del repliegue de sus tropas, Prigozhin no dijo si el Kremlin respondió a su demanda de expulsar al ministro de Defensa, Sergei Shoigu. El levantamiento ordenado por el jefe de Wagner se produjo tras denunciar la supuesta muerte de 2.000 de sus mercenarios en un ataque del propio Ejército ruso, que el Ministerio de Defensa, enfrentado desde hace meses al líder del ejército privado, ha desmentido categóricamente.
Putin recurrió el año pasado en busca de ayuda a Prigozhin, quien consiguió victorias en Ucrania y arremetió duramente contra los líderes militares rusos, acusándolos de incompetencia y de socavar a sus combatientes. En los últimos meses, culpó a los generales rusos de no suministrar munición suficiente a sus fuerzas y de ignorar las luchas de los soldados.
“Quizás Prigozhin soñó que podía empujar a Putin a un cambio en la cúspide de un Ministerio de Defensa que el jefe de Wagner ha criticado públicamente durante meses. Pero el discurso de Putin el sábado por la mañana ha erradicado esa perspectiva. Esta es ahora una elección existencial para la élite de Rusia: entre el régimen vacilante del presidente y el oscuro y mercenario Frankenstein que creó para hacer su trabajo sucio, que se ha vuelto contra sus amos”, comentó Paton Walsh.
Rumbo de la guerra
Según el corresponsal de CNN, “es probable que Ucrania esté celebrando el momento desastroso de esta insurrección dentro de las filas de Rusia. Es probable que altere el curso de la guerra a favor de Kiev”.
De hecho, el Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, dijo ayer en su canal de Telegram que es evidente que Rusia sufre una “debilidad a gran escala” luego que Prigozhin lanzara la ahora detenida rebelión armada. “Y cuánto más tiempo mantenga Rusia a sus tropas y mercenarios en nuestra tierra, más caos, dolor y problemas tendrá que pasar más tarde. Esto también es obvio”, añadió.
Según las agencias de noticias ucranianas, Kiev liberó territorios cerca de la ciudad de Krasnohorivka en la región de Donetsk, que han estado ocupados por separatistas prorrusos desde 2014, durante el motín de Wagner en Rusia. “El movimiento de nuestras fuerzas continúa”, escribió Oleksandr Tarnavsky, comandante de la agrupación estratégica operativa Tavria, en Telegram ayer. “Hay logros y progresos tangibles”.
“La crisis muestra que las esperanzas de parte de la élite rusa de que una guerra más prolongada podría ser beneficiosa para el país son una peligrosa ilusión. Prolongar el conflicto conlleva enormes riesgos políticos internos”, comentó Ruslan Pukhov, director del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías de Moscú, uno de los analistas militares más respetados de Rusia, en declaraciones al diario Folha de Sao Paulo.
Para Sam Greene, profesor de política rusa en el King’s College de Londres, “esto aún no ha terminado”. “No estoy sugiriendo que Prigozhin vuelva a intentarlo. Pero mi fuerte sensación es que los desafíos de Putin apenas están comenzando”, escribió en Twitter.
“Es imposible imaginar que el régimen de Putin alguna vez volverá a sus anteriores niveles de control a partir de este momento. Y es inevitable que se avecinan más turbulencias y cambios”, coincidió Paton Walsh.
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