¿Qué hago si se cae internet?
Es frustrante y nos pone de mal genio. Es entendible. Pero si de repente se llega a caer la bendita señal de internet, antes de desesperarse y llamar a la compañía, es bueno intentar estas alternativas.
Pocas cosas pueden llegar a ser más frustrantes en el acelerado mundo de hoy que quedarse sin una conexión a internet. Especialmente si estamos en nuestros hogares, donde damos por descontado con que el servicio debería ser estable, robusto y que nos permita navegar a la velocidad contratada. Además, a eso sumémosle el auge que ha tenido el teletrabajo y las clases remotas, donde estar conectado hoy es más necesario que nunca. Pero, lo sabemos muy bien, eso no siempre sucede.
Lamentablemente, hay demasiadas ocasiones, originadas por múltiples circunstancias –sin duda no por culpa del usuario–, en que la conexión a internet parpadea en su transmisión o sencillamente se cae. Como si se cortara la luz. O el agua. O el gas. Así de necesario. Y esa espera, hasta lograr ver que el bendito ícono del Wifi vuelve a estar funcionando, puede ser a veces eterna. Para qué decir si estamos en medio de una entrevista por Zoom o alguna plataforma similar.
Según un estudio del Washington Post, las malas conexiones a internet son el problema tech número uno en los Estados Unidos y, de seguro, en la gran mayoría de los países alrededor del mundo. Y llamar por estos días a un técnico no es una solución muy a la mano que digamos.
Pero existen, por supuesto, alternativas para volver a conectarse a internet y seguir en nuestros quehaceres, después de revisar que, efectivamente, el dispositivo ha sido reiniciado y que el que estamos utilizando tiene su conexión a internet activa. Y sin necesidad de comprar nada. Por ahora.
Las alternativas
La más a la mano y útil es compartir internet desde el celular. Hoy, todos los aparatos móviles cuentan con la posibilidad de realizar lo que se llama en inglés tethering, o compartir su conexión a internet vía su plan de datos. Es sencillo: en los ajustes, en el apartado de “Redes e internet”, debiera haber una opción para compartir internet de manera abierta o sólo para ciertos dispositivos. Todo, con seguridad, contraseñas o nada, si se quiere. Esta opción ni siquiera implica conectar cables, aunque la opción de compartir señal vía un cable USB también es posible si lo anterior no logra los objetivos deseados.
A propósito de cables conectados, siempre está la opción de conectar un cable ethernet al puerto en cuestión del dispositivo. Es cierto, cada vez se utilizan menos y muchos computadores modernos ni siquiera integran puertos con esta característica. Pero de seguro hay uno de estos cables dando vueltas por algún clóset o en la caja de cables usados. Si se tiene uno a mano y es posible enchufarlo al router y de ahí al terminal, se puede lograr una victoria infalible y muy segura de reconexión. Porque usualmente el cable conectado siempre va a ser más robusto que una señal Wifi.
Pero antes de llegar a esa alternativa hay que tener claro que las fallas o caídas que puede sufrir internet en nuestro hogar muchas veces se puede deber a la lejanía con el router o conector instalado por nuestro proveedor, que alimenta con señal Wifi el lugar. A veces, acercarse un poco a esa cajita mágica que nos permite navegar por internet puede ser la solución.
Similarmente, el estándar general en las conexiones Wifi caseras es conectarse a través de dos bandas: la de 2.4 GHz, más general y amplia, y la de 5 GHz, más rápida, pero de menor alcance. A veces, cambiando estas opciones dentro de la misma red puede ser una solución.
También existe la nunca bien ponderada alternativa de resetear la cajita aquella o apagarla y volverla a prender después de algunos segundos para restablecer la señal. Puede llegar a ser sorprendente la cantidad de veces que esta maniobra da resultado en momentos de apuro.
De la misma manera, chequear cuántos dispositivos hay conectados simultáneamente puede ser también un factor. Hoy, entre consolas, celulares, televisores y gadgets diversos, la cantidad de dispositivos que necesitan conectarse a internet en las casas se ha multiplicado. Si el momento es crítico, ojalá haya la menor cantidad de aparatos conectados para no saturar la red. Especialmente en las horas punta, donde la demanda se hace aún más evidente.
Otras alternativas (de pago)
Por otro lado, hay opciones más seguras, pero que ya involucran meterse la mano al bolsillo. Una de ellas es comprar un router más potente que el entregado por el proveedor. Pero una alternativa más a mano, no tan cara y acaso segura, es comprar repetidores de la señal de origen. Esto va a significar que el repetidor, ubicado en algún lugar clave donde internet no llega o lo hace débilmente, va a amplificar la señal para que tenga un alcance mucho mayor y óptimo. En el mercado existen múltiples alternativas de repetidores que son bastante sencillos de instalar.
Existen otras tácticas menos conocidas, pero también más onerosas, como los sistemas wifi mesh, que justamente funcionan con la base de un router y una grilla compuesta por diversos puntos de acceso que se comunican entre sí para conformar una red única para múltiples usuarios. Generalmente, estos sistemas son los que se encuentran en lugares públicos como restaurantes o centros comerciales.
Otra alternativa dentro de este apartado es ver la posibilidad de acceder a la posibilidad de que Wifi llegue por fibra óptica, lo que conlleva mayores velocidades de transmisión y poco a poco más sectores del país están teniendo acceso a esta tecnología.
Y si finalmente hay dudas respecto de la velocidad con la cual estamos navegando, siempre está la opción de verificar lo anterior utilizando páginas de prueba como SpeedTest o Fast.
Ahora, si nada de lo anterior logra resolver el problema, no queda otra que llamar a la compañía (muchas veces el reseteo remoto por parte del proveedor puede ayudar a solucionar la caída) o, sencillamente, cambiarse.
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