¿Qué pasó con Lucía Dammert? La historia tras la salida de la jefa de asesores de Boric
Puertas afuera de La Moneda, su partida fue intempestiva. Pero puertas adentro, fue poco lo que sorprendió. Una relación desgastada con el resto del círculo de hierro presidencial y la presión de RD para poner a uno de los suyos en ese puesto terminaron por sacarla. A sus cercanos, la socióloga les ha dicho que fue víctima de una operación política
Hasta las 14 horas del miércoles 14 de septiembre, Lucía Dammert era la jefa de asesores del Presidente Gabriel Boric y viajaría a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, como parte de la delegación presidencial. Pero en la tarde de ese día se enteró de una nota de La Tercera que aceleraría los planes que la socióloga y su jefe, el Presidente, ya habían determinado: a la vuelta del viaje, Dammert dejaría su cargo.
“No sería raro (que Dammert) asumiera otro rol en el corto plazo ‘para este segundo tiempo”, comentaba un ministro en off the record, en la nota titulada “Movimiento de alfiles en La Moneda: en qué pie llega Miguel Crispi al Segundo Piso y el repliegue de Dammert”. La frase descolocó a la exjefa de asesores.
A primera hora del día siguiente, Dammert llegó a La Moneda a oficializar su salida. Desconcertada, entró a la oficina del Presidente -justo cuando Gabriel Boric estaba reunido con la canciller, Antonia Urrejola, para intentar apagar el incendio que armó por no aceptar las cartas credenciales del embajador de Israel- y le presentó su renuncia. Como efecto inmediato, Lucía Dammert se bajaba del viaje a Nueva York en el que inicialmente había pedido extender su estadía para realizar labores de asesora.
La filtración, según cuentan en el entorno de Dammert, le afectó por dos motivos: lo primero, porque no le pareció la forma anónima en que los integrantes del gabinete se referían a ella en los medios, y lo segundo, porque daba a conocer una decisión que efectivamente ya estaba tomada, pero que se había postergado para después de la ONU. Y, pese a que la socióloga se hizo cargo de gran parte de la coordinación de la agenda del viaje a Estados Unidos, le habría explicado al Mandatario que no quería que la gente comenzara a decir que iba a pasear a la gira.
En La Moneda el tema de la renuncia ha sido tratado con hermetismo. Y a los partidos del oficialismo tampoco se les ha entregado mayor explicación. Un antiguo socialista dice: “A buen entendedor, pocas palabras. Ella estaba pedida hace tiempo, y la presión de Revolución Democrática para que Miguel Crispi asumiera el cargo fue superior”.
Aunque Dammert logró tener influencia en las decisiones del Mandatario en el inicio de la gestión y se mantuvo como una de sus importantes orejeras, la relación que entabló con Boric no logró extenderla a los demás integrantes del equipo de Presidencia. A seis meses de asumir, sus relaciones en La Moneda ya estaban desgastadas; quizás la más importante es la sintonía que no tuvo con el jefe de gabinete, Matías Meza-Lopehandía, cuya disputa por la influencia en el Presidente era evidente para el resto de los habitantes de ese sector de La Moneda. Por eso fue que su salida no llamó demasiado la atención de los integrantes del Segundo Piso.
La conversación
El cambio de gabinete del 6 de septiembre selló las cosas. Días después de este, Dammert y Boric tuvieron una conversación profunda. En ella, el Presidente le dijo que era hora de reenfocar el diseño original del Segundo Piso para darle un manejo y un carácter más político. Dammert, entendiendo que ese no era su perfil, asumió lo que su jefe quería decirle y puso el cargo a disposición. Para entonces, el Presidente ya trabajaba en un nuevo diseño del Segundo Piso en el que se incluía al exsubsecretario Miguel Crispi (RD) en un rol de liderazgo. El exdiputado había salido de la Subsecretaría de Desarrollo Regional en el último cambio de gabinete para que su lugar quedara en manos del PC Nicolás Cataldo (PC), quien vio frustrado su traspaso a la Subsecretaría de Interior cuando aparecieron sus antiguos tuits contra la policía.
En ese tenso cambio de gabinete, en La Moneda el Presidente y la ministra Camila Vallejo (PC) asumieron la responsabilidad directa del fallido nombramiento de Cataldo, de quien son muy cercanos, y decidieron acomodar las piezas. En esa jugada, fueron varios los que se manifestaron contrarios a mover a Cataldo en la Subdere, entre ellos Lucía Dammert. Pero con una presión del PC importante -tanto que Teillier revelaría después que el Presidente le preguntó cómo podía compensarlo-, la decisión ya estaba tomada. Ahora el lío se trasladaba a RD, quienes, molestos por la salida de Crispi de una poderosa Subdere, iban por la jefatura del Segundo Piso. La razón tenía dos capas: una, que no querían que Crispi estuviera en un cargo secundario en el Segundo Piso, y dos, necesitaban que Crispi tuviera un lugar dentro del comité político, toda vez que su principal figura, Giorgio Jackson, ya no estaría en esa mesa al salir de la Segpres. Y para eso, la jefatura del equipo de asesores era la vía.
Según cuentan en La Moneda, Dammert ha transmitido que fue víctima de una “operación política interna”. Eso sí, la socióloga separa a Boric de la operación que acusa en su contra. Otros cercanos a Dammert apuntan a que los ministros Jackson y Vallejo habrían sido promotores de la idea de darle al Segundo Piso un perfil más político, cambiando el rol de Dammert.
Ese jueves 15, cuando la renuncia ya estaba oficializada, vino un segundo golpe. El medio Interferencia publicaría horas después que la salida de Dammert tenía que ver con que “el FBI pidió su testimonio voluntario en un caso por narcotráfico de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de México”, y que ella ocuparía los últimos días de su estadía en Nueva York para entregar su testimonio. Los datos del reportaje fueron desmentidos tajantemente por Dammert a través de Twitter, y por la Cancillería y la Presidencia mediante comunicados oficiales.
“El gobierno de Chile ha consultado al gobierno de Estados Unidos, por medios oficiales, respecto de la veracidad de los hechos descritos en la publicación del medio de comunicación Interferencia (...) Luego de recibir respuesta al mencionado requerimiento, el gobierno de Chile confirma que dicha información es falsa”, declaró el Ejecutivo este miércoles a las 12.46.
Dammert, por su parte, no dará entrevistas ni declaraciones a medios hasta que defina el camino legal que ocupará. En su entorno aseguran que la publicación le afectó de manera particular, porque más allá de diferencias evidentes con algunos actores del gobierno -y de que incluso tiene algunos enemigos internos-, nunca pensó que iba a recibir “ataques y calumnias” como las que le han llegado luego del reportaje.
“La magnitud del daño personal y profesional generado es enorme, por lo que he decidido ejercer las acciones legales necesarias para dejar en evidencia su intencionalidad. Quiero agradecer a quienes me han apoyado en este difícil momento”, publicó la socióloga en su cuenta de Twitter, y hasta el propio Boric la salió a defender.
“Todo mi apoyo y solidaridad a Lucía Dammert frente a la sucia campaña de la que ha sido víctima”, tuiteó desde Estados Unidos.
El “nuevo diseño”
Fue en el primer consejo de gabinete, en la Casona Cañaveral, cuando el Presidente Boric anunció que Lucía Dammert asumiría como su jefa de asesores. Fue el caluroso 28 de enero pasado. La socióloga se había incorporado a la campaña como coordinadora del equipo programático, y había sido clave para la segunda vuelta, cuando los temas de seguridad -expertise de Dammert- eran uno de los flancos principales de Boric.
Ya desde el 11 de marzo, según cuentan en su equipo de asesores, su rol estuvo puesto en asesorar al Presidente en materia internacional -una de las definiciones iniciales del enfoque del Segundo Piso era “encargarse de la imagen internacional del Presidente”-, y trabajar en forma directa con Boric con minutas, discursos, contenidos, coordinación interministerial y en el apoyo diario. “Estaba muy preocupada de apoyarlo en su rutina, su mayor activo era su cercanía al Presidente. Era más como otra jefa de gabinete que una jefa de asesores. Daba la impresión de que no estaba muy claro su rol, porque no tenía mucha relación con los partidos y tampoco participaba en el comité político con ellos”, dice un miembro del equipo que la veía trabajar.
También, Dammert buscó mantenerse alejada desde el principio de temas vinculados al Ministerio del Interior, debido a las diferencias que tenía con el equipo del subsecretario Manuel Monsalve (PS) desde que ella estuvo en el equipo de Mahmud Aleuy (PS) durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Ahí, Dammert generó distancias insalvables y que ni siquiera se trataron de arreglar durante esta gestión.
Pero donde sí influyó en esta pasada fue en Relaciones Exteriores. Su rol, unido al de Carlos Figueroa, quien también está en el Segundo Piso, fue cuestionado desde el principio por la Cancillería. Las diferencias se hicieron explícitas en la Cumbre de las Américas, en junio, cuando el Partido Socialista salió a blindar a la ministra Antonia Urrejola (PS) ante los reclamos internos de la jefa de cartera por la poca autonomía para desempeñarse en el cargo ante la figura de los asesores presidenciales.
Por eso es que ahora en Cancillería, aseguran trabajadores del ministerio, el cambio de foco del Segundo Piso fue visto con alegría, ya que estiman que Crispi se enfocará en el trabajo político y los “dejará hacer”. Y, al parecer, no están equivocados: Miguel Crispi participará hoy de una jornada política con los integrantes de las directivas del Frente Amplio, parlamentarios y ministros, para discutir la contingencia.
Dammert, por su parte, le manifestó a Boric su disposición para mantener el contacto y ayudarlo en lo que fuera necesario. A sus cercanos, eso sí, les avisó que no sigue vinculada a la política.
“Nos dijo que retomará su vida anterior”. Es decir, las asesorías específicas y la academia.
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