Samper sobre Unasur: “Es claro que en la región hay dos conceptos antitéticos de integración”
Una misiva dirigida a todos los gobernantes de la región, excluyendo a Jair Bolsonaro, puso en la mesa la intención de exmandatarios de reactivar la paralizada Unasur. El expresidente de Colombia Ernesto Samper también firmó la carta, y detalló a La Tercera los alcances del eventual regreso del organismo de integración sudamericano.
Apelando a una nueva orgánica interna, a un modelo donde la ideología de la administración de turno no limite la participación del país en el bloque y con un ojo en los aciertos y errores de asociaciones similares en el mundo, es que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) podría volver a activarse.
El lunes pasado, una carta llegó a los escritorios de todos los actuales mandatarios de la región, con la excepción del aún Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. En su reemplazo, la misiva fue entregada al electo Luiz Inácio Lula da Silva, y en su interior, una lista de importantes políticos solicitaba a sus pares reimpulsar Unasur.
Desde Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, hasta José “Pepe” Mujica y Dilma Rousseff, expresidentes, numerosos excancilleres y académicos expresaron su preocupación por “las cuatro mayores amenazas que acechan a la región: cambio climático, pandemias, desigualdades sociales y regresión autoritaria”.
Tras cuatro años de inactividad en la práctica, el organismo regional busca ser reimpulsado apelando a los recientes éxitos dentro del progresismo y la izquierda a nivel de liderazgos nacionales. El posicionamiento de numerosos mandatarios a lo largo de Sudamérica, es la oportunidad perfecta para intentar levantar esta nueva Unasur, aseguraron.
En ese contexto, La Tercera conversó con el expresidente de Colombia Ernesto Samper, quien fue uno de los autores de la carta y que argumentó que la fragmentación fue una de las razones por las que la región sufrió proporcionalmente más que otras, como la Unión Europea.
¿Cuáles serán los primeros pasos concretos que se darán para la eventual reestructuración de Unasur?
Una modificación al tratado constitutivo para introducir figuras que permitan una mayor democratización de mecanismos de integración, como por ejemplo la reglamentación del ejercicio del consenso, el empoderamiento del secretario general y la delegación de la representatividad internacional de Unasur frente a otros mecanismos y frente a otros procesos de integración en el mundo.
Como dice la carta, la elección de líderes progresistas de izquierda en las Américas facilita el regreso del organismo regional. ¿Se ha debatido cómo garantizar su mantenimiento en el tiempo, en caso de que lleguen al poder gobiernos de otros sectores ideológicos?
Es claro que en la región hay dos conceptos antitéticos de integración. Por un lado, está el que podríamos llamar de apuesta hegemónica, que consiste en reforzar los lazos y relaciones con Estados Unidos a través de tratados de libre comercio, los que son tremendamente desestructurantes en cuanto a la integración, porque son tratados bilaterales o inclusive regionales que desconocen los esfuerzos que deben hacer los países para integrarse como una región en sí misma.
Y, por otro lado, está lo que podríamos llamar la visión progresista de la integración, que tiene que ver con la construcción de región. Es decir, crear, construir, sostener y mantener una región a través de facilitar la movilidad, no solamente de los bienes, de los capitales o de los servicios, sino también y especialmente de las personas.
¿Cómo se abordaría esa política concretamente?
Solamente a través de la construcción de una ciudadanía latinoamericana podemos entregarles permanencia a estos mecanismos de integración, agregando a la fórmula de la integración no solo a los actores diplomáticos, sino ampliándola hacia los actores sociales, a los sectores empresariales, etc. Es decir, que compartan las metas de integración no solamente los gobiernos, sino también los actores.
Además de lo manifestado en la carta, ¿qué razones explican la necesidad expuesta para el resurgimiento de Unasur?
Nunca habíamos estado tan desintegrados como lo estamos hoy, y nunca había sido tan importante y necesaria la integración. Y las cifras son dramáticas. El solo hecho de que a pesar de ser nosotros el 8% de la población mundial hayamos tenido el 32% de los fallecimientos por el Covid-19 está indicando que no estábamos preparados para esta avalancha, y una de esas condiciones de no preparación era precisamente que no estábamos integrados.
¿Considera que con un organismo regional funcionando durante la pandemia la situación se hubiera desarrollado de otro modo?
Si hubiéramos tenido unos servicios integrados de salud, si hubiéramos tenido unos Estados fuertes fiscalmente, si hubiéramos desarrollado buenas prácticas sociales que nos unieran, quizás hubiera sido más fácil enfrentar de forma unida los desafíos que planteaba el Covid-19. Al contrario, lo hicimos cada uno por separado, como una especie de espectáculo lamentable de náufragos tratando de sobrevivir.
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