Sebastián Sichel: “Si hay prioridades programáticas firmo un acuerdo con republicanos para ganarle al FA”


SEBASTIAN SICHEL, ALCALDE ELECTO DE ÑUÑOA
SEBASTIAN SICHEL, ALCALDE ELECTO DE ÑUÑOA MARIO TELLEZ / LA TERCERA

El alcalde electo de Ñuñoa sostiene que -pasadas las municipales- el desafío más importante que se abre es asegurar un gobierno distinto al del Frente Amplio y que para ello es indispensable un gran pacto que reúna al centro y la derecha, incluyendo al Partido Republicano. “El costo de la falta de unidad es que gobiernen aquellos que no sólo no saben hacerlo, sino que, además, lo hacen de manera ligera”, sostiene.


La primera reunión de trabajo del alcalde electo de Ñuñoa, Sebastián Sichel, con la actual primera autoridad de la comuna, Emilia Ríos (FA), para el traspaso del municipio, se produjo el jueves 7. “Fue escueta”, comenta Sichel. Quizás un resabio de una de las batallas más disputadas de la última elección municipal y -acaso- la más simbólica, ya que el exabanderado de Chile Vamos arrebató la alcaldía a una de las figuras insignes del partido del Presidente Gabriel Boric.

Hay victorias y victorias y la que usted concretó en Ñuñoa parece particularmente simbólica: el excandidato de Chile Vamos que compite en el reducto del Frente Amplio. ¿Cómo la interpreta?

En lo personal, nunca me han gustado las elecciones fáciles. Decidí ir a una comuna que nadie daba por ganada y, por lo tanto, sabía que era una batalla difícil, pero tenía algo simbólico, porque creo que en el mundo de Chile Vamos, en el mundo también liberal, hay una batalla cultural que darle al mundo del Frente Amplio respecto a cómo representar la modernidad. El triunfo tuvo que ver con un fenómeno mundial, cómo una izquierda un poco frívola se olvidó de temas esenciales como la pobreza, la precariedad de la clase media, la debilidad en materia de seguridad.

Fue una victoria estrecha, lo que implica que probablemente la suya va a ser también una gestión exigida...

Esta victoria también permitió hacer un concejo que le diera gobernabilidad a la comuna, que también fue para mí un minuto muy bonito darme cuenta de que también iba a ser viable el proyecto, no sólo porque ganaba yo, sino que también ganábamos el concejo. El desafío es hacer que muchos votantes del Frente Amplio se sientan interpretados por lo que nosotros hacemos y se sientan incorporados a la gestión. Esta visión lo que busca es integrar y no desintegrar, y eso para mí es una forma de ver la política también. Hay que cruzar todos los puentes posibles.

La oposición avanzó bastante en estas elecciones, pero la falta de unidad les pasó la cuenta en varios municipios. ¿Es de los que creen en la factibilidad de un acuerdo con los republicanos para los desafíos electorales que vienen?

Hay un desafío grande de asegurar un gobierno distinto al Frente Amplio en el futuro. Ese es el desafío número uno en Chile, porque lo que a mí me mostró Ñuñoa es que no solo les falta experiencia para gobernar, sino que hacen muy malos gobiernos. La situación económica hoy día o el crecimiento cero, la irresponsabilidad fiscal con que han administrado el presupuesto, para no poner solo el caso de Monsalve, que es como el paradigma de las cosas mal hechas, me han ratificado que el costo de la falta de unidad es que gobiernen aquellos que no solo no saben gobernar, sino que lo hacen de manera ligera. Esto no significa necesariamente un pacto electoral, sino que significa una mirada programática común respecto a lo que viene. Y cada uno podrá desarrollar su estrategia electoral como lo estime. Creo que José Antonio Kast debiera participar en primarias con Chile Vamos. Sé que él no quiere, pero creo que la caída electoral del Partido Republicano debería darles una lección de cómo se castiga a aquellos que siempre van por el camino propio. Más que buscar acuerdos con ellos, creo que el Partido Republicano debería definir cuál es su objetivo, si es simplemente su proyecto de partido o más bien pretende asegurarle bienestar al país. En esa lógica, no solo Chile Vamos, sino que Evelyn Matthei hoy día tiene un liderazgo suficiente para conducir ese proceso, y ojalá sean parte de ello y no sigan con la estrategia del camino propio eternamente.

El problema de Chile Vamos parece ser que no sabe cómo relacionarse con los republicanos. ¿Tiene usted alguna fórmula?

Primero, los republicanos tienen que tomar una definición. Si creen eternamente en el camino propio es obvio que no pueden ser socios de nadie. Esta ha sido mi mirada de lo que ha hecho republicanos, hasta el día de hoy siempre creen en el camino propio. Siento que muchas veces el Partido Republicano cree que el adversario es Chile Vamos y no el Frente Amplio. Creo que Chile Vamos tiene súper definido esto: su adversario es el Frente Amplio y el Partido Comunista. ¿Por qué? Porque hacen muy mal los gobiernos y son frívolos al gobernar, y por lo tanto la gran pregunta para republicanos es si comparten este diagnóstico para hacer un proyecto en común, y ese es el piso mínimo para alinearse. El desafío republicano es darse cuenta de que la disputa no es por la hegemonía de la derecha, sino para darle gobernabilidad a Chile y construir grandes mayorías, y por lo tanto está dispuesto a cruzar puentes con gente de centroizquierda, a construir mayorías con gente de otro mundo, creo que la conversación sería distinta.

El expresidente Piñera antes de morir planteaba esta idea de una gran alianza que fuera de republicanos a Amarillos y Demócratas. ¿Está pensando en algo así también?

Sí. Chile requiere urgentemente gobiernos de grandes mayorías. El desafío de la centroderecha y del centro político es ser el eje de la construcción de una alianza que le dé estabilidad y mayorías a Chile. Obviamente, tengo mi corazón puesto en que este eje está en el centro y no en la derecha, pero esa es una definición que tienen que tomar los ciudadanos a través de los votos. Si nos vamos a arrinconar en Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, en quién es más de derecha, te aseguro que le estamos regalando el próximo gobierno al Frente Amplio más bien por walkover que por capacidad.

Llama la atención esta postura suya, porque se podría pensar que tendría muy buenas razones para no ponerse del lado de una alianza que incluya a republicanos, dada su experiencia como abanderado de Chile Vamos y -al revés- porque ellos no lo apoyaron en esta elección a alcalde y -más bien- se quejan de que no les dio su respaldo en la segunda vuelta en la que se impuso Gabriel Boric...

Algo que aprendí de Sebastián Piñera es el no rencor, la capacidad de entender que el bienestar del país siempre está por sobre los intereses individuales, sobre todo después de la experiencia del gobierno del Frente Amplio. Y lo digo responsablemente, me gustan los números, si yo veo el desastre que tienen las cuentas fiscales estos días. Con un ministro de Hacienda, quiero decir en serio, que le tenía respeto, pero que creo que es el peor ministro de Hacienda en años, en décadas que he visto, y la peor Dipres en décadas.

Y en ese sentido, tengo diferencias sustantivas con republicanos, pero estoy disponible a construir mayoría y disputar quién tiene liderazgo en esa mayoría. Y sobre la poca generosidad mía..., lo que yo hice fue proponer un acuerdo programático, no un cheque en blanco. Mi generosidad tuvo que ver con decir estoy disponible, o mi mundo está disponible a apoyar incluso a José Antonio Kast, en la medida en que tengamos estos acuerdos programáticos básicos. Si hay prioridades programáticas, si alguien me dice que queremos crecimiento, seguridad, pero también reformas sociales que incorporen a sectores postergados y queremos incorporación de libertades individuales en la agenda, yo firmo un acuerdo con ellos para ganarle al Frente Amplio. Y también espero que ambos hayamos aprendido la lección: la mía que se requieren grandes mayorías, con humildad, y la de ellos, que no basta con decir que el otro es malo para ganar, porque por eso Boric sacó la mayoría que sacó, sino que muchas veces se requiere que ciertas ideas de otros sean incorporadas en la agenda para ganar una elección.

Se señala que hubo un giro a la moderación en esta elección. ¿Lo comparte?

Más que moderación, es sensatez, de ser menos vociferante. Yo soy cero moderado, soy al revés, apasionado en general por las cosas que persigo. Pero la gente busca sentido común. Y esa revolución del sentido común que pasó electoralmente es buena, porque primero se marearon con la estridencia, con el populismo y la estridencia, y cuando el populismo no cumple, creo que el FA es harto populismo de izquierda, y hay harto en el mundo de la ultraderecha de populismo de la derecha, la gente empieza a decir ¿sabes qué?, queremos a alguien sensato que haga la pega. Que la haga bien. Que gaste bien nuestros recursos.

A partir de eso lo llevo a su candidato a la Gobernación de la RM, Francisco Orrego, de quien se ha señalado ser parte de la política vociferante...

Estamos hablando de un abogado de la Chile. Si me dijeran vociferante después de haber estudiado en la Chile, de venir de un colegio de abajo y haberme sacado la cresta... Segundo, voy a decir algo que me pasa en la guata, que me pasó a mí y que le está pasando a Pancho Orrego: el ninguneo de la élite en Chile me da vergüenza ajena. Escuché a Claudio Orrego el otro día decir que el 3% había votado equivocado, escuché a Lucía Dammert el otro día diciendo “¿quién es este joven? Si solo es opinólogo”..., y votan para Presidente por un candidato que ni se tituló. No me molesta la política de alguien que opina y con fuerza defiende sus convicciones. Es un gallo de RN, no republicano. Es un gallo que conozco y, además, tiene posturas bastante moderadas en los contenidos, pero que tiene una forma histriónica de decirla. Pero los contenidos de él no son tan diferentes probablemente de lo que creo. Y segundo, Claudio Orrego tomó una opción, ser el candidato FA. Vino cuatro veces a esta comuna a hacer campaña por Emilia Ríos. Se sacó fotos con Irací Hassler, con Jadue y, por lo tanto, es una alternativa que no es moderada. Que tiene un disfraz de su historia moderada, pero que en esta elección es el candidato del FA. Y hay una tercera razón: creo que Chile salvó su democracia cuando votó en contra en el plebiscito del Apruebo y del Rechazo. Y muchos amigos míos, exdemocratacristianos, tuvieron el coraje para enfrentarse al Frente Amplio y decir que no, que iban a votar Rechazo. Claudio no fue uno de ellos.

Usted cambia de cargos ejecutivos a nivel nacional a la gestión local. ¿Tiene claras sus primeras medidas como alcalde?

Aspiro a que Ñuñoa sea el mejor municipio de Chile. Lo digo con toda la humildad. Que seamos un municipio ejemplo, que la gente lo venga a ver, y eso requiere por lo menos tres cosas básicas en la primera fase. Primero, que su rol como eslabón de seguridad lo cumpla efectivamente y lo haré con una estrategia que significa seis puntos de seguridad adicional, dos globos de vigilancia aérea, y vamos a hacer una estrategia rápida de 30 días de implementación de medidas de seguridad en que el eslabón prevención sea la medida. Una segunda cosa, Ñuñoa tiene que ser el epicentro comercial de Chile. Lo fue Irarrázaval y ha perdido esa batalla, pero tiene todo para hacerlo. Voy a hacer un paquete de anuncios desde fast track, aprobatorio para nuevas patentes, beneficios tributarios para atraer negocios y desde un centro de emprendimiento que se va a transformar en una academia de emprendedores acá. Hay que potenciar el desarrollo comercial y la última pata de eso mismo, un mejoramiento de la infraestructura de Irarrázaval completo: cambio de veredas, soterramiento de luminarias, que es un proyecto que estoy diseñando con dos escuelas de arquitectura hace rato. Y una tercera gran cosa: la atención al público es vital. Y este municipio atiende tarde, lento y está saturado. Algo que implementé en el banco (Estado) lo voy a traer acá, y es que los tiempos de espera, respuesta y atención cambien radicalmente. Todo lo que sea atención a usuario va a mejorar a estándares, diría, del sector privado y no del sector público antiguo ochentero, como lo tenemos hoy día.

¿Y en educación?

Nosotros teníamos los mejores colegios de Chile: el D’Halmar y el Siria. Y hubo un terremoto en educación, se echó a 270 profesores, ha habido tres directores en educación y, por lo tanto, quiero recuperar la confianza en las comunidades educativas. Voy a poner a gente en los mismos colegios, a cargo de los colegios y en la unidad educativa para recuperar lo que era bueno en Ñuñoa, que era la confianza en el sistema educativo interno, en los profesores que había. Estoy evaluando uno a uno a los actuales directores. Viene una mirada en el sentido de que acá se trajeron externos por todos lados. Se intervino esto por fuera. Quiero, hablando mucho con la comunidad educativa, recuperar las comunidades internas, y por lo tanto, potenciar los equipos históricos para que retomen la conducción de los colegios.

¿Qué pasa con el tema de la Ley Aula Segura?

Va a ser aplicada. Vamos a priorizar a los estudiantes que quieren estudiar respecto a aquellos que no quieren que los colegios funcionen, y vamos a proteger a los profesores que creo es parte esencial de la estrategia que quiero implementar. Pero la vamos a aplicar.

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