Sergio Massa: La candidatura del ministro que marca la peor derrota para Cristina Kirchner

Escrito hace nueve años, el tuit de Patricia Bullrich, la líder del PRO y precandidata presidencial de la alianza opositora Juntos por el Cambio, llamó la atención la noche del viernes en Argentina por su vaticinio. “El proyecto de Massa es una estafa, porque recién se podría aplicar en 2023″, fue la predicción de 2014 que ahora cosecha cientos de likes y retuits en redes sociales.

Y es que, en un giro inesperado, al límite de vencer el plazo para la inscripción de precandidaturas, el peronismo gobernante definió que será el ministro de Economía, Sergio Massa, su único postulante para las primarias de agosto que consagrarán los binomios para las elecciones generales de octubre. Así quedaban en el camino las precandidaturas del ministro de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y del embajador en Brasil, Daniel Scioli, lanzadas en la víspera. Unión por la Patria, nombre elegido por la coalición oficialista para los próximos comicios, se apresuró a informar que ambos funcionarios declinaron un día después sus postulaciones, “anteponiendo lo colectivo por sobre lo individual”.

Según el sitio La Política Online, la “fórmula de unidad” se anunció luego de una reunión definitoria con Cristina Kirchner en el Senado. El mandatario Alberto Fernández restableció el diálogo con la vicepresidenta tras meses de enfrentamiento feroz, y acordó bajar la lista de Scioli, que “se quedó sin nada”, agregó el medio argentino, destacando que la unidad alcanzada muestra también “un nivel importante de generosidad” de la exmandataria, que no ubica a ninguno propio en el binomio presidencial. “Por primera vez en 20 años el kirchnerismo no estará presente en la fórmula presidencial”, recordó.

Martín Rodríguez Yebra, columnista del diario La Nación, por su parte, ve en la fórmula de Sergio Massa y Agustín Rossi, el jefe de gabinete de Fernández, “la peor derrota de Cristina Kirchner”. A su juicio, el sorprendente desenlace en el oficialismo “desnuda la debilidad del kirchnerismo” y deja expuesta una novedad política de primer orden: el “declive” de la vicepresidenta como “conductora indiscutida del justicialismo”.

La propia vicepresidenta hizo lo suyo al inclinarse en principio por “Wado” de Pedro como el precandidato del kirchnerismo. Así lo cree el editor de la sección de Economía de La Nación, Francisco Jueguen, quien escribió: “De Pedro, el mejor de La Cámpora para el establishment, no sólo tenía sabor a poco, sino que detrás aparecía la sombra de Cristina Kirchner”.

“Lo que en 2019 fue reconocido como una jugada sorpresiva que cambió el juego de una manera que le permitió al peronismo volver al gobierno, este viernes se convirtió en un giro tosco de Cristina Kirchner, que, obligada por el fracaso de su propuesta de fórmula presidencial, tuvo que admitir el error y dejar que la catarata de quejas de gobernadores e intendentes cortaran el plan presidencial de su preferido, Wado de Pedro, promocionado fervorosamente por ella misma como un ‘hijo de la generación diezmada’ que merece tomar la posta en el poder”, coincidió Ignacio Miri, de Clarín.

Pese a ser presentado como el candidato de una “lista de unidad”, la historia de Massa y Cristina Kirchner está lejos de ser idílica. Al contrario, ha estado marcada por alianzas, rencores y reencuentros, como destaca Bloomberg. El líder del Frente Renovador, de 51 años, desembarcó como ministro de Economía de Fernández en 2022 con un apoyo que años atrás hubiera sido impensado: el de su exarchienemiga, a quien enfrentó como opositor en las elecciones legislativas de 2013 y las presidenciales de 2015. En estos últimos comicios, que consagraron a Mauricio Macri, el actual ministro de Economía obtuvo el 21,39% de los votos.

Si bien entre 2008 y 2009 se desempeñó como jefe de gabinete en el gobierno de Cristina Kirchner, cargo en el que reemplazó a Alberto Fernández, Massa se convirtió en enemigo declarado del kirchnerismo al fundar en 2013 el Frente Renovador, espacio peronista que se presentaba como una opción de centroderecha. Envalentonado, en 2014 pegó carteles en el Gran Buenos Aires con la leyenda “Faltan 500 días”, sacando cuentas de cuánto le quedaba a Cristina en el poder. De esa misma época son sus frases “voy a echar a todos los ñoquis de La Cámpora” o “si Cristina no tuviese fuero iría presa”. También juró que él con el kirchnerismo no iba “ni a la esquina”.

La expresidenta, sin embargo, supo perdonar y consideró que se necesitaba sumar al Frente Renovador para vencer a Macri. Fue así que con ella y Massa como accionistas mayoritarios y Fernández como una especie de CEO, se formó el Frente de Todos, que venció a Juntos por el Cambio en las elecciones de 2019.

Ahora, de cara a las presidenciales de octubre, Massa “hará campaña con una mochila pesadísima: es el ministro de Economía que tiene en su registro los peores números de inflación en tres décadas”, advierte Miri. Según el columnista de Clarín, la inflación, el precio del dólar, la brecha cambiaria, la falta de divisas, las restricciones para importar y el crecimiento de la pobreza, más que los candidatos de la oposición, “serán los dilemas “con los que tendrá que lidiar el postulante presidencial de Unión por la Patria. Pese a ello, Massa seguirá en su puesto de ministro de Economía, al menos hasta las primarias, indicó La Nación.

Junto al manejo económico, Luis Bruschtein, subdirector del diario Página/12, advierte que “más allá del vínculo estrecho con Máximo Kirchner, la figura de Massa, como jefe del Frente Renovador, tendrá problemas para traccionar a una militancia juvenil que ha sido uno de los puntales del peronismo y del ex Frente de Todos, tanto en la oposición como en las campañas”.

Con todo, para Ignacio Fidanza, columnista de La Política Online, “Massa consumó su asalto al peronismo” y “empieza el relevo de liderazgo que abrió Cristina”. Para Bullrich, en cambio, su eventual adversario en las urnas hoy no es más que “el incendiario que postula como bombero”, como escribió en Twitter. Habrá que ver si, tal como en 2014, su tuit envejece bien o no.