Todo o nada: el rol de Boric en la jugada crucial del Apruebo

GABRIEL BORIC
El Presidente Boric en su oficina en La Moneda. Foto: Mario Tellez.

El Presidente mantuvo contacto fluido con los dirigentes del oficialismo para cerrar el acuerdo de compromisos para reformar la propuesta constitucional e incluso intervino en los momentos más tensos de las negociaciones.


“Presidente, se puede caer el acuerdo”.

El martes fue el día más tenso en las negociaciones entre el Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad por alcanzar un compromiso de reformas a la propuesta constitucional antes del plebiscito del 4 de septiembre, tal como los había “instado” el Presidente Gabriel Boric el lunes 1 de agosto.

El mensaje venía de parte de algunos miembros de los partidos oficialistas que tienen comunicación fluida con el Mandatario a través de conversaciones telefónicas o de mensajes vía Signal, la aplicación que utiliza Boric desde hace dos meses para resguardar su privacidad. ¿El motivo de la tensión? Ese día, el Frente Amplio y el Partido Comunista, los socios de Apruebo Dignidad que se habían resistido a realizar este acuerdo desde el principio, hicieron llegar sus reparos a la propuesta que había realizado el Socialismo Democrático una semana atrás.

A esa hora de la noche, después de que le llegó el mensaje a Boric, la cuestión se ponía color de hormiga y el Presidente, jugado a fondo por sacar adelante este acuerdo, no tuvo más alternativa que entrar a la sala de operaciones.

Según cuentan quienes estuvieron en las intensas tratativas de estos días, uno de los grandes desacuerdos, entonces, era eliminar la reelección inmediata de la propuesta constitucional. “La Presidenta o el Presidente durará cuatro años en el ejercicio de sus funciones, tras los cuales se podrá reelegir, de forma inmediata o posterior, solo una vez”, dice el Artículo 284.1 del texto.

“El documento del PC decía que estaban en contra de eliminar la reelección porque podía significar turnar los gobiernos con la derecha. Eso lo encontraron inconcebible”, explica un dirigente, quien agrega que esa postura del comunismo alteró los ánimos entre el PS y el PPD, impulsores del acuerdo.

Boric tomó el celular y llamó a los presidentes de los partidos de ambas coaliciones para insistir en la importancia de llegar a un acuerdo. “Nos estamos jugando mucho”, les dijo a los dirigentes y aprovechó de preguntarles qué era lo que trababa la negociación. También les repitió una idea que ha sido difícil de instalar, pero en la que ha sido tajante: “Tenemos que trabajar con unidad”.

Los partidos acataron las palabras del Mandatario. Al día siguiente, la presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic; el presidente del Partido Liberal (PL), Patricio Morales; el diputado de Convergencia Social (CS) Diego Ibáñez; el senador y presidente de Revolución Democrática (RD), Juan Ignacio Latorre, y el timonel del Partido Comunista (PC), Guillermo Teillier, se verían las caras en el comedor del Senado. En una reunión que terminó poco después de las 23.00, se cerró el acuerdo de reformas a la propuesta, que fue denominada “Unidos y unidas para aprobar una nueva Constitución”.

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El senador Alvaro Elizalde (PS) pasó a saludar a la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, y el diputado Diego Ibáñez (CS) en medio de las negociaciones en el Senado.

El anuncio fue presentado el jueves y se concretó 10 días después de que el Presidente sorprendiera a sus filas y los llamara a trabajar en conjunto para definir compromisos de reformas al texto. Una jugada arriesgada y que atentó directamente contra artículos y planteamientos que fueron promovidos por militantes de su misma coalición durante el proceso constituyente.

Pero la sensación del Mandatario en sus actividades en terreno, los resultados de las encuestas, que no han mejorado como esperan, e imprecisiones que se vieron presionados a aclarar, lo obligaron a dar un salto del que ya no hay vuelta atrás: asumir que el texto de la nueva Constitución tiene errores que vale la pena enmendar aun antes de que haya sido aprobado.

Las primeras dudas

“Si es necesario llevar adelante reformas, ajustes para mejorar, voy a estar disponible”. La primera vez que el Presidente se manifestó a favor de evaluar modificaciones al texto constitucional fue el 29 de junio, en medio de su gira a la Región de Arica y Parinacota.

Seis días antes, Boric se había reunido con el expresidente Ricardo Lagos, quien ha sido muy enfático en sus reparos al texto constitucional. También los resultados de las encuestas internas de La Moneda, y las públicas, hicieron reaccionar al Mandatario. Sobre todo un dato que reiteró en sus conversaciones con dirigentes del sector: que el rechazo al proceso constituyente y la valoración del contenido del texto corrían por carriles separados.

Además, cuentan en La Moneda, al Presidente le han hecho sentido las conversaciones que mantiene con el exconvencional Patricio Fernández, quien públicamente ha dicho que el texto es un punto de partida a un proceso largo y, de todas formas, perfectible.

El primer partido en poner sobre la mesa la tesis del “Aprobar con mejoras” fue el PPD, que el 10 de junio presentó el primer documento que abordaba reformas a la propuesta constitucional. El Partido Liberal concordó de inmediato, pero no así el Partido Socialista. “Nosotros estamos por un Apruebo sin vacilaciones”, respondieron desde el PS. Esa diferencia provocó que el PS y el PPD, junto al PL, optaran por dividir la franja de Socialismo Democrático en dos.

Un mes después, el 18 de julio, la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, le compartió el documento a Boric en el comité político ampliado que se desarrolló en Renca.

“Presidente, desde el PPD hemos abordado un Apruebo con matices, que busca llegar a un público indeciso. Ponemos a su disposición este documento para que pueda usarlo en el momento que le parezca”, le dijo Piergentili.

El Presidente valoró la intervención, dio las gracias y respondió que no era el momento de analizarlo, pero que más adelante iba a ser útil. Una semana después, de hecho, el Mandatario aseguró que “había un acuerdo en todos quienes apoyan al gobierno” en realizar reformas, pero que se debía hacer “después del plebiscito”.

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El comité político ampliado en Renca.

La posición de Boric, una vez más, iría variando.

La muestra más clara la dio la tarde del 1 de agosto, en un punto de prensa en una actividad en Independencia.

“No sólo lo veo viable, los insto”, dijo el Mandatario, consultado sobre la posibilidad de que los partidos oficialistas lograran un acuerdo antes del plebiscito. Además, dijo que el ministro Giorgio Jackson sería el encargado de recibir las diferentes propuestas de los partidos.

“He conversado con los presidentes de partidos respecto a este punto en particular (...) Yo no veo dificultad para llegar a acuerdo, creo que se está dando un debate que enriquece, donde hay un consenso transversal entre quienes quieren una nueva Constitución, de que el proyecto se puede mejorar”, argumentó el Presidente.

Por sus dichos Boric fue criticado por la oposición por “traspasar” los límites de prescindencia ordenados por Contraloría. De hecho, ya se ingresó un escrito pidiendo un pronunciamiento del organismo contralor. “Si se aprueba el nuevo proyecto de Constitución, no se va a depender del veto histórico que ha tenido la derecha en los últimos 30 años”, dijo el Presidente en esa misma ocasión, y agregó: “Si se rechaza, vamos a volver a fojas cero y tendríamos que empezar un nuevo proceso constituyente tal como lo decidió el pueblo de Chile y ya lo manifesté de manera clara que esa es la posición del gobierno”.

En su coalición el llamado fue acogido de inmediato por los dirigentes.

“El Presidente hizo un anuncio público donde nos pidió a los partidos oficialistas llegar a un acuerdo y después obviamente se comunicó con cada una de las directivas. Nosotros lo fuimos a ver a La Moneda y nos pidió la mayor voluntad para llegar a un acuerdo común”, dice el senador Juan Ignacio Latorre.

“Desde el minuto en que él instó a un acuerdo le puso un vértigo y una necesidad de hablarle al país cuando los partidos aún no lo veían evidente”, cuenta Patricio Morales, líder del Partido Liberal, quien fue uno de los redactores del acuerdo.

GABRIEL BORIC
El Presidente Boric conversa con los dirigentes oficialistas en la aplicación Signal, para proteger su privacidad.

La negociación… sin Jackson

La primera reunión de los dirigentes del Socialismo Democrático fue la noche del mismo lunes 1 de agosto, a través de Zoom. Esta vez, el Partido Socialista manifestó disposición inmediata para llegar a un acuerdo. Es más, algunos parlamentarios socialistas habían expresado que “no entendían por qué se demoraron tanto en sumarse a sus compañeros de coalición”.

En la mañana del día siguiente, martes 2 de agosto, en la sede del PS, elaboraron un documento sobre la base de lo que había escrito el PPD. En el encuentro también se fijó que la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, iba a ser la emisora del bloque en las reuniones con el Frente Amplio, representados por el senador Latorre, y el Partido Comunista, por el presidente Guillermo Teillier.

Boric desde ese día estuvo al tanto de todo. A través de llamados y mensajes siguió las conversaciones entre los partidos. “Van bien encaminados, sigan así”, los alentaba el Mandatario. Pero el mismo día hubo que hacer un cambio inesperado, cuando el ministro Jackson se inhabilitó como interlocutor. “Nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que frente a una generación que nos antecedió”, dijo en una conversación en un sitio para gamers. Las palabras provocaron la indignación del Socialismo Democrático, e incluso algunos pidieron la renuncia del jefe de la Segpres. Así, el Presidente se vio obligado a asumir un rol cada vez más protagónico en las conversaciones con los partidos.

Al día siguiente, Boric se reunió con la bancada del Partido Comunista en Cerro Castillo. Ahí, cuentan en el oficialismo, el Presidente logró convencer a algunos de los presentes, incluso a quienes habían criticado la opción de llegar a un acuerdo.

“Yo creo que el Presidente, nadie puede negar que está por el Apruebo, lo que no puede hacer es hacer campaña, ni gastar los recursos del Estado en eso. Pero él puede expresar sus opiniones. Él en este recorrido que ha hecho en las comunas, que ha sido bastante fructífero, ha ido escuchando a la ciudadanía. Por lo menos en la conversación que tuvimos en Cerro Castillo más o menos eso fue lo que expresó, que sentía que había gente que tenía incomprensiones, que había sido afectada por la campaña, y que lo que él quería era que nosotros, los partidos, nos pusiéramos de acuerdo y que, teniendo en cuenta la opinión popular, dijéramos que estamos dispuestos a comprometernos con esto para que la Constitución sea mejor entendida”, cuenta Guillermo Teillier, presidente del PC, quien después levantaría otra polémica.

Tras eso, vino la primera reunión con todos los dirigentes de las dos coaliciones presentes en que el borrador realizado por Socialismo Democrático fue compartido. En la cita, que se realizó en una oficina privada, el documento solo se mostró a través del computador de Patricio Morales, porque evitar las filtraciones era una de las principales instrucciones para que el resultado fuera el esperado.

Así se manejaron las conversaciones durante el fin de semana. El Presidente viajó a Colombia, pero siguió atento al celular, al tanto de las conversaciones entre las coaliciones. Por el lado de Apruebo Dignidad, el senador Juan Ignacio Latorre y el diputado Diego Ibáñez (CS) -quien escribió el documento junto a Morales- fueron muy importantes en el diálogo con Boric y la articulación con sus parlamentarios y exconvencionales.

“Nadie está obligado a lo imposible, nadie podía sentirse obligado o ser exigido a adoptar una postura en la que no había acuerdo. Y por eso hubo un proceso de conversación que nosotros levantamos como Frente Amplio, con nuestra mesa nacional, con la bancada parlamentaria, consultando a los constituyentes, hicimos varios ejercicios de diálogos y luego venían las bilaterales”, cuenta Latorre.

En esas conversaciones también jugó un rol clave el jefe de gabinete del Presidente, Matías Meza-Lopehandía, quien, al ser parte del Frente Amplio, tiene lazos sólidos con sus integrantes, incluso con quienes diferían del acuerdo.

El martes 9 de agosto llegaron los textos de Apruebo Dignidad, del PC y, con ellos, la tensión. Mientras el Frente Amplio -para evitar la filtración- lo hizo a través de un mensaje de WhatsApp enviado por Latorre, el Partido Comunista respondió al borrador con comentarios destacados en amarillo, entre ellos el que se refería a la reelección presidencial, que fue uno de los motivos que hicieron tambalear los esfuerzos. Hasta que Boric volvió a intervenir.

“En el transcurso de las negociaciones el Presidente fue entregando su expertise, porque tiene mucha experiencia en lograr acuerdos, en ir acercando posturas que a ratos parecen lejanas. El Presidente acompañando, aconsejando también a los presidentes de partidos sobre ciertas posturas, cumple un rol siempre de consenso, de acuerdos y de unificar”, valora Morales.

Al día siguiente se realizó la reunión en el Senado, en el lugar propiciado por el senador Álvaro Elizalde (PS), presidente de la Cámara Alta, quien también conversa de manera fluida con el Mandatario.

La cita duró casi todo el día y después de las 23.00 recién se cerró el documento. En ese momento el Presidente compartía con la dirigencia y la bancada del PPD en Cerro Castillo. Ahí el Mandatario valoró la disposición a llegar a acuerdos, celebró que no se hayan filtrado detalles de la negociación y le agradeció a los presentes. Mientras que el ministro Giorgio Jackson y la ministra Izkia Siches llamaron a los dirigentes de los partidos para felicitarlos.

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Los anuncios de los partidos en el anuncio del acuerdo de reformas al texto constitucional.

Garantía Teillier

La mañana del jueves vino el anuncio. A las 11.30, en la Biblioteca del Congreso Nacional en Santiago, todos los representantes de los partidos oficialistas firmaron el acuerdo que incluía varios aspectos, como plurinacionalidad, derechos sociales, seguridad y sistema político. Entre los compromisos figuran aclaraciones sobre el consentimiento indígena, certezas sobre la propiedad de las viviendas, restablecer el estado de excepción constitucional y eliminar la reelección inmediata del Presidente, punto que finalmente ganó el Socialismo Democrático. Eso sí, no consiguió hacer cambios en las atribuciones de la Cámara de las Regiones en el sistema político ante la negación de Apruebo Dignidad.

El balance de todos era positivo hasta que Guillermo Teillier tomó la palabra.

“No podemos garantizar que vamos a hacer estas cosas, porque en esto tendrá que haber debate popular. Como se ha dicho, ninguno de nosotros quiere pasar por sobre la soberanía popular, la queremos respetar. Tampoco desdeñamos el trabajo de las y los convencionales, han hecho un gran trabajo con este texto”, expresó.

Pese a que varios entendieron el fondo del mensaje del timonel comunista, la forma les pegó fuerte. Porque ponía en duda la fuerza de un anuncio en el que el Presidente apostó su capital político. También porque el excandidato presidencial Daniel Jadue (PC) había criticado la negociación durante el día anterior.

“No estoy de acuerdo con que se estén acordando reformas antes del plebiscito”, dijo el alcalde de Recoleta. Pero Teillier se defiende apuntando a que los cambios no son profundos: “Desde un comienzo dije que íbamos a cumplir con lo que nos pidió el Presidente y dije que iba a haber acuerdo. Algunos estaban hablando de reformas al corazón del texto y eso no me parecía. Ninguna de las reformas va al fondo de la nueva Constitución, no son cuestiones de principios, son cuestiones que incluso se podían dirimir en leyes, así que yo estoy conforme con eso”.

El Presidente Gabriel Boric, en tanto, le restó importancia al episodio de Teillier y aplaudió a los dirigentes. “Valoro profundamente que los partidos sean capaces de ponerse de acuerdo y ofrecer un camino de certidumbre en caso de que el pueblo de Chile decida aprobar la propuesta constitucional”, dijo el viernes en La Moneda.

Ahora en el Palacio Presidencial deberán buscar fórmulas para darle credibilidad y certezas al acuerdo.

“El Presidente está muy convencido de la unidad de las fuerzas oficialistas, y del mundo del Apruebo en general, y será La Moneda, que yo creo que va a jugar un rol importante, de marcar una hoja de ruta de implementación para adelante, para dar certezas a la ciudadanía”, dice el senador Latorre.

Pero no será tan simple, porque el viernes la Contraloría resolvió que el rol del ministro Giorgio Jackson en el proceso de negociaciones “no se ajustó a la necesaria prescindencia”, lo que limita el margen de acción del gobierno en las semanas previas al plebiscito. Pero eso no quita que el Presidente siga pendiente de su celular.

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