Yasna Provoste: “La situación en la que se encuentra hoy nuestro país no permite ensayo y error”
La candidata de la ex Unidad Constituyente -hoy Nuevo Pacto Social- afirma que su candidatura es la que puede dar gobernabilidad a Chile, en un período presidencial que será muy complejo. Provoste -quien esta semana dejó la presidencia del Senado para abocarse a su campaña- dice que no irá tras los votantes de Sichel ni de Boric. “Iremos tras el apoyo de la ciudadanía que quiere transformaciones con diálogo, avanzar en paz y recuperar la convivencia entre todos que caracterizaba a nuestro país”.
En la Municipalidad de La Granja, en el sector sur de Santiago, donde este viernes en la mañana Yasna Provoste (51) delineó junto a su camarada y jefe territorial, el alcalde de esta comuna, Felipe Delpín, los próximos pasos de su campaña, la senadora por Atacama reflexiona con un tono que denota orgullo: “Hace unos años, hubiera sido imposible que una mujer con mis características (se apunta con su mano tostada por el sol de Vallenar) fuese candidata presidencial”.
El sábado pasado la senadora DC ganó la consulta ciudadana organizada por los partidos de la ex Unidad Constituyente (DC, PS, PPD, PR, PRO, PL, Ciudadanos y Nuevo Trato), en la que votaron cerca de 150 mil personas, una cifra muy por debajo de los más de tres millones que participaron en las primarias legales del 18 de julio.
¿Se imaginó cuando la destituyeron en 2008 y le suspendieron la posibilidad de postular a cargos públicos en cinco años que podía estar de candidata a La Moneda alguna vez?
Ni en ese momento ni en ningún otro me hubiese imaginado estar como candidata presidencial, porque a pesar de los esfuerzos que hemos hecho, en nuestro país sigue siendo muy difícil sacudirse de los patrones tradicionales del establishment y de la élite, de la cual no formo parte. Soy una mujer diaguita, estudié en una escuela con número y en una universidad regional (Upla). Hasta hace pocos años era impensado que una persona con mis características pudiese llegar a una representación tan importante como la que hoy aspiramos. Y eso me abre las puertas para trabajar de verdad en un nuevo Chile, en donde no importen el apellido, el origen social, el colegio donde estudiaste ni la comuna ni la calle donde vives. Y lo que importe de verdad sean las capacidades de cada persona y que estas se puedan desarrollar de manera muy democrática, para que tengan también oportunidades democráticas.
Trascendió que podría congelar su militancia en la DC, tal como lo hizo Patricio Aylwin en 1989, para tener más independencia en su campaña.
Esa es una reflexión que en algún momento podría estar presente, pero hoy no es parte de mis prioridades. Milito en la Democracia Cristiana desde los 14 años, pero entendemos que nuestro desafío es mucho más amplio: hoy soy la candidata de la centroizquierda y daré garantías para que sea una campaña muy unitaria y representativa de la diversidad política y social que se siente representada en nuestro nuevo pacto político-social.
Para muchos analistas, el ser DC es una mochila pesada para su candidatura, ¿está de acuerdo?
Para muchos analistas hoy ser militante de un partido político es una mochila. No creo que esto sea solo respecto de la DC. Pero nuestra candidatura va más allá de los partidos y es muy representativa de una ciudadanía que no es militante, pero que quiere que se hagan los cambios que necesita hoy nuestro país, pero en paz y dialogando. Y ese sello se va a comenzar a expresar en la composición de nuestro equipo de campaña, comando y equipos programáticos que, por cierto, estarán integrados por miembros de las otras candidaturas con la que participamos en la consulta.
¿Bajo qué criterios sumará a los partidos?
De una manera muy amplia. Ya me he reunido con los presidentes del PPD, el PS, la DC y Ciudadanos, el fin de semana lo haré con el Partido Liberal y Nuevo Trato, y en la semana con el resto. Están todos convocados e invitados a una candidatura muy amplia que tendrá espacios para todos y todas.
Lo que todos se preguntan es si enfocará su campaña hacia el centro para atraer a electores de Sebastián Sichel, o hacia la izquierda para restarle votos a Gabriel Boric.
No estamos tras los votos ni de Sichel ni de Boric, estamos tras el apoyo, como le decía, de la ciudadanía que quiere transformaciones con diálogo, avanzar en paz y recuperar la capacidad de convivencia entre todos que caracterizaba a nuestro país. Nuestra candidatura supera esta lógica de izquierda y derecha y esta dicotomía entre Boric y Sichel, y es mucho más transversal, amplia y mayoritaria. Si tuviera que decirle un escenario hacia dónde vamos a dirigir nuestro mensaje, es hacia las personas que hoy no tienen una preferencia. Según la última encuesta Pulso Ciudadano, el 22% hoy no sabe por quién votar y es ahí donde tenemos una tarea ardua por hacer.
Pero lo cierto es que Boric y Sichel están con la ventaja de haber obtenido un gran apoyo ciudadano.
Sichel no ofrece nada nuevo de lo que ha ofrecido el gobierno de la derecha, del cual él es la continuidad y que a juicio de la mayoría de los chilenos ha sido un mal gobierno. A él lo apoyan los empresarios que esperan que les dé tranquilidad y garantías de que este modelo sea una vez más protegido como algo sacrosanto y aparentar que las cosas cambian para que nada cambie mucho. Basta con ver las fotografías que se tomó esta semana abrazado a Jacqueline van Rysselberghe y a Iván Moreira, entre otros. Respecto de Gabriel, la pregunta es ¿con quién va a gobernar en estos tiempos de urgencias sociales y urgencias políticas? Hoy no se puede pensar que se llega al Estado sin conocerlo y no teniendo la capacidad, desde el primer día, de enfrentar las transformaciones que se requieren.
¿Quiere decir que usted asegura mayor gobernabilidad?
Creemos que la situación en la que se encuentra hoy nuestro país no permite ensayo y error. No permite que se llegue a experimentar, a probar cosas y a hacer una marcha blanca. Y se lo digo porque para muchos aún está en el recuerdo cuando la derecha dijo que se había preparado 20 años para gobernar, pero al llegar al gobierno, sus equipos no conocían el funcionamiento del Estado. No sabían cómo se realizaban las compras públicas, los estándares que tienen las licitaciones… Cuando no se tiene la capacidad de gobernar, finalmente los perjudicados son la gran mayoría de chilenos y chilenas.
Por momentos ha dado la impresión de que Sichel ha defendido más la obra de la Concertación que usted.
¿En serio? (se pregunta Provoste con mirada de extrañeza). A ver, yo creo que Sichel tiene un conflicto ideológico permanente, porque en este gobierno fue director de Corfo, ministro de Desarrollo Social y director del BancoEstado, sin embargo, hoy sale criticando a su propio gobierno por la falta de apoyo a las pequeñas empresas. Recordemos que a él le correspondió dirigir BancoEstado en el momento más crítico de esta crisis sanitaria, social y económica, en donde las empresas de menor tamaño pedían desesperadamente apoyo para no desaparecer.
Pero la ciudadanía le dio a Sichel un gran respaldo en las primarias, comparado con la votación que obtuvo usted en la consulta ciudadana.
Pero son procesos muy distintos. La primera fue una primaria legal convocada por el Servicio Electoral, con cientos de locales de votación y más de 16 mil mesas en todo el país, a diferencia de lo que fue nuestra consulta ciudadana. Yo he sido ministra, intendenta, gobernadora y jefa de servicio de los gobiernos de la Concertación y tengo un reconocimiento de lo que hemos hecho bien y de las cosas que se podrían haber hecho mejor. Entendemos que hoy estamos en un cambio de época y los desafíos son distintos a los que en un momento tuvo la Concertación. El cambio climático, por ejemplo, en el año 90 no era una realidad. El 90 lo que nosotros teníamos que enfrentar era la extrema pobreza en la cual había caído nuestro país y la recuperación de lo público en salud y educación.
Boric y el Frente Amplio le recordaron su foto con las manos levantadas junto a Carlos Larraín en el acto de derogación de la Ley General de Educación (Loce) en 2007. ¿Ve como un activo o un problema su paso por el Mineduc?
Yo me pregunto, ¿ellos preferían seguir con la Loce de Pinochet?, una ley sacrosanta firmada el 10 de marzo de 1990, a pocas horas de entregar del cambio demando. Hubo muchos ministros de Educación, partiendo por Ricardo Lagos, que buscaron terminar con la Loce, pero nadie lo logró. Nosotros, a través del diálogo pudimos terminar con una herencia de Pinochet. Ellos (Boric y el FA) miran hoy una foto tomada cuando ellos ni siquiera eran dirigentes estudiantiles… Si las dificultades en educación se comienzan a generar cuando ellos eran dirigentes. Eso a mí no me deja de llamar la atención.
Al parecer, ME-O estaría con la pista (judicial) despejada para ser candidato. ¿Él podría entorpecer su paso a segunda vuelta?
Aprovecho su pregunta para agradecer a muchos compañeros y compañeras del PRO que han apoyado públicamente nuestra candidatura y quiero tomarme de las mismas palabras que ellos me han dicho: Chile hoy no está para proyectos individuales.
Él ha dicho que antes de lanzarse como candidato quiso hablar con usted, pero no le respondió el teléfono durante varios días.
¿Quiere que le muestre mi teléfono? (Provoste saca su iPhone de la cartera y lo muestra).
¿Entonces hablaron?
Sí, intercambiamos WhatApps y quedamos de conversar el lunes (23), pero el domingo en la tarde anunció su candidatura (...). Hay quienes se sienten identificados con el individualismo, el camino propio y la competencia...
Disciplina deportiva y “apago de tele”
¿Con el apoyo que dio a Ximena Rincón para que la sucediera en el Senado y viceversa se dio vuelta la hoja a la tensión entre ambas?
Hemos conversado largamente con Ximena, y como lo he dicho una y otra vez, nosotros no ocupamos ningún lugar que en ese momento estuviese ocupado. Ella depuso su candidatura meses antes de que yo aceptara iniciar el camino de la consulta ciudadana. Agradezco mucho su apoyo a nuestra candidatura y a mi persona. Para mí eso es lo más valioso que sucedió esta semana.
¿Michelle Bachelet la felicitó?
No, no he conversado con ella.
Desde que asumió en marzo la presidencia del Senado y su nombre comenzó a sonar como candidata, lleva cinco meses muy intensos y bajo una fuerte presión. Esto, además de su vida familiar. ¿Cómo resiste el cansancio físico y emocional?
Tengo un buen equilibrio en mi vida y la disciplina deportiva que tuve desde pequeña me ha servido mucho para mantener ciertas rutinas. Cuando uno es feliz con lo que hace las horas de trabajo pasan volando y el cansancio es un detalle. Tengo el apoyo, comprensión y cariño familiar cuando llegas a tu casa, y eso ayuda mucho.
El sábado en la noche, al comenzar su discurso como triunfadora, pidió permiso al público para besar a su marido (Mauricio Olagnier) en muestra de agradecimiento por su apoyo.
Bueno, le doy besos no sólo los sábados, ojalá todos los días... (Ríe la senadora). Es un tremendo compañero. Empezamos a pololear en la U, nos casamos bien jóvenes (1993) y tenemos dos hijos.
¿Cómo fue su vida universitaria en Valparaíso? ¿Mucha bohemia?
Lo pasé muy bien, aparte de mi actividad académica, practicaba gimnasia y estaba en la selección de vóleibol. Fui dirigente estudiantil, armamos la Pastoral Universitaria, entonces yo vivía en la universidad. Pero nunca he sido buena para el carrete. Las únicas veces que fui a las fiestas mechonas era porque estaba metida en la organización y tenía que ver que las cosas transcurrieran bien. Nunca he sido mucho de carrete y creo que eso también va marcando la vida. Yo a las seis y media de la mañana estoy lista para partir el día y lo que más me cuesta de la campaña son las actividades en la noche. Como diríamos en el campo, en la noche tarde se me apaga la tele. Ojalá a las 10 yo pudiera estar durmiendo.
¿A sus hijos que están en la universidad, les gusta o les complica que su mamá sea candidata presidencial?
Una mezcla: les gusta ver a su mamá contenta y realizada, pero claro, a la gente más cercana le afecta la crítica injustificada y las mentiras... Pero ellos saben muy bien la madre que tienen.
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