¿A qué apuntan los cambios en la valoración de los puntajes nacionales en la PAES?
Desde la próxima rendición de la Prueba de Acceso a la Educación Superior en noviembre, la idea de puntaje nacional como hasta aquí se conoce comenzará a desaparecer -sin ser eliminada- para dar paso a las trayectorias educativas.
A fines de 2022 debuta la nueva Prueba de Acceso a la Educación Superior, más conocida como PAES, y que viene a reemplazar a la PDT. Con ella, dentro de otras cosas, se verán cambios en el foco de la examinación, así como en el número de preguntas a realizar. Pero también en cómo se destaca –y premia- a quienes obtienen buenos resultados.
En concreto, cuentan conocedores de la nueva modalidad, lo que ocurrirá ahora es que, en vez de destacar a los mejores puntajes, como se ha hecho siempre, se va a destacar y premiar (acceso a becas, por ejemplo) a los mejores de determinados grupos, considerando su condición y la realidad que les ha tocado vivir, incluyendo características, contexto e historia de cada estudiante. En el fondo, se premiará la trayectoria educativa y no el puntaje de una única prueba.
“Haremos un cruce donde la puntuación ya no es el eje, sino que esa puntuación se contextualiza”, dice Verónica Figueroa, subsecretaria de Educación Superior, quien detalla que, de ahora en más, cuando los alumnos se inscriban a sus pruebas, declararán ciertas características. “Veremos quién está detrás. Vamos a cruzar distintas categorías que pronto anunciaremos; poner sobre la mesa estos elementos que no han estado presentes”.
¿Cuáles son algunos de esos esos criterios? Si bien los detalles serán dados a conocer el próximo martes, en los pasillos del Mineduc se comenta que tienen que ver con el género, paridad, pertenecer a pueblos indígenas, discapacidad o territorio, entre otras cosas.
El espíritu detrás de esto, acordado por el comité técnico de acceso a las universidades a inicios de mayo, es que cada estudiante se presenta a rendir la prueba en distintas condiciones y viene de una realidad distinta a la de su par. Se analizó, entonces, que no hay una representación fidedigna del esfuerzo que hizo tal o cual estudiante para obtener ese puntaje. La educación superior, señalan los entendidos en la materia, debe actualizarse en reflejar la diversidad de la sociedad.
“Esto se viene analizando hace tiempo y se relaciona con el cambio en la metodología de la prueba, la escala de puntajes y eso es consonante con la tendencia de la Unesco, con objetivos de desarrollo sostenible y este ascenso en función del mérito que no toma en cuenta desigualdades, que no evidencia que quienes dan una buena prueba vienen de contextos. Esta idea del puntaje nacional mantenía esta lógica de ganadores y perdedores”, señala la subsecretaria Figueroa, quien suma que con esto lo que se busca “es cambiar esa lógica y (ahora) hablamos de distinciones a las trayectorias educativas”.
En esa línea, la autoridad añade que “el enfoque del puntaje nacional hablaba de una persona bastante homogénea”. Y agrega: “Ahora lo que vamos a encontrar es una persona de un contexto que tiene puntaje alto, bueno o máximo dentro de su categoría, que va a visibilizar una serie de elementos invisibilizados, como género, discapacidad, región, tipo de establecimiento. Todo eso cambia el paradigma”.
Vale decir, los puntajes nacionales como se han conocido hasta aquí no serán eliminados, pero sí ahora habrá una nueva forma de distinguir: la trayectoria educativa.
Además, lo que ocurrirá desde ahora es que no se van a comunicar los puntajes nacionales como siempre se ha hecho. En el fondo, el estudiante sí sabrá que obtuvo puntaje máximo y lo que ya no ocurrirá, como siempre pasaba, es que no se publicará ni enviará a los medios de comunicación la lista con los nombres de quienes obtuvieron esos puntajes máximos nacionales. Sí de quienes obtuvieron una destacada trayectoria educativa.
Las instituciones, eso sí, en caso de quererlo y debido a su autonomía, “si así lo quieren pueden destacar un puntaje nacional a la antigua”, según asevera la subsecretaria, quien de todas formas insiste en que lo que quieren “es visibilizar los otros aspectos”.
“No se eliminan los puntajes nacionales”, dice tajante Federico Valdés, rector de la Universidad del Desarrollo y conocedor a fondo del tema como parte del comité técnico de acceso a las universidades que acordó esto. El mandamás de la UDD agrega que el propósito de este enfoque “es resaltar a quienes han obtenido resultados sobresalientes viniendo de sectores de menores ingresos o de entornos menos favorables. No implica que sean los mejores de Chile, sino que se destacaron entre sus pares comparables”. Lo que ocurrirá, añade, “es que se premiará a quienes, dentro de determinados grupos, obtuvieron los puntajes más altos”.
¿Y el acto en La Moneda? “Es importante que en La Moneda va a estar esta diversidad de estudiantes que destaquen en trayectoria, o en territorios, en regiones, con estudiantes que dieron una muy buena prueba, la mejor prueba que pudieron dar dentro de su contexto”.
Pero la postulación a los beneficios, ¿será con los puntajes o con la trayectoria? “Quienes tengan distinciones van a poder postular a los beneficios. Tienen que cumplir requisitos, pero a través de una postulación. No hay una beca asignada de manera automática”, asevera la autoridad, quien suma que “hasta el momento solo postulaban (a beneficios) los puntajes nacionales; lo que hoy queremos es que la distinción pueda optar a becas” y que lo que le están diciendo al sistema “es que vamos a distinguir trayectorias y ojalá ustedes estén en la misma línea”.
En el camino correcto
Para Ana Luz Durán, decana de la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián, la medida es valorable desde el punto de vista de reconocer las distintas trayectorias de los estudiantes. Sin embargo, recalca que esta “no es suficiente” si no se tiene claridad de qué significa en la práctica el beneficio que van a tener los y las estudiantes con este reconocimiento.
“Se puede dar la paradoja de una mujer, de región extrema, que saca 900 puntos en la nueva prueba de admisión; soy la primera generación de mi familia en estudiar y saco el puntaje más alto de mi región. ¿Este reconocimiento significará que esta estudiante podrá acceder a un cupo preferencial en la universidad o instituto profesional al que quiera postular, o implicará un tipo de beca, como sucede en los ámbitos deportivos? Eso es lo que el Ministerio no ha aclarado. Esa es la gran duda que queda”, asevera.
Gonzalo Muñoz, investigador adjunto de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales y exjefe de Educación General del Mineduc, concuerda con Durán. Desde su vereda, el sociólogo sostiene que es razonable avanzar en la línea de reconocer el esfuerzo de los estudiantes, atendiendo las diversas realidades y contextos en los que este esfuerzo se produce: “La lógica de puntajes nacionales tenía además varios problemas técnicos, por lo que construir formas más sólidas y equitativas de valorar las trayectorias estudiantiles es un trabajo que hay que evaluar positivamente”.
Asimismo, Muñoz cree que desde la información que se conoce hasta el momento “no se desprende que el reconocimiento a los estudiantes vaya a dejar de ser público. Creo que precisamente hacer este reconocimiento, ahora con los nuevos criterios propuestos por el Mineduc, como el enfoque de género, es lo que permitirá transmitir un mensaje que releve el valor de la justicia educacional”.
En tanto, para el decano de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, Alejandro Carrasco, estas medidas introducen una noción profunda en términos de mérito académico, puesto que “redefinen y sinceran quiénes en realidad son meritorios”. Y suma: “La noción simplista hasta ahora ha servido para hacer pasar por mérito el privilegio o el talento donado. Y de paso etiquetar de fracaso a la exclusión y falta de oportunidades. Destacar la trayectoria relevará a los reales meritorios que han debido doblegar obstáculos para alcanzar logros impensados para su realidad”, esboza.
Sergio Celis, investigador asociado CIAE y académico Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, menciona que la decisión de no comunicar los puntajes nacionales va en la línea con los cambios globales que se han implementado en la prueba de admisión.
Según el académico, esto se evidencia desde el hecho de “perfeccionar el instrumento, centrándolo más en habilidades, hasta realizar un proceso más inclusivo. Se ha informado que de todos modos se seguirán reconociendo puntajes extraordinarios, pero en un rango más diverso de estudiantes, lo que podría ser un mejor reflejo de historias de esfuerzo y superación a lo largo de todo el país”.
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