¿A qué fueron los del recambio? ¿Mejoró el funcionamiento? Las contradicciones de Berizzo en su segunda gira en la Roja
El técnico de la selección chilena cierra su segunda gira internacional sin conseguir victorias. El empate frente a Qatar, en rigor, solo viene a profundizar las dudas en torno al naciente proceso. Hay decisiones futbolísticas que aún cuesta entender y, sobre todo, una señal inquietante: su dependencia de la Generación Dorada.
El empate frente a Qatar cierra la segunda gira de Eduardo Berizzo al mando de la Selección. Otra vez, si se considera la caída frente a Marruecos, sin una victoria de por medio. Quizás si el único consuelo sean los dos goles que la Roja le anotó al anfitrión del próximo Mundial. O, por forzar otro, que Alexis Sánchez se haya reencontrado con las redes con la camiseta de la Roja, aunque en el cierre haya sido el villano al perderse el penal de la victoria. El dato objetivo dirá que el combinado nacional se midió con dos participantes de la próxima cita planetaria, a la que la Selección no pudo acceder por mérito deportivo, aunque sigue peleando esa opción en los tribunales. El análisis, con un margen permisible de opinión, no puede obviar que el combinado asiático está varios escalones por debajo en términos de nivel. Y que doblegarlo, en cualquier circunstancias, era una obligación. Incumplida, claro está.
Ese último concepto es clave para entender el descontento que se tomó las redes sociales una vez que terminó el choque en Viena. Los hinchas y, ciertamente, la crítica especializada, hicieron sentir que el técnico no estaba cumpliendo con el principal propósito que explica su llegada: contribuir decisivamente a la renovación del combinado nacional. El mentado ‘recambio’, para recurrir al concepto que resulta más familiar a la hora de abordar la búsqueda, en la que están involucradas todas las esferas del balompié nacional. Un proceso que requiere, necesariamente, de señales que no llegan. O que se disipan. “El ahora te trae aquí, nadie es bueno ayer. Y para mí no hay edades. Un futbolista de 20 años también puede jugar y hacerlo tan bien como el de 35. No tendrá la experiencia, pero si tiene el nivel, estará”, había dicho el entrenador en mayo, cuando fue presentado, en una advertencia que, quizás, no fue lo suficientemente valorada, pero que, vista desde la priorización de la vieja guardia sobre elementos más jóvenes que han mostrado un nivel destacado, se transforma en una evidente contradicción.
Después de la igualdad ante Qatar, el Toto quedó inquieto. “No estoy contento porque teníamos el partido bajo control. Creo que jugamos un primer tiempo muy bueno, con profundidad, con buenos pases, jugando al borde del área rival, generando peligrosidad. Así marcamos el gol. Hubo mucho quite en campo rival”, analizó el estratega. La segunda etapa lo dejó realmente preocupado. “En la segunda parte la pelota no se usó como en la primera, perdimos imprudentemente el balón, provocamos contraataques, nos encontraron corriendo en transiciones defensivas y nos marcaron dos goles que fueron equivocaciones propias más que méritos del rival”, admitió.
La conclusión fue, más bien, optimista. “Mejoramos muchísimo en relación al uso de la pelota, fluyó de un lado a otro con ataques variados. Tuvimos remates de media distancia, desbordamos por los costados y así conseguimos el gol”, desmenuzó.
¿A qué fueron?
A la gira europea, Berizzo convocó a 10 jugadores menores de 23 años. La medida, naturalmente, fue aplaudida. Residía en ella un mensaje que parecía claro: más oportunidades para sumar experiencia en los entrenamientos con las figuras más tradiciones, pero, en lo fundamental, para sumar minutos competitivos con la camiseta de la Selección, a la que se le suele atribuir un peso distinto. En la lista, de hecho, había varios jugadores que están pasando por buenos momentos en sus respectivos equipos, incluso del extranjero, lo que permitía avizorar que la decisión de incluirlos sería más fácil.
Sin embargo, la realidad pega de golpe. Quien más actuó fue el ‘belga’ Nayel Mehssatou, con 153 minutos en el campo de juego, de los 180 que contemplaba el tiempo reglamentario de ambos compromisos. Con una salvedad: pese a que en su equipo y en el anterior llamado a la Roja había actuado por la banda derecha, frente a Marruecos Berizzo optó por utilizarlo por el flanco opuesto. ¿El resultado? El carrilero estuvo lejos de mostrar el nivel que había llamado la atención para considerarlo en la Roja. Ante Qatar, al menos, lo devolvió a su posición original. Ahí se vio mucho más cómodo.
En rigor, solo otros jugadores superaron el límite de los 100 minutos en el campo de juego. Los otros dos que conforman el registro son los ‘ingleses’ Marcelino Núñez y Ben Brereton. El primero, con 115 minutos en el campo; el segundo, con 103. En ambos casos, considerando la importancia que han adquirido en el Norwich City y el Blackburn Rovers, los equipos que defienden en la Championship, era esperable que se convirtieran en dos jugadores fijos. O, al menos, que tuvieran una participación notoria.
Víctor Méndez, quien partió el fútbol ruso, apenas 20, dos más que Diego Valencia, quien fichó en la Salernitana después de dejar a la UC. El golero Cristóbal Campos y los volantes Darío Osorio y Clemente Montes ni siquiera tuvieron acción. Los dos azules, son claves para su equipo, que lucha por salir de la parte baja de la tabla. También viajó el colocolino Jeyson Rojas, quien tampoco sumó minutos.
La vieja guardia y el funcionamiento
Por el contrario, quedó más la sensación de que Berizzo prefirió ir a la segura. De la Generación Dorada, por ejemplo, solo Claudio Bravo y Mauricio Isla quedaron fuera del listado. El resto fue y para jugar. En la igualdad ante Qatar, de hecho, había cuatro jugadores que superaban la barrera de los 30 años: el arquero Gabriel Arias, el defensor Gary Medel y los volantes Esteban Pavez y Arturo Vidal. El promedio de edad alcanzó los 29 años. El único representante de la nueva hornada fue el veinteañero Mehssatou.
Las otras dudas las dejó el funcionamiento. Ante Marruecos, el fracaso de la línea de tres hombres que intentó Berizzo en la defensa fue rotundo. Ante Qatar buscó mayor solidez en ese sector del campo de juego y optó por una más conservadora formación de cuatro hombres, con Mehssatou, Medel, un errático Francisco Sierralta, que tuvo directa responsabilidad en el primer gol qatarí, y un correcto Gabriel Suazo, que al menos intentó mostrar algunas de las cualidades que exhibe semanalmente con la camiseta de Colo Colo.
En el mediocampo, Vidal cumplió con su obligación frente a la escuadra qatarí y brindó su habitual jerarquía y despliegue. De Marcelino Núñez, Esteban Pavez y Diego Valdés se esperaba más. Y no llegó. Una muestra es que Alexis Sánchez, quien ya después del duelo ante Marruecos había reclamado por el desabastecimiento, se retrasó en varias oportunidades para tener mayor contacto con el balón.
En el ataque, otra cuenta pendiente. Ante Marruecos no hubo goles. Y frente a Qatar anotaron Sánchez y Vidal, dos cartas probadas. Frente a los asiáticos, Berizzo confió el centro del ataque a Ángelo Henríquez, un jugador ya experimentado, pero que no ha podido ratificar el potencial que insinuó alguna vez. En los 69′ que estuvo en la cancha, disparó al arco solo en una ocasión.
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