AC Milan, Mediaset, Forza Italia y el bunga bunga: las claves para entender a Berlusconi, el hombre que definió a la Italia del siglo XXI
Fallecido este lunes a los 86 años, el muchas veces polarizante ex primer ministro italiano forjó un imperio desde cero y siempre se mantuvo en el centro del quehacer nacional, estando o no en la cabeza del gobierno. Desde imperios mediáticos y escándalos, hasta el impulso de un club de fútbol a nivel continental, Silvio Berlusconi fue una figura que no dejaba a nadie indiferente.
Antes que el expresidente estadounidense Donald Trump, pináculo del empresario devenido en político de primera línea, estuvo él. Silvio Berlusconi, el tres veces primer ministro italiano que falleció este lunes a los 86 años, estuvo presente en la escena nacional en numerosos frentes. Sus roles como magnate de los medios de comunicación, showman con su propio partido y el papel que cumplió en numerósos escándalos políticos y sexuales forjaron la imagen de un hombre que aún polariza tanto a italianos como al resto del mundo y que terminó definiendo a la Italia del siglo XXI.
“Para muchos, su nombre sigue asociado a fiestas sexuales ‘bunga bunga’, bronceado falso, chistes malos y escándalos financieros. Sin embargo, su enfoque empresarial de la política ha sido copiado por líderes como el expresidente de Estados Unidos Donald Trump. El ex primer ministro británico Boris Johnson también se hizo popular presentándose como un outsider excéntrico”, escribió la periodista Lisa Jucca en Reuters con motivo de su muerte –por una infección pulmonar derivada de la leucemia que padecía–, recordando el impacto que su forma de hacer política tiene hasta la actualidad.
Frases fuera de lugar que a muchos políticos les costarían el puesto y, probablemente, su carrera, Berlusconi las hacía lucir con gracia. Recordadas son sus palabras cuando, tras la elección del primer presidente negro de Estados Unidos, Barack Obama, el italiano lo felicitó por ser “alto, guapo y bronceado”, o su estrecha amistad con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin. Esa esencia, que lo llevó en múltiples ocasiones al poder, es parte de las claves de un personaje bisagra en la política italiana y mundial.
Origen humilde y futuro rimbombante
Más allá de la caricatura, Il Cavaliere, como era conocido, fue sinónimo de una fractura en la manera de hacer política. Nacido en una familia de clase media milanesa, en 1936, su madre era dueña de casa y su padre empleado de la Banca Rasini. El avezado político recorrió un largo camino antes de entrar a ese mundo. Previo a lograr su primera fortuna en la década de los 60 y 70, recordó Reuters, Berlusconi fue de vendedor de electrodomésticos para pagarse los estudios de Derecho y trabajó como cantante de cruceros para luego entrar a los negocios inmobiliarios que tanto rédito económico le dieron en Milán.
Pero como toda su carrera pública, sus inicios tampoco estuvieron exentos de cuestionamientos, siendo constantemente acusado de haber recibido dineros de la mafia para despegar con aquellas inversiones iniciales, todas negadas por Berlusconi. Una de sus primeras ideas descabelladas fue, en los años 60, levantar el singular proyecto inmobiliario Milano Due, un lugar donde viven todavía unas 2.700 familias a las afueras de Milán con todos los servicios básicos y hasta un lago artificial con cisnes, detalló La Vanguardia.
Ahí, el entonces en alza empresario inmobiliario vio una oportunidad que luego lo pondría en la esfera pública: ofrecerles a sus inquilinos la instalación de su propio canal de televisión. Así nacía Mediaset, cadena televisiva que luego destronaría al monopolio estatal mediático –hasta convertirse en el presente en la emisora comercial más grande del país– a través de un quiebre en la programación.
Mientras Radiotelevisione italiana (RAI) continuaba con una parrilla tradicional y con fuerte influencia católica romana, detalló Reuters, la de Berlusconi ponía en pantalla concursos de juegos en toples y telenovelas estadounidenses de baja calidad. Iniciaba así un verdadero imperio mediático, al que no solo le sacaría provecho monetario, sino que también político.
Actualmente, la empresa evolucionó hacia el nombre de MediaForEurope, en un intento de hacer crecer hacia toda la región europea el poderoso canal italiano. Durante 2021, la marca obtuvo ingresos consolidados de 2.900 millones de euros.
El salto importante a la esfera pública, sin embargo, llegaría de la mano de la desgracia y el hundimiento de los políticos de la época en la década del 90, quienes, tal como Berlusconi al final de su carrera en la primerísima línea, terminarían acusados de corrupción y escándalos financieros.
Su llegada estuvo antecedida de la caída de su protector, el líder del Partido Socialista, Bettino Craxi, quien debió salir del país arrancando de acusaciones de corrupción. Nuevamente, vio una oportunidad.
Fiel a su sentido del espectáculo, Berlusconi decidió nombrar a su partido político utilizando un famoso cántico de fútbol en el país. En 1994 nacía Forza Italia, un partido de centroderecha integrado en el Partido Popular Europeo para el que jamás nombró a un sucesor.
Tras su mediática salida del poder, en 2011, la agrupación no cosechó buenos resultados en las elecciones. En octubre pasado, sin embargo, Berlusconi logró regresar al Senado nueve años después de ser expulsado por fraude fiscal y formar la actual coalición gubernamental que gobierna Italia. Forza Italia volvió como socio menor de la alianza liderada por Hermanos de Italia y la conservadora Giorgia Meloni, tras obtener un escueto 8% de los votos, el peor resultado en la historia del partido.
“Berlusconi aprovechó su popularidad mediática y su imagen de empresario emprendedor para explotar el vacío político de Italia. Mientras sus rivales y los líderes occidentales despreciaban sus meteduras de pata diplomáticas, su flagrante interés personal y su estilo de vida exuberante, los votantes le recompensaron con tres victorias electorales entre 1994 y 2008″, escribió Lisa Jucca.
Inventor para muchos del populismo en el laboratorio político europeo, ahora la muerte de Berlusconi deja en el aire su proyecto político y el futuro de Forza Italia, lo que podría complicar la estabilidad del Ejecutivo de Meloni, señala el diario El País.
Sus otros negocios
“El AC Milan lamenta profundamente el fallecimiento del inolvidable Silvio Berlusconi y extiende su afecto a su familia, colaboradores y amigos más cercanos”, fueron las palabras que uno de los clubes de fútbol más importantes de Italia tuvo para su expresidente durante más de 30 años.
A partir de 1986, el magnate se mantuvo a la cabeza del club rojinegro, logrando un palmarés durante sus años al mando del club de ocho “Scudetti”, el título de la primera división del fútbol italiano, cinco Champions League, máximo torneo continental, seis Supercopas de Italia, dos Intercontinentales y un Mundial de Clubes, entre otros.
“Mañana soñaremos con otras metas, inventaremos otros retos, buscaremos otras victorias que valgan la pena para realizar lo que hay de bueno, de fuerte y de verdadero en nosotros, en todos los que hemos vivido esta aventura de entrelazar nuestras vidas con un sueño llamado Milan. Gracias, Presidente. Por siempre con nosotros”, cerró el mensaje del club. Muy a su pesar, terminó vendiendo el club por dificultades financieras en 2017 tras alcanzar un acuerdo por 740 millones de euros. Su nuevo juguete futbolístico sería el Monza, un pequeño equipo que logró ascender a Serie A.
Toda esta gestión empresarial la realizó a través de su holding empresarial familiar, Fininvest. Según Reuters, para finales de 2021 manejaba activos por un valor de 4.900 millones de euros, o 5.300 millones de dólares. Previo a su muerte, Berlusconi poseía el 61,3% del holding. Pier Silvio y Marina Berlusconi, los dos hijos de su primer matrimonio, tenían cada uno una participación del 7,65%, siendo la segunda la presidenta desde 2005. En tanto, Barbara, Eleonora y Luigi Berlusconi, sus otros tres hijos, poseían el 21,42% del total de Finivest.
Crisis y caída
Ningún perfil de Silvio Berlusconi estaría completo sin sus polémicas, las que abarcan desde la política hasta los escándalos sexuales. 2011 fue el año clave, cuando el entonces primer ministro debió abandonar el poder de forma abrupta por la crisis de la deuda soberana. Allí, su carrera comenzó a irse a pique debido a “una condena por fraude fiscal que agravó el ataque de sus rivales digitales a las emisoras tradicionales”, recordó Lisa Jucca.
En el mismo ámbito, luego llegaría el comediante Beppe Grillo, quien le ganó a Berlusconi en su propio juego “al utilizar su marca personal e Internet para derrocar a Forza Italia y a otros partidos a través de su antisistema Movimiento 5 Estrellas, que fue el mayor partido en el gobierno entre 2018 y 2021″, continuó la periodista.
Mientras los críticos aseguran que utilizó su poderío mediático y político para proteger sus propios intereses, Berlusconi reveló en 2016 que lo hizo solo para frenar a la izquierda. “La política nunca fue mi pasión. Me hizo perder mucho tiempo y energía. Si entré en el ruedo fue para evitar que los comunistas tomaran el poder”, dijo a la revista Chi en una entrevista con motivo de sus 80 años.
Las tormentas que el político superó durante sus años en el poder son, bajo los estándares occidentales actuales, increíbles. A las constantes salidas de libreto en el ámbito diplomático, se suma una acusación de haber mantenido relaciones sexuales con una menor de edad y organizar orgías conocidas como las famosas fiestas “bunga bunga”, descritas por medios locales como “salvajes”.
Durante toda su carrera estuvo acompañado de denuncias, escapando de todas ellas. Fue condenado por al menos siete cargos graves, incluido el soborno de un senador y el pago a jueces, detalló Reuters. Sin embargo, todas fueron anuladas en apelaciones o desestimadas gracias a una ley de proscripción que fija el tiempo que los magistrados tienen para completar sus pesquisas, período que fue intensamente reducido bajo uno de los gobiernos de Berlusconi, agregó la agencia de noticias.
Entre esas historias, destaca la de la bailarina marroquí Karima El Mahroug, conocida como “Ruby, la roba corazones”. Los magistrados italianos acusaron al político de haber pagado miles de euros por mantener relaciones sexuales con la artista mientras era menor de edad, entre febrero y mayo de 2010, pero un tribunal lo absolvió de todas las acusaciones argumentando que no tenía como saber que tenía menos de 18 años. Para 2011, justo cuando la crisis económica estallaba, también lo hacía la investigación por tener relaciones con una menor.
Su vida amorosa, siempre en boga, sí lo resintió. Primero se casó, con 29 años, con Carla Elvira Dall’Oglio, con quien tuvo a Marina (1966, su favorita), hoy presidenta de su grupo editorial Mondadori, y Pier Silvio (1968), vicepresidente del grupo familiar Mediaset. Tras el divorcio contrajo matrimonio con la actriz Verónica Lario. Se conocieron cuando ella interpretaba El magnífico cornudo, y tuvieron tres hijos, Barbara (1984), Eleonora (1986) y Luigi (1988). El divorcio posterior terminó en una larguísima batalla en los tribunales.
Lario no aceptó el dictamen del tribunal y solicitó el divorcio afirmando que no podía vivir con un hombre que “frecuentaba a menores”. Allí, nuevamente Il Cavaliere -pese a que perdió su preciado título de caballero en 2013, luego de ser condenado por fraude fiscal- salió indemne, tanto política como financieramente hablando.
Mientras inicialmente se decretó que debía pagar 1,4 millones de euros (cerca de 1,6 millones de dólares) por concepto de pensión alimenticia, una de las mayores indemnizaciones de divorcio en la historia de Italia, recurrió a la decisión judicial y la cantidad se redujo a cero.
Durante años salió con Francesca Pascale, mujer 49 años más joven que él a quien, según La Vanguardia, pagó 20 millones de euros como compensación por dejarla por otra aún más joven, la diputada de Forza Italia, Marta Fascina, de 33 años. Durante 2022, ambos se casaron de forma simbólica.
Berlusconi, con una pulsión hacia la inmortalidad manifiesta en sus operaciones estéticas, transplantes de pelo o maquillaje recurrente, solía bromear que gracias a los avances médicos viviría 120 años. Su médico personal, Alberto Zangrillo, también sostenía que desde el punto de vista inmunológico era prácticamente inmortal. Pero su salud empeoró dramáticamente en el último tiempo. Operado a corazón abierto y con un marcapasos desde hacía años, el coronavirus lo afectó profundamente y le dejó secuelas respiratorias. Finalmente, la leucemia mielomonocítica crónica que le fue diagnosticada hace más de un año acabó con un símbolo italiano.
La vida de Silvio Berlusconi, plagada de logros, polémicas y vaivenes políticos, marcó los últimos 20 años de la Italia actual, generando polarización sobre una figura política como ninguna otra en el país europeo.
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