Aída Baldini, gerenta de Conaf: “Aparecen incendios al medio del bosque, donde no hay tránsito de personas”

Aida Baldini
Aída Baldini cumplió tres años como gerenta de Protección contra Incendios Forestales de Conaf.

La primera mujer en asumir la Gerencia de Protección contra Incendios Forestales evalúa la compleja temporada en curso y aborda el origen de los siniestros: "nos damos cuenta de que hay intencionalidad de pirómanos (...) o casos como en la Novena Región, que obedecen al conflicto". La ingeniera, además, destaca que si bien la sequía y las olas de calor favorecen las emergencias, el país está mejor preparado que en el pasado para combatirlas.


Han pasado tres años desde que Aída Baldini asumió la Gerencia de Protección contra Incendios Forestales de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo. Y por estos días enfrenta lo que se perfila como la temporada más compleja de los últimos cinco años, con un total de 2.342 incendios registrados desde julio, un 13% por encima del último quinquenio. Y su afectación es considerablemente mayor: estos siniestros han consumido una superficie de 28.663 hectáreas, lo que significa un repunte del 43% en relación al mismo período. “Es muy alto”, dice la ingeniera forestal.

Y si bien los principales incendios activos en el país comienzan a aplacarse, otros fuegos surgen en zonas donde, por efecto de la sequía y las altas temperaturas, se propician las emergencias. “La intencionalidad no la podemos trabajar mucho; aparecen incendios al medio del bosque, donde no hay tránsito de personas”, analiza Baldani.

¿Cuál es la situación actual de los incendios activos más complejos en Chile?

El de Quillón (Ñuble) ya lo tenemos con una línea perimetral y todo el humo o fuego que se ve está al interior del área quemada, entonces ya se está trabajando en su control y también bajó su nivel de peligrosidad. El de Los Sauces-Angol (La Araucanía) aún es muy grande, tiene un sector con un escape y estamos concentrando todo el trabajo en esa área. Pero lamentablemente siguen apareciendo incendios: tenemos otro en El Peral, en Lumaco (La Araucanía), que está amenazando algunas viviendas y estamos trabajando con el avión C-130. Y los incendios de la Sexta Región (Machalí y Requínoa) ya no tienen amenaza directa de infraestructura crítica.

¿Cómo analizaría este momento?

Para que te hagas una idea, el promedio afectado del último quinquenio son 19.988 hectáreas, entonces vamos con un 43% más. En la temporada 2016-17, al mismo día de hoy, la tormenta de fuego se llevaba 64.000 hectáreas y ahora estamos en condiciones bastante semejantes de olas de calor. Por eso en junio ya sabíamos que la temporada iba a ser muy compleja, por el estado de la vegetación, que está muy estresada, y ese es un parámetro que medimos cada 15 días. Con una sequía permanente, aun cuando cayera lluvia, la vegetación no se iba a desestresar, no iba a mejorar su condición. Por eso nos preparamos con una cantidad de aeronaves que creemos es apropiada, que van desde helicópteros livianos, pesados, semipesados, hasta aviones de tres mil y 15 mil litros, pero también harto recurso terrestre. Implementamos brigadas mecanizadas, este año usamos muchos skidders (máquinas para cosecha forestal), retroexcavadoras, excavadoras y en algunos casos motoniveladores. Hemos dado respuesta a todos los incendios.

¿Por qué si se preveía esta situación los incendios siguen ocurriendo en esta magnitud?

La superficie responde a condiciones propensas para incendios, un combustible muy dispuesto, con vientos que favorecen llevar el fuego. Pero las condiciones ambientales no son las que dan el inicio al fuego, siempre está detrás la mano del hombre, accidental, negligente o intencionalmente. En términos de prevención también nos preparamos: a los distintos municipios les entregamos planes comunales de prevención, donde se indican los sectores que ellos tenían que limpiar. Trabajamos con las comunidades para que estén preparadas y entregamos todas las recomendaciones que tiene que tomar cada persona que habita en zonas rurales.

¿Y esos distintos actores piensa que responden bien a las advertencias?

En general nos damos cuenta que la gente responde a la prevención, pero falta muchísimo. La gente limpia sectores y las quemas escapadas (quemas de pastizales que se descontrolan) nos tienen bastante complicados. Pero la intencionalidad no la podemos trabajar mucho; aparecen incendios al medio del bosque, donde no hay tránsito de personas.

¿Hay mucha intencionalidad?

Tenemos varias unidades de investigación de causas que apoyan a fiscalía y policías. Trabajamos con el Labocar de Carabineros y nos damos cuenta de que hay intencionalidad de pirómanos, como en Puerto Montt o en quebradas de la Sexta Región, donde no tendría por qué haber fuego. O casos como en la Novena Región, que obedecen al conflicto.

¿Cree que se repetirá una situación como los incendios de la temporada 2016-17?

El país realmente aprendió, en el sentido de que los incendios forestales venían en aumento. Hoy Chile en su totalidad está mucho más preparado para los incendios y todas las medidas, así como el combate y la preparación, estamos mucho más avanzados. Si bien ha sido una temporada muy compleja, no debería ocurrir lo mismo.

¿Qué destacaría de ese avance que comenta?

Lo más valioso ha sido el trabajo cooperativo, el trabajo en conjunto. A veces nos dicen que nos comparemos con otros países, pero es muy difícil porque Chile trabaja bajo un solo sistema. La Conaf trabaja en todo el país, a la cual adicionas el trabajo de empresas forestales y de Bomberos, con quienes trabajamos en conjunto. La tercera capa es la protección civil, dirigida por la Onemi. Diría que tenemos un sistema que funciona: sale una alerta roja, todos se presentan y se trabaja en conjunto.

Y por el contrario, ¿qué diría que falta?

Nos falta aún el reforzar los recursos terrestres. Con el tiempo nos damos cuenta de que los incendios se están extendiendo latitudinal y temporalmente, entonces se hace necesario tener recursos terrestres por periodos más largos y también incrementar la permanencia de personal a todo el año. Solo nuestros jefes de brigadas son permanente y ellos atienden los incendios de inviernos, entonces vamos a tener que reforzar los recursos permanentemente.

¿Los brigadistas están a tope con esta seguidilla de incendios?

Tenemos turnos, con varios días de descanso que les permiten descansar física y anímicamente. Hacemos rotaciones con regiones que no tienen incendios, que apoyan en las más complejas y así bajamos la carga de trabajo.

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