Alan García, el político más astuto, irreverente y camaleónico de Perú

FILE PHOTO: Peru's new President Garcia waves after leaving Congress where he received presidential sash during his inauguration ceremony in Lima
Foto: REUTERS

El ex Presidente peruano, que gobernó en dos períodos, pasó de la izquierda a la derecha y siempre intentó mostrarse como un político coherente, fiel a sus principios. Hoy por la mañana se pegó un tiro antes de ser detenido por el caso Odebrecht. Pragmático y con un poder de oratoria como pocos, García pasará a la historia como una de las figuras más relevantes y fundamentales de Perú y América Latina.


Hay muchas escenas que definen la vida de Alan García, pero una en particular marca en gran parte lo que fue su trayectoria política. En 1992, tras el autogolpe de Alberto Fujimori, la policía peruana llegó hasta su casa para detenerlo, pero el exmandatario se las ingenió para escaparse por los tejados de las viviendas aledañas, consiguió refugio en casas de amigos y finalmente se escondió en la maleta de un auto para posteriormente partir al exilio en Colombia, que le concedió asilo diplomático. Para sus partidarios García siempre encarnó eso de los "principios" y "valores" en la política; para sus enemigos, el ex jefe de Estado se las arreglaba para evadir las tormentas que se avecinaron en su contra.

Alan García Pérez (Lima, 1949) siempre "jugó" con las sorpresas, con lo inesperado, pero también en muchísimas ocasiones puso hincapié en la "consecuencia". En ese contexto, cuando se vio abrumado por su arresto en el marco del caso Odebrecht, se pegó un tiro en la cabeza, en una de las habitaciones de su hogar en Lima. García ya venía mal. Acusado de recibir sobornos de la constructora brasileña, advirtió en varias ocasiones que no pasaría un día en la cárcel, que no sufriría el destino trágico de otros tres ex Presidentes peruanos procesados y encarcelados por la justicia, siempre con el caso de Lula en Brasil como referente. Cuando vio que no le quedaba otra salida, intentó en vano refugiarse en la embajada de Uruguay, pero aquello también le salió mal.

García, amado y odiado en igual medida por sus compatriotas, sorprendió a Perú una y mil veces. Su gran debut, luego de aprenderse de memoria el manual de Víctor Raúl Haya de la Torre –una de las mayores figuras políticas de Perú del siglo XX- ocurrió en 1985, cuando con apenas 35 años ganó las elecciones y se convirtió en el Presidente más joven en la historia de Perú. Su gobierno (1985-1990) fue un desastre, con una hiperinflación de 2.178,49%, la mayor por lejos de América Latina en esa época, lo que arruinó al país.

[caption id="attachment_618890" align="alignnone" width="600"]

alan-garcia-salvador-allende-700x450.jpg

Foto: AP[/caption]

Pero más tarde tuvo su revancha. Volvió en gloria y majestad a Lima en enero de 2001, cuando Fujimori había caído y Alejandro Toledo era el gran favorito para ganar esos comicios. De manera absolutamente sorpresiva, García pasó a segunda vuelta y estuvo a un paso de vencer a Toledo. En aquella ocasión, en una entrevista con La Tercera, señaló que los verdaderos socialistas eran figuras como el chileno Clodomiro Almeyda y no los políticos de la Concertación, de la que siempre fue crítico. Años después, sería García quien impondría una demanda contra Chile en La Haya.

Seis años más tarde, García volvió a la arena política y arrasó en las urnas, tras una campaña con mítines multitudinarios, en los que palomas blancas solían posarse sobre sus hombros, a lo Fidel Castro. "Es un encantador de serpientes", decían en aquella época de Alan García, con un inigualable poder de oratoria. Muchos peruanos solían bromear que preferían no escuchar los discursos de García, porque los terminaría convenciendo de votar por él.

Con una política diametralmente opuesta a su gobierno izquierdista de los 80, García optó por el pragmatismo en su segunda gestión y no tuvo reparos en acercar sus convicciones hacia la derecha, un giro sorprendente para algunos. Tanto en la campaña que lo llevó a la Presidencia en 2006 como durante su gestión, puso a Chile como el ejemplo económico a superar. Y lo logró, con cifras de crecimiento por encima del 8%. "Vamos a recuperar el sitio que con inteligencia Chile nos ha quitado", dijo en otra entrevista con La Tercera en aquella época.

Con un manejo de la opinión pública reconocido incluso por sus adversarios, durante su gobierno García debió admitir a un hijo extramatrimonial, pero aquello –muy de la personalidad de Alan- terminó dándole dividendos positivos, un contraste brutal respecto de cómo manejo el mismo tema Alejandro Toledo. Memorables también fueron sus peleas con Hugo Chávez, quien calificó a García como "ladrón y corrupto de siete suelas". Luego se reconciliaron.

alangob2-700x450.jpg

Pero tras su segunda administración el encanto sobre la figura de Alan se fue apagando. En las elecciones de 2016 intentó una nueva aventura presidencial, pero obtuvo apenas un 5,8%. Desde entonces, no logró el apoyo necesario ni para cambiar su imagen ni para situar al APRA como un actor político relevante.

"Soy el hombre más investigado de Perú de los últimos 30 años y lo que tengo es producto de mi trabajo y así lo he demostrado. Confío en la historia. Soy cristiano. Creo en la vida después de la muerte", dijo en su última entrevista con Radio Programas de Perú (RPP), difundida el martes.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.