Alfredo Jaar, Premio Nacional de Arte: “Durante meses, Nueva York fue la ciudad más triste del mundo”
Radicado en Estados Unidos desde 1982, el artista chileno se refiere al impacto de la pandemia en la ciudad, que inspiró a una de sus últimas obras: Between the Heavens and Me, un video que registra el desolador entierro de indigentes víctimas de Covid-19 en una fosa común en Hart Island. El próximo martes, Jaar ofrecerá una conversación virtual para conmemorar los 10 años del Festival Puerto de Ideas.
Trasladó una frase de Samuel Beckett a letras de neón: “No puedo seguir. Voy a seguir”. Comisionado por el Festival de Edimburgo en 2019, Alfredo Jaar instaló un letrero luminoso en el “puente de los suspiros” que une la galería Talbot Rice y el Museo Nacional de Escocia. Treinta años antes, el artista chileno había intervenido Times Square en Nueva York con una instalación audaz, A Logo for America, que exhibía el mapa de Estados Unidos y la leyenda “This is not America”. En Edimburgo rescató una cita de una obra del dramaturgo irlandés para transmitir una convicción: “A pesar de todo, hay que seguir”.
Radicado en Nueva York hace 40 años, Jaar suele atravesar el mundo con sus intervenciones públicas. En 2018 hizo una instalación en Roma inspirada en Gramsci, y a fines del año pasado exhibió una selección de su proyecto sobre el genocidio en Ruanda en la Goodman Gallery de Londres.
En los últimos meses, el artista se ha concentrado en su departamento en el Soho. Durante semanas, Jaar observó conmocionado cómo Nueva York se volvía el epicentro de la pandemia en el mundo. Gran consumidor de noticias, a las que dedica varias horas de lectura diaria y de las que suele tomar la inspiración de su trabajo, se sintió conmovido por una de las informaciones de inicios de abril: Hart Island, frente al Bronx, convertida en una gran fosa común para indigentes víctimas del Covid-19.
De ese modo, el artista dio forma a una de sus últimas obras, el video Between the Heavens and Me. Basado en imágenes de la BBC, el video muestra a un grupo reos en Hart Island apilando ataúdes de personas fallecidas producto de la pandemia y cuyos restos no fueron reclamados por nadie, en una gran trinchera. La imagen se repite sucesivamente, acompañada de la música de Anouar Brahem, un intérprete tunecino de oud.
Con el título Pandemia y postpandemia: El rol de la cultura y las artes, el artista nacido en Chile en 1956 conversará virtualmente con la periodista Leila Guerriero, el próximo martes, a las 18.30 en puertodeideas.cl. La conversación servirá de lanzamiento del libro Puerto de Ideas de la A a la Z, que recoge ensayos de 29 escritores, artista e intelectuales.
¿De qué modo lo ha tocado la pandemia?
Nos ha tocado muy duro, Nueva York fue el epicentro mundial de la pandemia, fue por meses una de las ciudades más tristes del mundo. Ha sido una oportunidad forzada de parar todo, y reflexionar sobre mi obra, mi práctica, y el estado del mundo. Aun no tengo respuestas pero sí me queda claro que debemos imperativamente crear nuevos modelos de pensar el mundo. Sigo creyendo, más que nunca, en el poder de la cultura no solo en afectar cambios sino como constitutiva esencial del desarrollo humano. La cultura es nuestro verdadero capital.
¿Cómo nació su obra Bentween the Heavens and Me?
Esta obra nació como reacción al descubrir que a pocas millas de mi casa, existe una isla donde entierran a las víctimas mortales de Covid-19 en fosas comunes. Es gente sin casa ni familia, y sus cuerpos son enterrados por prisioneros a quienes se le pagan unos pocos centavos por hora. Este hecho me produjo una tristeza infinita, y cree esta obra donde trato de dignificar estas muertes a través de la música y su poder curativo. Es mi segundo video creado en casa bajo confinamiento.
Recientemente, Jaar fue distinguido con el Premio Internacional Hasselblad de Fotografía, galardón que concede la fundación del mismo nombre, con sede en Suecia. “A través de trabajos silenciosos y meditativos, Jaar aborda asuntos de gran magnitud, dando testimonio de desastres humanitarios y testificando sobre el impacto de los conflictos militares, la corrupción y la desigualdad económica alrededor del mundo”, subrayó el jurado.
El premio lo han recibido connotados artistas como Daido Moriyama, Sophie Calle y Robert Frank. La premiación está agendada para octubre y abarca la inauguración de una muestra y la edición de un libro sobre la obra de Jaar.
A inicios de los años 90, cuando aún no usaba Internet, Alfredo Jaar estaba suscrito a 79 diarios y revistas del mundo. De ese modo el artista comenzó siguió las informaciones que lo condujeron a Ruanda en agosto de 1994, donde registró el genocidio de casi un millón de personas y que resultó prácticamente invisible para el mundo. Con esas imágenes, el artista hizo le dio visibilidad a la tragedia a través de instalaciones silenciosas y conmovedoras. Una selección de ellas se exhibió en Londres hasta enero y viajará a fin de año a Ciudad del Cabo. “Quiero que la gente vea estas imágenes para verlas realmente, con el fin de llevarlas dentro de su cerebro, en su corazón, en su alma, para tratar de entender lo que nos está pasando”, dijo Jaar a The Economist.
Premio de Arte de Hiroshima 2018, reconocimiento que la ciudad entrega cada tres años a los artistas que han hecho colaboraciones relevantes a la paz, Jaar montará en 2021 una retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de esa ciudad. Esta vez guiado por una nueva cita, tomada del Nobel Kenzaburo Oé: “Enséñanos a superar nuestra locura”.
La migración
Alfredo Jaar fue el artista que inauguró la primera versión de Puerto de Ideas en Valparaíso en 2011. Ahora regresa a través de la conversación con Leila Guerriero, moderada por el artista Pablo Chiuminatto. Jaar aporta la fotografía de portada del libro que celebra los 10 años del festival, editado por Guerriero, con prólogo de Juan Villoro y que recoge textos de Raúl Zurita, Pablo Simonetti y Sonia Montecinos, entre otros autores.
“Me parece que fue ayer cuando me subí a un gigantesco escenario en Valparaíso a inaugurar esta locura creada por Chantal Signorio. Me temía que aparecieran 10 personas. Recuerdo que habían 1.000 o más. El resto es historia. Puerto de Ideas es una invitación generosa a pensar el mundo, a pensar Chile, es un modelo democrático y generoso para hacer cultura”, dice Jaar.
La portada del libro Puerto de Ideas de la A la Z es una fotografía suya de un lugar en ruinas, en Argel, que suele ser utilizado por los migrantes como refugio. ¿Puede contarnos de ese proyecto?
Esta imagen se titula Buscando a España y es parte de una serie continua de obras en torno a la inmigración que inicié en los años 80 en la frontera México-EEUU. La fotografía está tomada desde el interior de un antiguo palacio destruido que sirve de refugio a los que deciden dejar Argelia y tratar de llegar a España. El lente de mi cámara está dirigido a la costa española.
Hace unos años hizo una campaña en Suiza en torno al drama de los migrantes, a partir de la fotografía del pequeño Aylan Kurdi, ahogado en las costas de Turquía. ¿Cómo fue recibida la campaña? ¿Cómo ve hoy a Europa frente a este problema?
En general la actitud de Europa frente a la inmigración ha sido infame. Mi proyecto se titulaba The Gift (El Regalo) y consistía en repartir 12.000 obras de arte gratuitamente con la ilusión de provocar una toma de conciencia del problema y activar donaciones para asistir a los inmigrantes. Recaudamos un millón de euros, pero aun mas importante, creo que logramos despertar conciencias. El efecto mediático fue también muy considerable y eso extendió el alcance del proyecto.
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