Alicia Romo: “Las voces de hoy, que claman por asamblea constituyente, pretenden la destrucción del país”

142008

La exrectora de la Universidad Gabriela Mistral es, junto a Raúl Bertelsen, la única sobreviviente de la comisión Ortúzar, el grupo de ocho juristas que redactó la Constitución de 1980. En este cuestionario -respondido por correo electrónico- defiende su trabajo y la vigencia de la Carta Magna: "No hace falta ninguna nueva Constitución. La actual, modificada varias veces, puede perfeccionarse siempre, manteniendo su esencia".


¿Cómo llega usted a la Comisión Ortúzar? ¿Cuánto tiempo le dedicaba semanalmente a pensar en una nueva Constitución?

Me eligieron porque era Consejera del Colegio de Abogados. Asistí a todas las reuniones y en ellas trabajábamos intensamente. No era necesario imaginar algo absolutamente nuevo, teníamos las constituciones anteriores del 25 y del 33. Con esos antecedentes y con experiencias internacionales discutíamos hasta encontrar el acuerdo adecuado. Queríamos representar el interés de Chile y servir a la Nación.

¿Por qué existía en ese momento una necesidad de reformar la Constitución del 1925?

Había que definir con claridad el tipo de sociedad que queríamos. Era necesario crear un estatuto de garantías y generar el correspondiente recurso de Protección.

¿Cuáles fueron los momentos o temas más tensos que usted recuerda de toda la discusión? ¿Qué posturas defendió?

No hubo momentos de gran tensión. Se conversaba y se reflexionaba sobre cada tema, los asuntos más complejos se dejaban para trabajarlos en la siguiente sesión o se nombraba una subcomisión que elaborara una proposición. La composición de la comisión era amplia, todos los integrantes eran distinguidos abogados, con diferentes experiencias. Había un clima de gran respeto.

¿Le parece que fue una comisión heterogénea, con visiones diversas del derecho?

La composición era amplia. Todos tenía una gran experiencia profesional, talento y responsabilidad, en relación al delicado encargo recibido. Personas como Jorge Ovalle del grupo radical, de gran talento, aportó mucho y se retiró por problemas personales. Fueron muy importantes también don Alejandro Silva Bascuñan, entonces presidente del Colegio de Abogados, y don Enrique Evans de la Cuadra, ambos democratacristianos, de enorme valor para la Comisión, que desgraciadamente se retiraron cuando el Gobierno suspendió los partidos políticos. Sus ideas quedaron en muchas disposiciones y, principalmente, Enrique Evans estuvo siempre dispuesto a ser consultado. Yo trabajé siempre con él. Eran hombres de gran estatura, para quienes lo primero era el bien del país.

¿Había alguna consciencia dentro de la comisión de que muchas de las garantías que se estaban incluyendo en el texto no eran respetadas por el régimen militar?

El Gobierno se estaba recién organizando, y tenía que analizar las posibilidades país para poder legislar sobre las garantías del artículo 19. Con calma, se comenzaron a hacer reformas estructurales que hasta el día de hoy han permitido el desarrollo y crecimiento nacional. Todas referidas a los derechos sociales, que hoy se reclaman y que son materia de leyes, algunas postergadas largamente en el Congreso, y siempre necesitando de los recursos necesarios para avanzar con ellas.

¿Dónde radica la legitimidad de la Constitución de 1980? ¿Le parece que el plebiscito ratificatorio del 11 de septiembre de 1980 podía ser limpio en el contexto de un régimen militar?

Si bien el régimen militar era un Gobierno de facto, la gestión y la administración eran serias y responsables. El plebiscito fue un hecho serio, correcto, limpio y digno de la necesidad del país.

En retrospectiva, ¿existió alguna autocrítica de los integrantes de la comisión?

No, porque trabajábamos a conciencia. No teníamos ideologías, sólo queríamos generar una Constitución que tuviera la capacidad de ofrecer a los habitantes de Chile, siempre, algo mejor. Éramos un buen equipo, donde nadie pretendía sobrepasar o imponerse a los demás. El respeto era el elemento esencial con que se trabajaba.

¿Cree que es el momento de redactar una nueva Constitución? ¿Por qué sí o por qué no?

No hace falta ninguna nueva Constitución. La actual, modificada varias veces, puede perfeccionarse siempre, manteniendo su esencia. La importancia de la persona humana, el rol subsidiario del Estado; la familia, como el núcleo fundamental de la sociedad, el derecho de propiedad, la libertad para iniciar diversas actividades, donde la única restricción son la moral, el orden público y la seguridad nacional.

¿Ve alguna semejanza entre el contexto del que emergió la Comisión Ortúzar y el panorama actual, de donde surge este acuerdo para una nueva Constitución?

Hoy hay un acuerdo político para lograr una nueva Constitución. No estaba en los planes del Gobierno elegido por amplia mayoría, hace muy poco tiempo. Tampoco estuvo en los petitorios de las primeras movilizaciones masivas, que pedían por la salud, la previsión, la educación, el trabajo. Todas solicitudes razonables, pero expresadas en un contexto negativo, que fue el caldo de cultivo de la violencia. La exigencia constitucional surgió de voces organizadas, cuyo propósito era avanzar en un movimiento revolucionario, donde la asamblea constituyente se asemejara a los estados generales de la revolución francesa. La Comisión Ortúzar se reunió para construir las bases de un mejor país. Las voces de hoy, que claman por asamblea constituyente, pretenden la destrucción completa del país.

¿Qué sistema es más adecuado para elaborar el documento? ¿Una convención mixta o convención constitucional (Asamblea constituyente)?

Las modificaciones constitucionales necesarias las debe realizar el Congreso, respetando lo establecido en la propia Constitución. En un clima de orden, paz y armonía.

¿Ve usted algún problema en una convención conformada exclusivamente por ciudadanos?

Ya lo mencioné. Una asamblea constituyente es semejante a los Estados Generales de la revolución francesa. Por bienintencionadas que sean algunas personas que pudieran participar, hay otros de cabeza caliente, que sólo quieren destruir y lo más grave, no cabe duda que ya están preparados los personajes que aparecerán tomando el control de los grupos e imponiendo las normas que hace tiempo han estado preparando.

Ya que el cambio constitucional es inminente, ¿qué artículos o disposiciones se deberían reformar y cuáles deben mantenerse?

El Congreso puede reformar todo lo que parezca necesario, respetando los quórums establecidos en el ordenamiento jurídico vigente. Con esa fórmula lo esencial para las personas y el país va a ser siempre respetado.

¿Debiera ser una constitución más corta que le deje más espacio a la política?

Eso dependerá de las modificaciones que pueda realizar el Congreso.

¿Qué significa para usted, en lo personal, que la constitución sea reemplazada?

Tengo confianza en el criterio de la inmensa cantidad de gente que ha sufrido con espanto la destrucción del país y la pérdida que nos ha empobrecido a todos. Esos millones de personas que no han estado en la calle, van a decir categóricamente NO a una nueva carta constitucional.

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