Alvin Bragg: el polémico fiscal tras la imputación de Donald Trump
Originario de Manhattan, el abogado y funcionario público ha sido objeto de diversas críticas tanto de parte del mismo expresidente como sus seguidores, quienes señalan que el fiscal tendría motivaciones políticas.
El 30 de marzo, un gran jurado votó por imputar a Donald Trump, volviéndolo así el primer expresidente estadounidense en alguna vez haber enfrentado cargos criminales. Se trataría de más de 30 casos relativos a fraude en negocios, por los que mañana martes se espera que el magnate sea procesado.
En todo este juicio, una figura se ha puesto bajo los focos: Alvin Bragg, el fiscal del distrito de Manhattan, y quien dirige la investigación criminal contra las prácticas de Trump. A causa de esto, ha recibido distintas amenazas y acusaciones, por lo que llegó a mandar un memo a todo su equipo: “No vamos a tolerar intentos de intimidación a nuestra oficina, o amenazas al imperio de la ley en Nueva York”.
Según seguidores de Trump y de las teorías de conspiración, Bragg estaría llevando a cabo una investigación “motivada políticamente” para sacar al expresidente de la carrera por la Casa Blanca en 2024, e incluso lo estaría financiando George Soros. Esto último, incluso lo afirma Ron DeSantis, el segundo político más popular del Partido Republicano.
En enero de 2022, cuando fue elegido fiscal del distrito de Manhattan, Bragg dio un discurso en el que señaló: “Además de ser el primer fiscal de distrito negro, creo que seré probablemente el primer fiscal de distrito al que la policía le ha apuntado”. Esto, refiriéndose a su infancia en el barrio de Harlem.
“Creo que seré el primer fiscal de distrito que ha tenido una víctima de homicidio en su edificio. O el primer fiscal de distrito en Manhattan que fue apuntado con un arma semiautomática. O el primero que vio a un ser querido volver a entrar a la cárcel, y siguió con él. Y voy a gobernar desde esa perspectiva”, aseguró Bragg, mostrando cómo su historia y experiencia en los barrios neoyorquinos lo habían motivado a estudiar leyes.
La biografía oficial de Alvin Bragg lo describe como un “hijo de Harlem” que se convirtió en fiscal de distrito de Manhattan en 2021 después de “una vida de trabajo duro, coraje y exigencia de justicia”.
Bragg estudió en la Escuela de Leyes de Harvard, para luego servir como fiscal federal, donde se encargó principalmente de casos de fraude y lavado de dinero. Más tarde entró a la Fiscalía del Estado de Nueva York, donde por primera vez se enfrentó al expresidente en una querella que terminó por forzar la disolución de la Trump Organization.
“Ya he hecho este tipo de trabajo, bajo este tipo de escrutinio”, declaró Bragg durante su campaña para ser electo fiscal. El caso contra la Trump Organization había sido una de sus mayores victorias judiciales, luego de presentar cargos a la entidad por haber orquestado 15 años de fraudes fiscales.
Bragg hizo campaña al cargo proyectándose como un reformista progresista. Fue elegido con el 83% de los votos en Manhattan, de inmensa mayoría demócrata. Bajo la perspectiva de Bragg, el sobreencarcelamiento de personas no resuelve ni mejora la seguridad pública. Por esto mismo, llevó a cabo un criticado plan para reducir la prisión preventiva y limitar la duración de las penas.
De hecho, en el momento en que entró a su oficina en enero 2022, envió otro memo a su equipo, en el que los instruía a “no perseguir delitos menores”, lo que terminó provocando una enorme polémica en Nueva York. Según indica un abogado citado por Financial Times, “Alvin cometió algunos errores de principiantes ahí”.
La biografía de Bragg destaca la creación de una División de Víctimas Especiales, que maneja “casos extremadamente sensibles de una manera informada sobre el trauma y centrada en el sobreviviente”, y la expansión de una Unidad de Crímenes de Odio.
Un año después de una entrada difícil en la fiscalía distrital, Bragg está haciendo historia al ser la primera persona en poner cargos criminales contra un expresidente norteamericano. Se trata de una investigación iniciada por su predecesor, Cyrus Vance, y que nace de un pago de 130 mil dólares realizado por un exabogado de Trump, Michael Cohen, a la actriz porno Stormy Daniel, en 2016, un poco antes de la elección presidencial.
Michael Cohen testificó el haberle pagado a Daniels en miras a comprar su silencio, para que la actriz no hablara sobre una relación extramarital que habría tenido con Donald Trump en 2006. Todo esto es negado por el expresidente.
La investigación, hasta hace poco, era conocida dentro de la fiscalía como un “caso zombie”, pero a partir de enero Bragg comenzó a presentar evidencia al gran jurado sobre los pagos que habría recibido Daniels.
Según indicó The Guardian, Donald Trump está preparando una gran ofensiva contra el fiscal: le habría dicho a sus asesores que va a escalar sus ataques. Siguiendo lo indicado por sus cercanos, que estuvieron en una reunión en el ressort de Mar-a-Lago este fin de semana, el expresidente comentó “usando un lenguaje más colorido” que era hora de golpear políticamente al fiscal.
En su red social, Truth Social, Trump acusó a Bragg de ser un psicópata, además de insistir en la idea de que su investigación está motivada políticamente. En otro post con ataques personales a Bragg, había una imagen –ahora borrada– en que se veía al expresidente con un bate de beisbol y una foto del fiscal al lado. Más tarde, los abogados del magnate tuvieron que salir a decir que no se trataba de “una amenaza contra el fiscal”.
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