ANFP aún debe $ 2.800 millones a los seleccionados: histórica deuda marca el inicio de la negociación por los premios de la Roja
El inicio de las Eliminatorias se acerca. Mientras Eduardo Berizzo sigue en la búsqueda de las piezas para el proceso que encabeza, en Quilín se las ingenian para mantener a los referentes tranquilos. El saldo pendiente es cuantioso, sobre todo, para una asociación complicada en lo económico. Habrá una drástica disminución de los estímulos.
El inicio de las Eliminatorias está a la vuelta de la esquina. Eduardo Berizzo reúne a algunos de los futbolistas que tiene en mente para el inicio del proceso rumbo al Mundial que organizarán conjuntamente México, Estados Unidos y Canadá y aprovecha para explorar alternativas. La ANFP también se alista, aunque su preocupación va en otro sentido. En la entidad que preside Pablo Milad buscan tranquilizar las aguas con los referentes de los procesos anteriores. Con ellos existe una millonaria deuda: el ente rector del fútbol chileno aún tiene que pagarles $ 2.800 millones pendientes de procesos que no tuvieron finales felices, pues la Roja no asistió a los mundiales de Rusia ni de Qatar, con el consiguiente perjuicio económico para la entidad afincada en Peñalolén y, por añadidura, para los propios futbolistas.
El compromiso agobia. En principio, porque comenzar el nuevo proceso con cuentas pendientes no resulta recomendable. Hay sobradas experiencias al respecto. Sin embargo, lo principal es que la delicada situación monetaria de la ANFP tampoco permite desenfundar la chequera y saldar el abultado monto en un único acto, para comenzar el nuevo ciclo en cero. En ese contexto, se sigue apelando a la buena voluntad de los futbolistas.
Reuniones clave
La ANFP busca la benevolencia de los jugadores. En ese sentido, ya ha sostenido acercamientos con Claudio Bravo y Gary Medel, los capitanes del combinado. Por un lado, para reconocer los acuerdos y, por otro, para gestionar plazos flexibles que permitan responder a la emergencia, sin poner aún más en riesgo la esmirriada caja federativa. A cargo de las tratativas han estado Rodrigo Robles y Pablo Silva. El primero es el actual gerente de selecciones de la corporación. El segundo, es el gerente general de la entidad, el que no ha podido encontrar solución a los problemas de caja de la sede de Quilín. Ambos conocen mejor que nadie los números y la necesidad de cuadrarlos para no afectar otras áreas.
La situación es aún más difícil si se considera que, en el camino, la ANFP ha ido perdiendo socios comerciales que, en gran medida, sostenían los gastos de la Roja. El alejamiento más sonado en el último tiempo ha sido el de Coca Cola, sponsor histórico del combinado nacional, cuyo logo estuvo por décadas en el bus que ocupa el plantel, entre otros espacios destacados.
Los ingresos por televisión también sufrieron una brusca caída: la asociación pretendía vender los derechos del proceso relativo al próximo Mundial en US$ 120 millones, pero solo recibió ofertas por la mitad. Al final, 1190 Sports y Mediapro terminaron desembolsando US$ 75 millones por el producto estrella del fútbol chileno. Vale decir, una cantidad que obliga, cuando menos, a mantener los pies sobre la tierra a la hora de los gastos.
“El acuerdo global comprende los derechos de transmisión, así como como los derechos de imagen, publicidad y comerciales de las selecciones adulta masculina, adulta femenina y juveniles”, detalló la ANFP, a través de un comunicado, en enero de 2022, cuando se suscribió el entendimiento. La única buena noticia es que el próximo 30 de mayo se presentará a la marca de automóviles MG como nuevo sponsor, mientras que con Pepsi solo restan detalles para que se convierta en patrocinador de la Roja.
Quieren dinero
Si algunos jugadores ya tuvieron que realizar concesiones a la hora de los cobros, los que participen en el próximo proceso tendrá que realizar nuevos esfuerzos. Otra vez en función de la delicada realidad financiera, la idea de la ANFP es no incurrir en gastos desmesurados a la hora de retribuirles a los jugadores los eventuales éxitos que obtengan en el campo de juego.
El diagnóstico que realizan en Quilin, al margen de considerar que los tiempos no están para permitirse grandes lujos, es que resulta inconcebible que los jugadores se queden con gran parte de las utilidades que genera la Selección y que la motivación para defenderla sea esa más que el honor que representa, de por sí, calzarse la tricota nacional. En el mundo, sobran ejemplos en ese sentido. Grandes figuras realizaban enormes desplazamientos y hasta desafiaban a los clubes a los que pertenecían en el afán de defender a sus respectivos países. Lo económico quedaba relegado a un segundo plano.
Si bien en los últimos procesos ya hubo una disminución de esos ingresos, lo concreto es que se propondrá un nuevo recorte. Para hacerse un idea, de los US$ 25 mil que se embolsaban los jugadores por cada convocatoria en el período de Sergio Jadue, los jugadores aceptaron rebajarse los premios a poco más de la mitad (US$ 13 mil) entre las gestiones de Sebastián Moreno y la actual. La nueva propuesta es mucho menos generosa: US$ 4 mil por convocatoria. Otra vez, con señales en dos sentidos: por un lado, el de reforzar la idea de que la asistencia obedece al orgullo deportivo y, por otro, el de ahorrar valiosos recursos que pueden ser, perfectamente, al desarrollo de otras áreas.
En algún momento, incluso, se llegó a evaluar la inclusión de ese acápite en la modificación de los estatutos de la corporación, aunque, finalmente, no se incorporó.
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