Antonia “Toti” Orellana, el tránsito político que la llevó al círculo de hierro del presidente electo

ANTONIA ORELLANA
21 de Enero de 2022/SANTIAGO Antonia Orellana es nombrada Ministra de la Mujer durante la presentación de gabinete de Gobierno en el museo de Historia Nacional. FOTO: FERNANDO RAMÍREZ - COMANDO GABRIEL BORIC/AGENCIAUNO

La futura ministra de la Mujer y Equidad de Género tiene una relación reciente, aunque de plena confianza política con el mandatario, Gabriel Boric. Su vínculo con organizaciones sociales, su histórica militancia feminista y sus redes en Apruebo Dignidad la llevarán a asumir una de las carteras más “cotizadas” en su sector, la que de forma inédita formará parte del comité político de La Moneda. Acá, su tránsito del comunismo libertario a la política institucional.


15 de noviembre de 2019. Ese fue el día, dicen sus cercanos, en que el vínculo entre Antonia Orellana Guarello (32), quien se convertirá en la ministra de la Mujer y Equidad de género más joven de la historia, y el del presidente electo Gabriel Boric se afianzó.

Esa madrugada el diputado por Magallanes firmó a título personal el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, lo que generó un quiebre al interior de su partido, Convergencia Social. Fue en medio de esa crisis, en que sectores de la colectividad pedían la renuncia del ahora futuro mandatario, cuando la activista feminista -que formaba parte del comité central de la colectividad- jugó un rol clave para evitar que Boric terminara fuera de la tienda que él mismo había fundado.

De hecho, quienes conocieron de esas conversaciones, recuerdan que la periodista de la Universidad de Chile fue una de las dirigentes que convencieron al frenteamplista de no renunciar y, asimismo, calmó las aguas en los sectores que buscaban su expulsión. Cercanos a la futura ministra de Estado aseguran que ella fue una de las ideólogas de la salida intermedia que se terminó consensuando: suspender la militancia del legislador mientras durara la investigación del tribunal supremo y una amonestación privada.

Si bien Orellana y Boric habían compartido años de militancia, donde estuvieron casi siempre en veredas distintas, fue ese hito el que terminaría por profundizar su vínculo de confianza política. Ese factor, dicen en el entorno de ambos, terminaría pesando en la decisión del mandatario electo al darle una de las carteras más cotizadas en la izquierda y la que, además, de forma inédita conformará desde el próximo 11 de marzo el comité político de La Moneda.

Quienes conocieron los nombres que evaluó el futuro jefe de Estado, señalan que pese a que una de las cartas que había tomado más fuerza era la de la académica Luna Follegati -quien es cercana a Orellana y también milita en Convergencia Social- fue la vinculación orgánica de la dirigenta la que inclinó su decisión.

La periodista jugó un rol clave durante la campaña del mandatario electo, asumiendo -además de su participación en el plan de gobierno- la relación con las organizaciones. A diferencia de Follegati, sus redes en Apruebo Dignidad y el mundo social, dicen en su partido, eran un activo relevante para la impronta que Boric quiere darle al Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.

“Nos parece importante la decisión de poner a una ministra que tenga las credenciales suficientes para afrontar el cargo y que permita transversalizar el feminismo al resto del Estado. Antonia tiene toda la capacidad de impulsar esa agenda y su rol en el comité político va a ser fundamental para eso”, dice Francisca Perales, presidenta de su partido y una de sus cercanas en la colectividad.

Javiera Cabello, asesora del mandatario electo, destaca que “de las compañeras de la coalición es una de las más preparadas. Ha tenido una brillante trayectoria durante los últimos 10 años; ha estado del lado de las mujeres en la calle, en las articulaciones feministas y también en las articulaciones políticas que han fraguado nuestra coalición y hoy el gobierno (...). Es de confianza política no solo para el Presidente, sino que para nuestro partido”.

Punk, libertaria y feminista

Orellana o “Toti” -como le dicen sus cercanos- nació en Macul en 1989. Es hija de la académica Margarita Guarello y del poeta Alfredo Orellana, quien murió cuando ella tenía solo cinco años. De ahí en adelante, viviría en La Florida junto a su madre y sus tres hermanas: Isabel, Valentina y Gabriela. Además es sobrina del comentarista deportivo Juan Cristóbal Guarello, con quien tiene una relación cercana y comparten su afición por el fútbol y la lectura.

La también activa hincha del Colo Colo, es madre de un niño de tres años, con quien se le vio el pasado viernes en el anuncio de gabinete. “Le voy a responder con el compromiso de que le pregunte lo mismo a todos los ministros hombres”, dijo esta mañana en el matinal “Tú Día”, al ser consultada sobre cómo lo haría con su cuidado al asumir en la cartera.

Quienes la conocen aseguran que ese tipo de respuestas reflejan en buena medida su personalidad: determinada y directa. “No le incomoda incomodar”, dice un cercano.

Un episodio que también la retrata, según las mismas fuentes, fue cuando enfrentó al exsubsecretario Arturo Zúñiga en torno al tema del aborto. En plena campaña por la Convención Constitucional el año pasado -compitió por el D-10, pero no fue electa-, la periodista defendió el aborto libre.

“Sí siento el dolor (…) Yo creo que no hay una mujer en el mundo que no aborte sin sentir un dolor profundo”, dijo el militante UDI, ante lo que Orellana respondió: “Aborté clandestinamente por decisión y hoy también soy mamá por decisión, y te puedo decir que no sentí dolor, así que no hables por mí”.

Su estilo “duro”, dicen en Apruebo Dignidad, le ha valido varios desencuentros en su partido y también en el bloque. De hecho, no pocas dirigentas del pacto tomaron con resistencia su nombramiento en la cartera.

Antes de la política institucional, las afinidades de Orellana estaban en el comunismo libertario. El 2006, y cuando aún cursaba la enseñanza media en el Liceo Tajamar, se hizo parte del movimiento estudiantil en distintas asambleas coordinadoras del movimiento como la ACES. Sus cercanos la recuerdan como punk y asistente habitual de tocatas de bandas como Fiskales Ad-Hok o 2 minutos.

De hecho, un hito es que fue en la campaña de Beatriz Sánchez la primera vez que votó en una presidencial. En esos comicios, se involucró en la confección del capítulo relativo a género y, además, participó como apoderada por el Frente Amplio en esa elección.

El viraje hacia una vía política más tradicional, eso sí, tiene lugar el 2010. Según relató en una entrevista a fines de 2020 en el sitio del Observatorio de Género y Equidad, reconoce que tras practicarse un aborto cuando aún estaba en la universidad, la llevó a no “despreciar” el camino institucional.

“Eso marcó un giro político en mí, porque era más anarquista antes, pero la experiencia concreta del Estado decidiendo sobre mi cuerpo, con un doctor amenazándome con denunciarme en urgencia, fue movilizadora y me llevó a no querer hacerme a un lado por despreciar la política, sino más bien, querer cambiarla”, señaló.

Para ese entonces, la dirigenta ya llevaba cerca de dos años en el Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la U. de Chile. Y a diferencia de otras figuras políticas universitarias contemporáneas -como el mismo Gabriel Boric, Francisco Figueroa o Camila Vallejo- nunca se presentó a un cargo de elección durante ese período.

“Muchos de quienes se presentaban como representantes universitarios durante el movimiento estudiantil de 2011, pensaban esos cargos como carrera política con proyección. Antonia nunca hizo carrera así y fue muy sorpresivo cuando se postuló a la Convención Constitucional, siempre fue una ‘militante’ muy de base. No era una persona que postulara a cargos”, comenta un cercano.

Eso sí, en ese ir y venir en el ICEI, y antes que a Gabriel, Orellana conoció primero a Simón Boric, hermano del presidente electo, con quien forjó una amistad. Con él trabajó durante 2020 en las comunicaciones de la rectoría de la U. de Chile.

A nivel universitario sí fue parte de distintos movimientos. El primero, más local, era el Panceco -o Proyecto Abierto por un Nuevo Centro de Estudiantes de Comunicación-, que más tarde derivó en el Colectivo Raíz. El 2013, de hecho, y junto a la extinta Unión Nacional Estudiantil (UNE), la Izquierda Comunista y el Frente de Estudiantes Libertarios (FEL), lograron ganar la presidencia de la FECH agrupados en el colectivo Luchar y con la estudiante de medicina Melissa Sepúlveda (FEL) a la cabeza. En ese período, Orellana fue periodista de la federación.

Ese año, hay otro hecho que la retrata como activista feminista: el 25 de julio, en una de las primeras manifestaciones masivas a favor del aborto libre, un grupo de mujeres llegó hasta la Plaza de Armas en momentos en que en la Catedral se oficiaba una misa dirigida por el cardenal Ricardo Ezzati. De forma casi espontánea, cerca de 200 mujeres -entre ellas, Antonia- irrumpieron en la iglesia, gritando consignas a favor de los derechos reproductivos. Luego de la protesta, la Catedral quedó cerrada por varios días por “blasfemia”.

Luego vino el ingreso a la Red chilena contra la violencia hacia las mujeres, y su militancia más formal la encontró en la Izquierda Libertaria.

Eso sí, a inicios de 2017, el movimiento político sufre un quiebre similar al que tuvo la Izquierda Autónoma meses antes y se dividió en dos facciones. Para ese entonces, Orellana, encargada del frente feminista, firmó una dura declaración en la que se acusaba al otro “lote” -que terminó quedándose con la denominación de Izquierda Libertaria- de levantar una “dirección paralela” para adoptar decisiones electorales a espaldas del resto de la militancia.

Junto a militantes como Follegati, empezaron la formación de un nuevo referente. SOL, movimiento Socialismo y Libertad. Y la historia que vino después es ya conocida: en 2018, SOL, el Movimiento Autonomista, Nueva Democracia y la Izquierda Libertaria dieron a un proceso de rebaraje que dio curso, posteriormente, al partido Convergencia Social, siendo Orellana una de sus fundadoras. En ese rol político, y de cara al proceso constituyente, fue una de las articuladoras de CS para dar con la fórmula de la paridad.

Follegati sostiene que en cuanto a su feminismo, Orellana tiene como importantes referentes “a Paulina Weber, una feminista con destacada trayectoria, con el Memch 83, y luego como promotora de la Red chilena contra la violencia. Antonia hace siempre referencia a ella como una persona que la ha marcado en su formación feminista. Por otro lado, un importante referente es Sandra Palestro, una historiadora con destacada participación y trayectoria en el movimiento feminista (...) En términos teóricos, además, siempre ha tenido como referente las propuestas de Nancy Fraser, es estudiosa de ella”.

Y agrega: “Antonia es una luchadora por sobre todo, es una activista feminista, que tiene una claridad muy importante de cómo el feminismo se vincula con los procesos de transformación político-social y particularmente cómo se transversaliza y se levanta una perspectiva feminista al interior de los espacios políticos. Ella ha sido un referente dentro de estos espacios de transformación tanto a nivel del FA como de CS que han relevado la incorporación del feminismo dentro de estas propuestas políticas”.

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