Berizzo, al borde de la cornisa: los motivos que tienen al DT de la Roja jugándose su futuro frente a Paraguay
A fines de mayo de 2022, la ANFP anunciaba el arribo del técnico argentino como la cabeza de un proyecto que apuntaba hacia el Mundial de 2026. Había, entonces, varios elementos que fortalecían la convicción de elegirle. Los magros resultados y la carencia de un estilo de juego que encante a los hinchas lo ponen ahora en entredicho, aunque aún no compita por los puntos.
El 30 de mayo del año pasado, Eduardo Berizzo fue presentado como el nuevo técnico de la Selección. En rigor, el Toto volvía a Juan Pinto Durán. Había estado ahí como el principal escudero de Marcelo Bielsa, un paso que se transformó en el principal aval para que la dirigencia de la ANFP, encabezada por Pablo Milad, le encomendara la misión de conducir a la Roja al Mundial de 2026, que organizarán conjuntamente Estados Unidos, México y Canadá. El anuncio, que se realizaba varios meses antes de que comenzara la cita planetaria de Qatar, se hacía precisamente con el afán de ganar tiempo en una misión tan aludida como compleja: encontrar el relevo de la Generación Dorada, en cuya formación también había participado el exdefensor de Newell’s Old Boys y River Plate.
El arribo de Berizzo devolvía, en gran medida, el optimismo perdido después de la partida de Jorge Sampaoli, el último estratega que cautivó futbolísticamente a los fanáticos. Aunque Juan Antonio Pizzi obtuvo la Copa América Centenario, la eliminación rumbo al Mundial de Rusia lo pone en la lista de las decepciones. El derrotero siguió con Reinaldo Rueda y Martín Lasarte, incapaces de llegar al siguiente en tierras árabes. Del Toto entusiasmaba casi todo. Desde su vínculo con Bielsa hasta la forma en que conduce sus planteles. Sus campañas con O’Higgins y el Celta eclipsaban, en gran medida, la decepción que había sufrido recientemente como seleccionador de Paraguay. Pocos repararon, también, en las diferencias futbolísticas con su mentor.
Hoy, en cambio, la percepción es distinta. Categóricamente, diferente. En todo este tiempo, ni siquiera ha sumado un triunfo con la selección chilena y, como si se tratara de una coincidencia cruel, Paraguay se le vuelve a cruzar en el camino: si no lo vence este lunes, en el estadio Monumental, su proceso estará concluido. A una formalidad de terminar. El contrato rige, en principio, hasta el término de las Eliminatorias y se extiende automáticamente ante una eventual clasificación. Incluye una cláusula de revisión de rendimiento, que rige al término del segundo año, y una de salida que favorece a ambas partes. Ese acápite será clave ante un escenario desfavorable. En Quilín, en todo caso, esperan que frente a un nuevo revés presente la renuncia.
Estadística lapidaria
Berizzo llegó prometiendo fútbol ofensivo, pero también marcando diferencias con los principios que caracterizaron la gestión de Bielsa. “Solo Bielsa puede ser Bielsa”, estableció. La cita se entendió perfectamente, tanto en contexto como en contenido. “Converso a menudo con Bielsa y claro que conversamos de mi llegada. He sido su jugador, su compañero y soy su amigo. Solamente Bielsa puede ser Bielsa. Los que trabajamos con él y nos empapamos de sus convicciones y aprendimos que la creencia son los caminos que uno quisiera imitar. Después, en el entrenamiento, solo él puede ser quien es. Después, los demás intentamos. Soy otra persona y eso me convierte en otro entrenador diferente. Sí me gusta atacar, que mi equipo tenga el balón. Mientras más cerca del arco rival se recupere el balón, es más fácil. También quiero que mis equipos jueguen así”, planteaba en días en que enfrentaba un posible doble escenario: enfocarse en un desafío de largo aliento o esperar una resolución favorable por la controversia relacionada con Byron Castillo para entrar por la ventana a Qatar.
A prácticamente 10 meses de ese hito, el balance es lapidario. Subjetivamente, porque el nivel de juego de la Roja está lejos de las expectativas. Sin embargo, lo más concluyente es lo estadístico: si se consideran solo los encuentros oficiales de la Adulta, la productividad del entrenador ni siquiera alcanza al 15 por ciento. Considerados los choques de la Sub 23 que dirigió, suma nueve encuentros al mando del equipo nacional. En ellos, solo obtuvo un triunfo, que a estas alturas puede considerarse como un hito: el 1-0 frente a Perú, en Iquique, por el combinado que se enfoca en los Juegos Panamericanos.
Con la Adulta aún no registra ninguno. De hecho, solo ese encuentro ante los del Rímac disimula en algo su paupérrimo paso por Juan Pinto Durán, pero en ningún caso aleja el principal temor que ronda por Quilín: que con el inicio de las Eliminatorias a la vuelta de la esquina una reacción tardía como la que se tuvo en el período de Rueda termine costando puntos valiosos en la lucha por los cupos mundialistas.
Falta de gol y recambio a medias
Los magros resultados responden, en gran medida, a otro factor que la llegada de Berizzo pretendía dar por resuelto: la falta de contundencia ofensiva. Sin embargo, en el período del Toto, la realidad es angustiante: recién en el quinto encuentro de su era en la Selección pudo festejar un gol. En rigor, dos: uno de Alexis Sánchez y otro de Arturo Vidal en el empate 2-2 frente a Ghana. Ni las permanentes pruebas en el ataque, por donde han pasado nombres como Ben Brereton, Diego Valencia, Ángelo Henríquez, Diego Rubio y hasta Ronnie Fernández, además del consagrado Sánchez, han logrado terminar con el ostensible déficit.
Hay más. En Quilín también llama la atención la escasa determinación a la hora de incluir valores promisorios. El caso más emblemático es el de Darío Osorio. Sobre el jugador de la U hay grandes expectativas, al punto de que en el paso de Francis Cagigao por la Roja le consideraban como uno de los pocos jugadores proyectables al primer nivel del fútbol mundial, una situación de la que da cuenta el interés del Milan, cuya oferta la U terminó rechazando, al menos por el momento.
Apremiado por los resultado y las exigencias, en cambio, el entrenador ha vuelto a fijar la mirada en una Generación Dorada que, inicialmente, no tenía en mente en plenitud. Frente a los guaraníes, de hecho, estarán Claudio Bravo, Gary Medel, Arturo Vidal y Alexis Sánchez. Justo los que en sus planes iniciales pretendía comenzar a reemplazar y que, como si fuera una vuelta de la vida, tienen en sus pies la posibilidad de salvarle el empleo.
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