Felipe Berríos y el bajón católico en la CEP: "La gente requiere una religión más madura, no basada en la amenaza del infierno"
"No nos imaginamos el tamaño de los abusos" cometidos por religiosos, dice sacerdote jesuita, quien recalca que eso dañó hasta las confianzas de los sacerdotes, y con mayor razón de la gente. Para él, la caída en quienes se declaran católicos y en la confianza en las iglesias -según el sondeo conocido hoy- era al menos de esperar.
"La religión debería ser un camino para encontrarse con el Evangelio. Pero hasta ahora ha sido un estorbo para llegar al Evangelio", es una de las conclusiones que el sacerdote jesuita Felipe Berríos saca a los pocos minutos de conocer algunos números de la encuesta sobre religión que mostró esta mañana el Centro de Estudios Públicos (CEP). La caída en quienes se declaran católicos y en quienes confían en las iglesias son para él, en parte, consecuencia del descrédito ganado tras tantos abusos sexuales cometidos por religiosos, pero también de la relación entre la institución y los creyentes.
El estudio no preguntó por el efecto de dichos casos ni por éstos: según explicaron desde el CEP, corresponde a un módulo que se aplica en 44 países, y por eso no hay preguntas específicas sobre la situación en cada país en el tema de los abusos.
Pero los resultados no dejan mucho margen a la imaginación. El 55% se declara católico, contra el 69% que lo hacía en 1998 y el 73%, en 1998. Además de los "escándalos sexuales que ha habido", Berríos hace notar que "la gente se pone más escéptica".
Eso sí, aventura que con este cuadro adverso "ahora estamos mucho más llamados a tener una religión mucho más profunda" y "menos infantil" que la de hoy.
-Era esperable la caída en los católicos, supongo.
-Cabía esperar esto, por todo lo que ha pasado. Pero también quisiera usar el ejemplo de cuando vino el Papa, con poca gente en las calles; uno lo comparaba con Perú, donde había mucha gente, comprando estatuillas. Prefiero una religiosidad, una relación en que uno mire al Papa con respeto y cariño, pero también con una fe mucho más madura, sin idolatrar a los representantes religiosos, ni tampoco una religión infantil, en que muchas veces tenemos que creer cosas difíciles de entender.
-No idolatrarlos porque no son infalibles, dice usted.
-Exacto, exacto. A veces me cuestiono y digo que es bueno que caiga una religiosidad bastante infantil, con gente que uno no podía cuestionar y que empecemos de nuevo, desde el Evangelio, con una fe mucho más madura, más profunda, más cuestionante. Tiene que ver mucho la madurez de la sociedad chilena; hay un escepticismo no sólo con la Iglesia, sino también con las instituciones.
"La gente requiere una religión más madura, más de adultos. No basada en la amenaza del infierno o el premio del cielo", recalca.
"No nos imaginamos el desquiciamiento de los abusos"
Donde Berríos sí dice que esperaba una caída mayor es en la confianza en "iglesias y organizaciones religiosas", como sondeó el CEP. De 51% en 1998, ésta bajó a 35% en 2008 y se desplomó a 13% este año.
"No esperaba más. Incluso puedo esperar menos. Nosotros mismos, yo mismo como sacerdote he perdido la confianza", dice. Y explica que "no nos imaginamos el tamaño, el desquiciamiento de los abusos. Incluso, en la misma congregación de los jesuitas me ha sorprendido y, claro, uno empieza a desconfiar".
Por lo mismo, insiste, "hemos sido dañados en lo más profundo de nuestra confianza. Si eso le pasa a uno siendo cura, obviamente que también le va a pasar a la gente".
Berríos cierra su análisis sentenciando que "tenemos que terminar con un clericalismo que llevaba a idolatrar a los curas".
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