Boric justifica el giro en las prioridades de su gobierno y hace últimos gestos simbólicos a su base de apoyo
El Presidente enfrentó su penúltima cuenta pública con un objetivo: dejar en claro que no se ha olvidado de las promesas con las que llegó a La Moneda. Si bien destacó los logros obtenidos en seguridad y economía, aprovechó de darle señales a su sector, uno que se ha acostumbrado a asumir derrotas políticas. Así fue como pese a hacer un llamado a la unidad, revolvió las aguas en la derecha y la DC anunciando un proyecto de aborto, avanzar hacia la negociación ramal, confirmó el fin al CAE y el apoyo que Chile hará al caso que abrió Sudáfrica contra Israel en La Haya.
Con barba perfecta, pelo recién cortado y peinado fue como llegó el Presidente Gabriel Boric hasta el Congreso Pleno. De pie frente al salón de honor del Congreso pronunció su tercera cuenta pública, la penúltima antes de que termine su mandato.
Su mensaje, que duró casi tres horas, lo estructuró en “seis propósitos”: garantizar el derecho de las familias chilenas a la seguridad; crecer más y mejor, con equidad y cohesión social; avanzar hacia una sociedad de cuidados compartidos; gestar el Chile que viene desde la educación, la cultura y el deporte; alcanzar un desarrollo justo, resiliente y sostenible; y proteger y ampliar los derechos humanos y la democracia.
El grueso de su discurso estuvo centrado en dos temas: seguridad y economía. Ambos tópicos se llevaron la mayor cantidad del tiempo de su alocución y representan la metamorfosis más grande de su gobierno. Boric llegó al poder prometiendo transformaciones sociales, pero se ha tenido que resignar a una una agenda de seguridad con casi 60 proyectos despachados y a asumir un relato de “normalización” económica.
Por eso en ambos proyectos expuso los logros conseguidos durante los dos años que lleva en La Moneda, pero también aprovechó de hacer anuncios como el aumento de la dotación policial o la mejora en los sueldos de Carabineros.
El tono del Presidente partió muy calmado y republicano. Hizo una mención especial al fallecido expresidente Sebastián Piñera, se refirió al expresidente Ricardo Lagos como un “ineludible referente y constructor de nuestra democracia” y respecto de la exmandataria Michelle Bachelet dijo que fue la pionera en el camino de los derechos sociales, equidad de género y protección del medioambiente.
Se mantuvo un buen rato en ese tono y presentó como logros asuntos que, en términos políticos, han implicado duras derrotas para su coalición. Por lo menos durante la primera parte consiguió los aplausos de los parlamentarios de derecha que estaban presentes. “En los hechos hay un realismo sin convicción y eso en seguridad hay que aprovecharlo. No giró a la izquierda, solo se repliega”, comentó el diputado Diego Schalper (RN).
Lo que Schalper llamó “realismo sin convicción” ya había sido reconocido por Boric en su segunda cuenta pública de 2023. Obviamente lo hizo con otras palabras y con otra intencionalidad. Así fue como el año pasado sinceró su nuevo escenario y reconoció que reordenó sus prioridades. Por eso, esta vez, justificó el porqué de ese cambio.
“No faltan quienes ponen en duda nuestra sinceridad porque ante nuevas circunstancias y nuevos aprendizajes, nuestras prioridades cambian. A ellos les digo: gobernar no es seguir mecánicamente un dogma o guión, menos en los tiempos de hoy. Gobernar es hacerse cargo de lo imprevisto, de lo extraordinario, sin abandonar jamás los principios que nos trajeron hasta aquí”, exclamó el Presidente.
Señales a la izquierda
Cuando Boric llevaba casi dos horas, el ambiente cambió. Al menos trece diputados abandonaron molestos el Salón de Honor del Congreso al escuchar que Boric se comprometía a enviar el proyecto para ampliar las condiciones de legalidad de la interrupción del embarazo.
Previamente el clima ya había comenzado a enardecerse por el emplazamiento, a partir de un caso humano que el Mandatario mencionó en su discurso, para ponerle urgencia parlamentaria a la discusión de una ley de eutanasia.
En esta parte, el eje del mensaje presidencial se salió del foco con el que Boric inició sus palabras con homenajes a los expresidentes de la República y llamados a la unidad y a generar una política de Estado para abordar problemáticas como la seguridad.
Incluso, el Presidente, también molesto por el desaire de algunos parlamentarios y por los gritos que se escuchaban en el salón, arremetió contra el diputado Schalper, “Le pido al diputado Schalper que me deje continuar”, dijo Boric. Sin embargo, el Mandatario erró en su crítica, pues en esos momentos Schalper no era quien lo estaba interrumpiendo.
También molesto al ver que el diputado Sergio Bobadilla (UDI), quien fue el primero en salir del salón en señal de repudio por el anuncio sobre el aborto, se salió de su liberto por el agravio de algunos legisladores, le reprochó su condición masculina para oponerse a la interrupción del embarazo. “Pese a que algunos diputados hombres se opongan... No es extraño que en este tema un diputado hombre se haya retirado”, dijo el Presidente.
Previamente, el mismo Bobadilla ya había sacado de sus casillas al Mandatario cuando estaba hablando de la creación de 500 mil empleos. En esos instantes, el diputado de la UDI le gritó que esos empleos eran básicamente empleos públicos, a lo que Boric le respondió: “No señor. No mienta”.
El anuncio de un proyecto de aborto para diciembre remeció el ambiente en el Congreso. Con eso el Presidente dejaba en claro que si bien sus prioridades han cambiado, no renunciará a las ideas más emblemáticas que lo llevaron a La Moneda. Y lo hará aunque sea a modo testimonial, sin que tenga los votos.
De esta manera la ministra de la Mujer, Antonia Orellana (FA), se anotaba una victoria. Si bien el gobierno está muy lejos de tener los votos, con esto podrá empujar la discusión de un tema valórico que desordena a la derecha pero cuyo efecto colateral implicó la indignación en la DC. En esa misma línea, y para reforzar el apoyo en el electorado femenino, anunció indicaciones en el proyecto de ley de equidad salarial. “A igual trabajo, igual paga”, dijo.
La estrategia de reforzar su lado izquierdo se confirma también con otros temas. “Vamos a iniciar un proceso de diálogo tripartito entre autoridades, trabajadores y empresarios, que culmine a fines de este año con la presentación al Congreso de un proyecto de ley de negociación colectiva multinivel. Esto nos permitiría extender el alcance de la negociación colectiva y otorgar mayor autonomía a las organizaciones sindicales y a los empleadores para resolver los desafíos de un mundo del trabajo que cambia rápidamente”, anunció Boric. Este tema, un punto para la ministra del Trabajo Jeannette Jara (PC), es una demanda muy sentida para la izquierda, sobre todo para el PC.
En uno de los temas más esperados, como era la condonación del CAE, Boric siguió el guion que se había adelantado. No habló de condonación y comprometió el proyecto para reformar el sistema de financiamiento de la educación superior: “En septiembre ingresaremos al Congreso un proyecto de ley con un nuevo sistema público de financiamiento que reemplazará al Crédito con Aval del Estado y el Fondo Solidario. Este dará una solución progresiva y justa a los deudores y reconocerá especialmente a quienes han cumplido con sus deberes de pago y a quienes no han podido cumplir por no tener ingresos para hacerlo, que son la gran mayoría de los actuales deudores. Este proyecto será gradual, progresivo y autocontenido, no requiriendo recursos del Pacto Fiscal”.
El Presidente no solo se quedó con esos temas para seducir a su base de apoyo que, durante estos años, se le ha ido acabando la paciencia al tener que aceptar temas en los cuales tiene serios reparos. Así fue como aprovechó de lucirse con derechos humanos, un terreno donde juega bien y le es cómodo. Tanto así que incluso aprovechó de emplazar a la derecha. Lo hizo usando la figura Piñera. “Creo que la derecha chilena está cometiendo un error histórico en el retroceso que ha tenido en los últimos años en su compromiso con los derechos humanos en nuestra historia nacional”, dijo el Mandatario.
Fue en este apartado sobre derechos humanos en que optó por endurecer su tono. “Importantes líderes del sector habían hecho reflexiones y autocríticas relevantes para los 40 años del 11 de septiembre de 1973, y esta vez, en cambio, se atrincheraron en un discurso para sus bases más radicales. Eso le hace mal a nuestro país y contrasta con la postura que siempre tuvo el presidente Sebastián Piñera, quien fue firmante y contribuyó en la redacción del compromiso por la democracia y los derechos humanos que sus partidos no quisieron suscribir. En esto no podemos permitirnos falsos empates ni ambigüedades: la defensa de los derechos humanos no es un tema del pasado, sino una base sobre la cual construimos nuestro futuro compartido”, añadió el Jefe de Estado.
Dicho eso, procedió a destacar los logros obtenidos hasta ahora por su Plan Nacional de Búsqueda, Verdad y Justicia. A esta altura del discurso, el Mandatario ya estaba más en confianza y se había apartado de su tono más formal con el que partió su alocución. Luego, recibiendo la ovación del salón de honor, informó que su gobierno inició el proceso expropiatorio de parte de los terrenos de la ex Colonia Dignidad en Villa Baviera. “Así, desde el sur de Chile hasta Alemania, en una sola voz le decimos al mundo: ¡Nunca más!”, exclamó.
Para cerrar se refirió a la guerra que enfrenta a Israel con Hamas. En este tema también recibió una ovación cerrada por parte de sus adherentes. Aquí destacó, especialmente, el anuncio de “Chile se hará parte y respaldará el caso que presentó Sudáfrica contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya, en el marco de la Convención sobre Genocidio de la ONU”.
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