Bravo marca terreno en la Roja: los potentes mensajes del capitán sin jineta
Después del partido de la Selección frente a Argentina, el guardameta, quien no portó el brazalete, estableció que su liderazgo sigue vigente y va más allá de ese símbolo. El debate fluye.
Claudio Bravo marca terreno. El arquero del Manchester City vuelve a la Selección después de casi dos años y, aunque lo hace sin la jineta de capitán que portó durante casi toda su permanencia en el combinado nacional, una condición que lo llevó a ser el primero en levantar los dos trofeos continentales, aclara que sigue sintiéndose y siendo un líder. Después del empate de la Roja frente a Argentina, en Estados Unidos, en el que cumplió un buen cometido, el vilucano establece su importancia. En el vestuario y en el campo de juego. Y, sobre todo, la influencia que ejerce sobre sus compañeros.
El golero habla fuerte. "No sé si se me notó algo. ¿Me vi distinto? ¿Jugué distinto? ¿Hablé menos? ¿Gesticulé menos? Creo que hice exactamente lo mismo, pero es entendible también. No tengo por qué volver y ser capitán. Si el técnico decide que es otro, no hay ningún problema", establece respecto de la posesión de la jineta, que ayer llevó Alexis Sánchez. Sin embargo, amplía la influencia sobre el plantel más allá de ese simbolismo, como para no desprenderse de una condición que históricamente le perteneció. "Yo sigo siendo un líder dentro del equipo. Sigo siendo quien habla más que todos dentro de un vestuario, quien grita más o putea más dentro de la cancha y no porque no lleve un brazalete me voy a quedar callado o voy a dejar de hacer las mismas cosas que hago siempre", enfatiza.
Elías Figueroa, capitán histórico de la Roja, repara en que la de Bravo es una de las tantas formas que se ocupan para sentar posición. "Cada uno tiene su forma de marcar terreno. La lógica, en todo caso, es que se junten todos y que los problemas se cierren. Lo que interesa es Chile. El fin es que Chile gane. Alguien tiene que agarrarlos, reunirlos y convencerlos de que estén todos por Chile", explica. También le resta importancia al hecho de llevar el brazalete. "No creo que sea una señal. Normalmente, el capitán es el principal líder, pero hay casos en que no es así, que sin ser el capitán igual eres un líder. Pasa muchas veces. El liderazgo no es algo que se tenga que imponer", dice.
Otro seleccionado, Jorge Aravena, coincide en que el peso específico de Bravo en el vestuario no tiene que ver con que lleve el distintivo. "Claudio siempre ha sido un líder. Incluso antes de ser capitán. Que no haya vuelto siendo el capitán no incide en ningún aspecto del juego. Es un arquero de primerísimo nivel, lo demostró ayer. Es un líder. A final de cuentas, el que decide es el entrenador y hay que respetarlo. Siempre han sido los entrenadores. Los jugadores tienen que acatar y se acabó. Y si alguien no le gusta: viene y se calla o no viene. Definitivamente. El capitán del barco es Rueda. Que se moleste o no el resto, no debe importar a nadie. El entrenador elige al capitán. Y a los que juegan. Y si más adelante decide que lo sea, los demás tienen que acatar. Y hay dos opciones: viene y se calla la boca o llama y dice que no viene", postula.
Hace unos días, sin embargo, Claudio Borghi, quien dirigió a Bravo en Colo Colo y en la Roja, puso en duda su rol de líder en la Selección. "Bravo, si vamos a los inconvenientes que hubo, nunca sacó la voz como capitán. Al menos en mi período", declaró el Bichi en el programa Todos Somos Técnicos, del CDF. Y para mayor abundamiento, designó como referentes a los dos símbolos del conflicto con el guardameta. "Había varios líderes, había varias voces. Hay un ejemplo de un jugador que siempre entrena, que se mata y ese era Gary Medel. Hay otro líder que es el deportivo, y ese era Vidal", manifestó.
La mirada psicológica
Desde la vereda psicológica hay quienes reparan en que marcar territorio es un comportamiento propio del fútbol. "Los perfiles que destacan son los que comunican y la mayoría no lo hace. Si miramos otro caso, el de Johnny Herrera, concluimos que es un líder porque es un gran comunicador. En el caso de Bravo hay dos contextos. Primero, la presión que tuvo mientras estuvo afuera. Eso hace que exprese en caliente lo que acumuló en dos años. Bravo es un comunicador. Liberó lo que sentía. Por otro lado, desde su ser, no creo que haya marcado territorio, sino que siente lo que dijo. Era lo justo. No le está avisando subliminalmente a los jugadores. En esencia, los líderes tienen esa impronta, que tiene que ver con comunicar siempre. El tuvo el canal por donde decir lo que acumuló por tanto tiempo. Dijo lo que tenía que decir. Ahora tiene un contexto", analiza Karim Shoken, profesional que ha prestado servicios en Palestino y que asesora a futbolistas.
Shoken aventura que las declaraciones de Bravo continuarán en la misma línea. "Ahora está dentro del equipo y no exiliado en cierta forma. Se vienen más declaraciones. Bravo, en algún minuto, va a seguir hablando. El sintió ser excluido. Ahora tiene el canal para expresarse", diagnostica. Igualmente, cree que su afán no es agrandar el conflicto. "El tiene una estructura de consenso. Su tendencia es a democratizar. Busca el equilibrio. No es tan territorial. La suya fue una reflexión más emocional, de contención", explica.
Su colega Sebastián Leiva, también con experiencia en el balompié profesional, explica que en el fútbol hay liderazgos formales e informales. Bravo, sin jineta, pasa a situarse en la segunda categoría. "Los informales muchas veces tienen una influencia más determinante en las dinámicas de los equipos. La jineta asegura poder, no liderazgo. El liderazgo es el ejercicio de la jerarquía. Bravo, por haber sido el capitán en estos años, debe tener un peso específico que va más allá de que porte la jineta o no. Está asociado al ejercicio de su rol. Eso ocurre en todas las organizaciones. En un equipo. como en toda organización, se juegan los poderes. Bravo se ubica en esa posición en la que asume el liderazgo, a pesar de que no tiene la jineta. Un liderazgo informal que puede tener más influencia incluso. Se ubica desde ahí y se relaciona con el resto. Lo que hay que ver, con el paso del tiempo, es cómo lo asumen sus compañeros", detalla
En el mismo sentido, repara en el dinamismo de las relaciones interpersonales en el fútbol. "Hay una suposición que tenemos de base de que son estáticas y no es así. Es natural incluso que haya conflictos. El conflicto es una fase necesaria en el desarrollo de un equipo. El inconveniente no es que lo haya, sino cómo se resuelven", destaca.
Lo que no se atreve a valorar es si la determinación de Rueda de no devolverle la capitanía a Bravo responde a una estrategia para evitar la profundización del cisma entre los referentes. "No tengo claro cuál será la intención detrás de la decisión de no darle la jineta a Bravo. Me imagino que el cuerpo técnico está creando las condiciones para que la convivencia sea armónica, pero estoy hipotetizando, porque no tengo los elementos para afirmarlo", concluye.
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